Subiendo la Cuesta de Bailio fuimos a ver el Cristo de los faroles en la Plaza de los Capuchinos, la plaza es muy sencilla sin nada destacable más allá de la escultura del Cristo de los Faroles, nos habían aconsejado ir al atardecer para ver los faroles encendidos pero ya con ganas de descansar no esperamos, de todas formas el conjunto es muy bonito aún apagado.

Al día siguiente arrancamos por la Muralla y la Puerta de Almodovar, una de las puertas de la muralla de entrada a la ciudad antigua, que quedan en pie del período árabe de la ciudad. De fuera de la Muralla una acequia o fuente, no estoy segura, separa la ciudad de la muralla y una vez pasada la puerta se entra al casco antiguo.


Dentro del casco antiguo lo primero que fuimos a ver es la sinagoga, una construcción al mejor estilo árabe que conmueve en historia y belleza.

Caminamos por la judería de calles estrechas, casas encaladas y macetas con flores como en toda Córdoba, es un paseo que recomiendo, al menos a primera hora de la mañana pudimos caminar a nuestro aire con absoluta tranquilidad y descubrir cada rincón de esta parte de la ciudad que es hermosa.

Otro lugar imperdible dentro de las murallas son los Baños Califales, un conjunto arquitectónico, restaurado, que hoy funciona como museo, me resultó muy interesante su visita.
