![]() ![]() 15 días con chavales por la Costa Oeste ✏️ Blogs de USA
Dos semanas de roadtrip con los chavales. Desde Las Vegas, Zion Park, Bryce Canyon, Lake Powell, Page, Antílope Canyons, Horseshoe bend, Monument Valley, Grand Canyon, Williams, ruta 66, Los Ángeles.Autor: Mamitrotera Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (12 Votos) Índice del Diario: 15 días con chavales por la Costa Oeste
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Etapas 10 a 12, total 15
Tras el austero desayuno partimos por la interestatal 40 hacia Seligman, la primera parada del día a unos 40 minutos.
Dejamos el coche enfrente del Rusty Bolt, que nos llamó la atención con sus maniquíes en el tejado. De ahí al Historic Seligman Sundries, una tienda, museo, muy original donde puedes ver algunos coches de la peli Cars. Cuando llegamos había dos autocares, una marea de gente, menos mal que se fueron enseguida y pudimos verlo todo bien y hacer bonitas y graciosas fotos. Para que os hagáis una idea, cuando llegamos había cola para hacerse la foto con el típico grafiti en la pared con la señal de la route 66. Madre mía, qué mal. Como dije, menos mal que se fueron y pudimos disfrutarlo sin gente. Después de comprar algunos souvenirs y tomarnos algo en una de sus tiendas cafeterías, seguimos ruta por la 66 hasta Hackberry General Store. Muy épico este tramo, con lluvia y todo, grupos de moteros, trenes interminables y buena música. Una hora y algo después estábamos en esta antígua gasolinera llamada Hackberry General Store, convertida en una especial tienda de souvenirs. Compramos una matrícula de Arizona original por 10$ y dejamos huella de nuestro paso por allí con un billete de dólar con nuestros nombres, pegado en una pared junto a otros tantos más que ya había. Dimos una vuelta por fuera, viendo el taller, los coches antíguos, el de policía, el autobús, los viejos surtidores de gasolina y un montón de cosas curiosas. Y dimos gracias de que por lo visto, los autocares llenos de gente con los que coincidimos antes iban en sentido contrario jjjj así que no volveríamos a verlos más. En algo más de media hora nos plantamos en Kingman. La lluvia ya no hizo acto de presencia y volvía a hacer bastante calor. Primera parada, cómo no, en el Mr. Dz. Dinner para comer. El local era muy cuqui, en colores, rosa y turquesa, con decoración típica de los años 50. Me encantaron sus sofás en polipiel rosa y los taburetes a lo largo de la barra. Había mucha gente. Nos apuntaron en la lista de espera y enseguida nos llamaron. Comimos muy bien y otra vez con camareras que hablaban español. El broche lo puso un riquísimo batido de oreo. Salimos encantados y nos dirigimos a ver la Locomotora Santa Fe que está enfrente. Entramos al museo también y luego nos hicimos la foto típica, con el coche, justo debajo de la señal puesta para la ocasión dando fé de que habíamos pasado por allí en nuestra ruta 66. La verdad es que nos habíamos recreado bastante y era algo tarde así que decidimos tirar directamente para Barstow y omitir el pueblo de Oatman. Así que entramos a la interestatal 40 y pusimos rumbo a Barstow donde hoy dormiríamos en nuestra última parada de la ruta 66 hacia Los Ángeles. Tardamos 3 larguísimas horas en las que el paisaje se hizo monótono. El desierto de Mojave fue nuestro fiel compañero de ruta, junto a los trenes de mercancías y los Joshua Tree. El hotel de Barstow sin estar mal fue el hotel más flojo de todo el viaje. Era un Super8. Tenía piscina al aire libre que no nos dio tiempo a disfrutar. El desayuno no estaba incluído por supuesto. Pero, aunque fue el más flojo (y el más barato también), en su defensa diré que la habitación parecía reformada, no tenía moqueta, el suelo era imitación madera, las camas fueron muy cómodas y teníamos una tele enorme donde esa noche vimos una peli. Nos ubicaron en planta baja donde teníamos el coche aparcado justo en la puerta. Este sí era el típico hotel de carretera americano de las pelis, pero sin asesinos en serie jjjj. Para cenar fuimos al famoso y recomendado Peggy Sue. Creía que estaba cerca pero me sorprendió el gps que ponía que teníamos que conducir 10 minutos hasta allí. Los chicos protestaron porque teníamos un macdonalds allí mismo y tenían hambre. Incluso el papi estaba de su parte pero al