Miércoles 19 de abril de 2017: Templo de Edfu + Templo de Kom Ombo + Navegación a Aswán
Nos levantamos y fuimos a desayunar.
A las 07.00 am salimos en calesa rumbo al templo de Edfu, porque la motonave ya estaba amarrada en el lugar. El viaje fue corto, de unos 10 minutos, y la propina al calesero ya estaba incluida.
Previo paso por una especie de mercado lleno de tiendas, llegamos y nos dieron las entradas (EGP 60, incluidas). Este templo estaba dedicado al dios Horus y era el que se había encontrado más completo y mejor conservado, según nos comentó el guía.
En una de las paredes laterales vimos el mito de Osiris, que estaba contado como si fuera una historieta. Una vez dentro del templo, nos sorprendió el techo ennegrecido de la sala hipóstila. Según nos explicaron, las tribus que se refugiaban allí hacían fuego y, dado que el templo estaba bastante enterrado, el nivel del piso en ese entonces quedaba muy cerca del techo, con lo cual quedaba manchado de hollín.
Luego nos acercamos al fondo, donde se encontraba el santuario con la barca sagrada.
Imposible dejar de mirar las columnas, me encantaba la forma en la que estaban trabajadas.
Un primer plano a Horus, el protagonista del templo:
Volvimos a la motonave y nos quedamos en la cubierta, porque al mediodía servían barbacoa. Mi novio se metió a la piscina y yo, como de costumbre, me atrincheré a la sombra en una reposera . Almorzamos al aire libre y mirando el Nilo, excepto el calor no podíamos pedir más. Íbamos navegando hacia Kom Ombo.
A las 15:00 pm volvimos a salir para visitar el templo de Kom Ombo (EGP 50, entrada incluida), el único que estaba dividido en dos partes iguales, una dedicada al dios Sobek y la otra, al dios Haroeris.
Empezamos el recorrido por una pared donde se veían instrumentos quirúrgicos y mujeres sentadas dando a luz. Vimos el resto del templo y también el nilómetro, con el que los antiguos egipcios medían el nivel del agua del Nilo para poder prever las cosechas.
El ticket de entrada al templo incluía el ingreso al museo de los cocodrilos, el guía nos indicó dónde era y lo visitamos. Para sacar fotos había que pagar EGP 50, pero no compramos el permiso. El museo era pequeño y se recorría enseguida.
Luego de dos horas volvimos a la motonave para seguir la navegación hacia Aswán y, mientras gran parte del grupo iba al salón a tomar un café, nosotros fuimos a la cubierta pensando que volvían a servir merienda con masitas, pero nada . Nos tomamos una gaseosa y nos quedamos un rato contemplando el paisaje hasta que el calor nos agobió y fuimos al camarote a recostarnos.
Nos levantamos casi media hora después del horario de la cena porque nos quedamos dormidos, bajamos a comer y volvimos al camarote. Hoy había otro espectáculo en el salón a las 21.30 pm, pero nosotros fuimos directo a dormir porque al día siguiente tocaba el segundo gran madrugón para visitar los templos de Abu Simbel.
Nos levantamos y fuimos a desayunar.
A las 07.00 am salimos en calesa rumbo al templo de Edfu, porque la motonave ya estaba amarrada en el lugar. El viaje fue corto, de unos 10 minutos, y la propina al calesero ya estaba incluida.
Previo paso por una especie de mercado lleno de tiendas, llegamos y nos dieron las entradas (EGP 60, incluidas). Este templo estaba dedicado al dios Horus y era el que se había encontrado más completo y mejor conservado, según nos comentó el guía.
En una de las paredes laterales vimos el mito de Osiris, que estaba contado como si fuera una historieta. Una vez dentro del templo, nos sorprendió el techo ennegrecido de la sala hipóstila. Según nos explicaron, las tribus que se refugiaban allí hacían fuego y, dado que el templo estaba bastante enterrado, el nivel del piso en ese entonces quedaba muy cerca del techo, con lo cual quedaba manchado de hollín.
Luego nos acercamos al fondo, donde se encontraba el santuario con la barca sagrada.
Imposible dejar de mirar las columnas, me encantaba la forma en la que estaban trabajadas.
Un primer plano a Horus, el protagonista del templo:
Volvimos a la motonave y nos quedamos en la cubierta, porque al mediodía servían barbacoa. Mi novio se metió a la piscina y yo, como de costumbre, me atrincheré a la sombra en una reposera . Almorzamos al aire libre y mirando el Nilo, excepto el calor no podíamos pedir más. Íbamos navegando hacia Kom Ombo.
A las 15:00 pm volvimos a salir para visitar el templo de Kom Ombo (EGP 50, entrada incluida), el único que estaba dividido en dos partes iguales, una dedicada al dios Sobek y la otra, al dios Haroeris.
Empezamos el recorrido por una pared donde se veían instrumentos quirúrgicos y mujeres sentadas dando a luz. Vimos el resto del templo y también el nilómetro, con el que los antiguos egipcios medían el nivel del agua del Nilo para poder prever las cosechas.
El ticket de entrada al templo incluía el ingreso al museo de los cocodrilos, el guía nos indicó dónde era y lo visitamos. Para sacar fotos había que pagar EGP 50, pero no compramos el permiso. El museo era pequeño y se recorría enseguida.
Luego de dos horas volvimos a la motonave para seguir la navegación hacia Aswán y, mientras gran parte del grupo iba al salón a tomar un café, nosotros fuimos a la cubierta pensando que volvían a servir merienda con masitas, pero nada . Nos tomamos una gaseosa y nos quedamos un rato contemplando el paisaje hasta que el calor nos agobió y fuimos al camarote a recostarnos.
Nos levantamos casi media hora después del horario de la cena porque nos quedamos dormidos, bajamos a comer y volvimos al camarote. Hoy había otro espectáculo en el salón a las 21.30 pm, pero nosotros fuimos directo a dormir porque al día siguiente tocaba el segundo gran madrugón para visitar los templos de Abu Simbel.