BELLA SICILIA ✏️ Blogs de Italia

Regresamos de Segesta y aprovechamos la tarde libre para seguir visitando Palermo.

Lo primero que hicimos fue visitar el interior del precioso TEATRO MASSIMO. Además de ver los palcos y el magnífico escenario, había una pequeña exposición con decorados, fotos y algunos trajes de representaciones. Muy bonito.

La visita actualmente es guiada (no cuando nosotros la hicimos). Cuesta 8 euros por persona con reducciones y dura unos 30 minutos. Está abierto de 9:45 a 14:45 horas.

El Teatro podría albergar a 3.000 espectadores. Hoy, por las actuales regulaciones, solo tiene 1.247 localidades. La sala, de una acústica perfecta, tiene una forma de herradura. El techo hay once paneles con pinturas que se distribuyen alrededor de un círculo central con más pinturas representan el Triunfo de la música. Esos paneles se abren hacia arriba y permiten la ventilación de la habitación. Se ha definido como una flor de once pétalos.


Además de la programación musical, se utiliza para conferencias, cenas y reuniones corporativas.

Pudimos entrar a ver el precioso palco real. Tiene 27 asientos y un vestíbulo privado llamado Salone del Sovrano, completamente cubierto de caoba y amueblado con sofás y sillones en brocado rojo (en los que nos pudimos sentar, por cierto). En el centro, hay una lámpara de araña de Murano y en las paredes, 9 espejos. El escudo de armas de Saboya, una cruz blanca en un campo rojo, se puede ver en las puertas de entrada.

Sin duda una de las zonas más famosas del teatro sea la Sala Pompeyana. Tiene forma circular con claras referencias al Templo de Vesta en Tivoli, rematado con techos con frescos. En el diseño de la sala era muy importante el número 7 y sus múltiplos. Hay 14 puertas que se abren a la sala pero solo seis conducen a otras habitaciones (las otras no llevan a ningún lado pero se hizo así supongo que porque quedaba mejor y por el simbolismo que tiene el propio número 7), 28 medallones representan cabezas masculinas y femeninas y 14 segmentos representan figuras alegóricas.

Esta sala estaba reservada a los nobles y tiene una acústica excepcional, que aumenta a medida que te acercas al centro.

Se alquila para cenas privadas.

El foyer (el vestíbulo) también es magnífico. Tiene una estructura rectangular y sus dimensiones son 11.75 x 31.70 metros. En el interior hay esculturas de Salvatore Valenti, dos candelabros de bronce decorados con putti y un busto, también en bronce, de G.B. Filippo Basile por el escultor Antonio Ugo. El color dominante de la habitación es el llamado rojo tranquilo, llamado "octubre" porque recuerda a las hojas de otoño.

Después de la visita al teatro, dimos un paseo por la ciudad. Pasamos por lugares por donde ya habíamos ido el día anterior pero esta vez a la luz del día, para ver mejor los detalles.


Así pues atravesamos de nuevo los QUATRO CANTI para dirigirnos luego a la PIAZZA PRETORIA y volver a hacernos fotos en la Fuente de la vergüenza.


Luego nos acercamos hasta la MARTORANA y SAN CATALDO y aprovechamos para visitar el interior de ambas.

La iglesia de San Cataldo se puede visitar todos los días de 9:30h a 12:30h y de 15:00h a 18:00h. La entrada cuesta 2,50 €. Los menores de 14 años tienen entrada libre. El billete de acceso trae un listado de lugares (Il Circuito del Sacro) a los que da derecho a un pequeño descuento. Son: Los Oratorios de Santa Cita, de San Domenico, de San Lorenzo, de San Mercurio; las iglesias de Santa Caterina d'Alessandria, de Santa Maria dell'Ammiraglio (Martorana), del Santisímo Salvatore, de San Matteo al Cassaro, de Santa Maria del Piliere, dell'Immacolata Concezione al Capo, de Santa Maria della Catena y de la Magione. Además quedan al interior de este circuito Las Tumbas Reales, el Tesoro y la Cripta de la Catedral de Palermo y, al interior de la Catedral de Monreale, la Capilla Roano.

En cuanto a la Martorana, se puede visitar de 9:30h a 13:00h y de 15:30h a 17:30h, la entrada cuesta 2.50 € para los adultos y 1.50 € para los niños. El billete da derecho a un descuento de 1€ en el acceso a la iglesia de San Cataldo, por lo que con 4€ es posible visitar ambos lugares.

Como ha llegado la hora de comer nos paramos en un restaurante de la zona. Como ya veremos en nuestro viaje, la comida de Sicilia no defrauda. Yo escojo de primero un clásico, pasta a la Norma. En cuanto al segundo, no puedo resistirme a un plato que probé varias veces en Nápoles en un viaje anterior y me encantó, carne de ternera al Marsala.

Con el estómago lleno, seguimos camino. No tardamos nada en llegar a la PIAZZA BOLOGNI. La Piazza Bologni se encuentra en la Via Vittorio Emanuele, a poca distancia de donde se cruza con la segunda calle más importante de la ciudad vieja, la Via Maqueda (en el lugar donde las dos calles se cruzan realmente están los Quattro Canti). Se trata de una enorme explanada con algunas terrazas de bares y restaurantes y con algunos edificios que en su día seguramente fueron espléndidos pero ahora lucen algo abandonados. Es la entrada al barrio de la Abergheria.

