Hoy nos toca madrugar un poco para ir a Ostia Antica . Cogemos el metro hasta Basílica de S. Paolo y en la misma estación y con el mismo billete (de la Roma pass) hacemos transbordo y nos subimos en el metro/cercanías con destino a Lido di Ostia. Nos bajamos en Ostia Antica, salimos de la estación y cruzamos por el paso elevado la carretera y ya estamos en la entrada de la antigua ciudad romana.
Por la vía Ostiense comenzamos a caminar en un día de un calor impropio del mes de febrero (venimos preparados para la lluvia y el frío y nos ponemos morenos).
Las ruinas de la ciudad; que era el puerto de Roma, por donde entraba todo tipo de mercancías, grano, aceite, vino y animales traídos desde el otro lado del “Mare Nostrum”, van tomando forma y te hacen ver cómo vivían, como eran las casas de los ricos y poderosos y de los que no lo era tanto, como eran sus termas, sus molinos, sus depósitos de grano, sus templos…. . Edificaciones que fueron de tres y cuatro plantas. Desde esta ciudad portuaria se abastecía de pan y pescado a la capital del Imperio. Aún se conserva lo que fue una “hostería” con carta incluida, dos enormes molinos
con varias piedras que aún podríamos hacer girar para moler grano, el departamento de los bomberos, el teatro
(poco mas pequeño y peor conservado que el de nuestra Emerita Augusta), las termas de Neptuno con un espectacular mosaico, el palacio de Apuleyo, el Capitolio, templos y un largo etc., lleno de edificaciones menos importantes que corresponden a sus mercados, puertas y casas. Es difícil imaginar la vida que debió tener esta ciudad en el momento de máximo esplendor. Se siguen (cosa rara) conservando mosaicos que pisamos diariamente y que puedes levantar sin ningún problema con tus pies (penoso, pero cierto).
Abandonamos ya atardecido y bastante después de la hora de cierre del acceso a las ruinas de Ostia, ruinas que deberían esmerarse un poco mas en cuidar para que también las generaciones venideras puedan disfrutar de, cuando menos, lo mismo que acabo de ver.
Deshacemos el camino andado y volvemos al metro para regresar a Roma y nos vamos a dar una vuelta y cenar por el Trastevere.
Muy pocas ciudades tienen un barrio con el sabor a antiguo de este barrio romano, pasear por sus calles estrechas llenas de colorido, con farolas colgadas de las fachadas, calles que parecen laberintos sin fin. Salimos a una plaza con fuente que es Santa Maria in Trastevere con la iglesia que lleva su mismo nombre y entramos en ella pero no podemos visitarla completamente pues hay una celebración de algo (no es misa) y tienen cortado el paso por las naves, de cualquier forma podemos ver el altar mayor, la cúpula (muy bonita) y el techo que es una obra de arte. En uno de los múltiples restaurantes que hay nos metemos a cenar. Por hoy ya es suficiente y nos vamos hacia el autobús (creo que es la línea H) que nos deja en Termini.