Cuando en Asunción, hablando con la gente les comentábamos que a continuación íbamos a ir al Chaco, se nos quedaban mirando con cara de incredulidad para seguidamente preguntarnos ¿Pero que van a hacer ahí?
Bueno, pues en realidad vamos al Chaco a ver un par de cosas que nos parecen lo suficientemente interesantes como para acercamos ahí.
El Chaco Paraguayo es una región geográfica ubicada en el occidente de Paraguay, que se extiende hasta la frontera de Bolivia. Es una vasta llanura semiárida con una vegetación predominantemente boscosa y espinosa, conocida como el "Chaco" o "Monte Chaqueño". Se encuentra además dividido en dos partes principales, el Chaco Húmedo, el más al sur, más cercano a Asunción y el Chaco Seco, la parte más al norte.

Bottle Tree
Es en esta zona, olvidada por todo el mundo y que a nadie interesa, o por lo menos, a nadie interesa a principios del siglo XX, donde allá por los años 20 del siglo pasado se instala una comunidad religiosa, llamada Menonitas
Los menonitas son descendientes de una rama de la Reforma Protestante que surgió en el siglo XVI en Europa. Huyen de la persecución religiosa y se establecieron en distintas partes del mundo, incluyendo Paraguay. Llegaron aquí después de más de 300 años de peregrinación alrededor del mundo huyendo de la persecución religiosa a la que son sometidos y a los abusos que padecen, ya que se trata de una comunidad profundamente pacifista y no violenta, pasando por Rusia, Canadá o China hasta llegar aquí.

Chaco
Al establecerse en esta zona, además, consiguen que el gobierno paraguayo les exima de servicio militar, lo cual les vendrá de perlas, ya que en 1.935 una compañía americana insinúa la posibilidad de la existencia de petróleo en esa zona y así, de la noche a la mañana, una zona que no interesaba a nadie, donde ni tan siquiera estaba clara la existencia de la frontera entre Paraguay y Bolivia, se convierte en un importante pedazo de la patria, el cual hay que defender a cualquier precio iniciándose la conocida como Guerra del Chaco, que durará hasta 1.937 y dejará más de 100.000 muertos en esas tierras.
Al final, el petróleo no apareció por ningún lado y ahí sigue el Chaco, con los menonitas instalados allí. Y esa gente, cristianos conservadores, pacifistas, de origen centroeuropeo y que siguen conservando sus costumbres e idioma, que hablan el alemán mejor que el castellano, han convertido ese desierto olvidado en una de las zonas más productivas del Paraguay mediante la agricultura y la ganadería.
Salimos de Asunción el domingo por la mañana, al ser domingo y temprano, el tráfico es prácticamente inexistente, así que rápidamente dejamos atrás el centro de Asunción y cruzamos el rio Paraguay en dirección a Presidente Hayes por la carretera Trans-Chaco. Nuestro destino es Neuland, a unos 500 kms. al norte de Asunción y ya en pleno Chaco Seco, donde nos esperan en Harmony of the Wilderness, una pequeña granja que tiene un bungalow para alojar a visitantes y en el que pasaremos un par de noches.

Carretera Transchaco
La primera mitad de la ruta transcurre por la zona del llamado Chaco húmedo y la carretera, aunque no se encuentra en un estado excelente, sí que permite avanzar a velocidad constante, además, vemos que se está construyendo la nueva Trans-Chaco paralela a la actual carretera y a partir más o menos de la mitad de la ruta, ya circularemos por la nueva carretera, la cual se encuentra en un estado excelente.
Seguimos rumbo al norte, pasando por poblaciones como Monte Lindo, Pozo Colorado y Rio Verde, donde nos vamos deteniendo a tomar algún café, repostar gasolina, (por cierto, la gasolina del 97 octanos, anda a 1 euro el litro aproximadamente) y a estirar un poco las piernas hasta llegar a Villa Choferes del Chaco, donde nos desviamos hacia la ya cercana Neuland.
Llegamos a Neuland a eso de las 2 de la tarde y la población parece el escenario de una película sobre algún desastre apocalíptico, no se ve ni un alma por la calle y esta todo cerrado. Finalmente encontramos un hotel, el Hotel Boquerón, en el cual se apiadan de nosotros y nos sirven una comida a base de escalopa de pollo y patatas que agradecemos, así como agradecemos la cerveza helada que nos sirven, estamos en pleno invierno y la temperatura en la calle es de 37 grados. Comentamos con el recepcionista/camarero que nos ha acogido lo de las calles vacías y este, riendo, nos confirma que sí, que un domingo, hasta las seis o siete de la tarde como mínimo, la ciudad está muerta.
Después de comer y de agradecer al joven que nos ha acogido y dado de comer, nos dirigimos hacia donde tenemos el hotel, a unos 4 kms de Neuland, a la granja Harmony of the Wilderness.
Esta pequeña granja es propiedad de una pareja de menonitas de unos 40 años, los cuales emigraron desde Alemania hasta esta zona hace unos 10 años, ellos, junto con sus cuatro hijos, se instalaron en principio en una pequeña casa que construyeron aquí, más adelante fueron construyendo una casa mayor y ahora, esta primera casa se ha convertido en un alojamiento de turismo rural.

Granja Harmony of the wilderness
La paz y tranquilidad que se respira aquí, en mitad del Chaco, te permiten relajarte después de un día de viaje y más de 400 kms, en coche. así, que ya instalados aquí, nos “olvidamos” de Neuland y simplemente disfrutamos de la puesta de sol y del espectáculo que nos ofrece el cielo nocturno en este lugar, sin ningún tipo de contaminación lumínica que impida observar un cielo estrellado como pocas veces lo hemos visto.