Nos levantamos como de costumbre a las 8.
El día parece algo nublado y bastante ventoso, lo cual nos preocupa algo ya que hoy visitaremos el cabo más meridional de la isla, y en esos lugares tan extremos suele soplar con fuerza...
Pero al menos tenemos la esperanza de que, si hace tanto viento, al menos no nos mojemos.
Nos preparamos con ropa de abrigo y bajamos a por el desayuno.
A causa del covid este B&B ha decidido que elimina los desayunos en comedor y, a cambio, te lo facilita para llevar o comer en la habitación.
Algo decepcionados vemos lo que contiene la bolsa del desayuno: unos yogures, un par de piezas de fruta y unos minibocadillos, que esperamos sean al menos contundentes... Como vamos a ver sitios escénicos decidimos comernos los yogures, que puede ser peligroso llevarlos en la maleta aplastados, y guardar los bocadillitos para luego.
Cargamos las motos y en el trasiego de arriba a bajo pasando entre ambas... ¡clock! golpe al retrovisor.
No el doy mucha importancia y seguimos colocando todo. Total, luego me lo recoloco en un momento...
Nos subimos y salimos dirección al punto más al sur de Irlanda!
En eso que miro hacia atrás y me acuerdo del retrovisor.
Mierda! Esta suelto del brazo! No puede ser verdad!
Suerte que llevamos un par de llaves para reapretarlo, pero entre las prisas, tuerca y contratuerca, para que maldito lado era!? la gente mirando... Hemos ido a parar en la zona más concurrida del pueblo o qué?!
Por fin nos calmamos, recolocamos el espejo y podemos seguir.
Suerte que llevamos las herramientas necesarias... lo que nunca te pasa en casa puede arruinarte el día estando fuera.
Y es que eres consciente de la buena asistencia en carretera que tienes en España hasta que te ocurre algo en el extranjero. Y pese que Irlanda es un país civilizado que tiene de todo, días más tarde descubriríamos lo complicado que puede ser hacerse con un par de tornillos...
Retomamos la costa con un tiempo algo desapacible y las nubes bajas obligan a Rafa a enfundarse el traje de agua.
No llueve en exceso, pero con el frio que hace, mojarse puede significar pasar un mal día.
Y por fin llegamos al primer punto del día, el Mizen Head! Uno de esos puntos importantes en la Wild Atlantic Way!
¿Estará lleno de ciclistas y motoristas inmortalizando el momento de su llegada? Nada más lejos de la realidad...
No sabemos si sería por las tempranas horas o el tiempo, que no acompañaba, lo cierto es que allí no encontramos ningún vehículo de dos ruedas.
La estación de señales de Mizen Head, sita en este lugar desde 1910, incluye a día de hoy el Centro de Visitantes Mizen Vision, que ocupa la antigua casa del guardián y la sala de máquinas, el famoso Puente colgante, los 99 escalones y unas magníficas vistas de las costas sur y oeste, que resisten el envite de las salvajes olas del Atlántico.
Sin embargo, debido al viento, el puente se encuentra cerrado. Así que nos limitamos a entrar en el centro y buscar alguna pegatina para reflejar este punto en nuestras maletas. Pero tampoco...
Irlanda no es un país que viva del turismo, y mucho menos del turismo de motos, y es por ello que no encontraremos típicos carteles que señalizan los puertos de montaña o puntos estratégicos con su altitud para hacerse una foto, ni obviamente pegatinas de la WAW o de cualquier ruta panorámica.
Y es que, pronto descubriréis que la Wild Atlantic Way (WAW), aunque ampliamente conocida entre ellos, es apenas transitada, incluso por la gente local. Así que, cuando comentas que la estás recorriendo, te miran con cierta admiración y orgullo.
Como el tiempo no da tregua, al menos de momento, decidimos continuar hasta nuestro siguiente destino por si hay más suerte.
En esta ocasión, una estrecha carreterilla con impresionantes vistas de la costa nos conduce hasta el Sheep's Head.
Con aproximadamente 21km de longitud y apenas 4km en su punto más ancho, esta cresta ondulada que sobresale del Atlántico desde el oeste del condado de Cork es un hermoso lugar para explorar.
Con paisajes salvajes, lagos pintorescos y fantásticas vistas de la costa, la península de Sheep's Head es uno de los tesoros de Irlanda. Y, a pesar de ello, ha logrado eludir el ajetreo y el bullicio de la vida moderna, siendo uno de los lugares menos visitados del país.
El sol asoma tímidamente, y aprovechamos unas mesas de picnic para tomarnos lo que queda del desayuno.
En el cabo hay una pequeña cafetería donde tomar un café caliente, y unos aseos públicos.
Y se obtienen unas vistas increíbles del Mizen Head que hemos abandonado y la escarpada costa irlandesa que nos conduce hacia el norte.
Sin duda, merece mucho la pena una visita!
El faro solo es accesible mediante una caminata a pie de unos 4km (circular), para aquellos que quieran animarse.
Tras comer algo, nos dirigiremos a la Península de Beara, la cual resultará ser una grata sorpresa!
