![]() ![]() Descubriendo Corea en pocos días ✏️ Blogs de Corea Sur
Este es el relato de la etapa coreana de un viaje que también nos llevo a Japón. Visitamos Seúl, la Zona Desmilitarizada, Gyengju y Busan.Autor: Mint787 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (4 Votos) Índice del Diario: Descubriendo Corea en pocos días
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Etapas 4 a 6, total 10
Nos levantamos pronto y, tras un buen desayuno, nos dirigimos en el metro hasta el aparcamiento del Lotte Hotel donde nos espera el autocar que nos ha de trasladar a la Zona Desmilitarizada. Con los pasaportes a mano y debidamente vestidos, siguiendo las instrucciones de la visita: "Dress code: No jeans(the color has faded and torn), no leather pants, no short pants, no tank tops or sleeveless shirts, no training pants, no military style, no T-shirts (must be collared shirts), no Shirts with profane, provocative or demeaning representations, no leggings, no skinny jeans. No shorts-for the skirts/dresses they need to be about knee length. No slippers, flip-flops, sandals." Iniciamos, a las 8:30, el trayecto que nos conduce en primer lugar a la [url=http://]estación de Dorasan[/url], la última estación ferroviaria de Corea del Sur. Construida durante un período de deshielo entre las dos Coreas, cuando finalizó la construcción, las cosas habían cambiado y por ese motivo nunca ha sido utilizada. Resulta estremecedora la soledad de una estación de tren, impoluta y nueva pero vacía de pasajeros y a la espera de un tren que tal vez no llegue nunca. La indicación de “next train Pyeongyang” resulta inquietante. Una estación fantasmal a la espera de un tren fantasma. La siguiente visita de la DMZ es al Tercer Túnel. Si ya toda visita turística a una frontera entre dos estados todavía técnicamente en guerra conlleva algo de surrealismo, sin duda el tema de los túneles se lleva la palma. Construidos para proceder a una rápida invasión terrestre de tropas norcoreanas hacia el cercano Seúl –distante 40 kilómetros-, hasta ahora el ejército surcoreano ha descubierto 4 de estos túneles y permite la visita al llamado Tercer Túnel. Se estima que puede haber una veintena. El tercer túnel recorre 1.700 metros bajo la DMZ, la mitad de ellos en la zona surcoreana, y está a 70 metros de profundidad. Tras un largo recorrido a pie, te subes en un pequeño monorraíl que conduce hasta la pared de hormigón que separa y sella ambos lados. Hay que agradecer que antes de la visita te proporcionen un casco, ya que si eres un poco alto, la estrechez y poca altura te deparan más de una sorpresa, así el cloc-cloc-cloc del casco de más de uno y de dos de los visitantes golpeando el techo del túnel, se convierte en la banda sonora de la visita. ![]() Muy cercano al túnel se encuentra el observatorio de Dora. Una línea amarilla trazada en la tierra indica a partir de donde no se pueden hacer fotografías, una larga fila de binoculares permiten dirigir la vista hacia el norte en donde se puede ver a los militares norcoreanos, la ciudad de Gaeseong y las montañas diamante Geumgangsan. Comimos en un restaurante próximo al observatorio, compartiendo mesa con una familia de turistas chinos, los padres y dos hijos adolescentes. Me quedé con ganas de saber qué podía sentir una persona cuyo país había combatido en aquellas mismas tierras viéndolo desde el lado contrario, pero obviamente no había suficiente confianza, nos limitamos a hablar educadamente de las típicas banalidades de desconocidos que comparten mesa y poco más. La comida entraba en el precio de la visita y, sin ser especialmente brillante, aunque sí abundante, entraba con facilidad y gusto. Ciertamente nunca comimos mal en Corea. Después de comer nos dirigimos al Parque de Imgingak donde pudimos pasear por el Puente de la Libertad, también conocido como Puente sin retorno. El puente, que cruza sobre el río Sachón, establece la frontera entre las dos Coreas. En 1953 y una vez firmado el armisticio, tuvo lugar una gigantesca operación de intercambio de prisioneros. De acuerdo a las reglas que se establecieron se preguntó a cada uno de ellos, tanto en un lado como en el otro, si prefería volver o prefería desertar. Una vez tomada la decisión, no había posibilidad de retractarse, no había vuelta atrás, de ahí el nombre de “Sin retorno”. Más de 13.000 soldados bajo bandera de la ONU, y más de 75.000 norcoreanos y chinos cruzaron ese puente. Cerca de 22.000 soldados chinos prefirieron no regresar y 21 norteamericanos y un británico decidieron quedarse en Corea del Norte. ![]() El Parque de Imgingak es también lugar de recuerdo para los