Croacia Febrero 2019 ✏️ Blogs de Croacia

Hola, soy LaOli y hace sólo unos días que volví de Croacia con mi amiga Yas, donde pasamos unos días de muchas risas... y un poco de miedo.

Cuando empecé a preparar este viaje no encontré demasiada información sobre qué hacer en invierno. Los mismos croatas nos preguntaban qué hacíamos por allí en Febrero, así que les contábamos que, al igual que ellos, vivíamos del turismo en España y nos era imposible viajar en verano.

La razón de ir a Croacia en estas fechas es que teníamos una premisa, lugar costero, pero poco tiempo y dinero. Os preguntareis ¿mar en Febrero?, si, la razón es que yo vivo en una isla, pero mi amiga ahora está viviendo en Aragón y necesitaba rodearse de agua por unos días.
Tras descartar Grecia, que era la primera opción, porque se nos disparó el precio de los billetes, acabamos viajando a Dubrovnik con Iberia por 83€ ida y vuelta (no está nada mal) del 13 al 23 de Febrero.

Alquilamos un coche 8 días con Happy car (los dos primeros días en Dubrovnik no lo necesitábamos), y pagamos 47€ por toda la reserva. Si, si, 8 días de alquiler a ese precio!!! Como era tan barato contratamos el que seria el primero de nuestros seguros a todo riesgo por 76€ más (después os cuento).

Desde España sólo nos reservamos el apartamento Mia en Dubrovnik para los dos primeros días y el último. Era lo más barato que encontré por el centro (30€ la noche) y fue todo un acierto. Ojo que hay varios apartamentos que se llaman así, el nuestro estaba en la calle Pelješka.

Y sin nada mas reservado nos fuimos a disfrutar de unos días juntas tras casi un año sin vernos.

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El viaje de ida tuvo un aterrizaje "complicadillo" debido al viento, yo iba recitando mantras mientras Yas me apretaba la mano hasta hasta dejármela sin sensibilidad. Si, si, dos locas. A nuestro lado un gallego nos miraba como diciendo... al menos os tenéis la una a la otra, yo voy a morir solo!
Pero sobrevivimos, y en el en el bus a Dubrovnik donde volvimos a coincidir con el muchacho comentamos el mal rato.

Y hablando del bus, hay dos opciones, el bus público (la compañía Libertas) que te deja en la estación central de autobuses (desde allí hay que coger otro para que te lleve al centro) cuesta 16,5 kunas y tarda una hora más o menos.
Nosotras nos decidimos por la segunda opción (para tener algo con qué pagar el bus cambiamos 20€ en el aeropuerto a 7,05 kunas el euro), es una compañía privada de buses que por 45 Kunas te deja en la puerta de Pile, es decir, en el mismísimo centro y tarda media hora.

Esta puerta, Vrata od Pila en croata, era la entrada principal al casco histórico. Cuentan que el puente levadizo se levantaba cada noche y la puerta se cerraba con llave, la cual se entregaba al príncipe, que la custodiaba hasta la mañana siguiente. Los puentes, antiguamente, pasaban sobre un gran foso con agua, en la actualidad el foso se ha convertido en un jardín con naranjos y limoneros.
Sobre la puerta podemos ver la estatua de San Blas, protector de la ciudad.


Y una vez en el centro con google maps como guía nos encaminamos a donde creíamos que estaba nuestro alojamiento, ahí descubrimos que hay más de un apartamento Mia, así que tras bajar muchas escaleras (maletas en mano), varios croatas se apiadaron de nosotras y nos ayudaron con la dirección. Resulta que estábamos en la otra punta y tuvimos que subir toooooodas las escaleras que habíamos bajado previamente

De camino al apartamento pasamos por unos cubos de basura donde vimos 4 maletas vintage nuevecitas, como no podíamos llevarnos las 4, recordar que aún llevábamos las nuestras, elegimos las 2 que más nos gustaron, ¡una tenía hasta la llave! Así que felices por el regalo con el que nos recibía la ciudad pero cargadas como mulas seguimos subiendo cuestas y escaleras.