La creación de esta plaza, que en un principio fue conocida como Piazza Aragona, se remonta la segunda mitad del siglo XVI. Fue la época que vio grandes cambios en estructura urbana de Palermo, con la reforma de la antiquísima calle del Cassaro, rebautizada entonces como Via Toledo (hoy Via Vittorio Emanuele), la creación de la actual Via Maqueda, de la Piazza Vigliena (donde a principios del siglo siguiente se construirán los Quattro Canti), de la Piazza Pretoria y de los Quattro Mandamenti (los cuatro barrios del casco antiguo delimitados por la cruz que forman las dos calles principales.

Casi todo el lado oeste de la plaza lo ocupa el Palazzo Alliata di Villafranca, antigua residencia de la influyente familia de los Beccadelli de Bolonia, cuyo apodo popular, los Bologni, lo tomó la plaza. Hoy está bastante deteriorado.

Frente al Palazzo Alliata di Villafranca se halla el Palazzo Carminello, antiguo Noviciado de los Carmelitas, luego sede de los Tribunales Militares de Sicilia y hoy sede del Comando Carabinieri per la Tutela della Salute (N.A.S.), la autoridad que efectúa los controles de Sanidad en los ejercicios públicos. El edificio es de color blanco y rosado.

Al fondo, de color mostaza, el Palazzo Riso, sede del Museo de Arte Contemporáneo de Sicilia.

Una de las cosas que identifican esta plaza es la estatua de bronce de Carlos V. La estatua en bronce fue creada en 1630 por el escultor Scipione Li Volsi (1588-1667). El bronce fue encargado por el Senado de Palermo en vistas de la conmemoración del primer centenario de la llegada a Palermo del soberano (1535). En un principio la estatua iba a ser instalada en la Piazza Villena. Sin embargo el Senado cambió de parecer y acabó pidiendo a los escultores Giacomo Cirasolo y Luigi Geraci la creación de un monumental basamento en mármol para su instalación en la Piazza Bologni. A mí sinceramente la estatua me parece que representa al personaje demasiado delgado y con un cuello muy largo.

El emperador va vestido como un guerrero de la antigüedad clásica, sujetando el cetro de mando con la mano izquierda y jurando con la derecha sobre la Constitución del Reino de Sicilia. Ese gesto representaba su voluntad de confirmar los privilegios de la aristocracia del Reino de Sicilia que, en su opinión, representaba un estratégico baluarte para contener la expansión de los Tucos Otomanos en el Mediterráneo. Ya comenté en la historia que los sicilianos respetaron al emperador.

Al sur de la plaza encontramos otro edificio de esos que sin duda en su tiempo fue precioso pero que ahora luce completamente abandonado. Se trata del Palazzo Ugo delle Favare. Su origen se remonta a la primera mitad del siglo XVII, cuando el aristócrata Tommaso Gioeni e Cardona adquirió la propiedad de tres edificios colindantes entre sí, que se unieron crear el actual palacio. La fachada, después de un cambio de propiedad a favor de los también aristócratas Filangeri, fue remodelada a primeros del siglo XVIII. A esta época pertenece la decoración actual, incluida la balaustrada de la última planta. Durante la II Guerra Mundial una bomba cayó sobre el palacio causando graves desperfectos. Y así se ha quedado. Una pena.

El PALAZZO PATELLA-ABATELLIS está en la Via Alloro, una de las calles más transitadas del barrio de la Kalsa. El palacio colinda con Santa Maria della Pietá, que fue su iglesia conventual, y hace esquina con el Vicolo della Salvezza, la calleja que le separa de la Iglesia de la Gancia.

El palacio, precioso, fue construido entre 1490 y 1495 por el conde Francesco Abatellis, hombre de confianza de Fernando II de Aragón, que ocupó el cargo de "magister portulanus" (recaudador de impuestos comerciales entre los puertos del reino).

Como no tenía herederos pidió que a su muerte el palacio y sus riquezas se usaran para fundar un convento dedicado a Santa Maria della Pietà (Nuestra Señora de la Piedad) de la que fue muy devoto en vida.

Hasta la primera mitad del siglo XX ha habido las monjas de la Orden Dominicana. Como se dedicaban a la asistencia de las jóvenes desfavorecidas del barrio de la Kalsa pudieron quedarse en el convento hasta la II Guerra Mundial, cuando un bombardeo dejó el conjunto arquitectónico gravemente dañado.

Después de la guerra se restauró y se acondicionó para acoger las colecciones de arte medieval hasta entonces custodiadas en el Museo Salinas.

El palacio es de estilo gótico-catalán.

La calle donde está es bastante estrecha como para ver bien la fachada. Lo que sí me llamó bastante la atención a medida que nos acercábamos fue su preciosa torre, que hace esquina. Destaca sus almenas, de la clase denominada gibelinas (en forma de cola de golondrina). La torre sobresale ligeramente del cuerpo del edificio. Vale la pena alzar un poco la cabeza para ver el detalle de las ventanas góticas. Son preciosas.

