Ponerse una a recordar con estos fríos la estupenda velada que pasé recientemente durante estas últimas vacaciones en México, hace que durante unos instantes me sienta un poco de nuevo ahí, oyendo y “oliendo” el maravilloso Mar Caribe, en la mejor compañía posible (mi marido), y degustando una suculenta cena, consigo así que durante unos breves instantes (demasiado breves….) me olvide un poco de las temperaturas invernales que tenemos en esta parte de la geografía española, y de la amenaza de que sean mas gélidas todavía en los próximos días.
Este restaurante es una de las múltiples opciones de cenas a la carta dentro del increíble complejo Grand Palladium en la Riviera Maya, y salimos de ahí con tan buen sabor de boca que no me he resistido a subir una entrada en el diario solo para esta cena.

Este restaurante a la carta, abre para las cenas, es con reserva previa y está especializado en “Arroces y pescados”.
Durante el día, es uno de los 2 Bach Bar 24h que hay en el complejo, durante las cenas se “transforma” como Rte.Punta Emilia, el resto del día es un sitio estupendo para picar algo, muchos días a comer nos veníamos aquí, nos pedíamos unos chiles jalapeños, quesadilla, tacos, etc… y comíamos algo mientas miras al mar .

La situación del mismo es directamente sobre una parte de la fantástica playa del complejo, escuchando el mar y con la típica arena blanca y caribeña a tus pies, más o menos esto último, porque la zona donde están las mesas es sobre unas plataformas de baldosas en la arena, así a las chicas no se nos hunden los tacones en la arena, pero si uno quiere se puede pisar perfectamente la arena.
Tiene un toque a gastronomía “ibicenco/mediterranea”, haciendo así un guiño a los orígenes de esta cadena hotelera (Ibiza).
Por cosas de la vida, tuvimos oportunidad de saludar al chef del restaurante, un andaluz afincado en Ibiza durante casi 20 años y desde hace 2 en México, y como el hablar con él fue después de cenar, en seguida entendí y comprendí que el “all i oli” estuviera tan, tan rico, y los arroces que nos comimos fueran exquisitos!
Comenzamos la cena con unos aperitivos variados por iniciativa del restaurante

Consistía en unas pequeñas tostas de tomate y queso, tortilla de patata, ensaladilla y olivas negras, acompañado todo de un “alioli”
El “alioli” estaba buenísimo, de los de “sucar pan”, porque literalmente acabamos comiendo el alioli untando el pan, que bueno estaba!!
El resto de los aperitivos estaban ricos, para toda la clientela extranjera que se aloje en el hotel, estoy segura de que le llamaran más la atención de lo que me llamaron a mí, aunque reconozco que comer una tortilla de patata “aceptable” y un alioli riquísimo fuera de España, me sorprendiera.
Continuamos con el entrante que pedimos para compartir y que fue un “Ceviche Mixto”

Que consistía en camarón, pescado, pulpo, calamar, cebolla, tomate, cilantro, lima, aguacate y ajo.
Algo ligero y suave, preparando el estomago para lo que venía después.
El plato fuerte consistió en un “Arroz a Banda” para mi, y un “Arroz con Marisco” para mi marido.
Aquí tenéis una perspectiva de los dos arroces y de mi misma con cara de decir “me voy a poner las botas!!!”

Y en esta otra os pongo una perspectiva de la paella de cerca

Debo decir que estaban sumamente exquisitos los dos, pero con todo el dolor de nuestro corazón (y estomago) no nos los pudimos terminar.
Sabéis esos platos que están tan ricos que no puedes dejar de comer a pesar de que estas a punto de reventar?
Esos en los que te están sabiendo tan buenos que te da rabia dejar algo en el plato?
Pues algo así nos pasó a nosotros, pero como era imposible terminarlos, tuvimos que darnos por vencidos, y nos dijimos a nosotros mismos que haríamos por repetir alguna noche más de las vacaciones este restaurante, pero casi sin comer al mediodía!! Y así tener sitio para terminar la paella (al final se pasan los días que no te enteras y no pudimos repetir).
A lo que nos negamos, fue a prescindir de los postres, jejeje….
Yo me pedí un “Pastel de chocolate” porque me dejé convencer por el marido, yo quería una crema catalana, postre que me gusta muchísimo, pero claro!, el me decía, chica! Que eso lo puedes comer en casa fácilmente, pide otra cosa…. Y me dejé llevar.

Nos es que me defraudara el postre, el pastel estaba rico, pero me quedé con ganas de una crema catalana “a la mexicana”.
El postre de “mi parte contratante” fue “Graixonera con grand marnier”

Y con esto finalizó una riquísima cena, en las que prácticamente tuvimos que salir “rodando” del restaurante pero con el estomago, el espíritu y la mente satisfechos y saciados.
Después de esto, gracias a los “cuidados” de Filiberto, el barman que nos atendía todas las noches, el cual nos ayudo a rebajar la comida con un licor alemán de hierbas y que a posteriori nos animó la noche con unos chupitos de tequila “Don Julio Reposado”, licor que ha sido mi descubrimiento en este viaje a México.
De lo mejor de cenar en este restaurante, además del maravilloso entorno y de la rica comida, es cenar acompañado de unos simpáticos y muy listos amiguitos

Los cuales aprenden muy rápido, y como se saben encantadores y que a los turistas nos cuesta resistirnos a ellos y a sus suplicas de comida, pues no se cortan un pelo en acercarse a tu mesa, ponerse a dos patas y alargar las “manos” esperando algo.
Alucinante!
Hace 3 años era excepcional y rarísimo ver a estos animales, y ahora lo raro es no verlos, pero quien se resiste a ellos?
Yo desde luego no pude como veis en la foto.
En fin, un sitio estupendo para ir a cenar de vez en cuando, lástima que el viaje hasta él es de unas 10 horas!
seguira......