Posiblemente el punto que más nos gustó de toda la isla de Irlanda!!! 100% recomendable!
Solitaria, llena de naturaleza salvaje que lo invade todo, el atlántico golpeando con furia todo su perfil y elevadas montañas y cascadas ocultas en su interior esperando ser descubiertas.
Todo esto y mucho más es la desconocida Península de Beara!
Tras atravesar una serie de túneles esculpidos en piedra, salimos a una carretera ancha, bien pavimentada, que traza amplias curvas adentrándose en un extenso verde valle... Una carretera con mucho carácter motorista que te invita a curvear alegremente.
Pero pronto, y tras abandonar esta amplia carretera, nos adentramos sin darnos cuenta en plena naturaleza.
Una carreterilla, que nada tiene que ver con la anterior, nos conduce entre matorrales y césped hacia lo alto de una colina.
Esta carreterilla, por llamarla de alguna manera, parece olvidada por el hombre, e incluso sería difícil transitarla con otro vehículo que no fuera una moto, capaz de circular por uno de los pequeños surcos que ha quedado libre de naturaleza.
Y, sin previo aviso, nos asoma hacia un pequeño valle surgido de entre las montañas, abierto quizá por un riachuelo que discurre tímidamente ente tanto verde. Una pasada! Nos quedamos sin palabras ante lo que acaba de pasar. Cómo hemos llegado hasta allí?? La gente conoce este lugar? Imposible! Porque de ser así no podríamos ser testigos de la magia que allí se respira.
Impresionados con el paisaje continuamos hacia lo que creíamos sería el plato fuerte, el Parque Nacional de Gleninchaquin. Sin embargo, tras lo que acabábamos de ver, sería muy difícil impresionarnos.
El parque nacional de Gleninchaquin descansa en un valle, largo y estrecho, que se se formó hace 70.000 años gracias a la glaciación, y desde entonces ha cambiado mucho.
De una de las paredes surge un espectacular cascada que a su vez alimenta a una sucesión de lagos que se encuentran en el fondo del valle.
El parque en sí no es privado, pero sí el parking de acceso, así que si queréis adentraros hasta la cascada deberéis pagar una entrada.
O simplemente conformaros, como nosotros, con las vistas que se obtienen desde la carretera de acceso que os llevará hasta casi hasta el final a través de lagos glaciares.
Por último, cruzaremos la península por el interior haciendo uso del puerto de montaña conocido como el Healy Pass.
Esta carretera serpenteante discurre durante 12km entre dos de las cumbres más altas de la cordillera de Caha y nos eleva 334m sobre el nivel del mar.
Construida en 1847, durante los años de hambruna para prevenir la inanición en aquellas zonas más incomunicadas, lleva el nombre de Time Michael Healy, un político de Cork que se convirtió en el primer gobernador general del Estado Libre de Irlanda. Después de su retiro, Healy pidió que el camino de herradura que serpentea a través del paso fuera actualizado y mejorado.
Una vez llegamos al punto más alto y contemplamos la retorcida carretera que serpentea bajo nuestros ojos, nos preguntamos cómo es posible que esta maravilla no sea más popular entre turistas.
Pero tal vez éste es precisamente el encanto de toda la península.
Mientras que los anillos de Dingle y Kerry reciben cientos de turistas, la bella península de Beara pasa inadvertida y solo disponible para unos cuantos aventureros privilegiados.
Retomamos la costa y nos dirigimos a nuestro destino de hoy, Castletownbere.
Al borde de la bahía Bantry, este es el principal puerto de pescado blanco de Irlanda, donde las recompensas de los arrastreros se llevan a las mesas de los restaurantes de toda Europa continental.
Los pubs de Cork son conocidos por su encanto relajado y sus amables habitantes a quienes les encanta contar una historia, pero Castletownbere está en otro nivel. El bar de McCarthy, en el centro de la ciudad, ha aparecido en la portada de un libro de viajes superventas sobre cómo nunca debes pasar por un pub con tu nombre, y Aidan McCarthy, quien lo abrió, hizo que se hiciera una película sobre su vida aventurera (por ejemplo, recibió la espada de la rendición de los japoneses en Hiroshima, y eso es solo para empezar).
Lamentablemente el covid ha hecho estragos también aquí. Y nos resulta prácticamente imposible encontrar un sitio donde cenar sin reserva, aun siendo las 7 de la tarde, en un pueblo donde a las 8 ya no sirven a nadie...
Tras muchas negativas, y casi avocados al fracaso de cenar de supermercado, damos con un pequeño local español de tapas que parece el único en apiadarse de nosotros.
Así que aquí estamos, en el culo del mundo, tomando unas bravas
En fin... quien iba a decir que las cenas serían la mayor de nuestras pesadillas durante todo el viaje...
En este mismo instante aprenderíamos la importancia de reservar durante la mañana el sitio donde pretendíamos cenar durante la noche.
Aquí os dejo el link de este recorrido tan especial:
es.wikiloc.com/ ...9-84095615
Y el video que muestra parte de esta etapa!
youtu.be/wiQcLW6t4jY