El vuelo Barcelona-Dubai-Colombo salía a las 21h, y como ese día teníamos fiesta pudimos hacer (¡por fin!) las maletas sin tantas prisas. Acostumbrados a salir a horas más matutinas, esto fue un alivio.
Como en otras ocasiones dejamos el coche en el Aparca&Go teniendo ya la reserva hecha desde bastantes semanas atrás. Importante, porque a estas fechas sería imposible tener sitio sin reserva.
Íbamos en el pájaro grande

El vuelo hasta Colombo, con sorpresa que ya veremos más adelante, salia a las 9:45h. A medio camino vimos que hacíamos una parada de una hora que no teníamos prevista en Male (Malvinas). Subió y bajó gente, y nosotros nos quedamos ahí en nuestros asientos. Pero el caso es que esta parada no afectó el horario previsto, porque a las 18:30h aterrizamos en Negombo, que es donde está el aeropuerto.
Así que tras bajar del avión y hacer lo habitual: comprar una SIM, control de pasaportes (no fue necesario mostrar el visado, ya que de alguna forma lo habían vinculado al pasaporte de cada uno), recoger equipaje y cambiar moneda, tocaba ir a nuestro primer alojamiento. Queríamos un sitio en Negombo cerca del aeropuerto con desayuno y sin muchas pretenciones: House of Esanya, nos costó 10,30 USD.
Habíamos leído que hay una aplicación para moverse que funciona muy bien: Pick Me. La tenía instalada en el móvil y pedimos un tuk tuk, pero en seguida vinieron los taxistas a ofrecerse y nos dijeron que los tuk tuk no pueden entrar en la terminal, y por alguna razón vimos que el contador de tiempo que indica a qué distancia está tu transporte no bajaba. Así que al final sucumbimos y pagamos a un taxi 3500 LKR.
Llegamos a la casa donde fuimos recibidos efusivamente por Dinusha. Estábamos rotos, y sólo queríamos comer algo e ir a dormir. Preguntamos por algun restaurante y allí debutamos con un fantástico kottu que no os podéis perder de ninguna de las maneras. El kottu es una mezcla de arroz, roti -pan rayado- y ahí se puede poner verduras, pescado o carne. Descubirmos que las cantidades son enormes, asi que pedimos dos platos y comimos tres sobradamente y por un precio de risa (alrededor de 2000 LKR).

Nos fuimos a dormir, el día siguiente iba a ser muy duro y todavía no lo sabíamos.