En esta etapa teníamos previsto visitar también Amsterdam. Así que tras desayunar en el hotel, cogimos el metro y el tranvía y nos dirigimos a la torre Mun y al pintoresco mercado de las flores.
En el mercado de las flores pudimos ver como se vendían todo tipo de flores, semillas y artículos de jardinería. Aunque para nosotros el producto estrella son los bulbos de tulipán, que nos trajimos de vuelta a España.
Tras un buen rato de tiendas en el mercado, fuimos a buscar la Oude Lutherse Kerk una iglesia luterana que vimos por fuera y el Begijnhof. No sabemos que hicimos pero no fuimos capaces de encontrar la entrada al Begijnhof, y nos cansamos de mala manera sin visitar el monumento.

Dimos una vuelta por una calle comercial la Kalverstraat y agotados decidimos hacer una parada en unos bancos en el Oude Turfmarkt.
Ya era casi hora de comer, así que tras descansar callejeamos un poco y paramos en un bar al lado del canal muy bonito por dentro, aunque nos sentamos en la terraza. Se llamaba “Café T Gasthuys”. Muy bien de precio y unos sandwiches espectaculares.
Después de comer nos fuimos a dar una vuelta y subimos hasta el barrio rojo por el Oudezijds Voorburgwal un canal muy bonito y animado.
Giramos a la izquierda para ver la plaza Dam, el palacio real o Koninklijk palace por fuera y la Niewe kerk.


La plaza Dam es un punto central de la ciudad de Amsterdam y uno de los principales puntos de encuentro más frecuentados por lugareños y turistas
Todo lo vimos en su exterior porque estaba muy lleno de gente y no teníamos previsto visitar estos monumentos por dentro.
Desde allí seguimos por Damstraat, en busca de Hash Marihuana, aunque no entramos como es evidente con una nena. Era viernes, así que el barrio estaba lleno de despedidas de solteros/as y un ambiente muy festivo.
Sin buscarlo acabamos pasando por una calle en la que había los típicos escaparates con las señoritas ligeras de ropa.
Nos llamó mucho la atención porque en principio parecían maniquíes y en un momento dado una de ellas se movió dándonos un susto y huimos rápidamente.

Desde ahí llegamos a Niewmarkt, donde hicimos una parada para comernos un helado.
La plaza estaba muy sucia con botellas, cartones, papeles por el suelo y prácticamente no había un lugar limpio donde sentarse.
Pretendíamos acabar el recorrido en la estación central, y allí coger el metro de vuelta al hotel.
Pero la nena estaba muy cansada, así que vimos que desde Niewmarkt había metro directo al hotel y dimos por finalizada la etapa.