
Día 5 (11-08-24): Seúl- Sokcho
Este día nos lo tomamos con algo más de calma, ya que fue una jornada de traslado para movernos hacia la costa este, concretamente a la zona de Sokcho y Seoraksan N.P. Queríamos ir hacia Sokcho por la tarde pero también asegurarnos de tener billete a una hora que nos cuadrase, así que habíamos planeado ir temprano hasta la estación de autobús, comprar los billetes para salir después de comer, y luego pasar la mañana en un barrio de Seúl cercano a la terminal.
Así que eso hicimos: tras desayunar y recoger nuestros bártulos, salimos a las 9 con nuestro equipaje y dejamos ya la habitación. Nuestro destino era la parada de metro Gangbyeon, situada frente a la terminal de autobuses de Dong Seoul (o East Seoul).
Abro paréntesis para comentar el tema del traslado Seúl-Sokcho en autobús. En Seúl hay dos terminales:
• Express Terminal (en el barrio de Gangnam), que conecta con la Sokcho Express Bus Terminal, lejos de nuestro hotel en Sokcho. Se puede tomar el bus local 7 o 7-1 para llegar desde esta terminal Express hasta el centro de Sokcho en 20-30 minutos.
• Dong Seoul Terminal (o East Seoul): conecta con la Sokcho Intercity Bus Terminal, en el centro de Sokcho y al lado de nuestro hostal. Ésta es la que más nos convenía.
Como llegar a la terminal de Dong Seul: línea de metro verde (línea 2) hasta la parada Gangbyeon. Saliendo por las salidas 3 o 4, la terminal de bus está justo enfrente, cruzando la calle.
Así pues, desde Myeongdong tomamos metro línea 4 hasta Dondaemun History Park y allí hicimos trasbordo a la línea 2 verde hasta Gangbyeon. Se tarda bastante rato, desde que salimos del hotel hasta la terminal de bus nos llevó sobre 1 hora diría.
En la terminal hay máquinas para comprar los billetes o también se pueden pedir directamente en las taquillas. La T-Money no sirve en estos buses interurbanos, nosotros pagamos con Revolut.
Vimos que había autobuses a Sokcho con una frecuencia muy elevada, y disponibilidad para reservar cuando quisiéramos. Compramos los tickets para el bus de las 14:00h y así salir después de comer, la verdad es que no nos fijamos mucho en el tipo de bus que era ni nada.
Ya con los billetes de bus en nuestro poder, volvimos a la estación de metro, donde estaban las taquillas para dejar el equipaje (en la terminal de bus nos dijeron que no había). Funcionaban con una aplicació que se llama T-locker, te la descargas y sigues las indicaciones, no tiene mucho secreto. Luego tomamos de nuevo el metro línea verde y retrocedimos hasta la parada Seongsu para visitar el barrio hipster de Seongsu-dong.

Seongsu-dong, según la Lonely, es el Brooklyn de Seúl. Las comparaciones son odiosas, pero si sobra tiempo y encaja en el itinerario no está mal dedicarle algún rato. Situado entre el Bosque de Seúl y la Universidad Konkuk, Seongsu-dong es el antiguo barrio de fábricas de calzado y se ha reconvertido en zona de tiendas pijas (y curiosas) y restaurantes.


Es cierto que, al igual que en Brooklyn, hay fábricas y almacenes que han sido reconvertidos en cafés y boutiques de diseño, con decoraciones cuquis para el gozo y disfrute de instagrammers y otra fauna ávida de postureo.


Se encuentran también por todo el barrio obras de arte callejero vanguardista que harán las delicias de cualquier fotógrafo urbano. Después de tres días en Seúl yo ya me había mimetizado totalmente con las coreanas y llevaba un paraguas para proteger mi delicado cutis del sol, como puede comprobarse en esta instantánea tomada antes de entrar a una de mis tiendas más habituales


También había abundancia de fotomatones con sus correspondientes complementos a disposición de la clientela (dentro hay hasta planchas para el pelo y secador para ponerse divina justo antes de la foto), los hay por toda la ciudad pero en este barrio nos dio la impresión que había un montón:


Le dedicamos un par de horas al barrio y comimos por allí, hay opción de restaurantes pero nosotros preferimos comprar unos sandwiches en el 7Eleven y comer más ligerito (el 7Eleven tenía terracita con mesas, así que ni tan mal). Si os apetece también hay panaderías, pero me daría pena comerme esos panecillos tan monos:

Después de comer volvimos a la parada de metro y lo tomamos de nuevo hasta Gangbyeon. Primero recuperamos nuestro equipaje, que estaba en las taquillas, y después esperamos tranquilamente en la sala de espera de la terminal de autobús hasta que llegase nuestra hora.
Salimos puntuales, y ya nada más abandonar el conjunto de edificios y rascacielos que es la ciudad nos damos cuenta que el paisaje es muy verde, todo son campos y montañas y hay muy pocos pueblos por el camino. Hicimos alguna parada en otros pueblos antes de llegar a Sokcho, y el trayecto nos llevó unas 3 horas y cuarto (de 14 a 17:15h o así).

