¡Y llegó uno de los días fuertes! ¿Cómo vivir Thanksgiving en Nueva York? Pues nosotras elegimos vivirlo con todas sus consecuencias: empacho incluido.
Pero ¿con qué cara madrugas para salir a la intemperie con una sensación térmica de -13º? Pues esa era la nuestra. Remoloneamos en la cama, remoloneamos en el desayuno… y al final decidimos ver el inicio de la Macy's Thanksgiving Day Parade en la tele. No queríamos primera fila, solo vivir el ambiente del desfile y ver los globos pasar, así que nos lo tomamos con calma y salimos sobre las 9:30h del hotel, que estaba muy cerca del recorrido.
La idea era verlo por Bryan Park, entrando desde la 5ª Av, pero los controles de acceso estaban cerrados porque la zona estaba llena y nos pidieron ir más arriba. En la 44th St sí pudimos entrar y, como la gente iba saliendo (ya habían pasado los primeros globos), nuestras vistas iban mejorando y acabamos en la esquina de la 6ª Av:




Como veis, fuimos avanzando muy rápido y tuvimos muy buen sitio. Pasaron los globos, las bandas tocando, las carrozas con cantantes famosos congelados de frío (recordemos los -8º) y como cierre… ¡Santa Claus! Íbamos muy abrigadas (camisetas térmicas, bufandas, gorros, guantes) y al estar entre la gente, no pasamos nada de frío. Como mucho en la cara, pero nada insoportable. Así que sí, ya podemos decir que hemos vivido en directo un Thanksgiving Parade… ¡y a varios grados bajo cero!
Como observaciones generales de la experiencia: ¡me gustó! Queríamos vivirlo después de verlo en pelis y series, y la verdad es que impresiona ver los globos pasar entre los rascacielos. Me impresionó también la seguridad, pero no tanto la policial (que se presupone y estaba presente en todos lados) si no por el tema de que, a pesar de estar metidas entre la masa de gente, en ningún momento echamos la mano al bolsillo para comprobar si estaba todo. Gente cívica rules. Por sacar un pero -sabiendo que vas a meterte entre la multitud- diría que echaba de menos más música. Las cabalgatas en España suelen ser más ruidosas y allí, mientras no pasaba ninguna banda de música, no se oía más que "Happy Thanksgiving!". Para cerrar este capítulo, mi globo favorito y el que ilustra el diario: ¡el Grinch!


Desmintiendo mitos sobre Acción de gracias diré que nosotras pensábamos que cuando hablaban de “Thanksgiving Dinner” era porque se hacía a la hora de la cena o al menos por la tarde, pero no. Nuestra fiesta de mealsharing (más info en la intro) empezaba a las 15h, pero todavía era pronto así que nos dimos un paseo para disfrutar del ambiente festivo, hicimos una visita al hotel para quitarnos capas de ropa y otra a un pub cercano para mimetizarnos: cerveza y partido de fútbol americano. Y, como Santa ya está en la ciudad... ¡Mariah Carey a tope!
Al acabar, recogimos las botellas de vino que habíamos traído de Madrid y cogimos el metro hacia Queens, que es donde vive nuestra anfitriona de mealsharing. Era la primera vez que hacíamos esto y no estábamos del todo convencidas, pero al final fue toda una experiencia y por fin… ¡practicamos inglés!
Llegamos y no éramos las únicas invitadas: había amigos de la anfitriona, pero también gente de Israel, Francia, Italia, Australia, Holanda... y más tarde otra pareja de españoles. Como una fiesta Erasmus pero a lo grande, porque creo que en algún momento llegamos a ser unas 20 personas.
La anfitriona llevaba horas cocinando, y pudimos probar el pavo (SÍ, ES MUY SECO) con varias salsas, el stuffing (Andrew lo definió al día siguiente como sus “migas”), puré de patata, verduras horneadas… un montón de comida. Y mientras te servías lo que querías, hablabas con el resto de invitados, tanto de mealsharing como amigos, que creo que fue mucho mejor que estar todos sentados a una mesa.

Pasamos toda la tarde allí, conociendo un montón de gente y hablando de todo un poco (desde política española o Trump hasta Eurovisión, así de polifacéticas somos



Al final pasamos allí casi todo el día, y sí, nos quedaban un montón de cosas por ver de Nueva York. Pero creo que fue una de esas experiencias que no todo el mundo tiene oportunidad de vivir, y al final, los neoyorquinos (y sus visitantes) son Nueva York.