final los convencí y tiramos para el Peggy Sue. Y fue genial, porque ademas, el papi se había quedado con ganas de hacer más tramo de ruta 66 y aquí dimos una vueltecilla más por dicha carretera haciendo algunos kilómetros extra que no nos llevaban a ningún sitio, sólo por el gusto de ir y volver. Eso sí, por hacer esto, nos encontramos con una mega señal de la ruta 66 en el asfalto, concretamente en una curva solitaria, que nos dio oportunidad de hacer fotazas para el album. De hecho, fueron las mejores fotos auténticas de la ruta 66, solos, la carretera agrietada, arena en los laterales, el atardecer, las vías del tren al lado, las montañas del Mojave y el coche en el arcén... fotazas. Volvimos a poner la dirección del Peggy Sue's en el gps. Cruzamos las vías del tren y enseguida llegamos. La verdad es que fue épico porque el atardecer estaba chulísimo y esa fachada con esa puerta tan original con las nubes rojas de fondo, quedaron muy guapas en la que sería nuestra última foto de la ruta 66. Bueno, dentro del local también hicimos algunos vídeos, sobre todo en el aseo de las chicas, donde me llevé tremendo susto al entrar toda distraída. No digo más para no revelar la sorpresa jajaja. En resumen, un local muy chulo en cuanto a decoración, con muchos guiños a los 50, mucha Marilyn, Elvis, Blues Brothers, James Dean, etc, etc. Para mi gusto algo oscuro para cenar jajaja, pero bueno, las camareras eran muy agradables y bastante atentas para que no faltara nada. Y la música muy guay también. Salimos de allí sobre las diez de la noche y aún quedaba mucha gente en el salón principal. Nosotros estábamos muy cansados y nos fuimos al hotel a dormir. Barstow me sorprendió. Creí que sería otro pueblito sin mucho más pero qué va, aquí se veía bastante infraestructura y movimiento de tráfico. Es una ciudad grande en toda regla. Además ya estábamos en el estado de California. Nos acercábamos al punto final de nuestro viaje, Los Ángeles. Etapas 10 a 12, total 15
No negaré que estaba eufórica y llena de expectativas con respecto a Los Ángeles, así que me levanté espléndida.
Cuando pasamos por debajo de la señal Los Ángeles- San Diego me hizo cosquillitas el estómago jjjj. Ya estábamos allí, quién lo iba a decir... Nuestro primer objetivo era ver los Ángeles desde las alturas así que nos fuimos al observatorio Griffith. Era domingo y madre mía la de gente que tenía los mismos planes que nosotros. Nos costó mucho llegar hasta el parking de arriba, pero bueno, yo iba muy distraída viendo las casas y las propias personas. Primera toma de contacto con la ciudad y no muy simpática. La maquinita del parking no quiso aceptar mi tarjeta N26 que había funcionado de maravilla todo el tiempo. Después de hacer muchos intentos y probar varias opciones y máquinas nos arriesgamos a dejar el coche sin pagar tiket. Es cierto que no nos explayamos mucho en el observatorio. Nuestra visita se limitó a ver las vistas de la ciudad de manera rápida y poco más. Ver a lo lejos el cartel de Hollywood por primera vez y visitar los baños. Volvimos al coche, un poco chafados la verdad por la brevedad de la experiencia, pero con ganas de seguir viendo cosas. Para ello nos fuimos al Lake Hollywood Park al que llegamos en unos veinte minutillos. No tuvimos problemas aquí para aparcar en la misma calle, gratis, y andamos unos pasos hasta el parque. Había gente con perros y otros turistas como nosotros que iban exclusivamente a hacerse la foto con el cartel de Hollywood detrás. Y es que aquí, se ve de maravilla y relativamente cerca. Es el mejor sitio para hacerse la típica foto de manera fácil y que quede bonita. Si teneís sed aquí encontraréis algunos puestos con bebidas, snacks y algún souvenir. Montamos en el coche y dimos una vuelta por la urbanización, creo que se llama Mulholland. Calles muy estrechas y empinadas, con muchas curvas en las que nos rozábamos con los coches en sentido contrario. Molaba mucho. Seguro que no tanto para sus habitantes. LLegamos a un punto donde vimos gente sentada en la acera en una curva y paramos a ver qué pasaba. Entre los árboles asomaba el cartel de Hollywood apenas ahí mismo. Qué ilusión me hizo. Podíamos haber subido a verlo más cerca todavía, además que justo en ese momento un grupo guiado empezaba a subir, pero optamos por