Que os vamos a decir, nada más se hizo de día salimos pitando de Cortona con mal sabor de boca, seguramente condicionado por todo lo que nos ocurrió. No obstante, es una opinión muy particular mía; puede que a otros la visita les encante.
En fin, enfilamos camino a Lucca a pasar nuestra última noche en la Toscana. Y aquí, ya os adelanto, que no nos equivocamos en nada. Una gran sorpresa nos esperaba.
De camino a Lucca, vimos en la distancia Arezzo, una ciudad conocida por rodarse muchas de las escenas de la película la vida es bella. Era aquí donde debimos hacer noche.
Lucca es una ciudad que está dentro de un recinto amurallado (una especie de fuerte) que se encuentra, de momento, fuera del circuito turístico de la Toscana, aunque no tardará en ser lugar de paso obligado por su atractivo. Cerca de Pisa y Florencia, es una buena base para visitar la Toscana del norte. Llegamos sobre las 10 horas de la mañana. Dejamos la maleta en el apartamento, con aparcamiento privado que se paga aparte (10€).
En fin, enfilamos camino a Lucca a pasar nuestra última noche en la Toscana. Y aquí, ya os adelanto, que no nos equivocamos en nada. Una gran sorpresa nos esperaba.
De camino a Lucca, vimos en la distancia Arezzo, una ciudad conocida por rodarse muchas de las escenas de la película la vida es bella. Era aquí donde debimos hacer noche.
Lucca es una ciudad que está dentro de un recinto amurallado (una especie de fuerte) que se encuentra, de momento, fuera del circuito turístico de la Toscana, aunque no tardará en ser lugar de paso obligado por su atractivo. Cerca de Pisa y Florencia, es una buena base para visitar la Toscana del norte. Llegamos sobre las 10 horas de la mañana. Dejamos la maleta en el apartamento, con aparcamiento privado que se paga aparte (10€).
Con el plano que nos facilitó la oficina de turismo recorrimos la ciudad sin ningún problema, hacía un día bonito y apetecía pasear por sus calles. Como era domingo había mercadillo y mucha gente por todas partes, pero en su justa medida. Había ambiente festivo, ya que coincidimos con la celebración de los Carnavales de allí.
Así que nos unimos a los lugareños a bailar en la plaza del Anfiteatro donde tocaba un grupo de música festera. Ya podéis imaginar el porqué del nombre de la plaza. Pues eso, tiene forma ovalada y formaba parte del antiguo anfiteatro romano que aun se puede apreciar en las fachadas de las casas. Muy curioso.
Y llega la hora de comer. Oferta había mucha, pero como era domingo muchos restaurantes habían puesto el cartel de completo. Queríamos comer carne a la Fiorentina, pero en el sitio que nos gustaba, Trattoria Da Nonna Clara, no tenía mesa libre (qué pena, porque vi y olí unos chuletones que pasaban por allí espectaculares). Para que os hagáis una idea, y a fecha de hoy, el chuletón de un kilo para dos personas estaba a 60 euros.
Al pasear por las calles de Lucca me fije en una pescadería que tenía mesas en su interior. Haciendo memoria recordamos el nombre de la calle por medio del plano, y nos acercamos. Una vez allí, vimos que, además de pescadería, también hacía las veces de bar. Había cuatro mesas, no muchas más. No había nadie. Entramos. Se llama Gusta Degusta (bar Milano), en la vía Vittorio Emanuele II, 64. Pedimos Chirlas (como las almejas, pero más pequeñas), boquerones en vinagre y pulpo hervido, una botella de vino blanco y café. Todo 70’50 €. Disfrutamos de la comida y de la compañía del pescatero y del cocinero con los que charlamos de todo un poco durante la sobremesa. Había otras cosas estupendas en el mostrador de la pescadería, pero con lo que pedimos teníamos suficiente. Para mí, un acierto descubrir este establecimiento, mitad bar, mitad pescadería.
Al pasear por las calles de Lucca me fije en una pescadería que tenía mesas en su interior. Haciendo memoria recordamos el nombre de la calle por medio del plano, y nos acercamos. Una vez allí, vimos que, además de pescadería, también hacía las veces de bar. Había cuatro mesas, no muchas más. No había nadie. Entramos. Se llama Gusta Degusta (bar Milano), en la vía Vittorio Emanuele II, 64. Pedimos Chirlas (como las almejas, pero más pequeñas), boquerones en vinagre y pulpo hervido, una botella de vino blanco y café. Todo 70’50 €. Disfrutamos de la comida y de la compañía del pescatero y del cocinero con los que charlamos de todo un poco durante la sobremesa. Había otras cosas estupendas en el mostrador de la pescadería, pero con lo que pedimos teníamos suficiente. Para mí, un acierto descubrir este establecimiento, mitad bar, mitad pescadería.
Después de descansar en el apartamento un par de horas, volvemos al centro de la ciudad andando. Seguimos callejeando la zona centro recorriendo sus plazas, todas ellas bastante concurridas. Y como no queríamos acostarnos con es estómago lleno, cenamos pronto, sobre las 20 horas. Decidimos acercarnos al restaurante que por la mañana estaba competo, el Da Nonna Clara (vía Sant Croce, 71). Pues como era pronto y tenían mesa, entramos a cenar. Como un chuletón pensábamos que era demasiada comida para nosotros, pedimos: una ensalada mixta, coniglio fritto con carciofi (se entiende todo), Tagliata di Manzo con Rucola (carne de ángus), y de postre Tiramisú y sorbete de limón. Todo muy bueno menos el vino de la casa que no valía nada. 66 €.
Acabamos de cenar sobre las 21 horas y dimos un paseo hasta el apartamento que estaba a las afueras de la ciudad, pero muy cerca de la muralla. A dormir, que mañana volvemos a casa.