Si os fijais en el nombre de la calle de la foto es Maria Perica Por fin llegamos a nuestro apartamento, que tenía unas vistas soberbias de la ciudad. Tanta subida tiene su recompensa!


Una vez allí soltamos las 4 maletas y tras reponer fuerzas tomando un café en la terraza de casa, volvimos al centro para poder, ahora si, disfrutar de la ciudad un ratito.

Primero fuimos a la oficina de información turística para preguntar por la Dubrovnik card, nos dijeron que sólo se podía pagar en efectivo y la de 24h costaba 200 kunas , así que, como habíamos cambiado lo justo en el aeropuerto, lo dejamos para el día siguiente y caminamos un poco sin rumbo, al final siempre acabábamos en la calle Stradun, que es de donde salen todas las callejuelas.


Aprovechamos también para comprar algunas cosillas en el super y fuimos a cenar a la pizzeria Tabasco. Dos pizzas, un agua y una cerveza sin alcohol 241kunas. Las pizzas son enormes, pedimos las pequeñas y nos acabamos llevando un cuarto de cada una para casa. Con una grande para las dos hubiera sido bastante.
Y con esto dimos por terminado nuestro primer día en Dubrovnik, si tenéis la oportunidad de callejear de noche os lo recomiendo, entre la oscuridad y la poca gente que hay el ambiente es mágico.


Nos levantamos pronto pero nos tomamos el primer café en el apartamento, que para eso no hemos tenido prisa en todo el viaje, aunque con esas vistas desde la habitación daban ganas de salir corriendo a explorar la ciudad.
La primera ducha croata nos adelantó lo que nos esperaba el resto de las vacaciones, el termo estaba dentro de la bañera, y fue el primero todos los sitios imposibles donde colocan los termos los croatas.

Menos mal que nos lo tomamos con calma porque lo primero que teníamos que hacer era sacar dinero y hasta que no se nos ocurrió ir al banco, en las tiendas de cambio de divisa que entramos o nos daban un cambio muy bajo o aún no les había llegado el dinero
Al final, el banco de la calle Stradum fue el que mejor cambio nos dio: 7,34 Kunas el Euro, así que cambiamos todo lo que pudimos porque un par de billetes no nos los cogieron (uno porque estaba roto y el otro no me acuerdo por qué).
Ahora si, nos fuimos a comprar la Dubrovnik card, más que nada porque queríamos ver las murallas y sólo la entrada de éstas cuesta lo mismo.

Como el precio incluía también el monasterio franciscano, entramos a verlo, había leído que tenía una de las farmacias más antiguas de Europa. Además de eso, el monasterio en si es también muy bonito, es una visita corta que merece la pena.


Después nos subimos a las murallas desde esa misma placita donde está el monasterio. El chico que nos revisó la entrada hablaba español y tras preguntarnos de donde éramos dijo que conocía Zaragoza. Yas alucinaba: es el único extranjero en el mundo que conoce Zaragoza y no Ibiza!!!

Lo primero que vimos fue la fuente de Onofrio desde arriba.




En las murallas pasamos toda la mañana, a cada paso te detienes, que si la ciudad por dentro, que si las vistas de fuera de la muralla... es caro pero merece la pena.




De la fortaleza de Lovrijenac no sé ni cuantas fotos hice.


Si a eso le sumas que soy una friki de juego de tronos, para que queremos más, te vas encontrando un montón de imagenes de los siete reinos. En la muralla misma ya te vienen miles de escenas de la serie a la cabeza, puesto que Dubrovnik es "Desembarco del rey" y solo le falta la Fortaleza Roja al final de la muralla para creerte dentro de la capital de los siete reinos y revivir momentos como, por ejemplo, la conversación entre Tyrion y Varis.
Os dejo algunas fotos más de juego de tronos a ver si acertáis, debajo os pongo la solución


Es la torre Minceta, en la serie se convierte en la casa de los Eternos, hogar de los brujos de Quart


En esta escalinata del monasterio dominico, un profeta instiga a las masas a rebelarse contra el rey Joffrey.

