A las 07:30 nos levantamos y subimos a desayunar a una pequeña terraza que había en la guest house. Allí nos encontramos un chino gordo en gallumbos blancos y una camiseta interior devorando tostadas, Mi marido comió alguna tostada a palo seco yo me embobé mirando la torre Menara.
Queríamos ir al mercado de CHOW kit. En parada más cercana, Pasar Seni, subimos al monorail (5MYR) y después de la segunda parada se paró y allí nos quedamos una hora y pico, al principio pues fue gracioso pero según iba pasando el rato la gente se incomodaba y empezó a sonar una alarma que molestaba un montón, la gente estaba ya como loca llamando por teléfono y por ahí en medio un técnico que a saber lo que hacía abriendo todas las trampillas que habían en el vagón, tocaba algo y empezaba a salir humo y nosotros más perdidos que un pulpo en un garaje

Cuando el tren nos devolvió a la estación esperamos unos 20 minutos pero finalmente salimos a buscar un taxi. A la salida estaba la televisión gravando y un periodista de radio que nos quiso hacer una entrevista.


El taxi nos cobró 16MYR con taxímetro. El mercado nos encantó, ni un solo turista, lo más desagradable un tío matando pollos que me pedía “picture” mientras mataba pollitos.







A la salida nos tomamos un cendol y compramos una pasta que parecía una empanadilla rellena de frutos secos y paseamos por Kampung Baru, No parecía K.L. Todo eran casas bajitas, no habían ruidos, no había gente y se veía hasta el sol.



Y de allí nos fuimos en metro hasta Masquid Jamed (2,40MYR) , pero el karma viajero no estaba de nuestra parte y tampoco pudimos entrar a la mezquita nacional porque eran las 12:20 y empezaban el rezo, hasta las 15 estaba cerrada al público.

Siguiente parada Plaza Merdeka y aprovechamos para ver una exposición sobre Malasia ya que se estaba fresquito.




De allí, guía Lonely planet en mano, nos fuimos al barrio chino siguiendo el recorrido que marcaba y viendo los diferentes templos de la zona. Y unos pasos más nos topamos con el Sri Mahamarian. Y este es uno de los encantos que tiene este país, que no sabes si estas en el barrio chino, indio o dónde porque está todo mezclaito. Para entrar a este templo hay que dejar los zapatos en una taquilla y pagar no sé cuánto, yo se los dejé a mi marido que no entró y el hombre de la taquilla se quedó allí gritándome…Shoes, here!! Money here!!






Al poco rato empezó a llover, la lluvia vespertina de todos los días, y aprovechamos para comer en una callejuela cercana a Petaling. La señora que atendía no paraba de reír pero no hablaba nada de nada de inglés y para colmo la carta estaba en su idioma y sin los precios, pero su sobrino hizo de traductor y fue una de las mejores comidas (sopa, costillas con tofu, arroz, café Tarik 26 MYR).
A esas horas la calle Petaling estaba bastante muerta y los puestecillos que ponen en medio no estaban montados pero nos permitió ver las tiendas sin agobios, eso sí no compramos nada. Y antes de irnos dimos una vuelta por Central market aunque no nos gustó demasiado. Compramos dos paquetes de palillos de coco y uno de ellos al llegar lo tuve que tirar porque tenía agujeritos parecidos a los de la carcoma.
Y llegó el momentazo…tocaba irse al súper hotel!!!! Para la última noche se nos fue la cabeza y reservamos el Traders hotel, un hotel bien pijito . Así que recogimos las mochilas y en una parada de metro llegamos a KLCC. Al llegar estuvimos bastante desorientados pero al fin dimos con el camino, eso sí el largo!!! Hay una pasarela que conecta el centro comercial con el hotel y se está bien fresquito pero como nosotros somos así cruzamos el parque para llegar bien sudaicos al hotelazo.
A la llegada nos recibe un señor trajeado que nos miró un poco extrañados y nos dijo “Do you have a reservation?” y yo bien emocionada “Yes, we have!”, todo un gustazo darle nuestras sudadísimas mochilas al hombre trajeado jejejeje. La verdad es que cantábamos un montón…mi marido pantalón corto, zapatos de treking y camiseta básica del Decathlon, yo unas mallas, mis inseparables botas de montaña y una camiseta anchita y un moño, vamos el colmo del glamour . Al hacer el check in me regalaron un ramito de flores (ya sabéis por nuestra honey moon) y nos subieron un pastelito a la habitación.
Una vez en la habitación sólo podíamos decir WOW. Qué vistas! Planta 38 y delante de las torres petronas. Estuvimos casi una hora embobados y tuvimos que darnos prisa ya que si no no llegábamos al cocktel, ni ducha ni ponernos guapos ni ná, con nuestra ropa "glamurosa" nos bajamos al comedor. El cockel/aperitivo resultó ser un buffet con sushi, alitas, carne, pescado frito, postres bebidas etc. vaya que ya salimos cenados.


Lo mejor nuestras pintas…me di cuenta que las personas que estaban sentadas en las mesas iban súper arreglados y eran la mayoría (americana, corbata, tacones, faldas…) y los que íbamos menos arreglados nos ponían en la zona de sillones y mesa bajita

Por la noche poco más hicimos contemplar las torres Petronas desde todas las perspectivas posibles y hacer fotos haciendo la turistada y dormir como ningún otro día!! Que pasada ver las torres desde la misma cama.

