De Chicago a Las Vegas + Washington DC en solitario ✏️ Blogs de USA

Lunes 14 de septiembre. Comienza la segunda etapa de la ruta a través de USA. He dejado “las praderas de las eternas cacerías”, y cambio totalmente de paisaje para subir a las nubes. Hoy voy a cruzar la Cordillera de las Rocosas a travesando el estado de Colorado de este a oeste.
Comienza también hoy el periplo por los Parques Nacionales, que se concentran en la mitad oeste del país. El primero de ellos será el de Rocky Mountain NP; y quiero llegar pronto para no encontrarme mucho tráfico. Desde Loveland solo hay que tomar la carretera 34 dirección oeste por el cañón del río Big Thompson hacia Estes Park. El paisaje ha cambiado de forma radical nada más salir de Loveland. Las inmensas llanuras que me han acompañado estos últimos días han dado paso de forma abrupta a las montañas y cañones. El altímetro del GPS también va subiendo de forma continua, marcando máximos. De los 300m de Iowa, ha pasado a los 800-1200 de Nebraska y de 1200-1500 en Wyoming y Colorado, con picos de 1800m. Curvas y más curvas se superponen hasta que llego al valle de Estes Park. Una localidad al pie del parque que recoge todos los servicios que no encontrarás dentro del mismo. 2300m y entro en el parque.



Los primeros minutos dentro de Rocky Mountain NP discurren por Moraime Park, en cuyo centro de información aprovecho para aliviar el desayuno entre otras cosas, que despues en la montaña no quiero encuentros con el oso. Sigo por la carretera hacia Bear Lake. En Glacier Basin hay un “Park And Ride” para que dejes el coche allí y subas en bus hasta Bear Lake, pero según indican los carteles todavía queda sitio arriba. Al final aparco de casualidad porque el parking está a tope de coches. Mi intención es hacer un trail y probar mi capacidad física, que últimamente ha dejado bastante que desear. Aparco a casi 2900m y voy a ver si llego a Emerald Lake.
La verdad es que tampoco es un trail tan difícil y veo bastantes personas mayores haciéndolo. No hay un gran desnivel, pero sí unos tramos bastante empinados o dificultosos en los que casi tienes que trepar agarrándote a ramas o rocas. Pero es un paseo agradable por la alta montaña y se van encadenando varios lagos glaciares. El tiempo también ayuda, pues la temperatura no es muy alta, incluso con algo de fresquito y hay bastantes nubes altas que sin embargo le quitan vistosidad a las fotografías.



Tras pasar por Nymph Lake (será por los nenúfares) y Dream Lake (a saber por qué ese nombre), el trail termina en el Emerald Lake, a los pies de Hallet Peak (3875m). La verdad con el nombre me esperaba un lago verde y no un charco lleno de troncos muertos; pero tan importante a veces como el destino es el viaje, y a pesar de la cantidad de gente que hay, he conseguido que no salgan en las fotos.



Lo malo de estos trails es que después hay que hacer el camino de vuelta al coche. Lo bueno es ver las caras de cansancio que tienen los que suben mientras tú bajas a toda mecha. Llego al coche y vuelvo a Moraime Park para tomar de nuevo la carretera 34: La Trail Ridge Road. La carretera a las nubes.
Esta carretera cruza el parque de este a oeste, atravesando la llamada división continental. Esa línea que parte el continente americano en dos, marcando la división entre las aguas que discurren hacia el Océano Atlántico y las que viajan al Pacífico. Esta ruta también tiene el honor de ser la carretera pavimentada con el puerto de montaña más alto de EEUU. Hay dos carreteras, también en Colorado, que aún suben más alto. Pero terminan en la cumbre. Ni que decir tiene que cuando está abierta esta carretera está llena de turistas que disfrutan de las espectaculares vistas de las Rocosas. Y hay que hacerla con calma que el tráfico es algo intenso y los barrancos profundos.
La primera parada es Many Parks Curve (si es que se matan poniendo nombres…) porque supuestamente puedes ver varios “parques” desde aquí. Aunque en realidad por parques entienden valles: Horseshoe Park, Moraime Park, Hollowell Park…


Casi 3000 metros. Estoy batiendo mi record de Tioga Pass y sigo subiendo. En Yellowstone solo había subido a 2200m, pero era invierno.

