Sobre las 18:45 abandonamos el Empire State Building.
Teníamos que ir a cenar en algún sitio, entre paseo en bicicleta y patinar, no habíamos parado a comer, tan solo habíamos comido un poco de fruta, que compramos en una parada callejera.

Propuse ir a cenar al Ellen's Stardust Dinner.
Les expliqué lo que hacían durante la cena y el plan les gustó mucho.
Pero al llegar allí, sobre las 19:15 o así, había una cola de unas 30 personas, que doblaban la esquina, ya que el restaurante está justo en una esquina.

Nos pusimos los últimos de la fila, desde fuera, podíamos ver por la ventana un poco lo que había dentro y el espectáculo que hacían.
Al cabo de 5 minutos de esperar, las niñas empezaron a querer irse, estaban cansadas y no estaban por la labor de hacer cola, así hablando con mi mujer, sintiéndolo mucho decidimos que nos marcharíamos, a otro sitio donde podernos sentar y que no tuviéramos que esperar, las piernas a esa hora ya no daban mas de si.
En eso que a punto de dar el primer paso para marcharnos, se acerca un chico alto, fornido (era el portero del restaurante) pidiéndome el certificado de vacunación, estuve a punto de decirle que no hacía falta, que nos marchábamos, pero por no hacerle el feo, le enseño los certificados mío y el de mi mujer, el de las niñas dijo que no hacía falta.

El chico nos puso un sello con tinta en la mano, nos hace señas que p'alante, Let's go, Come On, fuimos detrás de el, saltándonos toda la cola




Como comenté, casi nos marchamos, pero se ve que algo, no sabemos el que, quería que fuéramos a cenar a aquel sitio.
No sabemos, si los niños tienen prioridad, que nuestra mesa era de 4 personas y en la cola, eran grupos mayores o tan solo parejas , que no hubieran podido aprovechar aquella mesa, la cuestión que nosotros pudimos cenar, ya no podíamos mas de hambre y de estar de pie, por lo que agradecemos mucho a aquel señor que nos dejó pasar.



Nos tocó el piso de arriba y como en segunda fila por decir algo, tal vez por eso pudimos pasar antes que otros.
De tanto en tanto, los camareros/as que cantan y bailan, pasaban por nuestra zona, también con un poco de dificultad veíamos la zona central, donde se suben encima de una especie de pasarela-escenario, bailan, cantan etc...
Bueno, en definitiva, no era el mejor sitio, pero si que pudimos ver bailar, cantar, aplaudir y cenar, que era el objetivo de esta visita.

Aunque los platos son mas caros, que en algunas hamburgueserías que habíamos ido, tomamos como no, agua del grifo


Con propina incluida del 20% que ellos mismos se pusieron, nos salió la cena por unos 72 dólares.
Con el espectáculo que hacen y lo bien que lo pasamos, repetiría sin dudarlo.