Amanezco muy feliz el 11 de diciembre en Nueva York, y es que hoy es nuestro 13 aniversario y tenemos un día por delante con el que soñé desde casa muchas veces. Sólo tengo un pequeño problema, me he despertado bastante acatarrada, ya ayer me encontraba muy cansada, pero me tomo un ibuprofeno para estar lo mejor posible porque tengo claro que voy a disfrutar del día al 100% sea como sea.
Salimos a la calle y empieza a nevar, con lo que ya no existe catarro que pueda refrenar mi euforia, ¿acaso se puede pedir algo más romántico que esto? Es posible, porque nos espera nuestra querida Martha’s Bakery para tomar un super desayuno con villancicos navideños.


Después de desayunar nos vamos a Central Park, y cuando salimos del metro vemos que ya ha parado de nevar, pero bueno, la magia no nos la quita nadie, hacemos una pequeña parada en Christmas Cottage, una tienda navideña en la séptima avenida ya que está al lado del metro, es muy bonita pero hay bastante gente ( o mas bien es pequeña y se llena con facilidad) así que seguimos caminando hacia Central Park.
Y nos llevamos otro sorpresón, y es que por poco que nevara, ha servido para regalarnos la estampa de ver el parque con nieve, al menos una poquita, y no puedo evitar emocionarme por ese regalo inesperado.


Como ya hemos visitado el parque entero la primera vez, hoy nos centramos en buscar algunos puntos chulos para hacer fotos, sobre todo al principio cuando aún quedaba nieve, y volver a las zonas que más nos gustan.




Después de un buen rato haciendo fotos en la primera parte del parque, seguimos adelante para ver otro árbol navideño, el del restaurante Tavern on the Green, aún está cerrado pero lo podemos ver por fuera, dicen que es precioso de noche.

Nuestra siguiente parada es la famosa Bethesda Terrace, punto cinéfilo donde los haya, pero está bastante deslucida ya que están haciendo obras…

Luego vemos el Bow Bridge, para mi uno de los puentes más bonitos del parque, y para haceros una foto en la que salga el edificio Dakota y el propio puente hay un pequeño camino antes de cruzarlo, os parecerá una tontería comentar esto pero todo el mundo se hace las fotos desde el puente y no tienen punto de comparación.

Después nos vamos hacia una de nuestras zonas favoritas de Central Park, y además de las más desconocidas, The Ramble, que ya recomendé en mi primer diario de Nueva York. Igual que la primera vez, volvemos a encontrar esta zona solitaria y tranquila, con la única compañía de las ardillas, que siempre resultan un entretenimiento garantizado jeje.






Terminamos el paseo en Strawberry Fields, el monumento en honor a John Lennon, y nos vamos a metro para ir a comer.

Decidimos ir al Tom’s Restaurant, famoso otra vez por Seinfeld, que ya visitamos la primera vez y nos encanta, y volvemos a pedir el mismo plato que entonces, un lumberjack, es decir, tostadas, huevos revueltos, bacon y tortitas. Igual que la otra vez, quedamos muy contentos con todo, nos costó con propina 33 dólares.


Caminamos un poquito por el Upper West Side ya que nos gusta ver también ese lado más tranquilo de Manhattan, y vemos unos cuantos puestos de abetos.


Después de ir paseando un rato cogemos el metro para ir al TOR. Me viene bien hasta el descanso en el metro porque con el catarro el cansancio me va haciendo mella más rápido de lo normal.
A pesar de tener hora, la verdad es que tardamos un rato largo en subir, ya que esta es la hora más concurrida para subir. He de reconocer que con el tema de la nieve, tenía un poco de miedo a que se quedara el cielo encapotado y no se viera muy bien el atardecer, pero la suerte sigue de nuestro lado y el cielo está con pocas nubes.


La verdad es que la vista al Empire State es espectacular, aunque la altura no impresiona tanto como desde este último…


Pasamos un buen rato de un piso y de un lado a otro viendo diferentes perspectivas, y esta vez sí que no tenemos la suerte de que nos saquen un fotón como el del Plaza…


El atardecer se acerca y es imposible hacerse un hueco para verlo, lo cierto es que la gente se pone en un sitio y de ahí ya no se mueve, nosotros preferimos ir cambiando pero luego no puedes estar en primera fila y hay que hacer muchos números para que las fotos queden bien, a mi personalmente me parece un poco egoísta ponerse durante una hora sin moverse cuando todo el mundo ha pagado por estar ahí pero cada cual hace lo que le parece…
Cuando empieza a atardecer ya alucinamos en colores, porque el cielo se pone precioso, no pensé tener esa suerte la verdad, y como guinda del pastel, ¡el Empire State se ilumina de azul! Ya en el primer viaje pudimos ver una iluminación especial y esta vez otra, a mi estas cosas me encantan así que estoy en una nube.




Cuando ya nos cuesta aguantar el frío entramos, y la verdad es que es difícil despedir este Skyline… Si me preguntáis si me gustó más el mirador del Empire o este no es una elección fácil, creo que impresiona más la altura del Empire y tiene una vista preciosa al Chrysler Building, pero creo por espacio para moverse por el mirador y la vista frontal al Empire me quedaría con el TOR, aunque recomiendo totalmente subir a los dos.

Después del TOR, volvemos a quedarnos un ratito junto al árbol y aprovechamos para ver también entero el espectáculo de la fachada de Sacks, los escaparates que este año están dedicados al Frozen y también la famosa fachada de Cartier.






Además entramos en la tienda de Fao Schwarz que ahora está dentro del propio edificio del Rockefeller, está muy bien, aunque está demasiado llena así que no nos entretenemos demasiado…
Después nos vamos hacia el mercadillo de Central Park, y aunque llegamos justos, los puestos aún están abiertos y además podemos tomarnos un chocolate calentito. Este mercadillo es bastante similar al de Union Square en precio y cae otro adorno de árbol para mis padres.

La idea era cenar en algún sitio especial por Manhattan, pero la verdad es que son las 20 y ya me está pasando mucha factura el catarro, así que decidimos irnos a Brooklyn y cenar algo por allí.
Justo a tiempo me acuerdo de que nos queda un árbol importante por ver, el del hotel Lotte New York Palace, menos mal porque estuvimos cerca y me olvidé, y la verdad es que me pareció precioso también, sobre todo al ser de noche y verse la catedral detrás.


Decidimos cenar pizza en un Two Boots ya que hay uno cerca del hotel. No puede decirse que sea una cena muy especial para un aniversario, pero lo cierto es que estaban muy ricas y además sin colas y barato, 20 dólares, así que después de haber vivido un día tan maravilloso no podemos quejarnos.

Nos vamos a la cama muy felices, aunque con pena de que mañana sea el último, el viaje ha sido muy corto pero lo hemos vivido intensamente…