El día amaneció despejado y pude fotografiar Pico con la luz del amanecer.

El segundo día en São Jorge nos tocaba hacernos el 2º test PCR correspondiente al 6º día. Habíamos concertado con el servicio de salud el lugar y la hora. Un poco faena que nos tocara en São Jorge, la isla donde pasábamos menos tiempo, pero las circunstancias obligaban.
Empezamos el recorrido del día un poco tarde, porque no nos citaron hasta las 10 de la mañana, pero aun así el día nos cundió mucho. Antes de la PCR fuimos a ver la Fajá das Almas, que nos caía de paso hacia Calheta, y paramos en un mirador en la carretera principal. El día seguía muy despejado.


Una vez libres de nuestras obligaciones sanitarias pusimos rumbo hacia el Pico da Esperança, la parte más alta de la isla. Es frecuente que está cubierta por las nubes, así que había que aprovechar. Y realmente merece mucho la pena, el paisaje es increíble en toda la pista que recorre el altiplano de la isla.



Pero lo mejor, sin duda, es subir al Pico da Esperança. Dejamos el coche aparcado junto al camino y subimos andando, no es mucho. Arriba hay dos lagunas y unas vistas espectaculares. Se ven las otras cuatro islas del grupo central (Pico, Faial, Terceira y Graciosa), y la propia isla de São Jorge casi en su totalidad. Además de multitud de pequeños cráteres y lagunitas diseminados por esta parte central. Una maravilla.

La segunda parte del día la dedicamos a visitar la Fajã dos Cumes y la Fajã de la Caldeira do Santo Cristo, ambas con lagunas en su interior. A esta última solo se puede llegar a pie, por un sendero (PR01 SJO) que la une con la Serra do Topo, por un lado, y con la Fajã dos Cumes, por el otro. Para hacer el sendero completo hay que empezar por la Serra do Topo y utilizar los servicios de un taxi para regresar al punto inicial. Nosotros hicimos solo el tramo entre las dos fajãs, que es el más llano, ida y vuelta, ya que no teníamos tiempo para hacerlo entero.
Antes de todo eso paramos en el miradouro da Fajã dos Cumes, con perspectiva de ambas fajãs y los acantilados.

Después fuimos a una playa a tomarnos el bocata y empezamos el sendero. Es muy bonito, aunque eran un poco molestos los quad-taxi que pasaban a cada poco. Cuando llegamos nos sentamos un rato a orillas de la laguna a descansar y emprendimos el regreso.




Por último fuimos a darnos un baño a la piscina natural de Fajã Grande, una de las más grandes donde nos bañamos y donde más variedad de fauna marina vimos.

Esa noche cenamos en el apartamento, había sido un día muy intenso. Tocaba recoger para cambiar de isla. São Jorge merecía más tiempo, quedaron muchas cosas por ver y disfrutar.
Al día siguiente, antes de ir a entregar el coche al puerto, visitamos el miradouro da Ribeira do Almeida con vista a Velas, el arco natural de Velas y la propia ciudad, que tiene un centro histórico precioso.