Sobre el portal vemos el escudo familiar de la familia Abatellis.

Ya comenté que en Sicilia siempre ha habido una gran tradición de marionetas. Es por eso que no es raro que en la ciudad haya un MUSEO DE MARIONETAS que aprovechamos para visitar. Este museo se encuentra en el barrio de la Kalsa de Palermo, entre la Piazza Marina y el Foro Italico. El museo está en el Hotel de France, antiguo Castillo de San Onofre, reformado a principios del siglo XIX y posteriormente adquirido por los Giakery, una familia de la aristocracia ítalo-inglesa que le convirtió en hotel. Mientras el ala oeste del palacio, cuya fachada se abre en la Piazza Marina, es propiedad de la Universidad de Palermo, hay otra ala para el museo.

El museo abre al público todos los días de la semana. De martes a sábado hace horario continuado abriendo a las 10:00 y cerrando a las 18:00. Los domingos, festivos y lunes abre solo por las mañanas, desde las 10:00 hasta las 14:00. Alberga también un pequeño y curioso teatro para hacer representaciones.

El museo lleva el nombre de Antonio Pasqualino, su fundador, quienes renunció a una prometedora actividad de médico para dedicarse a la antropología y al estudio de la cultura popular de Sicilia. Aficionado desde niño a la Opera dei Pupi, y consciente de la inminente desaparición de este arte, quiso rescatarla y conservar su legado para las generaciones venideras. Para ello fundó, en 1965, la Associazione per la conservazione delle tradizioni popolari. Con la ayuda de su esposa, la danesa Jeanne Vibaek, fue recorriendo la isla y recuperando piezas. La verdad es que la colección es impresionante.

En 2001 la Opera dei Pupi ha sido reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Muchas obras se inspiran en los poemas épico-caballeresco, sobre todo el Cantar de Roldán, el Orlando furioso y la Jerusalén liberada. Es por eso que hay muchas marionetas de caballeros medievales. Creo que fueron de las que más me gustaron.

No todas las marionetas son iguales. Estaban los pupi catanesi y pupi palermitani. En la escuela de Palermo la marioneta mide unos ochenta centímetros de alto y pesa unos 8 kilos, en la escuela de Catania su altura llega al metro y cuarenta y su peso puede llegar hasta los 35 kilos.

En el museo hay algunas particularidades. Casi a la entrada, por ejemplo, se puede ver un teatro de marionetas de Birmania. Precioso. El dragón dorado es sencillamente espectacular. En el interior, además de marionetas sicilianas de las dos escuelas, las hay procedentes de Mali, Congo y Nigeria; de Thailandia, Birmania, Vietnam, Vanuatu, Bali y Japón, de Francia, Bélgica y España.

En Palermo pueden verse más palacios imponentes como el PALAZZO BUTERA o el PALAZZO CHIARAMONTE O STERI.

Llamar a la PORTA FELICE puerta es algo peculiar porque lo que vemos son dos edificios idénticos, uno frente a otro. Se abrió en 1637 y representa la conexión de la ciudad con su paseo marítimo, el Foro Italico.


Las obras de construcción comenzaron en 1582, por petición del virrey Marco Antonio Colonna, pero los trabajos se alargaron durante años. A pesar de ello el Senado, que ya había llamado Strada Colonna el paseo marítimo, quiso mantener de algún modo su memoria y le puso a la puerta el nombre de su esposa, doña Felice Orsini.

En el proyecto inicial había una cobertura en forma de cúpula que acabó por descartarse.

Durante la II Guerra Mundial el pilar norte, el que se encuentra orientado hacia el puerto de la Cala, fue destruido durante el mismo bombardeo que dejó en ruinas el colindante Hospital de San Bartolomeo. Gracias a las numerosas imágenes fotográficas ha sido posible reconstruirlo fielmente a su aspecto original.

Las caras de la puerta son distintas. Incluso los materiales. Se usó piedra caliza para la cara interior y mármol gris, más resistente a las inclemencias del clima, para el exterior. La cara interior, por donde se comenzaron las obras de construcción en el siglo XVI, es más fiel al proyecto originario y su arquitectura es manierista, de moda en Italia a finales del siglo XVI. En esta cara ambos pilares se muestran como dos edificios emparejados por su simetría y por los contrafuertes superiores cuya función, abandonado el proyecto de la cobertura, no es funcional si no decorativa.

En cambio, si salimos, vemos que el aspecto cambia radicalmente. La cara exterior fue diseñada por los arquitectos Mariano Smiriglio (el mismo que dirigió la construcción de los Quattro Canti), Pietro Novelli y Vincenzo Tedeschi (cuyo hermano Gregorio esculpió algunas de las estatuas de los Quattro Canti). De hecho se dan un aire a los Quattro Canti.

Como en aquél, hay 3 niveles. En el más bajo hay una fuente; en el primer cuerpo, una estatua dentro de un nicho, estatua que en este caso representa una figura inspirada en la antigüedad clásica (en los Quattro canti ya expliqué que era un rey español); y en el remate superior está el emblema de la monarquía flanqueado por los del virrey y de la municipalidad (estos últimos faltan en el pilar norte reconstruido en la posguerra). En la esquinas externas de ambos pilares resaltan las estatuas de Santa Cristina (pilar sur) y de Santa Ninfa (pilar norte).

