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LAGO BALATON
LAGO BALATON

Lunes, 28 de Mayo, 2018
Desperté de nuevo en mi habitación llena de vértices y aristas y tras tener un desayuno similar al del día anterior, recogí los bártulos, hice el check out y me fuí al hotel donde estaban mis acompañantes, que está realmente cerca. Fuimos al coche y... ¡Sorpresa!: Teníamos una multa, que creímos que no nos correspondía. Regresamos al hotel a hablarlo. Hubo un error y malentendido con los horarios de la "zona azul" y al final decidimos pagarlo a medias con el hotel.
Solucionado el asunto, salimos de la ciudad. No fué complicado: Coger la carretera número 6 hacia el este para, al cabo de un par de kilómetros, enlazar con la número 66 que nos llevaría al Lago Balaton. Es una carretera con buen piso y de un solo carril en cada lado. Una vez encaminados hacia el Lago pusimos nuestra música casposilla. Sonaba "Las mañanas son de terciopelo" de Demis Roussos y su archipegadizo estribillo con su inolvidable letra...
♫♪♫ Triki-triki-triki-triki - Manamum - Triki-triki-triki- Trííííííí ♫♪♫
... cuando entonces ví que a mano derecha una carretera que se adentraba hacia lo que es la Zona de Protección Paisajística del Mecsek Oriental (Kelet-Mecsek Tájvédelmi Körzet), pero ni Jaimita ni la Salus estaban con ánimo de desviarnos para verlo prefiriendo seguir nuestra ruta hacia el lago. El paisaje era llano y verde. Pasamos por varios pueblos sin personalidad: Por Villa-Anodina de Arriba y Villa-Anodina de Abajo, por Castroinsulso y por Aburrilanda, pero escuchando y cantando nuestros "oldie-goldies" se pasa rápido. Fue entonces cuando Jaimita sugirió poner su música de Camela.
- Por encima de mi cadáver -dije yo.
- Eso es ya caer demasiado bajo. -dijo la Salus.
Porque habéis de saber, queridos lectores-viajeros, que a la Jaimita le gusta Camela... "Me parecen divertidos", dice. Su madre -profesora de música jubilada-¡¡ tiene un trauma...!! Los psicólogos le han dado por imposible Escuchamos a Tino Casal leyéndole la cartilla a su ex en "Champú de Huevo"
♫♪♪♫♪♫♪♫♫♪♪♫♪♫♪♫
Dices que te vas, que es más alto que yo
me cambias por un Frankestein
dejemos de jugar al gato y al ratón
y nunca más te llamaré.
Champúúú... -Ah, ah... Uh, uh-... de huevo...
♫♪♪♫♪♫♪♫♫♪♪♫♪♫♪♫
Dices que te vas, que es más alto que yo
me cambias por un Frankestein
dejemos de jugar al gato y al ratón
y nunca más te llamaré.
Champúúú... -Ah, ah... Uh, uh-... de huevo...
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Y los italianos de Matía Bazar nos presentaron a Mister Mandarino, un individuo llegado de la China Mandarina:
♫♪♪♫♪♫♪♫♫♪♪♫♪♫♪♫
Vengo "coliendo" de...
Vengo "coliendo" de un mundo lejano a muchas leguas de aquí.
Soy el "espílitu" del "amol", quien me conoce es feliz.
Soy el "maestlo" ideal, "expelto" en los "amoles".
Escúchame y "loglalás" felicidad a tope.
Oé - Oé... Mister Mandarino......
♫♪♪♫♪♫♪♫♫♪♪♫♪♫♪♫
Vengo "coliendo" de...
Vengo "coliendo" de un mundo lejano a muchas leguas de aquí.
Soy el "espílitu" del "amol", quien me conoce es feliz.
Soy el "maestlo" ideal, "expelto" en los "amoles".
Escúchame y "loglalás" felicidad a tope.
Oé - Oé... Mister Mandarino......
♫♪♪♫♪♫♪♫♫♪♪♫♪♫♪♫
Y así, entre risas y cánticos, pasando por Dombóvár y por Iregszemcse que son dos localidades que ni fú ni fá, llegamos a Siófok, donde cogimos la carretera número 7 hacia el Oeste. Es una carretera que rodea el lago. Al cabo de 7 kms llegábamos al pueblo de Zamardi donde vimos el cartel que buscábamos: Uno que indica "Szántódi-rev" hacia la derecha. Es aquí donde se coge el ferry para cruzar el lago en su parte más estrecha: Por el Tihany szoros. El ferry sale de Szántódi-rev para llegar a Tihany-rev. La información la tenéis aquí: Ferry Szántód rév a Tihany rév -en inglés Pagamos 700 florines por persona más 1700 florines por el coche. Unos 13 € en total. El trayecto duró unos 20 minutos, que estuvimos ahí en cubierta bajo el sol, admirando las vistas.