Hay que reconocerlo. El frío aprieta cuando subes a estas altitudes aunque sea verano oficialmente. Se agradecen los tramos en coche, porque recuperas un poco el calor que pierde cuando sales a hacer unas fotos en los miradores. La siguiente parada es Rainbow Curve (¡que bonito!) aunque yo no he visto el arcoíris. Lo que sí veo es la carretera serpenteando allá abajo. 3300m. más alto, ¡más!



Nueva parada en Forest Canyon Overlook. Más de 3500m y esto ya es pura tundra. Ha desaparecido toda vegetación salvo la hierba. Aunque por momentos sale tímidamente el sol, es su fuerza tan débil y el viento tan frío que corta como cuchillas.



Tres mil seiscientos cincuenta metros y parada en Lava Cliffs.


Es una lástima que no exista un lugar para detenerse en la cumbre, pero entre Lava Cliffs Overlook y Gore Range Overlook se llega a la cota máxima. 3715 metros sobre el nivel del mar. Tan alto como el Teide, con la diferencia que aquí se puede subir en coche o incluso en bus.
Desde Gore Range se puede ver por un lado el puerto que acabas de pasar, y por el otro lo que te falta todavía por bajar.



En la cima del mundo me hallo y me vengo arriba, así que me paro en el Alpine Visitor Center, a tan solo 3595m dispuesto a comerme el mundo y a hacer un trail. ¡Con un par!
Junto al centro está el Alpine Ridge Trail, que por sus características se puede decir que es una m*****a pinchá en un palo. Poco más de 900 metros de recorrido ida y vuelta, unos 60 metros de desnivel. Una gran parte es una escalera de 200 escalones. Pero por algo tiene el sobrenombre de Huffers Hill (literalmente: Colina de los jadeantes). Y es que el final del trail está en una cumbre a la bonita altura de 12,005 pies, o lo que es lo mismo 3,659 metros sobre el nivel del mar.


Y no es para menos. Como no estés acostumbrado a estas alturas, tu cuerpo se te declarará en rebeldía nada más dar dos pasos. Comienzas fuerte a escalar peldaños, pero a los 20 ya empiezas a respirar fuerte. El aire no llega a los pulmones y abres la boca jadeando. Con 50 escalones ya habrás realizado la primera parada “para admirar el paisaje” (y de paso disimular). 80 escalones y ya no puedes más, pero sigues por orgullo. 90 escalones y tu corazón se quiere salir del pecho; pero si el gordo ese sube yo también. 120 escalones y ya haces una pausa larga mientras la cabeza también pide una tregua. Notas la vena de la sien dando cada latido como si fuese in martillo.
Has hecho más de la mitad y ahora no te puedes rajar, así que salvo embolia cerebral, sigues arriba. La p**a cumbre se escapa y parece que se ríe de ti. 150 escalones. Ya queda menos. No respiras, no ves, no sientes. Solo subes. 200 escalones. Fin de la escalera, pero no del trail. Aun subes otro poquito más. Aprovechas para coger el poco aire que queda en el entorno. Me reviente el corazón y la sien. Mi móvil tiene función de medir el ritmo cardíaco. Voy a comprobarlo, ahora que he terminado de subir.
No puede ser. Es imposible. No puede estar midiendo bien. 197 pulsaciones por minuto. Vale que de forma física estoy hecho una mierda, lo reconozco. Pero esto me parece demasiado. Creo que me voy a quedar a vivir aquí o pedir una ambulancia. Pero las vistas valen la pena.
Después de semejante esfuerzo, toca descender, cruzar la división continental en Milner Pass, y encontrarme con quien me acompañará estos próximos días: El Río Colorado. Almuerzo como puedo en Grand Lake, pueblo al pie del lago homónimo en la entrada suroeste del parque. Digo como puedo porque a pesar de la hora y la temporada no ofrece mucha variedad de locales para comer en condiciones.