LA CALA es el puerto deportivo de la ciudad. Un lugar para pasear o tomar algo.

SANTA MARIA DELLA CATENA fue construida entre 1490 y 1520 en el solar anteriormente ocupado por la iglesia de Santa Maria del Porto, cuya existencia está documentada desde 1330 (aunque probablemente fuera edificada en época normanda) y en cuyos cimientos se anclaba una cadena que era tensada (para cerrar el acceso a los navíos enemigos) desde el otro extremo de la bocana del puerto, donde se hallaba el castillo de Castellammare.

Pero además parece ser que hay una leyenda asociada a eso de la cadena. Se dice que en el año 1392 tres presos inocentes, en espera de que se ejecutase su sentencia de muerte en la cercana Piazza Marina, fueron librados de sus cadenas por intercesión de la Virgen. Tan hondo calaría el hecho que le darían el nombre a la iglesia.

La iglesia es de estilo gótico-catalán pero con algunas cosas ya del renacimiento.

El brazo derecho del transepto que colinda con el antiguo Convento de los Teatinos, hoy archivo. La fachada es muy llamativa, con un pórtico con tres arcos y dos torres laterales. En el frontal se ve una lápida que recuerda la escala que hizo en el puerto, durante la hambruna de 1582, un barco cargado de trigo cuyo cargamento salvó la población. Sobre la lapida, al interior de un nicho, se encuentra la estatua de Santa Catalina de Alejandría.

En el interior hay tres arcos renacentistas de mármol de Carrara con dinteles esculpidos.

Desde su escalera se pueden hacer bonitas fotos.

Vemos también las ruinas de Nuestra Señora de las Angustias llamada en italiano Santa Maria dello Spasimo, de gran veneración en la isla. Un rico abogado palermitano, llamado Giacomo Basilico, compró unas tierras para construir un convento y una iglesia para honrar a la virgen. Tal fue su devoción que para decorar el altar mayor de la iglesia encargó el cuadro renacentista de Rafael Sanzio “El Pasmo de Sicilia”. Esa obra hoy está en el Museo del Prado de Madrid.

En 1509 empezó la construcción pero solo se terminó el convento. Las invasiones turcas obligaron a destinar el dinero con el que iba a terminarse la iglesia a realizar un foso y unas murallas defensivas que protegieran Santa María de las tropas bárbaras. Se tuvo que construir el bastión del Spasimo, para lo que hizo falta derrocar parte del convento. El conjunto fue desacralizado. De hecho, desde 1582 hasta 1624 fue teatro. En ese momento se convirtió en lazareto, ya que una epidemia de peste asoló la ciudad. Una vez que ya había pasado la epidemia, se destinó a granero y almacén.

En el siglo XVIII el techo se hundió. Se dejó así y se construyeron dos naves laterales.

Hoy se usa para algunas representaciones. La visita es libre.

Se accede desde la calle, a través de un portal cubierto, al patio adornado con una fuente en su centro. A ambos lados hay pórticos, uno del siglo XVI (lado sur) y otro del siglo XIX (lado oeste).

Lo que más nos llama la atención del interior son los cuatro arcos (cada uno iba a corresponder a una capilla) y evidentemente que no haya techo.

También en el barrio de la Kalsa encontramos la preciosa iglesia de LA MAGIONE o Basilica della Santissima Trinità del Cancelliere.


Es la última construcción de estilo árabe-normando que se hizo en Palermo, ya en 1191. Su fundación se debe a la iniciativa de Matteo da Salerno quien, entre el año 1154 y el 1193, ocupó importantes cargos en el Reino de Sicilia. Fue notario de la cancillería durante el reinado de Guillermo I, para luego ser consejero real de Guillermo II, hijo de Gullermo I y de Margarita de Navarra. También fue consejero de esta última, la cual reinó en Sicilia después del fallecimiento del marido, hasta que su hijo, Guillermo II, no fue mayor de edad. Volvió a ser canciller durante el reinado del último rey normando, Tancredo (1138-1194), y de su hijo Ruggero III (1175-1193), que ejerció de reinante mientras el padre estaba ocupado en sus luchas por mantener el poder. Fue durante este último periodo cuando se fundó la Basilica della Santissima Trinità del Cancelliere.

En 1197 la iglesia de la Santísima Trinidad del Canciller fue encomendada a la Orden Teutónica, que se dedicaba a brindar asistencia y hospitalidad a los cruzados y peregrinos en viaje hacia Tierra Santa. El edificio, cuyo conjunto integraba la contigua Abadía Cisterciense (luego Convento de la Magione), se convirtió entonces en la Casa de los Caballeros Teutones. Desde entonces se empezó a llamarla Magione, nombre que en italiano significa vivienda de gran tamaño. Sería algo así como la Mansión.

