¡¡Pues ya llegó el día!! A las 10.45 de la mañana mi hermano, mi cuñada, mi marido y yo salimos para el aeropuerto de Barajas a coger nuestro vuelo de Ryanair con destino Venecia, provistos de sendos super bocatas de jamón para comer en el avión. Se supone que la hora de partida son las 12.40, pero por tráfico aéreo nos retrasamos una media hora, con lo que, tras un vuelo por lo demás tranquilo, aterrizamos en el aeropuerto Marco Polo de Venecia sobre las 15.30.
Nos dirigimos al mostrador de Noleggiare para recoger nuestro coche de alquiler y para ello nos vamos a la zona de Rent a Car, en un anexo a la salida de la terminal donde se supone que están todas las compañías menos, precisamente, Noleggiare, que se ubica en un mostrador en la planta 0 de Llegadas, así que vuelta hacia atrás hasta que ya lo localizamos. Alquilé con Noleggiare porque nos permitía salir con el coche de alquiler fuera de Italia, ya que otras compañías más conocidas no lo permitían, la verdad es que era la primera vez que alquilaba con ellos y no sabía cómo iba a salir la cosa, y al final muy bien. Tenemos la suerte de que la chica que nos atiende es sudamericana y habla perfectamente español, con lo que nos explicó que sí podíamos sacar el coche a Eslovenia pero había que pagar un suplemento de 42 euros (6 euros día), que lógicamente abonamos. Teníamos reservado un Volkswagen Golf y nos dan un Fiat 500 X diésel, más grande y espacioso que el Golf pero con un maletero más pequeño, por lo que tenemos que hacer “tetris” para poner las maletas, al final lo conseguimos, y sobre las 16.30 horas ponemos rumbo a Liubliana, nuestro primer centro de operaciones, a 230 km. de Venecia (unas dos horas y media por autovía).

La autopista en la parte italiana es de peaje (11,80 euros) y lleva el carril derecho ocupado por multitud de camiones, así que vamos circulando casi todo el tiempo en el carril izquierdo. Ya en la zona de Gorizia, cerca de la frontera, paramos en una gasolinera para comprar la viñeta obligatoria para circular por las autovías en Eslovenia, porque si no la llevas la multa es de unos 300 euros. Cuesta 15 euros para coches durante 7 días y se cuenta el día que la compras como primer día. En la gasolinera nosotros la compramos en una especie de kiosco de color azul y nos costó 17,50 euros, algo más cara, pero también es verdad que nos evitamos estar pendientes de comprarla al pasar la frontera. En cualquier caso, no es una pegatina como tal, sino un simple recibo donde consta el número de la matrícula del coche, por lo que también se puede comprar on line, hay que meter la matrícula del vehículo, país de procedencia y correo electrónico. Esta es la página web: evinjeta.dars.si/
Nos tomamos un café en el bar de la gasolinera y continuamos ruta hacia Liubliana por, realmente, la misma autovía, también con bastantes camiones, para llegar a la ciudad sobre las 19.30 horas. Era un apartamento muy bonito con dos habitaciones, baño y aseo, así como cocina con mesa para comer, sin comedor propiamente dicho, también fue así en la casa de Mojstrana, cosa que nos llamó la atención, aunque igual era casualidad. Tanja la dueña, muy amable, nos mostró la casa, que estaba en la zona de la Universidad, a unos 15-20 minutos andando del centro de Liubliana y a 10 minutos del parque Tivoli, el más grande de la ciudad (como nuestro parque del Retiro, pero en bastante más pequeño). Es una zona residencial tranquila, supermercados y bares más próximos a 1.5 o 2 km.
Entre unas cosas y otras se nos hicieron casi las ocho y media, y el supermercado que más tarde cerraba era un Spar a 2 km. de casa, que cerraba a las nueve, así que corriendo cogimos el coche y nos fuimos a comprar. Nosotros, en nuestros viajes, solemos alquilar casas donde desayunamos y cenamos, con lo que únicamente hacemos fuera la comida. Y la primera anécdota del viaje: llegamos a la caja a pagar a las 9 y 3 minutos, ponemos las cosas en la cinta y la cajera comienza a hacer aspavientos y a hablar en esloveno, no entendíamos nada, y una señora que acababa de pagar muy amablemente nos dice, en inglés, que en Eslovenia está prohibido vender alcohol a partir de las 9 de la noche y lo que nos pedía la cajera es que devolviéramos las cervezas y el vino que habíamos comprado, así que, muy obedientes, quitamos el alcohol. Pues ya sabéis, nada de comprar alcohol a partir de las 21 horas. Respecto al precio, nos pareció todo algo más caro que en España.
Volvemos al apartamento sobre las 21.30 y ya no había casi nadie por la calle, los bares que más tarde cerraban lo hacían a las diez de la noche, así que cenamos en casa, y bastante cansados del día nos vamos prontito a dormir, que mañana nos esperan las cuevas.