Si pertenecéis a ese pequeño porcentaje del mundo que no ha visto la serie, como mi amiga a la que tenía frita, no importa, las vistas siguen siendo espectaculares.


Y con tanto pasear de buena mañana ocurrió lo inevitable, las ganas de ir al baño se convirtieron en una necesidad imperiosa. Así que vi el cielo abierto cuando en medio de las murallas un chico había puesto dos mesas y abierto una barra desde su casa. Tienes baño le pregunto, si si, me responde en español, vale pues dos cafés por favor. Se va a hacer los cafés sin dejarme pasar al baño, vuelve le pago, 8€ por un café solo y otro con leche, ya tenía pinta de que nos iban a pegar un buen palo pero no podía elegir, y entonces me dice: mira, ahí mismo tienes los baños públicos, y añade, son gratuitos.
Lo mato!!! Pero luego, que ahora me tengo que ir corriendo al baño! Bueno al fin y al cabo se está buscando la vida... pero 8€!!! En fin, pagamos la turistada.

Y tras nuestro café a precio de oro pero con unas vistas maravillosas (y el descanso de haber podido ir al baño), continuamos el paseo por las murallas. A mitad de camino nos encontramos el museo marítimo y entramos a verlo, que también entraba en la Dubrovnik card, pero no era gran cosa.

Cuando terminamos el recorrido nos pusimos rumbo a la fortaleza de Lovrijenac que tanto había fotografiado desde las murallas. De camino pasamos por la bahía donde el día anterior nos señalaba google maps que se encontraba nuestro apartamento, y si habéis visto juego de tronos la reconoceréis al instante.



Desde la fortaleza tampoco hay malas vistas:


La fortaleza en si está muy bien conservada, pero sino fuera por las vistas no es muy diferente del resto de fortalezas que hay por el mundo. Se ve rapidito.

De camino a Dubrovnik nos entretuvimos un rato persiguiendo palomas para lograr una foto artística.


El estómago empezaba a rugir, que ya era tarde y sólo llevábamos dos cafés en el cuerpo, así que buscamos un restaurante vegetariano que me había apuntado, pero estaba cerrado, así que entramos en el primero que vimos abierto. Yas pidió Gnocchi a los cuatro quesos y yo sopa de cebolla y ensalada (no es un país para vegetarianos) y agua. El agua nunca llego, bueno si, en la cuenta, pero se lo reclamamos y no hubo problemas. Nos costó 30€, en comparación a los cafés de la mañana ni tan mal.
No os asusteis por los precios, Dubrovnik es, con diferencia lo más caro de toda Croacia. Pero hay cosas baratas, por ejemplo en la misma Stradun por 10 kunas me compré un helado de pistacho de postre.

Como habíamos entrado a comer tarde para cuando salimos no pudimos visitar nada más porque ya estaba todo cerrado
Pero como había un par de horas de luz aún seguimos metiéndonos por todos los rincones de casco histórico, lo más divertido fue que nos encontramos un loco (o un iluminado, quien sabe) que nos contó un montón de cosas y nos bendijo para las siguientes 48 horas.

Yo seguía buscando localizaciones de juego de tronos, aquí podéis las escaleras donde Cersei hizo el paseo de la vergüenza.


La ciudad esta llena de rincones preciosos, menos mal que es pequeña, porque uno no se cansa de recorrerla.


Después nos dimos una vuelta por las afueras de la muralla, pero lo que conseguimos fue hartarnos a subir y bajar escaleras sin ver nada que mereciera la pena. También intentamos ir a la peluquería, solo por hacer algo normal, pero como era San Valentín estaba hasta los topes.

