Amanecimos con un cielo encapotado y bastante frío. Hoy habíamos planificado acercarnos con el coche hasta El Chaltén, para intentar ver el majestuoso Fitzroy y, si podíamos, hacer alguno de los senderos fáciles que lo rodean y dejan llegar a miradores desde donde hacer las oportunas fotografías.
Tras desayunar batidos de chocolate y medias lunas en nuestro apartamento, salimos hacia el centro de la ciudad en busca de una agencia de viajes que vimos ayer noche, que ofrecía los pasajes básicos para el catamarán María Turquesa a buen precio. Cuando llegamos le pregunté si había pasajes disponibles para mañana martes (de nuevo probando suerte a la hora de comprar in situ los pasajes para una navegación tras comprobar que el clima prometía ser benigno) y al confirmármelo me indicó que cada pasaje eran 92.000 pesos (no son baratos). Vi que me quedaban solo unos 300.000 pesos argentinos, por lo que le pregunté si me aceptaba euros y me dijo que si, pero a un cambio muy discreto (945 euros por euro), que en cualquier caso me convenía más que pagar con tarjeta (sin tener la garantía de que me aplicarían cambio MEP) o de quedarnos sin pesos en efectivo para pagar gasolinas, comidas, etc. Acepté y con los dos pasajes para el día siguiente, salimos dispuestos a recorrer los aproximadamente 200 km que había hasta El Chaltén, siempre por una carretera de buen asfalto y a elevada velocidad, llegando a nuestro destino sobre las 11 de la mañana.
[align=center]ENTRADA PN LOS GLACIARES - EL CHALTEN
Tras desayunar batidos de chocolate y medias lunas en nuestro apartamento, salimos hacia el centro de la ciudad en busca de una agencia de viajes que vimos ayer noche, que ofrecía los pasajes básicos para el catamarán María Turquesa a buen precio. Cuando llegamos le pregunté si había pasajes disponibles para mañana martes (de nuevo probando suerte a la hora de comprar in situ los pasajes para una navegación tras comprobar que el clima prometía ser benigno) y al confirmármelo me indicó que cada pasaje eran 92.000 pesos (no son baratos). Vi que me quedaban solo unos 300.000 pesos argentinos, por lo que le pregunté si me aceptaba euros y me dijo que si, pero a un cambio muy discreto (945 euros por euro), que en cualquier caso me convenía más que pagar con tarjeta (sin tener la garantía de que me aplicarían cambio MEP) o de quedarnos sin pesos en efectivo para pagar gasolinas, comidas, etc. Acepté y con los dos pasajes para el día siguiente, salimos dispuestos a recorrer los aproximadamente 200 km que había hasta El Chaltén, siempre por una carretera de buen asfalto y a elevada velocidad, llegando a nuestro destino sobre las 11 de la mañana.






Allí se nos cayó el alma a los pies, pues como nos ha ocurrido en otros lugares donde solo disponíamos de un día único para la visita (el Monte Rushmore en USA, el Milford Sound en Nueva Zelanda o la Montaña Amarilla en China, por ejemplo), la climatología adversa (muchísimas nubes, nieblas y una lluvia fina pero persistente) no nos dejaría ver la pirámide mágica del Fitzroy, así que tras preguntar en el centro de visitantes y confirmar que la cumbre no se vería desde ningún de los senderos en todo el día, nos limitamos a pasear por el pueblecito (que no tiene interés alguno), donde había un piquete de huelguistas a la entrada quemando neumáticos e impidiendo el acceso de autobuses, furgonetas y taxis con turistas. Nos acercamos al estacionamiento de donde sale el sendero al mirador de El Chaltén (junto al río De Las Vueltas) pero ni bajamos del coche, pues la lluvia había arreciado y la niebla bajado hasta el valle, así que tomamos como pudimos las empanadas que habíamos comprado y tras un último y fallido intento, volvimos sobre nuestros pasos hacia El Calafate, girando a unos 12 km a la derecha por un camino de ripio que nos llevaría a la sugerente (por el nombre) Puerto Bahía Túnel, donde no llovía, pero que no era nada del otro jueves, regresando decidida y tranquilamente a El Calafate, disfrutando del verdor que nos rodeaba.
Como allí ya no llovía, aprovechamos para pasear por la ciudad que tiene un par de puntos para fotografiar, hacernos con algunos recuerdos, visitar La Anónima para adquirir sándwiches y galguerías para la jornada de navegación de mañana y buscar donde cenar.[/align]