Tras repostar en Grandby, voy rumbo oeste por la US-40, por el Cañón del Colorado. No, no es el que todos estáis pensando. El Río Colorado tiene más de un cañón y éste (el Cañón Byers) es mucho más pequeño porque el río también lo es. En éste carretera y tren discurren en paralelo (ver segunda foto anterior). La ruta lógica me indica un camino, pero yo voy a dar un pequeño rodeo, porque todavía no me he cansado de coche. En Kremmling, CO debería coger la CO-HWY 1, pero continúa por la US-40 hasta encontrarme con la CO-134. ¿Por qué este cambio? La CO-134 discurre por las Black Mountains a través de Gore Pass, un puerto de montaña de unos 3000 metros (lo mío es masoquismo)



Ciertamente, la carretera es preciosa, atravesando bosques interminables con los colores del otoño ya en sus árboles. Es de esas carreteras para disfrutar, aprovechando que el tráfico es casi nulo. En Toponas, CO giro al sur por la CO-131, y me cruzo de nuevo con mi amigo el Colorado en State Bridge. La 131 me lleva por un territorio prácticamente despoblado hasta Wollcot, donde me incorporo a la Interestatal I-70. Hacia el oeste ya de corrido por la autovía, en el último tramo hasta mi destino final, Grand Junction, acompañando al Colorado de nuevo.



Durante todo el día de hoy las nubes fueron alternándose con los claros. Y aunque en Rocky hacía frío, después al bajar a los valles, la temperatura se tornó mucho más agradable. Como se puede ver en las fotos, a última hora de la tarde aparecieron nubes de desarrollo que dieron lugar al caer la noche a tormentas que me sorprendieron afortunadamente ya en el hotel. Buen hotel con muy buena habitación con dos camas de matrimonio para mí solo (estos americanos) de la cadena Americas Best Value Inn de Grand Junction.
Esa noche fue tormentosa en la zona, pero días después me enteré que ese mismo día en Utah habían muerto dieciocho personas arrastradas por una riada dentro de sus coches. Nunca sabes dónde va a estar el peligro y cómo puede cambiar el tiempo.
Una pena, pero debo continuar mi camino. Mañana, más.

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Martes 15 de septiembre. Con el chaparrón en Chicago, ayer fue la segunda vez que llovió en este viaje, aunque fue a última hora de la tarde y ya de noche, con un par de tormentas que en Grand Junction no dejaron mucha lluvia, pero en otras partes de Utah han provocado más destrozos, incluso de vidas humanas.
El plan de hoy es seguir hacia el oeste y entrar por fin en el estado de Utah. Ya lo había visitado hace dos años, pero fue de Salt Lake City hacia el norte. Esta vez será por todo el sur del estado, y su concentración de parques y lugares de interés.
La mañana comienza en ruta pero no pinta nada bien. El cielo está bastante nublado y amenaza tormenta. Ciertamente el panorama puede convertirse en desolador si se pone a llover torrencialmente y más teniendo en cuenta que comienzan las rutas por pistas de tierra y trails. Rumbo oeste por la I-70, el cielo amenaza tormenta inminente, y los peores augurios se confirman nada más cruzar a Utah. Comienza a llover torrencialmente; tanto que debo circular por la autovía a velocidad muy moderada. Apenas puedo ver la carretera. No me gusta nada cómo se están poniendo las cosas y la carretera está prácticamente desierta.
Salgo de la interestatal y cojo la US-191 dirección sur hacia Moab. La ruta de hoy es cortita. Apenas 180km separan Grand Junction de Moab, aunque yo me detendré por el camino en tres parques. Quien me iba a decir a mi que me pillaría el diluvio en pleno desierto, pero afortunadamente parece que va escampando. Según me acerco hacia Moab el cielo se abre y sale por fin el sol. Espero que aguante así.
Giro a la derecha por la UT-313 dirección al Canyonlands National Park.


Antes del diluvio, después del diluvio, entrando en Canyonlands.

Canyonlands NP tiene dos partes visitables pero inconexas entre sí. Al norte está "Island in the sky", donde estaré hoy; y al sur está "The Needles" a donde iré mañana. La primera es la confluencia de los ríos Colorado y Green, cuya erosión ha dejado una meseta a 1900m de altitud con los cañones de ambos ríos setecientos metros más abajo. La carretera cruza esta meseta hasta el extremo sur, en Grand View Point.


Curvas y más curvas en la carretera de "Island In The Sky"

Una primera parada en Buck Canyon Overlook ya nos permite hacernos una idea de la majestuosidad de este paisaje mineral modelado por el agua. Los diferentes tipos de roca y su dureza han cincelado valles, cañones y riscos de diversos colores. Un espectáculo a la vista.

