Desde ahí fuimos a conocer la estación de tren Sao Bento de la cual nos habían recomendado los azulejos de su sala de entrada, realmente vale la pena, son preciosos, en cada pared una imagen diferente.


Nuestro próximo destino era la Librería Lello e Irmao, una librería centenaria, super bonita, con una escalera trabajada en madera en la cual se sube en dos pasos, primero se sube hasta un “balcón” desde el cual salen de cada costado sendas escaleras que llevan al primer piso. Lamentablemente la librería no se hizo famosa mundialmente por su historia, contenido o belleza, se hizo conocida porque dicen que la autora de Harry Potter, que vivió en Oporto unos años de su vida, se inspiró en este ligar para crear la librería ficticia del callejón Diagon. Sea como sea es preciosa, hay que sacar turno para entrar y cobran entrada que creo la descontaban si hacías una compra por un importe mayor. Pobres dueños si no hacen eso quebrarían, tienen constantemente la librería llena de gente que en su mayoría ni mira los libros, mucho menos compra uno.


La Librería está muy cerca de la Iglesia y Torre de los clérigos, se puede entrar y subir, según dicen desde ahí arriba se ven las mejores vistas de la ciudad, nosotras no subimos, no hay ascensor y ya no estamos para tanta escalera. Su exterior en pleno centro histórico se ve imponente.

Estoy siguiendo un itinerario que tengo grabado, no estoy segura si lo cumplimos a rajatabla pero si no fue así, tampoco debe haber sido muy diferente.
Terminamos las visitas del día en la Iglesia do Carmo y das Carmelitas, dos iglesias que están separadas sólo por una vivienda muuuyyy estrecha, hoy museo, pero que a simple vista parece sólo una. La Iglesia de las Carmelitas es la que tiene campanario y la Iglesia do Carmo (del Carmen) es la que tiene azulejos blancos y azules en uno de sus costados, un conjunto muy curioso.