quedarnos con ese recuerdo y que no nos llamara la atención ningún vecino por haber aparcado mal el coche. De allí nos fuimos al Paseo de la Fama. Hace unos años mi hijo pequeño me dijo que quería ir a Hollywood. En su día me entró la risa y lo ví inviable, pero míranos, allí estábamos, a punto de ver las estrellas y todo el ambiente de Hollywood. Se lo recordé a mi hijo y su cara de felicidad fue un poema, con esa sonrisa pícara que ya había salido cuando nos hicimos las fotos con el cartel de Hollywood detrás. Madre mía cuanto coche... aparcamos en el centro comercial del Dolby Theatre. Y cuando salimos a la calle alucinamos. Por fin estábamos allí, en el paseo de las estrellas. Qué ilusión. Y cuanta gente!!! Paseamos por la calle disfrutando del ambiente, mirando estrellas en plan: mira ésta, mira ésa de fulano... Mis hijos entraron como imán a la tienda de Foot Locker en la misma avenida. Hubo tiempo para todo. Yo quería hacerme una foto con la estrella de Jennifer Aniston, mi Rachel en Friends, así que busqué su ubicación en google. Después de andar durante quince minutos la encontramos a la altura del hotel W Hollywood, en la esquina entre Hollywood Boulevard y Vine Street. De camino vimos la de Queen, la de Jennifer Lopez, Thalía, Elizabeth Taylor y otras muchas más. También vimos Capitol Records, el Ginnes World Records, y otras muchas curiosidades más. Comimos en una pizzería en el mismo Hollywood Boulevard y volvimos en dirección al Teatro Kodak. Muy impresionante y triste fue ir viendo durante todo el tiempo gente sin hogar tirados en el suelo, sucios a más no poder, en contraste con el glamour que se le supone a esta zona. El que no estaba en el suelo, iba arrastrándose como zombie, o hablando solo, o gritando palabrotas en su mundo. No se metían con nadie pero era penoso. En fin, ya íbamos advertidos. También vimos que estaban grabando junto a un semáforo unas escenas con unas chicas. Parecía un documental, un reality o algo así para un programa. Vimos el teatro Capitán, donde Disney suele estrenar sus pelis, las estrellas de Javier Bardem y Penépole Cruz allí cerca. Cruzamos la calle y entramos al hall del Museo de Cera, al Hard Rock Café y vimos las huellas y mensajes de los famosos a las puertas del Teatro Chino. Volvimos al Teatro Kodak o Dolby Theatre como se llama ahora, y subimos las escaleras por donde pasan los actores en la ceremonia de entrega de los Oscars. Dimos una vuelta por el interior del centro comercial y dimos por concluída nuestra visita al centro del glamour hollywodiense con sus luces y sus sombras, con sentimientos encontrados pero felices. La siguiente parada sería Beverly Hills. Dejamos el coche en un parking a dos calles del mítico cartel situado en Beverly Garden Park. Este parking es subterráneo y las tres primeras horas son gratis, tiempo suficiente para dar una vuelta por Rodeo Drive y alrededores. Aquí se respiraba otro ambiente. Los coches de lujo eran una constante. Aluciné al ver a las chicas con los bolsos abiertos y los iphone asomando ni más tranquilas. La gente, en general iba muy elegante, aún vistiendo de sport se notaba mucho nivel. Pasamos por delante de varias tiendas. La que más nos alucinó fue la de Chanel porque en un lateral como una segunda puerta estaba aparcando un pedazo de Rolls Royce negro que parecía un tanque. Por un momento pensamos en esperar a ver quien salía por si era alguna estrella de Hollywood o alguna cantante como Beyoncé que tiene casa por la zona. Pero aunque hubo gente que sí se quedó a la espera, nosotros continuamos nuestro paseo hasta Rodeo Drive. Cuanto glamour, cuanto postureo en este pequeño rincón. Vimos un señor que llevaba un perro como Scoobydoo y las chicas le pedían si podían posar con él. Allí te las veías pose distraída mirando al infinito o a un escaparate con una mano en la cintura y con la otra sujetando al "caballo" por la correa al más puro estilo portada del Vogue. Un espectáculo jiji. El resto, pues, tiendas de lujo, de mucho lujo, algunas con cola en la puerta para acceder. Un restaurante muy pijo junto a las escaleras que bajaban a la fuente y justo enfrente, otro de mis puntos marcados en mi planning: el hotel de Pretty Woman. Qué ilusión, el hotel Beberly Whilshire. En mi mente tenía la escena en la que Richard Gere