Buck Canyon Overlook. Al fondo las verdes montañas La Sal. Una isla de vegetación en medio del desierto.

Un poco más adelante, la carretera termina sobre Grand View. No hay palabras para describirlo. Me animo a realizar el Grand View Trail, que va desde donde termina la carretera hasta el extremo final de la meseta, al borde del precipicio. El camino es fácil y está marcado con discretos mojones o simples amontonamientos de piedras. Impresiona ver como discurre al borde del precipicio sin ningún tipo de protección. Un descuido y tienen que recogerte con una cucharilla setecientos metros más abajo. La verdad es que el cielo se ha aliado con la tierra en el día de hoy para ofrecer juegos de formas y colores a cada cual más vistoso. Con las tormentas de ayer la tierra aún está algo húmeda, con lo que no levanta tanto polvo. Y además ha ayudado a refrescar el ambiente. Mediodía y unos estupendos 24ºC


Grand View Point Overlook.

Sé que me quedará una parte de Island sin ver, la más occidental, con el Upheaval Dome y Holeman Spring Canyon; lo cual demuestra claramente que lo ideal es pasar el día entero en el parque. Pero debo continuar adelante, porque tampoco quiero que una tormenta vespertina me arruine la visita a Arches. Si después la tarde está buena, me quedo más tiempo en Arches.
Donde sí me detengo un momento es en el mirador de Shafer Canyon, al lado del Visitor Center de Canyonlands. Serpenteando el cañón se puede ver la White Rim Road, una pista de tierra de unos 170km de longitud a realizar en dos días con todoterreno por el nivel blanco de los cañones: una capa de roca dura de aspecto blanquecino que tarda más tiempo en desgastarse (ver fotos) formando una plataforma intermedia entre la meseta y los ríos. La carretera no es apta para cardíacos.


Shafer Trail Road.

El siguiente punto de destino es el cercano parque estatal de Dead Horse Point. Hay que tener en cuenta que este parque no es nacional, por lo que el Pase Anual no sirve aquí. Hay que pagar una entrada de 10$. Es un parque muy pequeñito donde solo hay dos miradores. ¡Pero qué miradores! Una vista impresionante sobre el Río Colorado.


Dead Horse Point State Park

Tras alimentar la vista con tan hermoso paisaje, toca alimentar el estómago en el único chiringuito que existe: el Pony Expresso Coffe Shop, junto al centro de visitantes. 10.70$ por un generoso Beef sandwich y un refresco. No está mal para lo que podían cobrar.
Aunque Arches está a un tiro de piedra, por carretera hay que dar una vuelta considerable y atravesar el Cañón de Moab.


Camino de Arches por el Big Flat y Moab Canyon. Si, es un camión de pianos por el desierto. No, no era un espejismo.

En el caso de Arches, la carretera principal entra pro el extremo sur y cruza el parque hacia el norte, al contrario que en Canyonlands. Mi primera parada será en Devil's Garden.
Nuevamente debo decir que la visita a Arches debe durar al menos todo un día, y no una tarde como estoy haciendo yo. Son muchos los puntos de interés y casi siempre se deben recorrer varios caminos a pie para poder visitarlos todos.
La tarde está un poco más nublada que la mañana y amenaza lluvia. De hecho en Arches cayeron unas gotas a media tarde. Afortunadamente no fue a más y pude seguir la visita.
La primera caminata de la tarde es el Devil's Garden Trail, aunque solo la primera parte hasta Landscape Arch. Este arco es el más grande de todos, con casi noventa metros de largo. En 1991 se le desprendió una parte y desde entonces está prohibido pasar por debajo.


La siguiente etapa es Pine Tree Arch, del que solo puedo entender el nombre porque hay pequeños pinos en su base. Este ya no se ve tan delicado y se puede pasar por debajo.


De nuevo en el coche, vuelvo hacia atrás (normal, hacia adelante no se puede) y me detengo en Sand Dune Arch. Bueno, en el parking más bien...
Este arco es muy pequeñito y está escondido entre rocas y solo puedes pasar por un estrecho pasadizo. A mí me recuerda a la cabeza de un águila. El segundo trail del parque, hasta Broken Arch, que está aquí cerca. Aunque yo no lo veo tan "broken", se puede pasar por debajo si tienes forma para trepar por la roca.


