*** Imagen borrada de Tinypic ***
Mañana completa destinada a Jaisalmer. Tras desayunar en la terraza del hotel, cogemos un rickshaw y vamos a la ciudad vieja. Hace un sol abrasador, el día promete ser caluroso. Antes, acordamos con el dueño del hotel que por la tarde, cuando aflojase un poco el calor, nos harían un recorrido por el desierto en Jeep, hasta las dunas de Sam, que están a una media hora en coche de Jaisalmer. Nos habría gustado dormir en el desierto, pero íbamos demasiado apretados de tiempo, y esa misma noche teníamos que coger un tren nocturno hacia Jodhpur.
Pasamos la mañana callejeando por las calles del Fuerte de Jaisalmer y visitamos los templos Jainíes. Hay varios, todos muy cerca. Es un placer caminar por las callejuelas del fuerte, hay una tranquilidad poco habitual en la India, y están plagadas de pequeños comercios que venden de todo, desde comestibles hasta libros, alfombras, artesanía... Al medio día el calor era ya inaguantable, seguramente entre 40 y 45 grados. Nos refugiamos del calor en un pequeño restaurante, que en realidad era una terraza cubierta, con unas vistas al desierto impresionantes. Estuvimos como más de 2 horas sentados, comiendo, bebiendo y esperando a que el calor aflojase un poco.
Después de comer, y como que seguía haciendo mucho calor, decidimos visitar el Palacio del Marajá, donde, al menos, estaríamos a resguardo del sol. La verdad es que vale mucho la pena, el palacio es muy bonito y las vistas de las habitaciones sobre el fuerte y la ciudad son espectaculares. Te ofrecen una autoguía en español, con mucha información.
A las 17 hs volvimos al hotel, donde nos iban a recoger con un Jeep y nos llevarían al desierto. Antes de salir de la ciudad, el conductor nos aconsejó que nos cubrieramos la cabeza y la cara con algún fular, por la arena, y como no llevábamos, nos llevó a una tienda (de un amigo, claro) a comprar. Era barato, pero nos sirvió de bien poco, supongo que porque no hacía nada de viento y la arena no se levantaba. Antes de adentrarnos en el desierto, visitamos unos cenotafios que hay en las afueras de Jaisalmer y en poco más de media hora llegamos a un sitio donde nos esperaban cinco camelleros con sus respectivos camellos. Montados en los camellos fuimos hasta la zona de dunas, viendo por el camino algunos poblados de chozas hechas de ramas y cañas, en medio de la nada. Parece mentira que aquella gente pueda vivir en un entorno tan inhóspito, sobretodo porque no hay ni un solo árbol bajo el que cobijarse, y las temperaturas son extremas.
Llegamos a las dunas justo antes de la puesta de sol. Me pareció impresionante. Casi estábamos solos allí, y el paisaje era inmenso. Nos sentamos en las dunas y vimos la puesta de sol. Los pobres camelleros tuvieron que insistirnos varias veces para irnos, porque nos hubiéramos quedado allí horas y horas. Nos llevaron con los camellos hacia una zona donde había una pequeña choza, al lado de la que habían montado una mesa y nos habían preparado la cena. Así que, cenamos en pleno desierto. Estuvo muy bien, a no ser porque, cuando anocheció encendieron varios camping gas para iluminar la mesa, y empezaron a acudir miles de escarabajos y demás insectos de todos tamaños y formas, y tuvimos que huir de allí corriendo.
Tras regresar al hotel, duchazo para quitarnos la arena de encima, y corriendo a la estación de tren, donde íbamos a coger el tren nocturno a Jodhpur. Salía sobre las 22 hs y llegaba a Jodhpur a las 5 de la mañana. Esta vez fuimos en clase AC3, porque era un tren que no tenía ni AC1 ni AC2. La clase AC3 también está muy bien, lo único que los compartimentos son de 6 personas, 3 literas en cada lado. El tren salió puntual y me quedé dormido enseguida. Estábamos baldados, pero nos esperaba Jodhpur, la ciudad azul.
CONSEJOS: No perderse por nada del mundo JAISALMER. Es una maravilla sacada de otros tiempos. En verano el calor es simplemente horroroso, por lo que en las horas centrales del día más vale ponerse a cobijo. Pero aún así, es un sitio que impresiona. De lo más bonito que he visto en la India.
Las excursiones en camello al desierto son bastante turistada, pero al menos sirven para ver un poco el desierto, las dunas, los poblados...y todo esto sí que vale mucho la pena.
