

Se presenta una mañana bien distinta a la del día anterior. Lluvia y algo de viento presagia un día complicado, ya que además este es el día que más kilómetros vamos a recorrer en coche. La idea a primera hora de la mañana era la de visitar la playa de Stokness y su falso poblado vikingo. Digo falso porque son en realidad decorados de una película. Pero tal como estaba el día no íbamos a ver el paraje en condiciones y nos íbamos a pillar una desilusión. Así que descartamos su visita y cogemos carretera para recorrer de nuevo los mismos lugares que visitamos el día anterior. Pasamos por Jokullsarlon, Fjallarsarlon, Skaftafell e hicimos una parada técnica en los restos de lo que queda del puente que anteriormente había en la llanura aluvial, tras la erupción subglacial que hubo en 1996, y que provoco un deshielo debajo del glacial, lo que llaman un jökulhlaup, una especie de tsunami de agua de deshielo bajo el glaciar formando una especie de lago, que al final sucumbió y se precipitó hacia el mar de una forma arrolladora y destruyendo todo a su paso.

Nuestra siguiente parada breve fue la montaña de Logmanupur, otra montaña mágica junto a la carretera, mencionada en la obra literaria islandesa de La saga de Njal. Continuamos camino y de nuevo volvimos a ver la cascada Foss a Sidu y algo más adelante, la aldea de Kirkjubæjarklaustur.

Aquí paramos a visitar Kirkjugolf, un suelo de formaciones basálticas para una habitación de unos 30 m², diría yo. Una visita breve pero muy curiosa, luchando eso sí contra las fuerzas de la naturaleza, del viento sobre todo.


A continuación nos asomamos a visitar la cascada de Stjornarfoss, resguardada del viento y ya sin lluvia. Ya he comentado que todas las cascadas tienen una peculiaridad que las hace única. En este caso, su forma de cola de caballo la hace especial. Eso, y el hecho de que estuviéramos absolutamente solos en este rincón.


Continuamos camino durante 10 km más y nos dirigimos al plato fuerte del día: el cañón de Fjaðrárgljúfur. Un cañón de poco más de 2 kilómetros con sus paredes recubiertas de un verde intenso, y que se creó por la erosión de las aguas de un rio que desciende de los glaciares. La visita al cañón se realiza desde arriba a través de un sendero que atraviesa de norte a sur el cañón en su lado izquierdo conforme desciendes. Hay unos cuantos miradores metálicos que te proporcionan visualizar más en el interior del cañón y observar todo su esplendor. Anteriormente no había estos miradores y existe un sendero más pequeño y primitivo donde se accedían a miradores naturales, que hoy en día están prohibidos acceder por el peligro de caída. Ante todo la seguridad, pero he de reconocer que esos miradores, en donde están permitirían admirar aún más la belleza del lugar.




Después de recorrer todo el sendero del cañón, cogimos de nuevo nuestro vehículo de transporte para seguir a nuestro siguiente destino: el campo de lava de Eldharaun. Ya a la ida habíamos pasado por él pero no habíamos hecho la parada técnica pertinente para recorrer un pequeño sendero que se ha acondicionado para verlo. Y es que pisar el campo de lava cubierto de un denso musgo está prohibido, porque todo lo que se ve está creado a base de un proceso de muchísimos añós, que en cuanto pisas se va al traste. Lo comprobaréis en las fotos cuando veáis el sendero por donde pasa la gente.



Siguiente parada: Laufskalavarda. Es una cresta de lava justo al lado de la carretera donde tradicionalmente los viajeros dejaban pequeños montones de piedra para la buena suerte. La cantidad de mojones creció hasta formar un amplio territorio de mojones alrededor de la montaña. La verdad, no fue un lugar que especialmente me interesó.

Continuamos camino y llegamos de nuevo a Vik. Volvimos a comprar comida y de nuevo carretera y manta hasta nuestro próximo alojamiento, muy cerca de Landeyjahöfn, lugar de recogida del ferry que nos llevará a las islas Vestman al día siguiente. Llegamos muy temprano al lugar, pero erá nuestra intención. Era la final de Eurovisión. No somos muy devotos de Eurovisión… bueno algunos si. Pero el estar fuera de España hacía que todos nos sintiéramos eurofans….jajajaja. Y con Chanel más. Pero cual fue nuestra sorpresa que no había ni wifi ni televisión. Menudo cabreo pillamos. Llamamos al dueño, hicimos que llegará hasta allí un sabado de fuerte viento y lluvia. Y vete tu a saber donde vivía, porque allí estábamos solos en medio de la nada. Nos dio acceso al wifi personal suyo y lo de la televisión… nada. No hubo manera de solucionarlo. Pero bueno, al mal tiempo buena cara, todos cogimos nuestros móviles, y a disfrutar de Chanel y su Slomo con unas frías cervezas, un buen picoteo y muchas ganas de reir.

