Sobre las 8 y media nos dispusimos a desayunar y a abandonar aquel lugar lo antes posible. Sorprendente nos gustó bastante el desayuno con lo que parecía que se iniciaba bien el día. Tras llenar el depósito de gasolina en la N1 de Blónduos, iniciamos otro día con muchos kilómetros de carretera. Llueve abundantemente, y este será el único día en que la lluvia nos acompañará durante casi todo el día.
Los problemas comienzan cuando nos desviamos por la carretera 711 que recorre la península de Vatnsnes en dirección al primer destino del día. Serán más de 20 kilómetros bajo la lluvia que se nos hacen eternos. La carretera de grava está plagada de piedras y baches lo que para nuestro Hyundai i10 con llantas de 13 pulgadas no es lo más recomendable. Así que avanzando bastante despacio acabamos llegando a Hvítserkur. Con más de 15 metros de altura, el oscuro farallón Hvitserkur se erige como un enorme monolito natural en mitad de una playa negra. Su curiosa forma a algunos les recuerda a un rinoceronte, a otros a un elefante… Incluso, según las leyendas populares de esta zona de Islandia, Hvitserkur podría tratarse de un troll que se convirtió en esta enorme roca al verse sorprendido por el amanecer.
Conforme llegas debes dejar el coche en un parking junto a la pista, y desde allí caminar unos 200-300 metros hasta el mirador. Como hoy no es nuestro día de suerte hoy, a parte de la lluvia, vemos que la marea está alta y cubre toda la base de la roca, con lo que no resulta posible bajar hasta la playa. Aún así, nos quedamos unos minutos observando este curioso elemento desde arriba. Está cubierto de nidos de Aves marinas que le da un aspecto prehistórico y también observamos un grupo de focas nadando a su alrededor. Aquí volvimos a coincidir con nuestros amigos de Málaga, aunque bajo la lluvia el encuentro resultó breve. Para nosotros esta visita resultó algo decepcionante, pero era un lugar de visita obligada.
De regreso a la carretera 1 unos pocos kilómetros más adelante nos desviamos en otra carretera de grava para visitar el cañón de Kolugljúfur. Esculpida a la perfección con un grupo de numerosas cascadas pequeñas, Kolugljúfur o Kolugil, es un desfiladero en el gran río Víðidalsá que atraviesa el valle de Víðidalur. El cañón de Kolugljúfur tiene unos 40-50 metros de profundidad y 1 kilómetro de largo y se encuentra bastante cerca de la carretera principal. Allí encontrarás un parking gratuito justo al lado del cañon, que podrás recorrer a tus anchas. Se observan un grupo de aproximadamente 7-8 pequeñas cascadas conocidas como la cascada Kolufoss. En mi opinión esta es otra una visita obligada por la increíble belleza del cañon y todo el entorno.
Tras volver por nuestros pasos hasta la carretera 1, seguimos nuestro camino por el norte islandés camino de la península de Snaefellsness. Comenzaba aquí un arduo camino por carreteras de grava y muy lejos de la civilización, apenas fuimos encontrando alguna granja perdida de vez en cuando. Fueron un par de horas que se hicieron muy largas. Primero por la carretera 59, y luego un tramo por la 60 . Aquí nos desviamos por la 586. Esta carretera discurre por un bellos parajes junto a un lago y montañas de donde puedes apreciar como caen algunas cascadas y tras un tramo que no llega a 10 km te lleva hasta el Eiríksstaðir - Viking Longhouse ó museo de Erik el Rojo. Nuestra idea era visitarlo, pero pronto cambiamos de opinión. Únicamente es la recreación de una casa vikinga, al parecer con todos los detalles en su interior. El tour consiste en una explicación (en inglés) de la vida de la época. Nos pareció muy poco por el precio (18€ al cambio, así que desistimos). Se puede visitar gratuitamente las instalaciones por fuera, y lo poco que queda de la casa original. Como teníamos parking y aseos gratuitos decidimos preparar el almuerzo y comer allí, con la lluvia cayendo sobre el coche y con unas hermosas vistas del lago y las montañas que teníamos allí al lado.
Reanudamos las marcha hasta la carretera 60 , que acaba desembocando en la 54. Esta carretera que también es de grava nos introduce en la península de Snaefellnes, pero conforme nos adentramos en la ella el paisaje va cambiando de forma radical. Parece que has retrocedido a tiempos del periodo cretácico y en cualquier momento puede aparecer un dinosaurio de detrás de una bellísima montaña o de un meandro de río con una forma imposible. En esta ruta encontramos diversos puntos donde puedes parar a observar este espectáculo como el campo de lava de Berserkjahraun, que se cree que tiene más de 4.000 años de antigüedad y que es el resultado de la erupción de cuatro cráteres.