Sand Dune Arch y Broken Arch. El cielo se alía conmigo y ha despejado.

Siguiente etapa y mi intención es ver el Delicate Arch desde alguno de los miradores. Pero las cosas no salen como uno quiere y la carretera estaba cortada desde Wolfe Ranch, con lo que habría que caminar al menos una milla hasta el mirador más cercano. Así que sintiéndolo mucho, debo seguir hacia The Windows Section, que tengo un par de cosas que decirle a Bill Gates sobre la versión 8.1...
Tras dejar el coche medio mal aparcado (ventajas de un todoterreno, no preguntéis dónde aparqué) me meto bajo el Double Arch, vigilando que no se desplome sobre mi cabeza. Varios turistas hacen lo mismo. Parecemos cabras. Chinos y japoneses a saco, los han soltado en manada según salen del autobús corren como si fuese a caerse el arco. ¡Qué estrés!


The Windows section: Double arch, Parade of the Elephants, North and South Window y Turret Arch.

La tarde avanza y amenaza lluvia de nuevo. Mientras estoy junto a Turret Arch comienzan a caer unas gotas y parece que va en serio porque la gente comienza a correr hacia el parking. si se le da por caer el diluvio, allí no hay donde cobijarse.
Han sido unas horas intensas. Ha quedado mucho por ver. Está claro que a estos parques hay que dedicarles al menos un día completo a cada uno, y posiblemente puedas pasar varios días en el mismo sin repetir experiencia.


Una última parada en Petrified Dunes antes de salir del parque por donde entré: Court House Towers (qué imaginación tienen estos americanos)


Circulando por Arches.

Menos mal que el alojamiento lo tengo en Moab y puedo aprovechar el día. Como era de prever, dormir en Moab en septiembre es más difícil que barrer unas escaleras hacia arriba. los alojamientos públicos estaban a tope o eran caros de coj**es. En Moab encontré una habitación con Airbnb. Bueno, realmente en las afueras de Moab. sigo sin entender los callejeros americanos. Ni con GPS. Ya me había avisado la dueña que era difícil de encontrar. Se hace de noche, pregunto en una casa y me dicen que es la vecina, por el portalón de la derecha bajando la carretera. Me meto en el portalón y no me doy cuenta de que me estoy metiendo de nuevo en la misma casa, pero ahora llamo por la puerta de atrás. Esta gente me va a sacar la escopeta porque parece que les estoy acosando o algo. Primero llamo por delante después por la puerta de atrás. Es de noche y debo tener pinta de albanokosovar por lo menos, después de todo el día comiendo polvo del desierto. Menos mal que comprenden que estas direcciones con un peñazo auténtico.
Al final, ya de noche, encuentro la casa, está rodeada de árboles junto a un río en el llamado Spanish Valley, así que estoy en casa. La habitación es acogedora y tiene acceso propio desde el exterior. vuelvo a Moab a cenar y abastecerme en el supermercado y la gasolinera. Cena y cama.

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Miércoles 16 de septiembre y segunda mañana con chaparrón, aunque de nuevo tuve la fortuna de que fue el único del día.
La ruta de hoy comienza en el Spanish Valley al sur de Moab y seguiré hacia el sur por la US-191. Las rectas son interminables y el tráfico tan escaso que podría circular por el carril contrario (pero obviamente no lo voy a hacer…) En un lugar de la nada de cuyo nombre no puedo acordarme porque no tenía nombre, hay que torcer a la derecha por la UT-211, la cual da un rodeo considerable para descender al nivel de los ríos por Indian Creek. Si ayer en Canyonlands veía los cañones desde arriba, hoy los veo desde abajo. Las nubes y claros perfilan las rocas con sus juegos de luces y sombras, destacando los tonos rojizos de la roca. De vez en cuando la carretera está cruzada de rejillas metálicas para el control de paso del ganado, que supuestamente anda suelto por esta zona, aunque yo no lo he visto más que un par de ocasiones.



Entro en The Neddles, que sigue siendo parte de Canyonlands y la primera parada es en Big Spring Canyon. En este punto, la combinación del terreno rocoso y el cielo parcialmente nublado ofrece unas buenas instantáneas. Al igual que había observado en Yosemite, los pinos aquí también luchan por su supervivencia, agarrándose a las rocas como pueden.


