Cruzando el Pont Neuf se escucha ya la algarada de la manifestación que parece que está discurriendo por el Puente Saint-Pierre. A ver si hay suerte, que no haya nada raro y no interfiera en la visita de la tarde…..
El siguiente punto de interés es la Basílica de Notre Dame de la Daurade, cuyo horario de apertura es de 09:00 a 18:00, con entrada libre.
[align=center]BASÍLICA DE NOTRE DAME DE LA DAURADE EN TOULOUSE
El siguiente punto de interés es la Basílica de Notre Dame de la Daurade, cuyo horario de apertura es de 09:00 a 18:00, con entrada libre.

La Basílica se construyó en el siglo V sobre las ruinas de un templo romano. Durante el siglo IX fue parte de un monasterio benedictino y ampliada con una nueva nave y un claustro donde hoy está la Escuela de Bellas Artes. La iglesia fue destruida a finales del siglo XVIII y luego totalmente reconstruida. La monumental fachada de piedra presenta un pórtico con seis columnas que sostienen un frontón triangular. Es el único edificio religioso de la ciudad que presenta un pórtico con columnas. La decoración interior hecha de mosaicos cubiertos de panes de oro explica su nombre de “Dorada”. También se la llama Nuestra Señora de la Negra por tener una Virgen Negra, patrona de la ciudad y de las futuras madres. Esta representación de María no siempre fue la negra que conocemos aunque en el siglo XV ya se la llamaba “Morena”, y se convirtió en la “Virgen Negra” a partir del siglo XVII. Se piensa que fue el humo de las velas encendidas en su honor lo que acabó por ennegrecerla. A esta Virgen Negra la suelen vestir de manera lujosa grandes modistos. Entre otros, Christian Lacroix o Jean-Charles de Castelbajac.
Lo primero que tengo que decir es que esta basílica está muy fresquita. Viene uno con el calorín y traspasar la puerta de acceso es una auténtica bendición, humana y divina. El interior es muy barroco y destaca sobremanera la imagen de la Virgen “moreneta”. Hay poca gente visitando el recinto y hay un silencio sobrecogedor. Tras deleitarme con la contemplación de la capilla de la Cofradía de las Almas del Purgatorio y la del Sagrado Corazón, las más destacadas, me siento en banco frente al altar y dejo mi mente volar.
Como la temperatura es tan buena no dan ganas de marcharse pero hay que continuar camino. El siguiente punto de interés es el Museo del Viejo Toulouse cuyo horario de apertura es de lunes a sábado de 14:00 a 18:00 y su entrada cuesta 5 euros.
El museo du Vieux Toulouse se enclava en el Hôtel Dumay, una residencia urbana de estilo renacentista, con la policromía típica de la arquitectura tolosana (ladrillo rojo y mármol o piedra blanca). Fue construido a partir de 1590 por Antoine Dumay, médico de la reina Margarita de Valois, primera esposa del Rey Enrique IV, y por su hijo, que fue Capitoul de Toulouse en 1600-1601. Esto explica la presencia de una torre «capitular», generalmente erigida como signo externo de ascenso social y riqueza. En el museo se expone un amalgama de temas relacionados con la historia de la ciudad, su evolución en el tiempo y sus habitantes: fotografías antiguas, grabados, pinturas, cestería, colecciones de loza, esculturas de terracota, retratos, monedas, documentos iconográficos que recogen partes urbanas que ya no existen en la actualidad o elementos del folklore de la villa.

Tras traspasar el umbral del Hôtel Dumay me dirijo a la zona de taquillas donde adquiero la entrada por 5 euros (si hubiera venido el sábado, dentro de las jornadas europeas del patrimonio, el coste hubiera sido de 1 euro) y el empleado me comenta, al preguntarme de dónde venía, que tenían en ese momento una exposición temporal del artista español Carlos Pradal, que llegó a Toulouse con la oleada de republicanos españoles exiliados tras la Guerra Civil, y que ya se quedó aquí y se convirtió en un Tolosano más. La muestra es pequeña pero da gusto ver cómo ponían en valor la obra de un compatriota nuestra allende nuestras fronteras.
La entrada al museo está en la primera planta y cuando llego a recepción me preguntan también de dónde vengo y al decir que de España me buscan un dossier en nuestro idioma y me lo entregan para que pueda ir siguiendo la visita con información complementaria. El dossier es una auténtica enciclopedia y da pelos y señales de todas y cada una de las salas así como todo lo que contienen por lo que la visita va a a cundir bastante de todo lo que voy a leer.
De toda la visita me quedo con varias cosas:
1 - La mención al pastel, que ya mencioné cuando hablé de los dibujos de la Galería des Arcades en la Plaza del Capitole.

En el siglo XVI, la ciudad de Toulouse vivió una época de gran prosperidad gracias al comercio de la hierba pastel y su uso para teñir los textiles. Este pigmento natural sustituyó al mucho más caro índigo traído de Asia y triunfó en las cortes europeas hasta que fue reemplazado por el añil del Nuevo Mundo. En esa época, los ricos comerciantes mostraron su poder con la construcción de palacetes y sus características torres.
Aún quedan casi doscientos en el casco histórico de Toulouse y se puede hacer una ruta por los más sobresalientes relacionados con el boom del pastel, que ahí dejo por si alguien está interesado:
- Hotel de Bernuy – Rue Gambetta, 1
- Tour Pierre de Serta – Rue Saint Rome, 2
- Hotel D´astorg – Rue des Changes, 16
- Hotel D´Arnault de Brucelles - Rue des Changes, 19
- Hotel Delfau – Rue de la Bourse, 20
- Hotel Hugues de Boysson – Rue Malcousinat, 11
2 – El apartado dedicado a Jules Léotard, incluyendo una maqueta con los instrumentos con los que entrenaba.

