Esta fue la primera salida que hicimos después del confinamiento general por el estado de alarma de la primera ola de la pandemia, una vez que en Madrid pudimos salir de cada término municipal y visitar otros de la comunidad autónoma. Teníamos tantas ganas… Sin embargo, después de tantos días sin hacer senderismo como tal, necesitábamos acostumbrar las piernas a distancias largas, pero sin forzar demasiado con desniveles o esfuerzos excesivos, dada la escasa actividad física de las semanas previas. De modo que nos pareció interesante esta ruta, que teníamos ganas de hacer, por otra parte.
Tampoco es que sea un itinerario muy corto, ya que suma en total 14 kilómetros, pero resulta muy fácil y cómodo, completamente llano y en un entorno bonito y agradecido, lo que lo convertía en la opción perfecta para lo que queríamos hacer entonces. El único problema podría ser la acumulación de gente, pues es una zona muy concurrida en Madrid los festivos y fines de semana, sobre todo si hace buen tiempo. Así que acudimos en un día laborable y todo salió perfecto. En cualquier caso, siempre habrá mucha más gente en las orillas que haciendo la propia ruta.
SITUACIÓN EN EL MAPA PENINSULAR Y EN EL DE LA COMUNIDAD DE MADRID.
Para llegar desde Madrid, hay varias opciones, dependiendo de la zona desde la que se salga y también del estado del tráfico. Lo más habitual es tomar la A-5 (autovía de Extremadura) hasta la salida hacia la Ciudad de la Imagen (Carretera de Boadilla) y seguir por M-511 hasta la M-501 (Carretera de los Pantanos), que nos llevará directamente hasta el aparcamiento de Picadas, que se encuentra a la izquierda, una vez pasado el puente que se encuentra frente a la Presa del Pantano de San Juan. En ese punto hay un área recreativa, conocida como “La Depuradora”. En el momento en que fuimos, estaba prohibido utilizar las mesas y los bancos de madera por las restricciones de la pandemia. En días de mucha afluencia de gente puede resultar complicado aparcar. Nosotros no tuvimos ningún problema porque, como he mencionado, era día laborable. Por cierto, cuidado al entrar al área recreativa, pues el acceso es algo complicadillo, está prohibido el giro a la izquierda y habrá que ir hasta la siguiente rotonda para hacer el cambio de sentido. Son apenas 800 metros. La entrada está señalizada con un indicador.
Itinerario desde Madrid al inicio de la ruta según Google Maps.
DATOS DE LA RUTA.
Longitud: 14 kilómetros en total. Ida y vuelta por el mismo camino, desde el Área Recreativa de la Depuradora, en el río Alberche, hasta la presa del embalse de Picadas.
Duración: tres horas y media, aproximadamente.
Grado de dificultad: fácil, pues se camina casi todo el trayecto por una pista ancha y sin apenas desnivel. También se puede hacer en bicicleta. He sabido que hay posibilidad de realizar el primer tramo de la ruta por un sendero, que parte desde la otra orilla del río, saliendo del área recreativa de la Veguilla. Sin embargo, no lo conozco de primera mano, así que me limito a mencionarlo.
A tener en cuenta: casi no hay sombras (atención en verano) y en algunos puntos hay avisos por posibilidad de desprendimientos.
Así se ve la ruta a pie en Google Maps.
NUESTRA RUTA.
El día era estupendo y nuestras ganas de caminar a nuestras anchas, al fin, inmensas. No recuerdo bien si el inicio de la caminata tenía señalización, en cualquier caso no hay pérdida, pues la pista es evidente y, en cualquier caso, solo hay que seguirla, dejando al principio el río la izquierda.
Al fondo, cruzando la carretera, se encuentra la presa del Pantano de San Juan.
Durante todo el recorrido nos acompañarán los pinos piñoneros que cubren las pedregosas laderas y las aguas contenidas del río Alberche.
El río Alberche es un afluente del Tajo, tiene 177 kilómetros de recorrido desde su nacimiento en la vertiente sur de la Sierra de Villafranca (Ávila) hasta su desembocadura a la altura de Talavera de la Reina (Toledo). Sus aguas se encuentran retenidas en embalses de tres comunidades autónomas: Burguillo y Charco del Cura (Castilla-León, provincia de Ávila); San Juan y Picadas (Madrid) y Cazalegas (Castilla-La Mancha, provincia de Toledo). Sus dos principales afluentes son el Cofio y el Perales.
Lo curioso de esta ruta es que transcurre por el trazado de lo que tenían que ser las vías de un ferrocarril que comunicaría Madrid con Almorox y Arenas de San Pedro para, supuestamente, dirigirse después a Extremadura. Sin embargo, las obras se abandonaron y los raíles ni siquiera llegaron a colocarse, excepto un pequeño tramo de doscientos metros, que se utilizó para hacer un simulacro de inauguración con una locomotora que se llevó al lugar expresamente para ese acto.
Se conserva, eso sí, un túnel por el que debía pasar el tren y que ahora sirve para que los excursionistas se animen a atravesarlo y tomen una curiosa foto a la entrada o a la salida. Si alguien padece claustrofobia, se puede evitar el paso por el interior caminando por la pista que va en paralelo
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Cruzamos el río por un puente y seguimos camino, llegamos al túnel que ya he mencionado y pasamos al cabo de un rato por una pequeña área recreativa. En un punto determinado, la pista se estrechó bastante y durante unos centenares de metros iba bastante pegada a las rocas. Vimos varios carteles que advertían de ir con precaución por la posibilidad de que se produjesen desprendimientos.
Un rato después divisamos a lo lejos la presa y, finalmente, llegamos a la subestación eléctrica del trasvase. No vimos ninguna prohibición, así que continuamos hasta la presa, que nos ofreció unas bonitas vistas tanto hacia el embalse como hacia el río Alberche.
El embalse de Picadas fue construido en 1952, ocupa una superficie de 92 ha y tiene una capacidad de 15 hm3. Se encuentra en el paraje del mismo nombre, muy cerca de Aldea del Fresno, a cuyo término municipal pertenece.
Ahí se acabó el tramo de ida. Así que buscamos un sitio para tomar nuestros bocadillos a la sombra, entre los pinos piñoneros y, después, deshicimos el camino andado para regresar al coche. A estas alturas, aunque muy cómoda, el retorno se me hizo un poco monótono precisamente por su propia facilidad y porque el paisaje aunque es bonito, como es lo mismo de ida que de vuelta, termina por convertirse en un poco repetitivo.
En resumen, un recorrido interesante para quienes deseen simplemente dar un paseo cómodo y fácil en un bonito entorno y muy cerca de Madrid capital y su área metropolitana, preferiblemente evitando los fines de semana y el verano. Si la longitud resulta excesiva, siempre es posible hacer un tramo y darse la vuelta en cualquier momento.