Así que al final nos fuimos a casa a ver el atardecer desde nuestra maravillosa terraza. Y tras varias horas de conversación, una sopa y unos restos de pizza del día anterior, nos fuimos a dormir.

A la mañana siguiente, tras un laaaaargo cafe y una ducha junto al termo, eso si, el agua salia hirviendo, empaquetamos las cosas y nos fuimos a darnos la última vuelta por la ciudad.
Como íbamos a volver a pasar la última noche ahí, la señora nos guardó las maletas "de la basura" así que para no volver a subir nos fuimos con las nuestras ya a las diez de la mañana. También nos regaló un par de naranjas del huerto.


Necesitábamos un café en condiciones y el dia anterior habíamos visto un bar pequeñajo lleno de locales y allá que fuimos. Se llama Dolce Vitta y está en una de las calles que salen de Stradun, nos costó 10 Kunas el café solo y 12 otro con leche, vamos mejorando, estos son los precios normales. También compramos algo de comer en una panadería, y eso fue nuestra perdición, os adelanto que no volvimos a comer en ningún restaurante, con eso os lo digo todo.

Así que con nuestros cafés para llevar, nuestros bollos y las maletas, nos fuimos al puerto a desayunar en el muelle.




Y aprovecho esta foto para empezar ya a hablar de gatos, que no puedo resistirlo más... Si amais a los gatos, Croacia es el paraíso. Yo no podía ser más feliz, hay gatos en todos los rincones, suelen estar gordos y bien cuidados. En cualquier sitio les ponen cajas de cartón y cojines para que duerman.


Pero lo más fuerte de todo lo que ví es la señora de la siguiente foto:


Estaba pescando en el muelle pececitos pequeños y según los cogía se los daba a los gatos que, como podéis ver, la rodean.
Pasamos un buen rato al sol en el puerto con los gatos, lástima que hacía vientecillo.

Decidimos ir tranquilamente al aeropuerto en bus público, teníamos que recoger el coche allí, pero de camino fuimos haciendo alguna que otra foto.


Y aquí esperando el autobús, otro gato!


En la estación central de autobuses tuvimos que esperar casi una hora hasta el siguiente bus, pero nos fuimos a una terracita al sol y se nos pasó rápido.
En el aeropuerto la liamos un poco, porque nos tenían que bloquear 1200€ de la tarjeta de crédito, pero el tope lo teníamos en 1000€, así que el seguro que habíamos contratado con happy card no nos sirvió de nada porque tuvimos que contratar otro con ellos para que no nos bloqueasen esa cantidad, 120€ más, al final no nos salió tan barato el coche...
Aquí os he resumido la historia pero allí estuvimos un buen rato viendo qué pasaba primero y tratando de desbloquear la tarjeta después.

Al final el chico nos dio un coche de categoría superior, claro que con dos seguros a todo riesgo no había peligro.


Y con semejante cochazo nos fuimos rumbo a Korcula.

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Salimos a medio día del aeropuerto rumbo a Ston, es una hora de camino más o menos. Las vistas son preciosas desde el minuto uno de ruta, también da un poquillo de miedo esas carreteras tan estrechas junto a los acantilados y, al contrario de lo que dice todo el mundo, a nosotras no nos pareció que condujeran mal los croatas. Así pues, sin ningún percance llegamos a Ston.

Es famoso por sus caladeros de ostras y mejillones (pero no lo probamos así que no puedo dar fe), y también destaca su muralla, la segunda más grande del mundo. Esta si que la "probamos", había un puesto donde se supone que se ha de pagar entrada, pero no había nadie así que entramos gratis. No subimos mucho, porque hacía bastante viento, y entre el vértigo que tengo y el frío no me animé con los 5km de muralla. Por cierto, se construyó para que los comerciantes de sal que temían por sus mercancías estuvieran a salvo.