A partir del año 1492 la iglesia y sus propiedades pasaron a ser administradas por un abad comendatario nombrado por el Papa. En 1782 la propiedad pasó bajo el control de los Borbón. Estos la administraron a través de la Orden Militar Constantiniana de San Jorge hasta 1860, cuando la orden fue expulsada de Sicilia. Actualmente la iglesia está a cargo del Arzobispado de Palermo.

La entrada es gratis pero te piden una donación para la restauración.

Vale la pena la visita. El edificio lo vale.

Lo primero que nos llama la atención desde la calle es que está rodeada de una reja y con un bonito patio ajardinado.

Damos la vuelta y nos encontramos con un portal barroco del siglo XVII enmarcado por dos columnas. En lo alto hay un águila y una cruz.

Lo atravesamos y enfrente nos encontramos con la fachada principal del edificio, preciosa aunque sencilla. Tiene ventanas (algunas cegadas) y tres postales de arcos apuntados. Nada más.

En el interior de la iglesia lo que llama la atención es que no hay cúpulas como en el resto de edificios árabe-normandos de la ciudad.

En el brazo derecho del transepto se encuentra un tríptico tardo-gótico del siglo XV, esculpido en relieve sobre mármol blanco. Colgando del arco frontal del presbiterio hay un Crucifijo, pintado sobre madera, cuyas orígenes se remontan al siglo XII.

En techo es de bigas de madera pintadas (originales las de la nave central).

Quizás más bonito que la iglesia sea el claustro. El Convento della Magione fue fundado por la Orden cisterciense durante el reinado de Tancredo de Sicilia entre el 1189 y el 1191, los mismos años que vieron la construcción de la iglesia. Convento e iglesia compartían claustro.

Pasamos luego por el Palazzo Alliata di Pietratagliata construido en 1473, con una torre almenada que era la más alta de Palermo en el siglo XV.

también en el barrio de la Kalsa encontramos la preciosa Basílica de San Francesco d'Assisi. La mandaron construir los primeros Franciscanos llegados a Palermo en el año 1224 en estilo gótico. Fue consagrada en 1277.

En su interior se custodian valiosas obras de arte. Estaba cerrada. Fue declarada basílica en 1924.

Llama mucho la atención la fachada. El portal de arco apuntado, añadido a la fachada en el siglo XIV, muestra unas decoraciones finamente cinceladas con motivos florales y geométricos. Sobre el arco se ve una triple ventana ciega adornada con tres frescos de los que apenas se distingue nada. En el central están la Virgen con el Niño. Encima hay un precioso y elaborado rosetón del siglo XIII que, gravemente dañado por un terremoto en el año 1823, fue restaurado en la segunda mitad del mismo siglo.

La IGLESIA DE SAN DOMENICO, de estilo barroco, es la segunda más grande de toda Sicilia, después de la Catedral de Palermo. Desde el año 1853 San Domenico se ha convertido en el Panteón siciliano de hombres y mujeres ilustres.

Se alza en la Piazza San Domenico, en cuyo centro se halla la Columna barroca de la Inmaculada.


La iglesia empezó a construirse en el siglo XVII y fue acabada en el año 1726. El sector de fachada que corresponde a la nave central, como es normal en el barroco siciliano, sobresale ligeramente del resto y está enmarcado entre dos parejas de columnas. Los altos campanarios son visibles desde varios puntos de la ciudad.

Tiene planta de cruz latina y dos naves laterales. La nave central se sostiene sobre siete arcos que descansan sobre ocho columnas que, al igual de las columnas de la fachada, son un monolito de piedra gris extraída del Monte Billiemi (el monte que cierra el extremo noroeste de la Conca d'Oro). El púlpito, impresionante, es del siglo XVIII y está construido en madera de nogal.

Solo con la intención de echar un vistazo, a última hora del día decidimos coger un taxi y acercarnos un rato a LA ZISA. Se trata de un palacio del siglo XII que representa el mejor ejemplo de la arquitectura civil del reino normando de Sicilia.

Su estructura fue construida durante el reinado de Guillermo I de Sicilia pero, debido a su prematura muerte en 1166, las decoraciones y varios detalles arquitectónicos fueron acabados en 1175 por su hijo y sucesor al trono Guillermo II de Sicilia. Este rey hizo construir muy cerca otro palacio similar, llamado la Cuba. Se construyeron fuera murallas, en una zona donde había una reserva de caza.

La Zisa iba a ser el palacio de verano de los reyes pero solo se disfrutó hasta el siglo XIII. En el siglo XIV se fortificó.

Es de estilo árabe-fatimí con dos torrecillas normandas que sobresalen. En la fachada principal hay tres grandes aberturas, en forma de arco apuntado, cuya función es la de capturar la brisa marina (la fachada está orientada hacia el mar) y crear unas corrientes de aire que ventilan y refrescan el interior.

Puede visitarse previo pago.

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Ese día emprendemos ya el recorrido en grupo.

Salimos de Palermo temprano con el autobús y nos dirigimos hacia el bonito pueblo de Cefalú, que está a 75 kilómetros.

