Cuando preparé este viaje con muy poca antelación, una de las imágenes que más me llamaron la atención, las había puesto una chica en un blog, con impactantes fotazas en unos lugares abandonados cerca de Kutaisi, la ciudad que elegí para el regreso a España, y me dije, yo tengo que ver eso con mis propios ojos y vivir esa atmósfera que proyectaban las fotos con su puntazo tenebroso. Y había llegado el día, el último del viaje , el día de los sanatorios abandonados de Tskaltubo.
A las 8:00 en punto sale la furgoneta con destino Kutaisi. Quería comprar pan artesano antes de salir, pero los panaderos de allí no tienen los horarios de los de España. No os retraséis dos minutos porque sale a en punto clavadas. Fue una buena idea comprar el billete el día antes, pues la furgo, va llena.
Este conductor no va a ser diferente a los anteriores, así que desde el primer instante, a darle caña a la Mercedes Sprinter. En cinco horas llegamos a Kutaisi, sobre las una del mediodía , con dos paradas breves en el camino , lleno de curvas y de vacas.
Desde la estación de buses de Kutaisi, que es donde te dejan, pillo mi primer Bolt, no tengo tiempo que perder en ir andando hasta el hostel. Dejo la mochila en la habitación, solo para mí (vaya nivelazo voy cogiendo) cama más grande aún que la anterior y una propietaria muy maja, le pago y me voy echando chascas, a comer algo antes de irme para Tskaltubo.
En un bar del Barsa que hay en el centro, como mis primeros kinkhalis. Ni me gustan demasiado, ya había probado esa masa en otros países, y no es lo mío. Pero debía probar uno de los platos por excelencia de Georgia. Ahhh, y olvidaros del pique del fútbol y cosas de esas, totalmente recomendable ese local aunque seas del Madrid, 5 kinkhalis y cervezón de medio litro, 4 euros, sales lleno.



El sanatorio Metalurgist es principalmente reconocible por su lámpara de araña, que preside el hall de entrada. Este sanatorio está habitado, al contrario del anterior, por refugiados de las zonas ahora controladas por Rusia. Allí había un menda que hacía de portero y te pedía unos laris por pasar, dame cinco, ten tres, que soy Jose from Espagña. Ok, pasa ,Topuria es georgiano/español. Allí Topuria es el rey.

Me despido de los tres que estaban en la puerta al salir y me voy a los baños número 8. Todos estos lugares están cercanos unos de otros, puedes ir andando en un corto paseo. Esto es diferente, sin unos baños, con forma de platillo volante el tejado, muy curioso y aquí no había ni el apuntador.

Me voy a tomarme una cerveza y mientras tanto, pido otro Bolt para que me regrese a Kutaisi. En Georgia, los Bolt funcionan de pm y son muy baratos.
Me deja en el centro, me compro una camiseta con la bonita bandera de Georgia que estamos en verano en España, y elijo un restaurante para pedir lo que iba buscando desde el principio e iba a probar al fin, El Kachaphuri con el huevo en el centro !! ñam ñam!!

