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Raúl se levantó a las 4 y se fue a hacer cola al bus. Cuando llegó ya habían unas 70 personas delante de él, y eran las 4:10. El bus salía a las 5:30.
Yo me levanté a las 4:20 y desayuné. El desayuno era tremendo! Café normal, leche y nesquik!
Bajé a la cola del bus y entonces subió Raúl a desayunar. Me quedé con Jorge, un argentino que había conocido Raúl y que se unió a nosotros.
A las 5 abrieron la taquilla y compramos el billete de bus, 14usd por persona, y a las 5.30 ya empezaban a llenarse los buses, habían como 6. Éstos estaban bien organizados.
Cuando llegamos arriba había mucha más gente que abjao, pero nos dieron los números 70 y 71 para el Waynapicchu.
Nos unimos a un grupo de maños, enfermeros todos y cogimos juntos a una guía llamada Daniela que estuvo explicándonos poco mas de 1h40’ por 110 soles para 14 personas ( 8 soles por persona).
Todo lo que contó sobre MP era muy interesante, sobretodo lo de los solsticios, cuando los rayos entran por las ventanas estratégicamente.
A las 8 iniciamos el ascenso al Wayna. Es muy duro, pues todo son escalones y las piernas se cargan un montón. A las 9 hacíamos cima, muy contentos y orgullosos de nuestra hazaña. Desayunamos arriba pan con chocolate, y compartimos con los maños, que no llevaban casi nada porque les habían dicho que no se podía entrar comida, pero nosotros entramos de todo, para desayunar y comer.
Ellos se bajaron y nosotros nos quedamos un rato más disfrutando de las vistas y del momento.
Poco después empezamos nosotros a bajar. La bajada es difícil porque hay escalones muy estrechos y altos, pero fue bien. Una vez abajo subimos a la cabaña del guardian, desde donde se hace la foto típica del MP, que se ve la cara del inca.
Estuvimos bastante rato allí haciendo fotos y luego bajamos a comer nuestros bocatas de mortadela con queso mas una coca cola por la que nos clavaron 13 soles! Que chorizos! Y el lavabo 1 sol cada vez que vas! Aunque tengas mal la barriga.
A las 14.30 volvíamos a entrar al MP, una vez habíamos comido y descansado. Paseamos otra vez y volvimos a admirar esta ciudadela inka. A las 16 decidimos volver a AC porque en la montaña hacía mucho aire y tronaba, el cielo estaba negro y a lo mejor se ponía a llover. Así que antes de las 17 ya estábamos en el pueblo.
Paseamos un poco para hacer un par de fotos y nos acercamos a las termas, pero yo estaba tan cansada que ni me apetecía ir.
Nos tomamos unas cusqueñas con unos nachos y después fuimos a cenar.
A las 20.15 ya estábamos en la cama, reventados.
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