Este municipio de unos 14.000 habitantes se encuentra situado a los pies de un enorme promontorio rocoso llamado LA ROCCA, que es lo primero que vemos nada más que nos vamos acercando. Ese promontorio tiene la forma de una cabeza, de donde derivaría el nombre de la ciudad. En la cumbre de la roca se encuentra un edificio megalítico conocido como el Templo de Diana, que se cree que podría estar ligado a un culto del agua, pues cerca se ve también una cisterna. De la misma época del templo es la cinta de muralla megalítica, de la cual se ven los restos a lo largo del arrecife de la Giudecca y cerca la antigua Puerta Tierra (que hoy es Plaza Garibaldi).


Se trata de una de las localidades turísticas más famosas de la isla.

El nombre primitivo de Cefalú era Cefaledio (en griego Κεφαλοίδιον y en latín Cephaloedium). Tucídides dice que Hímera era la única colonia griega en esta parte de la isla, de manera que se supone que fue de origen fenicio y que, abandonada, fue convertida en fortaleza (phrouphion) por la gente de Hímera, y más tarde poblada por ellos cuando su ciudad fue destruida.

Se menciona en documentos de 396 a. C., en la época de la expedición cartaginesa dirigida por Himilcón, cuando este general hizo un tratado con Hímera y Cefaledio. Después de la derrota cartaginesa Dionisio I de Siracusa se apoderó de ella pero más tarde fue independiente y aliada de Cartago. Fue atacada por Agatocles en 307 a. C. En la Primera Guerra púnica fue reducida por la flota romana dirigida por Aulo Atilio Calatino y Publio Cornelio Escipión Nasica en 254 a. C., gracias a una traición.

Prosperó bajo los romanos y gozó de privilegios municipales. En época de Marco Tulio Cicerón era una "civitas decumanae" que pagaba sus impuestos con trigo al estado romano. Sufrió los abusos de Verres.

En 858 fue ocupada por los árabes, que la conservaron hasta el 1063 en que fue ocupada por el normando Roger I (Ruggero). En el siglo XII, Roger II de Sicilia, hijo de Roger I, trasladó la ciudad a una posición más fuerte y fácil de defender y con un buen puerto. La catedral se inició en 1131.


En 1285 se firmó en Cefalú el tratado entre Carlos de Salerno y Pedro III de Aragón, por el cual Carlos, prisionero de Pedro en Cefalú, renunciaba a la isla de Sicilia en favor de Jaime, hermano del futuro Alfonso II de Aragón, y a cambio sería liberado. También se estableció la boda de Jaime con una hija de Carlos, y el de la princesa Violante con uno de los hijos de Carlos. Aunque Carlos lo ratificó después de ser liberado ni Francia ni el Papa reconocieron el tratado.

El Corso Ruggero, que cruza en suave cuesta abajo toda la parte alta del casco antiguo, comenzando su recorrido en la Piazza Garibaldi, transitando frente la Piazza del Duomo, y continuando hacia norte, donde se encuentra el Bastión del Cabo Marchiafava, es una de las calles más importantes de la ciudad.

El DUOMO o catedral es uno de los edificios más impresionantes de la ciudad. Se dedicó al Salvador y a la Transfiguración de Jesús y fue consagrada en la fiesta de Pentecostés del año 1131 por encargo del rey Ruggero II de Sicilia. Parece ser que el rey quiso cumplir con esto un voto que hizo al estar a punto de naufragar y llegar finalmente a la costa sano y salvo. Su fundación es, por tanto, anterior a las catedrales de Palermo y Monreale. En este momento solo fueron realizadas las estructuras principales, la fachada con las dos torres, la nave central y el transepto con el ábside central. El resto son añadidos posteriores.



Inicialmente iba a ser un Panteón de los reyes de Sicilia pero los sucesores de Ruggero II —que la concluyeron en 1240— desestimaron su uso como mausoleo dando esta función a la catedral de Palermo.

Después de la muerte del rey Ruggero II el proyecto arquitectónico inicial sufrió modificaciones por lo que se aprecian diversos estilos arquitectónicos.

De planta basilical de cruz latina, tiene tres naves divididas por 16 columnas de granito y base de mármol (una es de mármol romano llamado "cipollino"). Tiene dos campanarios del siglo XII sobre los que en el siglo XV se edificó otro piso con una cubierta de forma piramidal. Pueden parecer iguales pero no lo son. Hay diferencias en las almenas o las ventanas. Se debe a un simbolismo según el cual la torre norte (a la izquierda del pórtico) representa el poder de la monarquía y la torre sur el de la iglesia.

La fachada tiene una decoración de arcos entrelazados, de influencia árabe. También hay influencia árabe en algunas pinturas del techo de madera aunque desde abajo la verdad es que apenas se ven.

Entre las dos torres, en el año 1484, se añadió el pórtico de tres arcos. Su cobertura, en un principio creada con vigas de madera, fue substituida en el 1700 por una bóveda. El pórtico esconde parcialmente la vista de la ventana que proporciona luminosidad a la nave central de la iglesia (de ella solo se ve el arco apuntado enmarcado en una moldura cincelada). Eso obligó a rebajar el portal originario de la iglesia. En el exterior del arco se puso un mural de mármol blanco decorado.