Jules Léotard fue un trapecista tolosano del siglo XIX que inventó la técnica del trapecio volante y la pirueta entre dos trapecios. Para dejar su cuerpo y sus movimientos libres de obstáculos, además de lucir su abundante musculatura, Léotard llevó un maillot ceñido a su torso y piernas, inventando lo que fue llamado desde entonces leotardo, que fue adoptado por acróbatas, trapecistas y utilizado posteriormente también por la gimnasia artística, el aerobic y la danza. Léotard murió mientras actuaba en España, a los 32 años de una enfermedad infecciosa, posiblemente de viruela.
3 – El recuerdo a la batalla de Toulouse en la época del Gran Corso, en el que se muestra un uniforme de la Guardia de Honor de Napoleón I, junto a las gafas del vencedor del mariscal Soult, el duque de Wellington, y quizás la tumbona en la que descansaba, al igual que los fusiles y sables ingleses y franceses de aquel enfrentamiento.
La batalla de Toulouse (10 de abril 1814) fue una de las batallas de las guerras napoleónicas, considerada además la última de la guerra de la Independencia española. El cuarto ejército español, junto con las tropas británicas y portuguesas, bajo el mando del duque de Wellington, infligieron la última derrota al ejército napoleónico en esta ciudad. Con esta victoria se puso fin a una larga guerra que había comenzado con la sublevación del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808 y que terminó con la toma de la ciudad, el 12 de abril (el mismo día en que Napoleón abdicó) y la retirada francesa. Señala Wellington en su crónicas: “Al llegar a Toulouse el día 12, encontré las estatuas de Bonaparte volcadas, la bandera blanca ondeando y todos con la escarapela blanca (de los Borbones)”.
Finalizada la visita devuelvo la “Espasa” a los recepcionistas y me preguntan qué tal y si me ha gustado. Les doy mis parabienes y les agradezco el trato recibido. Y es verdad porque la visita en sí tampoco pasará a la historia pero ello se ha visto compensado con lo bien cuidado que lo tienen y el interés que se toman por el visitante.
En el patio del palacete me siento en un banco para recuperarme de tanto rato de pie y mientras miro algún correo del trabajo vienen unos jóvenes con pancartas de la manifestación. Deben ser conocidos del taquillero y entablan conversación comentando que la protesta ya ha finalizado y que se van para casa. Buena noticia porque si ya se ha disuelto la gente ya no voy a tener problema para seguir paseando por el centro de la ciudad. Un alivio, la verdad.
Reanudo el paseo encontrándome con estos juegos de palabra que tanto me atraen.

Es un ocurrente nombre de esta empresa de trabajos verticales en altura mezclando los mosquetones, elemento necesario para su trabajo con las cuerdas, con los 3 mosqueteros, la célebre obra de Dumas. Me arranca una sincera sonrisa.
En este punto de la tarde ya he cumplido el itinerario del día y aún queda bastante para la hora de la cena por lo que no sé muy bien qué hacer. Me encuentro algo cansado y me planteo volver al hotel para reposar aunque sea un poquito y luego regresar al centro para cenar a la hora reservada.
De camino paso por delante de un cine y me paro a ver la cartelera del mismo para ver qué películas se proyectan en la actualidad en Francia.

No me suenan ninguna y la inmensa mayoría son francesas por lo que seguramente por aquí en España no creo que tengamos noticias de ellas.
También me encuentro con una tienda especializada en las violetas de Toulouse, un emblema de esta ciudad.
La violeta de Toulouse es una violeta múltiple que puede tener entre 30 a 50 pétalos. Florecen durante 4 a 5 meses y se recogen entre octubre y marzo. Se pueden encontrar todo el año productos derivados de ella: dulces, decoraciones, fragancias, ropa, cosmética y demás destacando la violeta cristalizada en azúcar, el licor de violeta o macarons o creme brulée a la violeta.
Se considera la flor de la violeta la flor del amor y hay un sucedido, leyenda o lo que sea que lo corrobora y para ello hay que remontarse a mediados del siglo XIX. Fue en esa época cuando un oficial piamontés del ejército de Napoleón III habría viajado desde Parma, en Italia, para llevar a su amada, que vivía en Saint-Jory, un ramo de violetas. Así le declaró su amor gracias a esta flor que simboliza también la modestia y la timidez.
Nosotros también tenemos muestras en nuestro folklore de esta flor tan particular:
Por no mencionar al cantante José Manuel Ortega Heredia, Manzanita, que ponía su granito de arena en este tema:
¿Quién te escribía a ti versos? Dime niña, ¿quién era?
¿Quién te mandaba flores en primavera?
Con amor las recibías, como siempre sin tarjeta
Te mandaba a ti un ramito de violetas.
Continúo mi discurrir por las calles de Toulouse y según voy llegando al Boulevard de Strasbourg se empiezan a oir sirenas de Policía de manera incesante. Pero, ¿no había finalizado ya la manifestación? A ver si es que todavía esto no se ha acabado y me estoy metiendo de la manera más insensata en la boca del lobo.
De lo que sucedió el resto de la jornada se dará buena cuenta en la próxima y completa etapa.[/align]