invita a subir a Julia Robert a su habitación y empieza todo. Subir no subí, pero le eché morro y entré al hall. Qué chulo. Si vuelvo, me alojaré aquí, pero sin niños que valga. Cuando salí por la puerta reparé en el señor que había como conserje. Os prometo que le daba un aire al de la peli y además me dio un repaso similar jajaja. Yo con mis zapas, pantalones cortos y mochila a la espalda pegaba poco allí. Volvimos al parque donde está el letrero de Beverly Hills atravesando Rodeo Drive otra vez y repasando otras tiendas por el camino hasta el parque. Nos hicimos unas cuantas fotos y fuimos a recoger el coche. Efectivamente no pagamos nada al salir. Recorrimos parte del Sunset Boulevard, pasamos por Bel Air con la esperanza de ver pasear a Jennifer Aniston, Taylor Swift o Lady Gaga, que tienen mansiones aquí. Por supuesto que no vimos a nadie, al menos no reconocimos a nadie, y eso que paramos un par de veces a hacer fotos en esas calles tan bonitas con las típicas palmeras tan altas. Mucho deportivo, mucha mansión, y mucho perro de peluquería pero ningún famoso. No me hubiera importado que me invitaran a pasar a alguna de esas casas, me compraran un detallito en alguna tienda y para terminar me invitaran a cenar en un exclusivo restaurante de la zona. En cambio, enfilamos para el downtown, donde teníamos el alojamiento entre miles de coches, que un domingo por la tarde llenaban los seis carriles de la carretera. Menudo estrés. Poco a poco fuimos acercándonos a los rascacielos. Menos mal que tenemos gps porque en esa marea de coches y carreteras es muy fácil confundirse. Ya en el Downtown admiramos la arquitectura de la zona. El paisaje había cambiado por completo. No mucha gente en las calles y pisos iluminados muy altos de oficinas nos rodeaban. Nuestro hotel estos días en Los Ángeles sería el Biltmore. Un pedazo de edificio grandísimo en la historia de la ciudad. Un mítico, inaugurado en 1923, que ha visto las primeras entregas de los Oscars, y campañas políticas de personajes tan importantes como John F. Kennedy. Ha sido utilizado para grabar películas y series de televisión como Cazafantasmas y Mad men. También ha salido en muchos vídeos musicales. Y la verdad es que es un lujazo de hotel. Cuando paseas dentro puedes sentir la opulencia que debió ser en sus años dorados. Sus salones a cual más glamuroso, el oro recubriéndolo todo, los largos pasillos con esas alfombras, el bar donde tomar un coctel a última hora de la tarde... Volvería a quedarme aquí. Me encantó. Igualmente iba algo recelosa porque había leído que las habitaciones eran algo antíguas. Tengo que negarlo, o bien tuvimos suerte. Nuestra habitación estaba muy bien. Teníamos dos camas dobles y una televisión plana bastante grande LG. Frigorífico y no recuerdo si microondas porque no nos hizo falta. Caja fuerte, plancha y todo lo que puedes pedir en un hotel de esta categoría. El baño era pequeño pero nos apañamos muy bien. El único fallo que le vimos a este hotel es la insonorización. Supongo que al ser un edificio histórico con una fachada muy particular no pueden tocar nada, eso hace que las ventanas sean antíguas y se oye todo el tráfico y ruido de fuera, sobre todo por la noche, que es cuando más molesta a la hora de dormir. Nosotros estábamos en el piso 5 y se oía bastante. Así que si eres muy sensible a esto, trae tapones jajaja. De todas formas el hotel nos gustó mucho. Hicimos el check in muy rápido. Hay personal que habla español. Nos dimos una vuelta por todo el hotel para admirarlo bien. En sus pasillos hay un montón de cuadros con fotos de la inauguración hace este año cien años. También hay vestidos usados para la ocasión expuestos en vitrinas. Muy curioso. Por los pasillos de nuestra planta había cuadros con fotos de películas rodadas en el hotel. Mi hijo se fue al gimnasio que más o menos tenía de todo aunque muchísimo más austero que el resto del hotel. Junto al gimnasio está la piscina cubierta y sauna y baño turco. Está muy bien. Para cenar salimos a ojear las calles próximas. Habíamos dejado el coche en el parking del parque Pershing Square, a la espalda del hotel. En el hotel nos cobraban 65$ la noche si queríamos servicio de vallet o 45$ tarifa normal. En este parking pagamos 20$ /día. Pudimos pagar en efectivo y el coche estuvo muy