Nos levantamos y después de desayunar salimos a la playa. En frente del hotel, como os dije, se está bastante bien; pero nosotros preferimos ir a la esquina, pues se está mejor todavía.
Otra vez nos sentamos en las mismas tumbonas frente al Coco Bar, pero hoy el chico del hotel New Moon nos dice que no son tumbonas de nuestro hotel y que tenemos que levantarnos. Finalmente conseguimos que nos deje quedarnos hasta las dos o tres de la tarde, hora en la que nos retiraremos al hotel.


Os pongo foto de las tumbonas del New Moon.

Desde ese extremo mismo hasta el puerto, como os comentaba, el snorkel es muy chulo. Este día sí me metí y he disfrutado un montón. Había muy buena visibilidad, nada de corrientes y un montón de vida marina. Casualmente, cuando llegábamos al puerto los pescadores tiraban restos de peces al agua y nos acercamos hasta allí (sabréis donde digo porque por la tarde hay un montón de gente desde el puerto mirando al agua, ya que se llena de peces, tortugas, tiburones...). Menudo festín se estaban pegando los tiburones nodriza, punta blanca, negra, tortugas, peces, rayas de un tamaño descomunal... era flipante ver aquello, a mi hasta me impactó.




Lo que tiraban eran los restos de los peces vela que pescaban. Había un par de cabezas con la espada y la cola; además de muchas espadas y esqueletos de otros días. Debe ser época de pescar el Pez Vela y nosotros eso no nos lo podíamos perder...¡lo averiguaremos!

Sobre las dos y media de la tarde y aprovechando que se puse a llover, marchamos y comimos en el hotel tranquilamente lo que nos sobró del desayuno (el desayuno maldivo es contundente, por lo que nosotros guardábamos lo que nos sobraba en un táper pequeño, que llevamos desde casa, en la nevera y luego lo comíamos) con unos zumos y unas patatas que compramos en el súper.

Nos fuimos a la excusión que resulto salir mal en cuanto a pesca, porque la puesta de sol fue preciosa. Solo pescamos tres peces pequeños (dos pargos rojos y un pez ballesta tigre) así que sobre las ocho de la noche ya estábamos cenando en el restaurante.

En esta misma excursión, al chico del hotel cuando nos acompañó al puerto, le preguntamos sobre el pez vela. Teníamos curiosidad y nos dijo que era ahora la temporada de su pesca y que cada día salían algunos barcos y volvían con capturas; así que le dijimos que nos gustaría ir, que por favor, nos ayudase con eso. Finalmente, nos gestionó, por 50 euros cada uno, ir con un pescador el día siguiente no, el otro.