combatientes caídos en la guerra y a él se acercan numerosas personas de origen norcoreano, para celebrar diversas ceremonias tradicionales en el punto más cercano a su tierra de origen. Era el último punto de la visita, regresamos al autocar que puntualmente, a las 14:30 horas, nos volvió a dejar frente al Lotte Hotel. La tarde la dedicamos a visitar el Palacio de Deoksungung. Situado en una de las zonas más animadas de Seúl, es un auténtico remanso de paz y tranquilidad. En el momento de nuestra visita estaban realizando una filmación para televisión y pudimos contemplar con admiración el baile que a las puertas de un edificio del complejo realizaban los actores. ![]() Todos los días, a las 15:30 horas, tiene lugar la ceremonia del cambio de guardia. Si no has podido asistir a la de Gyeongbokgung, no hay que perdérsela. El palacio está frente a la salida de la estación de metro de City Hall de las líneas 1 y 2. Rematamos el día en el Mercado nocturno de Namdaemun, cercano a la estación de metro de Hoehyeon de la línea 4. Abierto de 11 de la noche hasta las 3 de la madrugada es un gigantesco mercado tradicional. Se puede encontrar de todo y comer muy bien en los numerosos puestos callejeros. Es una experiencia única y, además, se puede comprar cualquier cosa a muy buen precio. Etapas 4 a 6, total 10
![]() Hoy dejamos Seúl y nos dirigimos a nuestro siguiente destino, Gyeongju, la capital del antiguo Reino de Silla. El viaje lo haremos en tren. En Corea existen tres tipos de tren, el KTX, un clásico tren de alta velocidad, el Saemaeul o tren de primera clase y el Mugunghwa o tren de segunda clase. Vamos hasta Dongdaegu en un KTX y allí transbordamos a un Saemaeul que nos conduce finalmente hasta Gyeongju. Salimos de Seúl a las 7:30 y llegamos a Gyeongju a las 10:43. Trenes cómodos, limpios, puntuales… ningún problema. La reserva la hemos hecho y pagado meses antes en la página oficial de los ferrocarriles coreanos. Luego simplemente nos presentamos en la taquilla de la estación de Seúl, poco antes de la hora de partida, con la copia de la reserva y el pasaporte, y nos proporcionan los billetes. Llegamos a Gyeongju en medio de una gran tormenta. Como nuestro alojamiento está cerca de la estación decidimos ir a pie. Craso error. Sobrevaloramos nuestra capacidad de orientación en el laberinto de callejuelas de la zona antigua de Gyeongju donde está nuestro Hanok. Después de múltiples preguntas, de idas y venidas y de una muestra de primera mano de la exquisita amabilidad de los coreanos, a pesar de la barrera que supone el idioma, una vecina conoce el establecimiento y nos acompaña. Muchísimas gracias. De la misma manera que no se puede visitar China sin dormir en una cama Kang, ni Japón sin alojarse en un Ryokan, también es imperdonable ir a Corea y no alojarse en un Hanok. Es una bonita experiencia y además es muy barato. Nosotros lo hicimos en el Sa rang chae. La reserva resultó muy sencilla, un breve intercambio de correos (en inglés, eso si), con el señor Choo, propietario del Hanok, y reserva hecha. La estancia en el Hanok fue muy agradable. Nuestra habitación, que daba al patio central, era espaciosa y con baño individual. Tras dejar las maletas, fuimos a explorar los alrededores y en este caso hablar de alrededores quiere decir la zona más hermosa y llamativa de Gyeongju, el parque Daereungwon,con sus 23 tumbas reales, impresionantes colinas verdes que alojan en su interior los restos de los monarcas coreanos del reino de Silla. Nos limitamos a disfrutar el paseo por el exterior dejando para otro día la visita al interior de las tumbas de Cheonmachong y Hwangnamdaechong, las más antiguas y grandes y las únicas que es posible visitar. ![]() Continuando con el paseo, nos acercamos al Observatorio de Cheomseongdae, el observatorio astronómico más antiguo que existe en Asia. Una preciosa construcción cilíndrica de 1.400 años de antigüedad. ![]() A continuación llegamos al Almacen de hielo de Seokbinggo, otra inteligente construcción de más de 1.500 años de antigüedad y que permitía almacenar el hielo para uso y disfrute de la monarquía y la nobleza. ![]() Finalmente, nos acercamos al Estanque Anapji. Disfrutar del atardecer en sus jardines y maravillarse con su iluminación es una experiencia maravillosa. El Rey Munmu construyó el Estanque de Anapji en el 674 de tal forma que no se pudiera ver íntegramente desde ningún punto. De regreso a Sa rang chae, disfrutamos de la iluminación nocturna de los mismos monumentos que habíamos disfrutado durante la tarde. De noche, la omnipresencia de los túmulos dibuja un paisaje inquietante. En este nuestro primer día, la belleza de Gyeongju colmó todas nuestras expectativas. Etapas 4 a 6, total 10
