Y como es mi sueño hoy decido ir a la Frontera, al salvaje oeste donde cowboys, indios, buscadores de oro y forajidos de todas clases se mezclan en una tierra tan bella como inhóspita.
¿Quién no ha jugado de pequeño a indios y vaqueros?. Pues hoy quiero jugar. Me recorro el fuerte disparando a diestro y siniestro desde sus ventanucos. Paseo por el Saloon donde como fajitas y costillas de cerdo con salsa barbacoa mientras las alegres chicas del can-can bailan para mí (bueno a lo mejor no es exactamente así pero es mi sueño, ¿no?). El Saloon lo he bautizado Lucky Nugget (pepita afortunada) en memoria de la enorme pepita de oro que su dueña encontró.
Navego por el Mississippi en un gran barco de vapor propulsado por aspas en su popa. Subo a su primera cubierta, a la segunda, al infinito y más allá... no, me parece que esto no iba aquí.
No sé que vapor fluvial elegir hoy, el Mark Twain en honor al célebre autor de Las aventuras de Tom Sawyer y las de Huckleberry Finn. O tal vez el Molly Brown, todo un personaje de la época que sobrevivió al naufragio del Titanic.
Y allí, al fondo, veo una soberbia Mansión de estilo inglés. La fiebre del oro enriqueció a muchos en este lugar y esta época. Voy a acercarme aunque... no sé, hay algo siniestro a su alrededor. Alguien me cuenta su historia:
Acosada por 999 fantasmas, en esta tenebrosa mansión en ruinas y en el vecino cementerio que apodo Boot Hill se esconden los secretos de una de las primeras familias de colonos que llegó a la ciudad de mi imaginaria ciudad de Thunder Mesa.
El día de la boda de su única hija y cuando la joven novia se estaba preparando en su tocador, un fantasma apareció en la casa, cayó locamente enamorado de la novia y, enfurecido, arrastró al novio hasta el ático y lo ahorcó.
En la sala de baile la novia se sentó a esperar. Las horas pasaron y el novio no aparecía. Los invitados iban marchándose lentamente, dejando a la novia sola. "Algún día volverá", se dijo. Ella nunca se quitó el vestido de novia ni soltó el ramo esperando el retorno de su amado, vagando sin rumbo por la casa, cantando canciones melancólicas del amor perdido.
Hoy, nadie sabe si Melanie, la novia, todavía sigue viva dentro de la vieja casa de lo alto de la colina, aunque su preciosa voz todavía puede oírse en la mansión, a través de las paredes, a través del aire. Esté viva o no, lo que sabemos seguro es que Melanie, la novia eterna, nunca dejó la mansión. Ella esperará a su marido hasta el día del juicio final.
¿Te atreves a entrar para ver si ella continua allí o no?
Cuando salgo de la mansión fantasma y recobro el aliento, me dirijo a recorrer las minas de oro en un tren subterráneo, un tren minero del que era ingeniero el desdichado novio de Melanie.
Será un paseo agradable y calmado... a no ser, a no ser que los barriles de pólvora... pero ¿qué hacen ahí esos barriles de pólvora?...el tren se desboca como un caballo asustado y se precipita a una increíble velocidad por túneles y galerías. Gritos ensordecedores, risas nerviosas, pues para esto me hubiera quedado con los fantasmas... o no?
Muchas emociones, incluso para ser un sueño, así que voy a soñar un espectáculo en un Teatro que llamaré Chaparral y así descanso un poco.
¿Quién no ha jugado de pequeño a indios y vaqueros?. Pues hoy quiero jugar. Me recorro el fuerte disparando a diestro y siniestro desde sus ventanucos. Paseo por el Saloon donde como fajitas y costillas de cerdo con salsa barbacoa mientras las alegres chicas del can-can bailan para mí (bueno a lo mejor no es exactamente así pero es mi sueño, ¿no?). El Saloon lo he bautizado Lucky Nugget (pepita afortunada) en memoria de la enorme pepita de oro que su dueña encontró.
Navego por el Mississippi en un gran barco de vapor propulsado por aspas en su popa. Subo a su primera cubierta, a la segunda, al infinito y más allá... no, me parece que esto no iba aquí.
No sé que vapor fluvial elegir hoy, el Mark Twain en honor al célebre autor de Las aventuras de Tom Sawyer y las de Huckleberry Finn. O tal vez el Molly Brown, todo un personaje de la época que sobrevivió al naufragio del Titanic.
Y allí, al fondo, veo una soberbia Mansión de estilo inglés. La fiebre del oro enriqueció a muchos en este lugar y esta época. Voy a acercarme aunque... no sé, hay algo siniestro a su alrededor. Alguien me cuenta su historia:
Acosada por 999 fantasmas, en esta tenebrosa mansión en ruinas y en el vecino cementerio que apodo Boot Hill se esconden los secretos de una de las primeras familias de colonos que llegó a la ciudad de mi imaginaria ciudad de Thunder Mesa.
El día de la boda de su única hija y cuando la joven novia se estaba preparando en su tocador, un fantasma apareció en la casa, cayó locamente enamorado de la novia y, enfurecido, arrastró al novio hasta el ático y lo ahorcó.
En la sala de baile la novia se sentó a esperar. Las horas pasaron y el novio no aparecía. Los invitados iban marchándose lentamente, dejando a la novia sola. "Algún día volverá", se dijo. Ella nunca se quitó el vestido de novia ni soltó el ramo esperando el retorno de su amado, vagando sin rumbo por la casa, cantando canciones melancólicas del amor perdido.
Hoy, nadie sabe si Melanie, la novia, todavía sigue viva dentro de la vieja casa de lo alto de la colina, aunque su preciosa voz todavía puede oírse en la mansión, a través de las paredes, a través del aire. Esté viva o no, lo que sabemos seguro es que Melanie, la novia eterna, nunca dejó la mansión. Ella esperará a su marido hasta el día del juicio final.
¿Te atreves a entrar para ver si ella continua allí o no?
Cuando salgo de la mansión fantasma y recobro el aliento, me dirijo a recorrer las minas de oro en un tren subterráneo, un tren minero del que era ingeniero el desdichado novio de Melanie.
Será un paseo agradable y calmado... a no ser, a no ser que los barriles de pólvora... pero ¿qué hacen ahí esos barriles de pólvora?...el tren se desboca como un caballo asustado y se precipita a una increíble velocidad por túneles y galerías. Gritos ensordecedores, risas nerviosas, pues para esto me hubiera quedado con los fantasmas... o no?
Muchas emociones, incluso para ser un sueño, así que voy a soñar un espectáculo en un Teatro que llamaré Chaparral y así descanso un poco.