Cuando llegamos a la estación de autobuses interurbanos de Sokcho (la Intercity que está en el centro, no la Exprés de las afueras) aprovechamos para comprar por anticipado el próximo trayecto: Sokcho-Daegu, tres días después (el día 14). Lo fuimos haciendo todo así y la verdad es que nos fue muy bien, no nos quedamos tirados en ninguna ocasión.
Después salimos de la terminal y nos detuvimos un momento en una parada del bus urbano, para verificar qué autobus debíamos tomar al día siguiente para llegar al parque nacional Seoraksan (yo lo llevaba anotado, pero por si acaso). Como parecíamos Paco Martínez Soria intentando aclararnos con el Lens porque todo estaba en coreano, una pareja muy amable se nos acercó y nos explicaron qué autobuses tenían parada en el parque y en qué parada cercana nos convenía más subir porque pasaban las dos líneas disponibles. Fueron muy majos, nuestras experiencias con coreanos ayudándonos sin pedírselo han sido una constante en este viaje y siempre nos trataron amablemente.
Ya con las ideas bien claras, nos dirigimos a nuestro hostal, que está muy cerca de la terminal de autobús Intercity y también de un par de paradas donde pasa el bus urbano que va a Seoraksan. Se llama Sokcho Hutte, y tiene un par de habitaciones compartidas con literas tipo hostel y 4 o 5 habitaciones privadas con baño propio. Este hotelito es sencillo, pero muy limpio y bien ubicado, y para los precios que había en Sokcho en nuestras fechas no estuvo nada mal. Sobre todo destacaría la amabilidad del propietario, un chico muy agradable y servicial que proporciona toda la información necesaria para visitar la zona, donde cenar, etc. La habitación era más amplia que la del hotel de Seúl, aunque no contaba con utensilios para cocinar y hubiera estado bien tener al menos una neverita para enfriar las aguas. En los dos sitios tuvimos toallas de mano de esas microscópicas para secarnos también el cuerpo, como pudimos ver durante todo el viaje lo que es el uso de la clásica toalla de baño de tamaño grande es una cosa bastante desconocida en Corea.
Nos instalamos y, tras una ducha reparadora, decidimos salir a dar una vuelta por el centro, pero lo que decía, era tan simpático el propietario que al final nos quedamos un rato hablando con él y nos dieron las 19 (hora en la que ya decidimos irnos a cenar).
Cenamos cerca del hotel, en un sitio donde no hablaban inglés (pensamos que ya nos apañaríamos con el Lens y señalando la carta), pero nos ayudó un vietnamita que estaba sentado en una mesa vecina. El hombre había pasado 7 años en Argentina pescando y sabía español, y ahora llevaba otros cuantos años en Corea pescando calamares y sabía coreano, así que nos hizo de intérprete con la dueña coreana del alojamiento. Casualidades de la vida, nunca hubiera pensado que un vietnamita nos haría de traductor en Corea, siempre se encuentra uno buena gente por el mundo.
Salvando el pequeño detalle del idioma, nos comimos una parrillada de pescado acompañada con arroz a muy buen precio, tengo apuntado que nos costó 22,5 euros los dos (con una cerveza grande). El omnipresente kimchi tampoco faltó, cortesía de la casa.

Después de cenar nos acercamos a un combini a comprar desayuno para el día siguiente. En el alojamiento lo teníamos incluido pero empezaba a servirse a partir de las 8:30, así que los dos primeros días no lo aprovechamos, ya que queríamos salir temprano para no pillar tanto calor haciendo las rutas de senderismo en Seoraksan (y como comprobaríamos luego, hicimos bien).
Finalmente volvimos al hotel y nos retiramos a descansar, tocaba acostarse pronto porque al día siguiente madrugaríamos para conocer uno de los lugares más esperados: el parque nacional Seoraksan y sus rutas de senderismo.