bien, vigilado y a cubierto. Vimos por google maps que teníamos un Shake shack a unas calles y los chicos se empeñaron en ir. La verdad es que yo también tenía antojo de hamburguesa así que allá fuimos. El local estaba bien, había gente, tenía guardia de seguridad, empleados que hablaban español y lo importante: las hamburguesas riquísimas y los batidos de muerte. Para volver al hotel lo hicimos por otra calle y vimos que había algunos pubs, y algún que otro restaurante pero era domingo por la noche (ya tarde para ellos) y no había mucho movimiento. Nosotros íbamos muy contentos. El día había ido bien, y los chavales estaban felices porque al día siguiente íbamos al Universal Studios, del que tanto habíamos estado hablando el último mes en casa. En unos diez minutos estábamos en el hotel. Daba pena irse a dormir con ese espectáculo de arquitectura. Me daban ganas de pedirle a algunos de los trabajadores que me enseñara los salones que estaban cerrados porque en las fotos de las paredes se veían grandiosos pero en fin, la respuesta hubiera sido seguramente negativa así que, bastante bonito era conformarse con pasar por la entrada y los pasillos centrales. El Biltmore, otro hotel con el que dudé hasta el último momento, fue otro acierto y de los grandes. Etapas 10 a 12, total 15
El día prometía. Los chavales estaban contentos.
Desayunamos en el hotel. Aquí sí estaba incluído. Para ello bajamos al salón habilitado. Si no quieres hacer el desayuno completo y te conformas con tomar café y algo rápido de bollería tienes un rincón en el hall donde está el piano. Otra opción muy válida. Nosotros fuimos al salón de desayunos, cuya arquitectura y decoración iba muy en sintonía a todo el hotel. Había varias opciones de desayuno a elegir, nosotros optamos por el american breakfast. Ya podéis imaginar. Lo que no nos gustó es que no dieran opción a pedir leche. Para beber o era café o zumo, o agua directamente. El primer día pedimos leche para mi hijo pequeño, con cacao, estilo cola cao vamos, y se lo trajeron, pero el resto de días nos dijeron que no podía ser. El truco? yo pedía café con leche para mí y un zumo de naranja para él, entonces me traían una jarra de leche para mi café. Yo cogía y le echaba la leche en el vaso de mi hijo y yo me tomaba el café solo. Y luego me bebía su zumo para rematar. Así, todos contentos. No se puede, no se puede.... dejará de poderse. Bueno, vamos a lo que importa. Hoy tocaba diversión. En unos veinte minutos estábamos a las puertas del parque. Qué ilusióooooon!!! Hay un montón de aparcamiento así que no voy a explicar mucho sobre eso porque nada más llegar os vais a encontrar con empleados que os van a ir indicando por donde entrar. Llevad el cash o la tarjeta preparada para en la barrera pagar en función del parking que queráis. Si es el preferente o el general, nosotros cogimos el general, 30$. Os dan el tiket y te indican el camino a seguir. Aparcamos, en nuestro caso en el parking cubierto llamado Curious George. De ahí a los ascensores y en un suspiro ya estábamos en el City Walk, un paseo que hay fuera del parque con tiendas y zonas de ocio y restauración para todos los gustos. La entrada la sacamos con Get your Guide con antelación porque fue la opción que más barata encontré. No tuvimos ningún problema. Directamente en los tornos y ya estábamos dentro. Teníamos los pases Express que también dudé muchísimo si comprarlos o no porque el desembolso era grande, pero menos mal porque las colas no bajaban de los 100/120 minutos y hacía mucho calor. De todas formas, dentro del parque puedes hacer el digamos, up grade, si quieres. Con la tranquilidad que nos daba el no tener que hacer largas colas pedimos consejo a una trabajadora para contrastar con lo que yo llevaba apuntado y efectivamente, coincidió en que primeramente hiciésemos Harry Poter. Así que eso hicimos, aunque nos costó resistirnos a pararnos en el mundo de Los Simpson por el camino. Ya en Harry Potter. Espectacular. Muy conseguida la ambientación. Nosotros no somos muy fans pero nos gustó mucho. Lo vimos todo e hicimos las dos atracciones principales en menos de media hora. De allí nos fuimos a hacer el tour por los estudios en español que empezaba a las 10.30h y faltaban unos diez minutos. Teníamos los horarios en español porque al