Nada más atracar en el muelle de Tihany torcimos a la derecha para ir al pueblo y visitar su Abadia, que están en una pequeña colina en medio de la península. Llegamos hasta arriba y vimos un aparcamiento, que en realidad parecía una casa particular con espacio en su patio para 8 o 9 coches, pero que tenía una señal de Parking. Aparcamos y fuimos al porche de la casa donde había dos viejas sentadas a la fresca, que eran las que controlaban.
Subimos hacia la Abadía, que tiene al lado una oficina de turismo a la que entramos, pagamos las entradas (que no recuerdo cuánto costaron) y decidimos que antes de visitar la Abadía nos ibamos a dar una vuelta por el pueblo y buscar un sitio donde comer.
El pueblo de Tihany es muy pequeño y tiene su lado pintoresco, con sus casitas de campesinos con tejados de paja de doble vertiendte. La mayoria de ellas consistían en tiendas de souvenirs pero están diseminadas por el pueblo. Así que Tihany a pesar de tener casas curiosillas (parecen cottages ingleses) urbanísticamente no vale gran cosa porque no tiene calles o plazas con encanto. Aunque el entorno, con las vistas al lago tiene su aquél. Comimos en el restaurante Túzkert Étterem ( www.tuzkert.hu/en/ ). Bien. Tiene una agradable y sombría terraza que se agradecía en un día tan caluroso como éste. Personal amable y que habla inglés. Decoración tradicional húngara. Tras los cafés nos dispusimos a visitar la Abadía.
La Abadía de Tihany.- Al parecer hubo un asentamiento romano aquí, pero de lo que realmente se tiene constancia es del año 1055 cuando el rey Andrés I la fundó. Esa carta de fundación se encuentra hoy en la biblioteca de la Archiabadía de Pannonhalma y constituye el primer texto escrito en lengua húngara que se conserva, lo que tiene gran valor si se tiene en cuenta que no aparecería otro hasta el siglo XIX pues por lo general se prefería escribir hasta entonces en alemán o en latín. En 1267 se construyó una fortificación para protegerse de los ataques de los turcos, pero los Habsburgo la eliminaron y hoy solo se ven sus restos.



Hoy la iglesia domina la zona. Tiene dos torres y su interior es fundamentalmente barroco del siglo XVIII, especialmente sus retablos tan recargados: Todo es expresión y movimiento. Alguno de esos angelotes parece que están bailando sevillanas. El púlpito también es muy barroco. El coro, decorado con querubines y el órgano son bastante impactantes. Tanto altares, como púlpito y coro son obra de Sebastián Sulholf. La cripta, mucho más sobria, es la parte más antigua de la iglesia y es el punto de partida desde el cual se recorre el resto del monasterio, que lo han puesto en plan museo educativo con paneles gigantescos pero que no me pareció nada del otro mundo.
Eso sí: El entorno con vistas al lago es realmente bonito.

Fuimos a recoger el coche al parking, pagamos a las viejillas que estaban al fresco sentadas bajo el porche de la casa y que pusieron las monedas en una caja que tenían multifuncional: Lo mismo era caja de lápiceros, de puros, de botones o caja registradora rudimentaria

Balatonfüred es el típico pueblo de veraneo a la orilla del lago con paseo, jardines, algunas zonas verdes y chalets. No tiene un casco histórico que le dé carácter. Encontramos nuestro alojamiento: Se trataba del Pastel Guesthouse: un chalecillo con jardín agradable, pero nada suntuoso ni nada parecido. Estaba bien. Nada más entrar en el recinto fue cuando descubrí que el pánico es contagioso.
Jaimita -que es la que ha estado conduciendo todo el viaje- tiene pavor a los perros. Y nada más entrar a aparcar nos salió a recibir el perro de la dueña de la casa ¡¡Horror!! ¡¡Cerrad puertas y ventanas herméticamente y con todos los seguros puestos !!Por una pequeña rendija gritó:
-¡¡ Por favor, señora, ate a su perro !!
La señora nos miraba alucinada mientras el perro husmeaba ruedas, guardabarros, faros, puertas y ventanas. Era un momento de gran tensión. Entonces pensé "¿Pero qué hago yo aquí metido como un bobo? ¡¡ Si yo no tengo miedo a los perros... " Además este perro no había dicho ni mú, fundamentalmente porque no procedía, ya que las que dicen mú son las vacas...