Lo más destacado es su decoración. La catedral tiene unos impresionantes mosaicos de estilo normando-bizantino encargados por Ruggero II, cosa que queda atestiguada en el texto que aparece bajo ellos:

"Rogerius rex egregius plenis pietatis
hoc statuit templum motus zelo deitatis
hoc opibus ditat variis varioque decore
ornat magníficat in Salvatoris honore
ergo structori tanto Salvator adesto
ut sibi summisos conservet corde modesto.
Anno ab incarnatione Domini Millesimo centesimo XLVIII
indictione XI anno V regni eius XVIII
hoc opus musei factum est.."

El más importante es el precioso Pantocrátor del ábside. La mano derecha del Cristo bendice con los tres dedos centrales ligeramente curvados, mientras el pulgar y el meñique, tocándose, forman un circulo con la palma de la mano, como se usaba en el ritual bizantino. Su mano izquierda sostiene las Sagradas Escrituras escritas en lengua griega y latina. El versículo reproducido reza: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida" (Juan 8:12).



Era el primer mosaico de este tipo que veíamos en Sicilia y la verdad es que impresiona bastante.

Debajo vemos a la Virgen orante y cuatro arcángeles (dos a un lado y dos a otro); los apóstoles y los evangelistas; ángeles, querubines y serafines; profetas, santos y diáconos, santos guerreros y los Padres de la Iglesia oriental y occidental. Todos tienen su nombre escrito en latín o griego y un fondo dorado que aún hace que destaquen más. Se terminaron alrededor de 1148.

En la bóveda más cercana al ábside se pueden ver Querubines, con las alas cruzadas, y Serafines. En la bóveda más externa quedan unas decoraciones de frescos y estucos que se remontan al 1600.

El altar es de bronce recubierto por láminas de oro. Es muy moderno(1992). Detrás hay una preciosa cruz de madera (1468) pintada por ambos lados. En un lado muestra el Cristo en la Cruz y en el otro la Resurrección.

El claustro de la catedral tiene un acceso separado. Igual que la catedral, es Patrimonio de la Humanidad. Se destruyó en parte en un incendio y ha sido reconstruido en parte. Desde allí se tiene otra perspectiva de la catedral. He visto claustro mejores pero vale la pena echarle un vistazo.

La catedral se puede visitar libremente; el claustro es de pago.

Junto a la catedral se encuentran el Palazzo Vescovile y el Seminario Vescovile.

El Duomo está rodeado por varios palacios aristocráticos y por el ex Convento Benedictino de Santa Caterina, hoy palacio municipal.

Frente a la catedral hay un patio exterior llamado sagrato. Las sagreras eran las zonas donde se enterraba a los muertos tradicionalmente. Se puso tierra que se trajo expresamente de Jerusalén y funcionó como cementerio hasta el siglo XVI. En ese siglo se cubrió y se hizo la escalera por la que ahora llegamos a la iglesia.

Nos dirigimos luego al LAVADERO PÚBLICO. Se llama Lavatorio Medievale Fiume Cefalino y es un lugar muy bonito. Tuvimos la suerte de visitarlo solos. Las pilas son de piedra lumachela, una típica piedra gris de la zona. El lavadero es de origen medieval aunque en el siglo XVI se sustituyó por otro, cambiándose incluso de ubicación.

Encontraremos fácilmente la entrada porque en uno de los pilares de la puerta hay un cartel que pone "Discesa Fiume". La entrada está en la Via Vittorio Emanuele.

Las bóvedas del actual lavadero se terminaron hacia el año 1655, cuando fue puesta en el pilar derecho de la entrada una lápida, que aún permanece en su sitio, donde se puede leer (en Latín): "Aquí fluye el saludable Cefalinus, más puro que la plata y más frío que la nieve - 1655".


Las pilas se pusieron en 1890. Las cabezas de león de bronce al final de las cañerías se añadieron también en esa última restauración. El agua de este lavadero proviene del Río Cefalino que desemboca al mar unos metros mas abajo.

El lavadero tiene tres niveles a diferente altura. El primero, más alto, es donde llega el agua limpia que procede directamente del río subterráneo. El segundo, situado en un nivel intermedio, es donde están las pilas de lavado. El tercero, situado en el nivel más bajo es donde el agua es canalizada hacia la salida al mar.

Hay ocho pilas en total, cuatro en el centro del lavadero, al aire libre y otras cuatro en una de las dos bóvedas orientadas hacia en puerto, la de la izquierda. Todas están dotadas de una piedra inclinada para lavar la ropa a mano.

La via Vittorio Emmanuele es una de las que se tienen que transitar obligatoriamente en la ciudad. Su trazado sigue el perfil de la costa entre la Porta Ossuna (paseo marítimo) y la Piazza Marina (puerto antiguo). Hay muchos bares y restaurantes.

En la ciudad también vemos muchos palacios. Destaca el Osterio Magnoun, palacio del siglo XII que fue también residencia de los Ventimiglia, una influyente familia aristócrata. También se pueden ver el Palazzo Atenasio, construido entre el siglo XV, el Palazzo Legambi, ubicado en la calle Passafiume que flanquea el costado izquierdo de la catedral, el Palazzo Maria, uno de los edificios más antiguos de Cefalù, y el Palazzo Pirajno, haciendo esquina con el Corso Ruggero, del siglo XVII.