entrar se los pedimos a una trabajadora. Queríamos hacerlo cuanto antes porque nos habían dicho que molaba mucho. Y así fue. No tengo palabras. Es una pasada. Te llevan en un autobus por los stages donde hacen los principales programas y series explicándotelo todo. La chica que nos tocó era una crack, muy simpática y alegre. Y luego.... pues luego te hacen recreaciones y más cosas que no voy a revelar. Pero sin duda fue lo que más nos gustó. Dura casi una hora y todo el tiempo es muy interesante. Para repetir. Os recomiendo el lado izquierdo, aunque a la derecha también hay platos fuertes, nosotros a la izquierda lo "vivimos" más. De allí nos bajamos al nivel inferior. Hicimos lo primero de todo La Momia, y luego Jurassic Park, que nos tocó los primeros en la barca y salimos literalmente empapados, pelo incluído. Qué gusto no hacer colas de verdad. Después nos fuimos a comer que misteriosamente no tardamos mucho pero porque fuimos como a un super donde coges lo que quieres y pagas en la caja. Luego pillamos mesa de casualidad bajo una sombrilla y descansamos un poco mientras se nos secaba la ropa. Qué cuadro. Seguimos por Nintendo, pero aquí los pases express no valían así que nos pusimos a la cola. Por dos veces estuvimos a punto de abandonar. Casi dos horas de reloj fueron infumables, interminables, revueltas, subidas y bajadas de escaleras tramposas y espera soporífera y aburridísima. El último tramo con mucho calor al sol a ratos. En fin, había que hacerla. Aunque fue para mi gusto un poco chorrada, estuvo bien porque era como una competición, la típica carrera de Super Mario Karts, y yo gané para sorpresa de los chavales. Salimos asqueados de Nitendo World por haber perdido tanto tiempo allí. Hicimos todo los que nos quedaba en el nivel inferior, Transformers incluído y volvimos a subir al nivel superior. Echamos la tarde entre Los Simpson, Los Minions, Kunfu Panda, las Mascotas, los coches de Fast & Furious, etc. Leímos los carteles con los horarios y fuimos a ver el show de Waterworld. Entramos casi cerrando así que no pudimos elegir asiento y nos sentamos a mitad de grada. Aunque se veía perfectamente, os aconsejo que vayais con tiempo y os pongáis en la grada central en las primeras filas. Hasta la diez o así es bestial, ya veréis. Puede que os mojen, je,je,je. Si no os queréis mojar, sentaros un poco más arriba o en las gradas laterales. Está muy entretenido y el final es apoteósico. Para los que vais con niños más pequeños os cuento que en la zona de los Minions hay un parque con juegos de agua donde pueden bañarse así que echarles bañador y ropa de cambio. Por todo el parque hay varios surtidores para rellenar las botellas de agua. Nosotros no entramos ni comida ni bebida, no sé si se puede. La mochila la miraron al entrar y no nos pusieron pegas por la botella del agua. Pensamos en repetir el tour por los estudios pero empezamos a dar vueltas y nos entreteníamos con cualquier tontería, hasta le echamos a varios puestos de estos tipo feria hasta que conseguimos premio. Nos entró hambre y nos fuimos al mundo de Harry Potter y cenamos en su restaurante que estaba muy logrado el interior. Por la noche también molaba a oscuras, con los tejados nevados y la llama que salía de vez en cuando y el tren en la puerta. Dimos por concluído el día. Estábamos muertos. Habíamos andado mucho pero relajados, sin prisas y sin colas a excepción de la de Nintendo que se nos atragantó y de qué manera. Eran más de las 9.30 h. El parque hoy cerraba a las 10h. p.m. Hicimos las últimas fotos en la entrada, sobre la alfombra roja con la puerta de fondo, mítica. Y junto a la bola y el cartel y pusimos el fin al Universal. Aún dio tiempo a curiosear en alguna tienda del City Walk y gastar algunos dólares. Aunque estaban cansadísimos, los chavales no querían irse y entraban a todas las tiendas que podían. Terminamos el recorrido por el City Walk que nos llevaba al parking y nos despedimos definitivamente del Universal Studios Hollywood. Había mucho tráfico de todos los que salíamos al mismo tiempo. Nos llevó unos 45 minutos llegar al hotel y era lunes. No hubo tiempo ni de ducharse. Cayeron todos fulminados en la cama. Señal del día estupendo que habíamos pasado. Etapas 10 a 12, total 15
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