The Neddles, Canyonlands National Park

Desde la carretera principal se pueden ver fácilmente las formaciones rocosas que dan nombre a esta parte del parque. Roca y desierto hasta donde alcanza la vista.


En la zona de Elephant Hill, de la que he oído hablar, hay un ramo de carretera sin asfaltar. Digo yo que sería una pena no probar las capacidades del todoterreno, ¿no?



Como todo el mundo puede deducir, la prueba ha sido un éxito, porque estoy aquí contando la historia. No me he caído por ningún barranco, aunque no habrá sido por falta de obstáculos. En el vídeo se puede ver que me encuentro con algún otro todo-terreno, algo normal. Ya un poco más raro es que alguien se meta por estos caminos con un coche bajo; pero tiene un pase. Pero que te encuentres a una señora paseando al perro ya es de traca…
Como no hay otra opción, toca desandar el camino hasta el cruce de la US-191. Ya de por sí las distancias son grandes en américa y especialmente en esta zona, pero cuando tienes que volver atrás más de 65 kilómetros para enlazar con la carretera principal, es cuando te das cuenta de que hay que planear con cuidado estas rutas.



De vuelta en la US-191, sigo de nuevo hacia el sur, pasando por Monticello y Blanding, para volver a girar a la derecha otros 54km hacia el oeste hasta el siguiente destino del día: Natural Bridges National Monument. Este punto es también el motivo por el que no me detuve mucho tiempo en Neddles. Quería hacer aquí un par de trails para ver bien los puentes de piedra.
Natural Bridges está muy bien organizado. Una carretera de sentido único te va llevando por los miradores de estas singularidades pétreas. La primera parada es en Sipapu Bridge. Desde lo alto del mirador te puedes hacer una idea del origen de estas formaciones. Al contrario de los Arcos (Archs), los Puentes (Bridges) son formados por un río que horada la roca, formando un puente de piedra sobre el cauce.

Sipapu Bridge desde la carretera.

Avanzo hasta el siguiente puente, Kachina Bridge y aquí sí me animo a realizar el Trail. Tiene unos 2.3km y un desnivel de 122 metros. Es una sucesión de tramos por roca, escaleras, rampas, caminos de cabras, mas escaleras… que ponen aprueba la resistencia de las piernas; sobre todo teniendo en cuenta que al principio es todo descenso hasta el lecho del río, pero la vuelta es más dura, porque hay que ascender de nuevo hasta el aparcamiento.


Kachina Bridge desde lo alto, el trail de bajada y desde el lecho del río

Después de dejar los hígados en una papelera tras subir desde el Kachina Arch, tomo aire por el único pulmón que me queda y me dirijo al Owachomo Bridge (sí, son todos nombres Hopi), que es el más esbelto de todos. El trail es mucho más corto pero vuelves a bajar y subir.


Owachomo Bridge.

Después de tanta caminata, me ha entrado hambre, así que me como un par de bocatas y lo que encuentre por las bolsas y arreando.
Para el siguiente destino, Mexican Hat, el GPS me indica que debo volver atrás de nuevo por la 95 hasta Blanding, bajar por White Mesa y Bluff. Pero se me ocurre una ruta mejor y más aventurera. Desde Natural Bridges me dirijo directamente al sur por la UT-261. Es una carretera amplia, recta y sin apenas tráfico. Tampoco tiene desniveles importantes y siempre te mueves en el entorno de los 1900 o 2000m. Pero lo que sí tiene son dos puntos muy importantes si dispones de coche y tienes ganas de aventura.
El primero se llama Muley Point Overlook, que como su propio nombre indica, es un mirador sobre el cañón del Río San Juan. Desde este mirador también puedes ver en el horizonte el Monument Valley. Es necesario circular por una pista de tierra de varios kilómetros, con posibilidad de encontrarte unas vacas en medio sin previo aviso, pero aquí hemos venido a arriesgar, ¿no?
Pero el riesgo tiene su recompensa y son las vistas.


Muley Point. El fin del mundo existe.

