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Abandonamos Tours a las 7.45 de la mañana en un tren TGV (que nos parece más antiguo que un AVE pero confortable) rumbo a París Montparnasse. Nos sorprende que no haya ni un solo control.
Llegamos a París a las 8.51 horas, a una estación repleta y con algunas obras, y nos dirigimos a una máquina para comprar 10 billetes de metro (14,90 euros), que en realidad no son en forma de tarjeta como en Barcelona sino 10 pequeñísimos billetitos individuales.
Vamos en metro hasta la parada de Bréguet-Sabin para ir al hotel Campanille 11-Bastille-Marais, que se encuentra a dos minutos a pie. Dejamos las maletas en la consigna y nos vamos de nuevo a coger el metro. Debido a unas obras tenemos que ir hasta la parada de Porte Maillot para allí coger el RER. Las máquinas de billetes del RER son las mismas que las del metro pero cambiando la selección.
Escogiendo la parada a la que quieres ir dentro de la opción de Ile de France y localidad (en este caso Auvers sur Oise) puedes comprar fácilmente los billetes. Cuestan 6,15 por trayecto. Tienes que coger un RER en dirección Pontoise (pasa uno cada 30 minutos) y bajar en St. Ouen d’Aumane. Allí tenemos que esperar hasta que venga otro en dirección a Creil (pasa uno cada 60 minutos) y bajar en Auvers sur Oise. Es un trayecto bastante largo pero una vez allí la estación está en el centro del pueblo.
Nada más bajar cogemos la calle principal y entramos en un supermercado a comprar algunas cosas para la cena. Luego nos detenemos en un restaurante con terraza en la calle, L’Atelier Gourmand, y tomamos un gazpacho cada uno, carne con salsa de pimienta y patatas, galette complete (jamón, queso y huevo), crème brulé y crèpe de azúcar (para compartir) por 31,80 euros todo.
El motivo de la visita a Auvers sur Oise es porque en ese pueblo residió los últimos 70 días de su vida el pintor van Gogh. Delante de cada uno de los edificios que pintó (en esos poco más de dos meses hizo 80 cuadros) se ha colocado una réplica del cuadro que lo representa.
Frente al Ayuntamiento encontramos el Auberge Ravoux, todavía en uso. Entrando por la calle que encontramos a la izquierda del edificio podemos hacer una pequeña visita guiada por 6 euros por persona. Allí podemos ver (visita en inglés y francés) la habitación donde durmió por 3,50 francos al día, decorada con una única silla, así como la de su compañero de hostal, el también artista holandés Anton Hirschig (su habitación sí tiene los muebles réplica de los que tendrían que en la época), que fue quien llevó a Theo, hermano de Van Gogh, la noticia de que se había disparado.
Nos dicen que la idea del dueño del albergue es cumplir con el deseo del pintor, expresado en una nota dirigida a Theo “Un día y otro creo que encontraré la manera de exponer mis cuadros, al menos en un café”. Dudo mucho que consiga comprar los cuadros suficientes como para exponerlos allí. El pintor, que en vida sólo vendió un cuadro, alcanza ahora precios astronómicos.
La visita incluye también un audiovisual.
Enfrente del albergue encontramos el museo Daubigny, dedicado a otro pintor, amigo de Corot y Cézanne, que fue considerado como precursor del impresionismo. Su casa-taller también puede visitarse.
Subimos por unas escaleras y nos adentramos en el pueblo, siguiendo las marcas en el suelo, para ir a la casa del doctor Gachet, médico que fue el responsable de que van Gogh se instalara en Auvers. No debía de ser muy bueno con sus métodos, creo yo, cuando a los 70 días el pintor de pegó un tiro en uno de los campos que rodean el pueblo.
No obstante Gachet, cuya casa se puede visitar de manera gratuita (en la otra punta del pueblo), era un personaje interesante en sí mismo puesto que era también coleccionista, artista y amigo de personajes como Pisarro o Cézanne. Van Gogh le retrató en un célebre cuadro.
También por esa zona está el castillo de Auvers, ahora cerrado por obras, edificio del siglo XVII donde se ha instalada exposición dedicada a los impresionistas.
Volviendo sobre nuestros pasos y ya muy cerca de la estación encontramos la Oficina de Turismo y un poco más allá la iglesia, que fue representada por van Gogh en un cuadro muy famoso.
Frente a la iglesia encontramos una estatua de Daubigny.
Caminando sobre un kilómetro desde la iglesia, ya colindante a los campos, encontramos en cementerio donde fue enterrado el pintor. Su tumba se localiza en la zona alta, pegada a la pared. Seis meses más tarde murió Theo. Años más tarde la esposa de éste consiguió que le enterraran junto a su querido hermano, al que tantísimo ayudó en vida.
Finalmente nos adentramos un poco en los campos de trigo, que también representó el artista en sus cuadros y donde se suicidó de un disparo en el pecho el 27 de julio de 1890.
Terminada la visita sobre las 16.30 de la tarde tomamos de nuevo un RER (volvemos a hacer el mismo recorrido de la mañana en sentido inverso) para regresar a París.
Al llegar a la capital hicimos un recorrido caminando por algunos puntos emblemáticos de la ciudad. Puesto que ya hemos ido en varias ocasiones a la ciudad y la conocemos bien nos dedicamos sólo a pasear.
Vamos primero a la Ile de la Cité para ver la Conciergerie, la torre de la Sainte Chapelle, la catedral de Notre Dame (aquí sí entramos, después de pasar un registro de mochilas), Ponte Neuf, Square du Vert Galant, isla de los Judíos (donde quemaron a Jacques de Molay, hoy centro de botellón)…
Luego caminamos hasta el Louvre (sin entrar aunque no sería por falta de ganas por mi parte) y pasamos por el Arco de Carrousel para entrar en las Tullerías.
Llegamos a la Plaza de la Concordia y nos sentamos un poco cerca del Sena, con vistas de la Torre Eiffel, para cenar unos bocadillos.
Después pasamos de nuevo por Plaza de la Concordia y subimos hasta la Iglesia de la Madelaine, acordonada porque estaban haciendo algún evento.
Seguimos caminando hasta llegar a la Plaza Vendome, donde nos hacemos unas fotos en la columna coronada por la estatua de Napoleón. Seguimos por la elegante calle de la Paix hasta llegar a la Ópera Garnier, que también conocimos por dentro en otras visitas a la ciudad. Allí cogimos el metro y regresamos al hotel, situado a 5 minutos de la Bastilla y a escasos metros también de la célebre Plaza des Vosges.
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