Nuestro segundo día de estancia en Gyeongju lo dedicamos a visitar dos lugares un poco distantes del centro urbano pero que bien valen cubrir la distancia, el templo Gameunsa y la Tumba Submarina del Rey Munmu. Tras un reconfortante desayuno que nos preparamos nosotros mismos en el Sa rang chae, caminamos hacia la estación de autobuses –próxima a la estación de ferrocarril-, para iniciar nuestra pequeña excursión. Previamente, a la hora del desayuno, disfrutamos de la primera anécdota del día. Cuando llegamos al comedor, una de las mesas ya estaba ocupada por dos chicas. Tras los saludos de rigor en nuestro inglés de andar por casa, nos sentamos en la mesa y descubrimos que todos hablamos la misma lengua. Se trataba de dos hermanas, no ya de Barcelona, sino de nuestro mismo barrio, que andaban recorriendo Corea y Japón. Compartimos experiencias durante un ratito antes de iniciar nuestro recorrido del día. No las volveríamos a ver durante el viaje, pero hemos coincidido posteriormente en numerosas ocasiones ya que frecuentamos los mismos lugares del barrio (incluido el supermercado). Sí, el tópico es cierto, el mundo es un pañuelo. Una vez en la estación de autobuses, tomamos el 150, que se dirige a la zona de Yangnam. El viaje dura una hora, aproximadamente, y bajamos en la parada de Gameunsa. Los autobuses tienen una frecuencia de una hora. El templo Gameunsa es tal vez la primera decepción del viaje, apenas dos pagodas de piedra de 13 metros enclavadas en la nada. Después de quince minutos caminando por la carretera llegamos al mar y en él la Tumba Submarina del Rey Munmu. Cuenta la leyenda que, tras haber reinado durante 21 años, el rey Munmu, a punto de morir, dirigió a sus consejeros las que fueron sus últimas palabras: “Cuando muera, incinerad mi cuerpo y enterrad mis restos bajo las rocas del Mar del Este. Allí permaneceré como dragón que cuida la paz de mi reino”. Muchos creen ver en la Tumba Submarina del Rey Munmu la forma de un dragón. Para entender mejor la leyenda hay que tener presente que, a diferencia de otras culturas, en la tradición coreana los dragones son seres buenos y benefactores y no están asociados con el fuego, sino con el agua, donde tienen su morada. La tumba en sí, aparte del simbolismo, no tiene nada de especial, unas cuantas rocas, morada de gaviotas, que emergen del agua, pero el paseo por la playa, el mar y toda la zona resultan especialmente bellas. De regreso a Gyeongju, después de un pequeño susto en el autobús que nos transporta, cuyo conductor se ve obligado a realizar un brusco frenazo para esquivar a un coche que se le ha cruzado inesperadamente, y que acaba con algunos de los pasajeros por el suelo, pero afortunadamente sin que nadie se dañe, y de una comida -superpicante- en un pequeño local con cuatro mesas y la cocina a la vista, nos dirigimos al Museo Nacional. Como la tarde amenaza lluvia, una visita a cubierto nos parece una buena opción. La amenaza se cumple y el museo nos resguarda de las inclemencias del tiempo. El Museo es una muestra abundante de la artesanía y de los diferentes hallazgos arqueológicos del Reino de Silla. Es una visita entretenida, pero a no ser que de verdad te gusten los tesoros arqueológicos, no merece una especial dedicación. Regresamos al parque de Daereungwon para visitar el interior de las tumbas de Cheonmachong y Hwangnamdaechong. Si por fuera la vista de los túmulos es espectacular, el interior no lo desmerece. El respeto con que los coreanos discurren por el interior de las tumbas habla bien a las claras de lo orgullosos que están de su historia. Al acabar la visita nos dirigimos al casco urbano de Gyeongju, para recorrerlo por última vez y cenar en uno de los numerosos restaurantes de la zona. De camino a nuestro Hanok asistimos a una representación teatral al aire libre que tiene lugar frente a un túmulo del parque. Los vestidos son espectaculares y también las risas del público, pero como nuestro desconocimiento del coreano es absoluto, no podemos disfrutar de la obra, nos limitamos a dejarnos llevar por la música y constatar de nuevo, que de día o de noche, Gyeongju es una ciudad preciosa. Acabamos el día disfrutando de nuevo del estanque de Anapji, que iluminado por la noche ofrece una perspectiva bellísima. Es una delicia pasear de noche, disfrutando de la vista, entre sombras y penumbras, de los túmulos, de las largas alfombras de nenúfares, con la tenue iluminación de unos curiosos faroles que van cambiando de color. Etapas 4 a 6, total 10
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