Justo antes de llegar a la población de Stykkishólmur esta infernal carretera de grava se acaba y se sigue por una perfectamente asfaltada (sigue siendo la 54) lo que fue todo un alivio para nuestro pequeño Hyundai . Bien entrada la tarde llegamos a la zona del puerto de Stykkishólmur, para muchos el pueblo más bonito pueblo del país. El cielo sigue muy tapado, con lluvia intermitente y decidimos tomar un café a pocos metros del puerto para reponer fuerzas. El pueblo tiene sólo 1000 habitantes, y aún así es el más grande de la península de Snaefellness. La verdad es que paseando por sus calles ves que lo tiene todo; casitas de colores, un puerto con encanto y unas vistas preciosas desde el faro, que se sitúa en una colina junto al puerto donde puedes subir fácilmente por unas escaleras. También es una localización de película, ya que la puedes ver en “la Vida secreta de Walter Mitty”, donde se representa como la ciudad de Nuuk , en Groenlandia. A nosotros nos encantó este pueblecito que puedes visitar en muy poco tiempo. Una visita muy recomendable.
Conforme nos vamos acercando a nuestro destino final del día el día se va abriendo y se comienza a apreciar el sol del atardecer. Nuestro alojamiento de hoy se encuentra en la localidad de Grundarjordur, un pequeño pueblecito situado junto al mar cuyo mayor reclamo es la cascada más fotografiada del país. Así que antes de hacer el check-in decidimos acudir a la famosa cascada para aprovechar el sol de la tarde. La imponente montaña de Kirkjufell se encuentra a las afueras del pueblo. Con 463 metros de altura, es uno de los lugares imprescindibles que ver en Snaefellsnes. Su ubicación a orillas del mar y su curiosa forma cónica casi perfecta han conseguido que Kirkjufell, “la montaña de la iglesia”, se haya convertido en el paisaje más fotografiado de Islandia. Este lugar tampoco ha pasado desapercibido para la industria cinematográfica, ya que también ha sido escenario de una serie de la repercusión de “Juego de Tronos”
A los pies de la montaña se encuentra Kirkjufellfoss, una cascada pequeña en comparación con otras del país pero que resulta imprescindible para brindar a la montaña una composición única, sin duda un paraíso para los aficionados a la fotografía, ya que la combinación de cascada y montaña resulta mágica e inolvidable. El parking para poder visitar la cascada se encuentra junto a la carretera, a mano izquierda. Está perfectamente asfaltado y es de pago. La cascada se encuentra a escasos metros, enseguida verás el lugar donde debes hacer la foto más repetida del país! Estuvimos aquí un buen rato fotografiando este bello lugar, el suficiente como para volver a encotrarnos a nuestros viejos amigos de Madrid. Conversando animadamente nos comentaron que habían visto auroras boreales, lo que hizo que nos entrara un gusanillo con el que no contábamos.
.Muy contentos tras la sesión fotográfica, nos dirigimos hacia Grundarjordur y dedicamos un tiempo a pasear por sus calles. La tarde había quedado muy agradable, y aprovechamos para acercarnos al pequeño puerto y a un mirador , un poco escondido, con vistas al mar y a la montaña cercano. Después de esto nos dirigimos por fin a nuestro alojamiento para esta noche; se trata del Grundarjordur Hostel, que la verdad nos encantó. Nos instalamos fácilmente siguiendo las instrucciones que nos habían enviado por correo electrónico. La habitación era doble, con un salón, todo exterior con unas vistas magníficas a la montaña de Kirkjufell. En la misma planta teníamos el baño y la ducha, que estaban separados. En la planta de abajo estaba la cocina, que era muy amplia y con todos los utensilios necesarios. Después de asearnos y de degustar una buena cena en compañía de una simpática familia de Teruel, decidimos salir a probar suerte en busca de la Aurora Boreal. La aplicación da más de un 20% de posibilidades en la zona, aunque las nubes complican un poco la situación. El índice KP tampoco ayuda mucho, se sitúa sobre 2, un índice bajo lo que no da demasiadas opciones de conseguir el objetivo.
Aún así, no tenemos nada que perder, con lo que partimos hacia la oscuridad de la carretera. Decidimos esperar en el parking de la cascada, lejos, pero no demasiado, de la contaminación lumínica. Pero no ha suerte, y sobre la 1 de la madrugada tras dos horas de espera y ya con el cielo bastante tapado, decidimos dejarlo para otro día y volver al hotel. Mañana será un día duro, con muchas visitas, y conviene descansar bien.
Aún así, no tenemos nada que perder, con lo que partimos hacia la oscuridad de la carretera. Decidimos esperar en el parking de la cascada, lejos, pero no demasiado, de la contaminación lumínica. Pero no ha suerte, y sobre la 1 de la madrugada tras dos horas de espera y ya con el cielo bastante tapado, decidimos dejarlo para otro día y volver al hotel. Mañana será un día duro, con muchas visitas, y conviene descansar bien.