Hoy amaneció igualmente nublado y con pinta de que cayera algo de lluvia, así que nos llevamos los chubasqueros y zapatillas hidrófugas. Como los domingos instalan el mercado callejero de Tristán Narvajas no muy lejos de nuestro hotel (a 1 km aproximadamente) decidimos ir caminando, porque además, teníamos la tenue cuesta a nuestra favor.
La Feria Tristán Narvajas es una especie de «mercado de pulgas», donde igual se pueden encontrar antigüedades (o casi), como libros, artesanía, ropa nueva o usada, calzado, elementos y artículos para la cocina y la casa, establecimientos callejeros donde probar la cocina local y puestos de comida donde adquirir frutas, legumbres, carnes, pescados, flores, dulces…
Es bastante extenso (unas veinte calles) y abre desde las 8 a las 13 horas. Realmente es un espacio a visitar, pues se puede pulsar la vida real de la ciudad y del país. Además, la facilidad del idioma nos permitió entablar varias conversaciones con los vendedores, a cuál más interesante.
[align=center]MONTEVIDEO - FERIA DE TRISTAN NARVAJAS O MERCADO DOMINGUERO
La Feria Tristán Narvajas es una especie de «mercado de pulgas», donde igual se pueden encontrar antigüedades (o casi), como libros, artesanía, ropa nueva o usada, calzado, elementos y artículos para la cocina y la casa, establecimientos callejeros donde probar la cocina local y puestos de comida donde adquirir frutas, legumbres, carnes, pescados, flores, dulces…
Es bastante extenso (unas veinte calles) y abre desde las 8 a las 13 horas. Realmente es un espacio a visitar, pues se puede pulsar la vida real de la ciudad y del país. Además, la facilidad del idioma nos permitió entablar varias conversaciones con los vendedores, a cuál más interesante.

Al final se nos fue la mañana, tras lo cual emprendimos marcha hacia la explanada del Palacio Legislativo, distante unas 7 calles del mercado (media hora), adonde llegamos para apreciar la magnitud de dicho edificio, no tan grande como el «Palatul» de Bucarest, pero en todo caso, impresionante y digno de varias fotos, especialmente sus variados detalles arquitectónicos.


Superado este amplio espacio, a tres calles más allá, se abre el Mercado Agrícola, centro comercial modernizado, donde había un sinfín de comercios y donde aprovechamos para almorzar en su patio de comidas, significando que todas las vituallas que se ofrecen son de tipo fast food, aunque tuvimos suerte con un arroz de mariscos que estaba relativamente bueno y abundante a cambio de unos 36€ (con bebidas).

Desde allá bajamos caminando por la Avenida del Libertador General Lavalleja (nos gusta mucho caminar pues te permite descubrir las ciudades a ras de suelo), bulevar de cierto nivel y con buenos edificios, hasta alcanzar la plaza Fabini, donde hay una fuente-monumento a «El Entrevero», y donde grupos de personas estaban manifestándose contra el gobierno, ya que uno de sus lados es la importante Avenida 18 de julio, la cual desemboca en el conocido Palacio Salvo.

Intentamos por segunda vez entrar al mausoleo subterráneo de la plaza de la Independencia, pero estaba cerrado. Ya eran más de las 6 de la tarde y el cielo, que llevaba varias horas de un azul radiante, se había encapotado de nuevo, amenazando lluvia, así que nos subimos al CE1 y volvimos al centro comercial Tres Cruces donde hicimos algunas compras y picamos algo de cena.

Nos íbamos de Montevideo con el placer de haber pisado (por unas horas) un nuevo país y su capital, pero al tiempo con el sabor agridulce de que aquello no era lo imaginado.[/align]