Este día nos levantamos un poco antes, pero no mucho antes. Aquí el ritmo es distinto, ritmo maldivo...
Desayunamos y cogimos las bicis para ir al súper a comprar zumos y dos cafés fríos que nos costaron 49 Rufiyaas y de ahí directos a "nuestra playa secreta". Pasamos aquí casi toda la mañana, relajándonos y haciendo snorkel. Aquí no había nada de corrientes ni olas, el mar está súper calmado y se puedo hacer snorkel divinamente...

Vimos un montón de peces diferentes como los unicornio, que me flipan, los payaso, trompetas, diferentes tipos de ballesta, loros, orientales, besugos, jureles, león, mariposas de diferentes tipos, bandera; además de tortugas, obispos, morenas y ni más ni menos que nuestro primer Napoleón.



Por si esto fuera poco, vimos un grupo de mantas que estuvo nadando un buen rato con nosotros. Lloré de emoción, no me lo podía creer...eran mantas, de las que yo quería ver y pensé que sería misión imposible. Fue un momento precioso, tan mágico como difícil de explicaros. Maldivas, y Thoddoo en particular, nos estaba dejando con la boca abierta.
*Del pez Napoleón no tenemos fotos buenas y de las mantas solo tengo vídeos, si lo queréis ver os lo mando por privado.
Después de semejante mañanita nos fuimos a la Bikini Beach del columpio. Tenía mucha corriente, pero era mejor opción que la otra bikini ya que está muy abierta y tiene oleaje. Nos comimos la fruta que compramos el día anterior y lo del súper. Snorkel aquí nada de nada, las corrientes no te permiten hacerlo...nos dimos bañito relax que eso sí se podía y el agua era tan limpia y turquesa que daba gusto.

Luego dimos la vuelta completa en bici a la isla. Vimos muchos frutales y accesos a playas muy chulas. Acabamos en la otra bikini para la respectiva compra diaria en el puesto de la fruta.

Ya llegaba el final del día, así que ya en el hotel nos dimos una ducha y fuimos a cenar fideos fritos con atún, filete de atún, ensalada y zumo de sandía con papaya y sandía de postre.