Una de las estampas más famosas de la ciudad es la de la pequeña playa del puerto viejo de Cefalú. Solo se puede acceder a ella desde el casco antiguo, bien desde la pintoresca Porta Pescara, reducto de la antigua muralla medieval de la ciudad, bien desde la Piazza Marina, que también dispone de un mirador con vistas al puerto viejo. Nosotros entramos por la Porta Pescara.


Los aficionados al cine quizás recuerden esta playa por una escena de la preciosa película Cinema Paradiso. El 24 de enero de 2014 el Ayuntamiento de Cefalù puso en el muelle una placa conmemorativa que recuerda el rodaje de la escena de la película durante el mes de mayo de 1988.

A lo largo del la bahía de Cefalù, hay un paseo marítimo que se llama Lungomare Giuseppe Giardina. Este paseo mide, de un extremo al otro, unos 1800 metros.

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Después de nuestra visita a Cefalú, nos dirigimos a un pequeño pueblo de regusto medieval llamado Castelbuono.

El edificio más representativo de la villa es el Castello Ventimiglia, al que se accede subiendo una escalinata. Fue construido entre el año 1316 y el 1460. En el año 1454, recién terminada la primera etapa de construcción (las primeras dos plantas), el marqués Giovanni I de Ventimiglia trasladó todo el aparato administrativo y la corte del Marquesado desde Geraci, tradicional lugar de residencia de su familia, hasta Castelbuono. A partir de entonces el centro medieval fue evolucionando hasta convertirse en una villa renacentista. El castillo fue transformado en palacio señorial a finales del siglo XVI. Es uno de los mayores encantos del pueblo.


Tiene una torre adosada a cada lado, tres de planta cuadrada y una circular (por la fachada trasera). Esas torres sobresalen de la estructura principal, rasgo típico de la arquitectura normanda.

En el año 1819 Castelbuono, que ya el año anterior había sido sufrido las consecuencias de un terremoto que afectó todas las Madonías, fue el epicentro de un terremoto mayor, que afectó buena parte de la costa norte de Sicilia. A consecuencia de ello el castillo sufrió unos derrumbes que causaron la perdida de sus almenas y de parte de la torre circular.

En 1920 lo adquiere el Ayuntamiento con suscripción popular y se emprende la restauración.

Lo primero que nos encontramos es el patio exterior del castillo, una plaza en forma de ele, hoy llamada Piazza Castello, que rodea la fachada y la cara este del edificio.

Se accede a través de la bonita Porta di Sant'Anna que se halla al final de la Via Sant'Anna. La familia de los Ventimiglia custodiaba una reliquia de la abuela de Jesucristo (su calavera), conseguida en Tierra Santa durante las Cruzadas. Esta reliquia fue trasladada a Sicilia, desde Liguria (de donde procedían los Ventimiglia), en el año 1242 y custodiada en el Castillo Ventimiglia de Geraci, para ser después trasladada en este castillo en el año 1454. Actualmente se encuentra custodiada, al interior de una urna, en la capilla del castillo.

Antes esa plaza estaba rodeada por una muralla exterior.

A un lado de la plaza (mirando al castillo a la derecha) vemos una pequeña iglesia dedicada a la Asunción de la Virgen, la Chiesa dell'Annunziata, actualmente administrada por las hermanas del Instituto Figlie della Croce situado en el Viale Castello. Parece ser que alberga importantes obras de arte pero está cerrada por su deficiente estado de conservación.



Ahora el castillo es un Museo municipal, que nosotros sí visitamos. Lo que sí vemos y resulta bastante impresionante es la Capilla.

En 1615 Santa Ana fue declarada patrona de Castelbuono y, en la segunda mitad de ese siglo la capilla fue enteramente decorada por la mano de Giacomo Serpotta, el creador de las decoraciones del Oratorio de Santa Cita en Palermo.

Las decoraciones están inspiradas en la vida de Santa Ana. La cobertura de la capilla es de bóveda sin decoración, su color blanco. Eso hace que aún resalten más los magníficos decorados en color oro de las paredes.



Quizás puede ser un poco recargada pero es muy bonita. Custodia la urna de plata con la reliquia de santa Ana.

La Via Sant'Anna, casi una plaza alargada donde se halla el municipio, conecta el núcleo habitado con el castillo. Se trata de una de las calles más frecuentadas e importantes de Castelbuono. Santa Ana es la patrona de Castelbuono.


La Iglesia de San Francesco alberga en su interior el Mausoleo de los Ventimiglia.

En la calle principal encontramos la Fontana della Venere Ciprea (reconstruida en 1614) con Andrómeda arriba, Venus y Cupido en el nicho central y cuatro bajorrelieves con escenas mitológicas relacionadas con el tema del amor.


Después de la visita nos vamos a comer. Entre otras cosas, nos dan una deliciosa pasta, parecida a los macarrones pero más larga, con salsa de tomate y carne.

Unos gatos dan buena cuenta de lo que queda en los platos cuando nos marchamos (sin dar tiempo a que los camareros vengan a retirarlos).

Y entre bonitos paisajes nos dirigimos a nuestra siguiente parada.

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