FOTOS:
Arriba: 1.- El fuerte de Jaisalmer 2.- Tocando la cítara 3.- Vista de Jaisalmer desde una habitación del Palacio del Marajá
Abajo: 1.- Las dunas de Sam, desierto del Thar 2.- Un poblado en el desierto 3.- Nuestros camelleros
P.S.- Cómo me cuesta elegir fotos de Jaisalmer. Las pondría todas...
*** Imagen borrada de Tinypic *** Pasamos la mañana callejeando por las calles del Fuerte de Jaisalmer y visitamos los templos Jainíes. Hay varios, todos muy cerca. Es un placer caminar por las callejuelas del fuerte, hay una tranquilidad poco habitual en la India, y están plagadas de pequeños comercios que venden de todo, desde comestibles hasta libros, alfombras, artesanía... Al medio día el calor era ya inaguantable, seguramente entre 40 y 45 grados. Nos refugiamos del calor en un pequeño restaurante, que en realidad era una terraza cubierta, con unas vistas al desierto impresionantes. Estuvimos como más de 2 horas sentados, comiendo, bebiendo y esperando a que el calor aflojase un poco.
Después de comer, y como que seguía haciendo mucho calor, decidimos visitar el Palacio del Marajá, donde, al menos, estaríamos a resguardo del sol. La verdad es que vale mucho la pena, el palacio es muy bonito y las vistas de las habitaciones sobre el fuerte y la ciudad son espectaculares. Te ofrecen una autoguía en español, con mucha información.
A las 17 hs volvimos al hotel, donde nos iban a recoger con un Jeep y nos llevarían al desierto. Antes de salir de la ciudad, el conductor nos aconsejó que nos cubrieramos la cabeza y la cara con algún fular, por la arena, y como no llevábamos, nos llevó a una tienda (de un amigo, claro) a comprar. Era barato, pero nos sirvió de bien poco, supongo que porque no hacía nada de viento y la arena no se levantaba. Antes de adentrarnos en el desierto, visitamos unos cenotafios que hay en las afueras de Jaisalmer y en poco más de media hora llegamos a un sitio donde nos esperaban cinco camelleros con sus respectivos camellos. Montados en los camellos fuimos hasta la zona de dunas, viendo por el camino algunos poblados de chozas hechas de ramas y cañas, en medio de la nada. Parece mentira que aquella gente pueda vivir en un entorno tan inhóspito, sobretodo porque no hay ni un solo árbol bajo el que cobijarse, y las temperaturas son extremas.
Llegamos a las dunas justo antes de la puesta de sol. Me pareció impresionante. Casi estábamos solos allí, y el paisaje era inmenso. Nos sentamos en las dunas y vimos la puesta de sol. Los pobres camelleros tuvieron que insistirnos varias veces para irnos, porque nos hubiéramos quedado allí horas y horas. Nos llevaron con los camellos hacia una zona donde había una pequeña choza, al lado de la que habían montado una mesa y nos habían preparado la cena. Así que, cenamos en pleno desierto. Estuvo muy bien, a no ser porque, cuando anocheció encendieron varios camping gas para iluminar la mesa, y empezaron a acudir miles de escarabajos y demás insectos de todos tamaños y formas, y tuvimos que huir de allí corriendo.
Tras regresar al hotel, duchazo para quitarnos la arena de encima, y corriendo a la estación de tren, donde íbamos a coger el tren nocturno a Jodhpur. Salía sobre las 22 hs y llegaba a Jodhpur a las 5 de la mañana. Esta vez fuimos en clase AC3, porque era un tren que no tenía ni AC1 ni AC2. La clase AC3 también está muy bien, lo único que los compartimentos son de 6 personas, 3 literas en cada lado. El tren salió puntual y me quedé dormido enseguida. Estábamos baldados, pero nos esperaba Jodhpur, la ciudad azul.
CONSEJOS: No perderse por nada del mundo JAISALMER. Es una maravilla sacada de otros tiempos. En verano el calor es simplemente horroroso, por lo que en las horas centrales del día más vale ponerse a cobijo. Pero aún así, es un sitio que impresiona. De lo más bonito que he visto en la India.
Las excursiones en camello al desierto son bastante turistada, pero al menos sirven para ver un poco el desierto, las dunas, los poblados...y todo esto sí que vale mucho la pena.
FOTOS:
Arriba: 1.- El fuerte de Jaisalmer 2.- Tocando la cítara 3.- Vista de Jaisalmer desde una habitación del Palacio del Marajá
Abajo: 1.- Las dunas de Sam, desierto del Thar 2.- Un poblado en el desierto 3.- Nuestros camelleros
P.S.- Cómo me cuesta elegir fotos de Jaisalmer. Las pondría todas...