De Edimburgo a Glasgow en bus
Último día en Escocia
Hoy el itinerario de visitas era reducido. Nuestro vuelo de vuelta salía a las 15.00 h. desde Glasgow así que poca cosa podíamos hacer. Una breve vuelta por Glasgow antes de coger el autobús hasta el aeropuerto.
Dejamos –sin mucha pena, la verdad– el decepcionante apartamento de AirBnB que habíamos alquilado en Edimburgo y nos fuimos andando hasta la estación de autobuses de Edimburgo, a solo 10 minutos de nuestro alojamiento.
Si tenéis que hacer el trayecto Edimburgo a Glasgow la opción del bus es mucho más barata que la del tren. Compramos el trayecto por la web megabus.com y el viaje nos salió por solo 3,25 £ por persona con la compañía CityLink. El viaje dura 1,20 h.
Llegamos puntuales a Buchanan Station , la estación de autobuses de Glasgow, y buscamos las consignas para poder dejar las maletas. No queríamos ir cargados durante la visita. Además, el bus al aeropuerto salía también desde Buchanan Station y era una buena opción dejar las maletas. No recuerdo, la verdad, lo que nos costó dejar las 2 piezas de equipaje que llevábamos (2 trolleys pequeños) pero no fue mucho. Merece la pena, en todo caso.
Pasadas las 11 salíamos ya de la estación y nos quedaba una buena caminata hasta nuestra primera visita: la catedral de Glasgow. Tras 20 minutos de pateo por zonas de oficinas y barrios bastante feos, nos plantamos frente a la catedral, cuya entrada es gratuita.
De Glasgow teníamos, para ser sinceros, algunos prejuicios. Ciudad más bien fea, sin demasiados atractivos, gris… aunque también habíamos leído que había una vida universitaria muy activa y numerosos eventos culturales (no en vano, Glasgow es la sede del festival de música celta más importante del mundo, el Celtic Connections, que se celebra entre enero y febrero). Aquí, además, presumen de vanguardia artística y cultural, ‘street art’ en cada esquina y renovación gastronómica.
Os dejo por aquí un tema de uno de los grupos escoceses más vanguadistas en la mezcla de música celta y electrónica. Lau se llaman y el tema es Hinba.
Los prejuicios sobre el atractivo turístico de la ciudad volaron con la primera visita. La catedral de Glasgow es una pasada, digna de cualquier ciudad europea de primer nivel.
Fachada de la catedral
Es una preciosa iglesia que te atrapa por su ambiente medieval. Más allá de obras arte, capillas, retablos o unas bonitas vidrieras, llama la atención su luz, que te traslada de época nada más cruzar la puerta. Y esa sensación de viaje en el tiempo cobra especial fuerza en su cripta, que alberga las reliquias de San Mungo, el patrón de la ciudad. Aquí no cuesta hacerse a la idea de lo que debía sentir un feligrés que visitara la catedral hace 500 años.
Interior de la catedral
Los fans de Outlander tienen en la cripta una visita imprescindible. En la serie, este lugar representaba el Hospital de París.
Cripta
Durante la visita leímos que la catedral de Glasgow es una de las pocas iglesias escocesas que sobrevivieron completas a la Reforma del s XVI, movimiento durante el que quedaron destruidos la mayoría de templos católicos escoceses.
Nos quedamos sin ver el cercano cementerio por falta de tiempo. He leído que merece la pena pero no pudimos comprobarlo.
Desde la catedral fuimos bajando hacia el centro de la ciudad y recorrimos sus lugares más conocidos de Glasgow: la torre Tolbooth Steeple, la zona de Merchant Square, la plaza de George Square, el Mackintosh building y la zona comercial de Buchanan Street. A la zona de la Universidad no nos acercamos, estaba lejos y no teníamos tiempo para más.
George Square
Y así acabo nuestro recorrido por Glasgow. Solo nos quedaba coger el autobús hasta el aeropuerto. El 500 Airport Express une Buchanan Bus Station con el aeropuerto (GLA) en solo 30 minutos. Salen desde el andén 46 de la estación cada 10 minutos. Eso sí, no es barato: 8,50 £ por persona.
Los vuelos de vuelta… pues ninguna incidencia. Hicimos la escala sin problemas en Heathrow y llegamos puntuales a Madrid.