No me he resistido a sacarle foto al coche al estilo “¿te gusta conducir?” No sé todavía cómo será el Gran Cañón, pero esta vista no se queda a la zaga. Apenas hay nadie en alguno de los miradores. De hecho en éste del final solo estaba yo, mi coche y el desierto.
El otro punto importante de esta carretera viene ahora, y es que hay que bajar al valle para llegar a Mexican Hat. Y no hay otra forma de hacerlo más que por Mokee Dugway. Para entendernos, es un tramo de camino de cabras, sin asfaltar, de un solo carril en su mayor parte, con curvas infernales al borde del barranco y limitación de velocidad a 15 millas por hora. No es apto para camiones, autobuses o similares, y no creo que sea recomendable tampoco para auto-caravanas. Pero disponiendo de un potente todo-terreno, se puede hacer un poquito el cafre sin miedo a la policía o los radares…
Dos videos de cabina: el primero saliendo de Muley Point, el segundo bajando Mokee dugway. Canyoneroooo!!!



Aunque desde Muley Point tienes una vista espectacular del cañón del Río San Juan, hay una forma de verlo todavía con más intensidad y espectacularidad. Es el parque estatal de Goosenecks. Como parque estatal, no entra dentro del Annual Pass. Lo de este parque es de guasa. La entrada son 5$ y el parque en sí es lo más pequeño que te puedes encontrar. Una única carretera de unos 8km te lleva hasta el borde del cañón, al único mirador disponible. Y unos metros antes se encuentra la caseta del guarda que más bien parece un urinario portátil en medio de la carretera, en el cual un guarda tiene que pasarse el día metido para cobrar la entrada; y sin nadie más en varios kilómetros a la redonda. Tiene pinta del trabajo más entretenido del mundo.

Goosenecks State Park.

Esta foto me ha costado 5$ pero ha valido la pena. 1000 pies por encima del río, exponiendo 300 millones de años de actividad geológica.
Quizás hubiera estado bien parar en Mexican Hat a ver su famosa roca, pero teniendo en cuenta que se ve desde la carretera principal, que es tarde, y hay cosas más interesantes por ver, paso de largo y me dirijo al destino final de hoy: Monument Valley.
¿Qué se puede decir de Monument Valley que no se haya dicho ya? Todo el mundo lo conoce por el cine y cuando llegas allí te das cuenta que estás dentro de un inmenso plató cinematográfico. Una interminable planicie decorada sutilmente con moles de piedra, como si fuesen puestas en torno a una danza. No dirías que ésta debería estar un poco más a la derecha o aquella más alejada. Todas están en su sitio exacto.



Más de uno me matará por no quedarme más tiempo en Monument Valley, que si debería haber hecho el loop, que si tal y pascual. Sí, es cierto que debería haberme quedado más tiempo para verlo mejor. Prácticamente lo he atravesado sin más, pero he hecho algo imprescindible: quedarme a dormir en el Valle.
Cuando estaba buscando alojamiento en casa para los diferentes lugares de este viaje, uno de los más difíciles fue precisamente en MV. De todos es conocido que aquí no hay una ciudad, ni siquiera un pueblo pequeño donde alojarse. Sitios cercanos y baratos tampoco quedaban. Mexican Hat estaba a tope y como primera opción había reservado un lugar cutre en Bluff (su nombre ya lo indica todo. Debe ser lo que exclaman todos cuando no encuentran alojamiento en MV) durante varias semanas estuve con esa reserva que no me convencía para nada, ni siquiera el precio era atrayente. Simplemente era el más barato. La otra opción era el Goulding’s Campground, pero el tipo de alojamiento tampoco me convencía. Ya casi me había dado por vencido de encontrar algo más cercano, cuando descubrí el que sería mi alojamiento final: el Tear Drop Arch B&B.
No aparece anunciado en ninguna web salvo la suya propia (edito: de casualidad he visto que ya están en Airbnb y hay que hacer las reservas por esa web), la casita es humilde y esta regentada por una familia de indios nativos americanos. No esperes nada más que una habitación muy simple y un baño grande pero compartido. Puedes acompañarlo de un pequeño desayuno típico, y una charla agradable con la dueña, un anochecer relajante en el patio. La carretera no es tal sino una pista de tierra y no encontrarás cerca un supermercado.
¡Pero las vistas del atardecer sobre Monument Valley y la noche más estrellada que habrás visto en muchos años o jamás, no te los quita nadie!
Absolutamente sin palabras…

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