La ciudad es pequeñita, pero bien conservada, eso si, no había un alma. Sino fuera porque al llegar se abrió una puerta misteriosamente de donde dejaron salir a todos los gatos (foto), hubiéramos pensado que estaba deshabitada. En Dubrovnik elaboramos la teoría de que los gatos los pone el gobierno para atraer el turismo asiático, que a nuestra llegada los soltaran, lo confirmó.


Empezaba a oscurecer cuando salíamos de Ston y aún nos quedaba otra hora de camino por estrechas carreteras subiendo y bajando montañas y acantilados. Llegamos a Orebic de noche y, de nuevo, Google maps nos mandó a otra dirección.
La señora que nos abrió la puerta era muy amable y nos dijo como llegar a nuestro alojamiento, hasta llamó a la dueña de nuestro apartamento para avisarle de que ya estábamos alli. Os aconsejo que llevéis apuntadas las direcciones y los nombres de adonde vais
El pisito estaba en el centro del pueblo, cerca del puerto que era lo que nos interesaba, pero también junto a un super y lo más importante, de una Pekara (panaderia), es la única palabra que he aprendido, bueno, también Hvala (se pronuncia Juala) que significa gracias.
Volviendo al apartamento, se llama Apartaments Suvaljko, y estaba muy bien, bueno, la verdad es que nos dieron uno de categoría superior porque había un problemilla en el nuestro, nos costó también 30€ la noche y nos dejaron una botella de vino de cortesía que fabricaban ellos mismos.
Y hablando de beber, el agua en Croacia es potable y muy rica, nos rellenaban la botella en los bares si no veíamos fuentes cerca, aunque hay bastantes.
No hicimos nada en Orebic a excepción de bajar al super a comprar algo de cenar.

Al día siguiente nos dejaron que estuviéramos el apartamento hasta la hora que quisiéramos, así que nos aprovisionamos de víveres en la Pekara y nos fuimos al puerto andando, no íbamos a pasar el coche porque a pesar de que en el puerto que hay en la misma Korcula esta cerrado en invierno, el otro está a sólo 3 Km. Tuvimos que esperar un rato al barco, así que aprovechamos para tomarnos nuestro segundo café (el primero siempre recién levantadas en el apartamento), en un bar que hay junto al puerto y el café estaba delicioso.

En el barco (13 kunas por persona y trayecto) nos comimos parte de lo que habíamos comprado en la panadería, menos mal que aquí no hay esas cosas, porque engordé 2 Kg en 10 días, pero es que tanto la bollería dulce como la salada estaba de muerte. Lo mejor el queso (sirom) es parecido a la ricotta, es muy común también que lo rellenen de queso y espinacas. En cuanto a lo dulce Yas probó todo lo que había con chocolate y yo todas las mermeladas, la mas rica la de manzana, es como el relleno del Apfelstrudel alemán.

Y una vez llegamos a la isla vimos a un señor en la parada de bus que hay junto al puerto y nos dijo que el siguiente autobús venía en unos minutos, así que esperamos.

En la ciudad de Korkula (se pronuncia Kórchula) dicen que nació Marco Polo (1254 – 1324), no sé cuanto hay de leyenda y cuanto de verdad en eso.


La ciudad es chiquitilla pero con bastante encanto. recuerda un poco a Dubrovnik pero a pequeña escala. Aunque mirando la siguiente foto, me recuerda también a Split.


Entramos a visitar la Catedral de San Marcos, (gratis) realizada por los canteros originarios, que tardaron en completarla unos 150 años. No tengo fotos pero os aconsejo que entréis, es pequeña pero muy bonita, dentro hay dos pinturas de Tintoretto.

Por fuera de la muralla, hay también buenas vistas.


Cuando dimos la visita por terminada nos fuimos caminando al puerto por la costa, era tan chulo el camino que se nos hicieron cortos los tres kilómetros.


En el barco de vuelta acabamos con las provisiones que aún nos quedaban y en 20 minutos llegamos a Orebic, donde recogimos los bártulos y nos fuimos hacia Split.

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