Tras aposentarnos, nos pusimos los bañadores y nos fuimos al lago a darnos un baño para refrescarnos un poquillo porque la temperatura rondaba los 30ºC. Tras unos 20 minutos andando llegamos a lo que posteriormente descubrí que se llamaba Paseo de Rabindranath Tagore, que transcurre junto al lago. Estuvimos buscando una zona de baño pero está todo privatizado de modo que entre el paseo y el lago hay hoteles y restaurantes con sus zonas acotadas. Jaimita vió que cruzando la terraza de un bar por un estrecho pasillo se llegaba a una de estas zonas, cosa que hicimos descaradamente, a pesar de que no consumimos. Nadie nos dijo nada.
El acceso para bañarse es por medio de escaleras metálicas como las que hay en las piscinas. El agua estaba calentita y cubría muy poco. Para que te cubra más hay que adentrarse bastante. El fondo es blandito, como de barro. Fue agradable. Preguntamos si había algún spa por la zona y nos dijeron que sólo los privados de los hoteles, que son bastante caros, que para baños y tratamientos Heviz es mejor opción que Balatonfúred. Yo ya había visto que en Heviz hay unos baños en un lago con nenúfares, pero decidimos no ir porque nos quedaba un poco a desmano aunque, pensándolo bien, en Hungría las distancias son bastante cortas.
Mis dos colegas, tras el baño dijeron que no querían cenar con el bañador mojado así que se fueron a la gueshouse a cambiarse. Como mi bañador se seca en 5 minutos yo dije que me quedaba paseando por el lago y que nos mandaríamos un wasap para cenar por el puerto, que está muy cerca. Así que me dí una vuelta por el Paseo de Rabindranath Tagore.

El escritor indio y premio Nobel Rabindranath Tagore, pasó una temporada aquí recuperándose de sus problemas de corazón en el hospital de cardiología que se encuentra no lejos de este paseo. Justo frente al lugar donde se encuentra su estatua hay un limonero que él mismo plantó. En el mismo paseo se verán otras estatuas recordando otros personajes, húngaros en su mayoría, entre los árboles, algunos de ellos plantados por ellos mismos.
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b) Sandor Korosi Csoma (1784-1842), lingüista, teólogo y explorador húngaro, fundador por otra parte de la Tibetología. Dedicó gran parte de su vida estudiando los orígenes del pueblo húngaro.
c) Huszka Jenö (1875-1960), compositor de operettas. Su obra está considerada dulce, fresca, romántica e influenciada por la música folk húngara y por los valses.
d) El Conde István Szechenyi (1791-1860), apodado "El más grande de los húngaros", nacido en una familia aristocrática de Viena, creció ajeno al idioma húngaro, como era costumbre en la época. En sus viajes por Europa como militar comprobó la diferencia entre el Este y el Oeste. Hungría habia estado ocupada por los turcos durante 150 años, dejándola atrasada y aislada. Con el fin de acercar Hungría a Europa se convirtió en promotor de iniciativas modernizadoras: Fundó la Academia Húngara de las Ciencias, supervisó las obras del primer puente que enlazaría ambas orillas del Danubio: El de las Cadenas uniendo Buda con Pest, y construyó los Baños Termales Szechenyi de Budapest. Aprendió húngaro de adulto. Respetando a los Habsburgo, defendió los intereses de Hungría. Escribió varios ensayos políticos. Era moderado, conservador y monárquico, pero no absolutista, en contra de Luis Kossuth, revolucionario y anti-monárquico.
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La verdad es que es un sitio muy agradable. El cielo se estaba poniendo negro. Ví un fotógrafo haciendo una sesión a una pareja vestidos de novios a orillas del lago. Había gente paseando, pero no demasiada y con ese cielo amenazante poco a poco fue quedando aún menos. Pasé por delante de una dramática obra escultórica: El Memorial del Pajtás.

El 30 de Mayo de 1954 se celebraba el Día del Niño. El Pajtás, que llevaba 178 pasajeros de Balatonfüred a Siófok, al poco de partir se inclinó hacia babor. El capitán intentó restablecer la estabilidad pero entonces se inclinó a estribor. En su intento de recuperar el equilibrio la nave se inclinó por tercera de vez a babor y de un modo tan brusco que se volcó.
El operador que trabajaba en la sala de calderas perdió su vida al eliminar el vapor de emergencia, evitando que las calderas explotasen y que hubiese un número aún mayor de víctimas mortales. Todavía se discute cuántos perdieron la vida. Las autoridades comunistas de la época decían que doce, pero algunos supervivientes aseguran que fueron más de cuarenta.


El cielo se estaba poniendo muy, muy negro así que decidí esperar a mis compañeras de viaje en uno de los restaurantes del pequeño puerto deportivo, que tenía terraza. Si comenzaban a caer gotas me metería dentro. Bueno, pues no tardó en empezar a llover ni cinco minutos ¡Y de qué manera! Una tormenta impresionante. Envié unos cuantos mensajes a mis colegas para decirles que me encontraba en el Vittolás Etterem Restaurant situado en el puerto y avisarles que me quedaba sin batería. Ni a propósito: Nada más enviar el mensaje el teléfono se apagó. Sólo tenía que esperar.
No tardaron en venir. Como seguía cayendo una tormenta tremenda decidimos pedir unas cervezas (la segunda para mí) y, viendo que tenían varias opciones para cenar bien en plan "alto copete", bien "menú en plan hamburguesas y pollo de andar por casa", nos inclinamos por la segunda opción. Para cuando terminamos ya era de noche y había dejado de llover, así que pagamos, fuimos al coche y nos fuimos al hotel, que al día siguiente emprenderíamos camino hacia el Noroeste.