![]() ![]() Tour de ocho días por Eslovenia con final en Trieste. ✏️ Blogs de Eslovenia
Ocho días por Eslovenia con final en Trieste en viaje cultural organizado, visitando Liubliana, Maribor, Ptuj, el Lago Bohinj, el Lago Bled, Nova Gorika, Stanjel, Pirán, Koper, Izola, el castillo de Predja, las Cuevas de Postojna y las ciudades italianas de Palmanova y Trieste.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (7 Votos) Índice del Diario: Tour de ocho días por Eslovenia con final en Trieste.
01: Itinerario del viaje.
02: Viaje, visita de Palmanova (Italia) y llegada a Liubliana.
03: Liubliana (I).
04: Liubliana (II).
05: Maribor, la segunda ciudad eslovena.
06: Ptuj, un encanto medieval.
07: Lago Bohinj.
08: Lago Bled.
09: Monasterio de Kostanjevika y pueblo medieval de Stanjel.
10: Llegamos a la costa eslovena: Izola.
11: Piran, la ciudad más bonita de la costa eslovena.
12: Koper.
13: El Castillo de Predjama.
14: Las Cuevas de Postojna.
15: Final del viaje en la ciudad italiana de Trieste.
16: Vuelta a casa y conclusiones de nuestro viaje a Eslovenia.
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Etapas 13 a 15, total 16
![]() El Castillo de Predjama.El castillo por fuera ya merece la pena por su ubicación y su entorno. Por dentro, es un plus, si bien la entrada es bastante cara y quizás haya gente a quien no le compense. Durante nuestra última jornada de visitas en tierras eslovenas, hicimos una excursión que se suele hacer conjunta, la del Castillo de Predjama y las Cuevas de Postojna, ya que estos dos lugares turísticos están muy próximos el uno del otro. Me hubiera gustado mucho entrar también en las Cuevas de Skocjan, que son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, pero era muy complicado compaginar el trio por nuestra cuenta. Así que quedan para otra ocasión.
Itinerario de la jornada en Google Maps.
![]() Desde Izola, la distancia al castillo es de unos 65 kilómetros, la mayor parte por autopista y solo los quince últimos en carretera convencional.Tardamos en torno a una hora, pasando primero por Cuevas de Postojna, que están solo a 10 kilómetros. Aunque el trecho parece corto, no es demasiado fácil ni menos aún rápido hacer estas visitas por la gran afluencia de gente, lo que frecuentemente provoca largas esperas debido a las colas que se forman, sobre todo en las cuevas. Por eso es conveniente programar bastante bien el recorrido y, si es posible, comprar las entradas por anticipado y -si se desea entrar a amabas atracciones- de manera conjunta para obtener un descuento (41,90 euros el pack) que no viene mal dados los precios que se gastan: 19 euros el castillo y 29,90 las cuevas, según he podido leer hoy (ya con subida este año). Hay un autobús lanzadera que une ambos lugares. Como de costumbre, lo mejor es consultar previamente todas las opciones en su página web.
Itinerario entre el castillo de Predjama y las Cuevas de Postojna
![]() Tras bajarnos del autobús, fuimos caminando hasta los diferentes miradores del castillo, que enseguida nos fascinó por su arquitectura y su situación, prácticamente incrustado entre las rocas salvo la fachada exterior. Hacía un día estupendo, lo que también colaboró al lucimiento de las fotografías. ¡Qué bonito! Soy una amante de los castillos medievales y de las cuevas, así que allí tenía la conjunción perfecta pese a que se veía bastante gente. Claro que luego no eran tantos los que se decidían a visitarlo por dentro, ya que la mayoría se limitaba a hacer los correspondiente selfies en el exterior, quizás porque el precio de la entrada es bastante elevado.
![]() ![]() En cualquier caso, merece la pena el viaje incluso para verlo solo de lejos, pues se trata del castillo más grande del mundo construido en una cueva –así está inscrito en el Libro Guinness de los records- y ese es, precisamente, el significado de su nombre en esloveno: castillo en una cueva. Por lo tanto, no hay que fijarse solo en su fachada sino en el hueco cavernoso donde se halla encajonado. Aparte, goza de una ubicación espectacular, al borde de un precipicio de 123 metros de altura sobre el arroyo Lokva, cuyas aguas se pueden divisar desde los puentes y pasarelas.
![]() Ya en 1202 existían construcciones defensivas en este lugar, si bien el actual castillo de estilo renacentista se erigió en 1570, pasando por diversos propietarios durante los siglos posteriores. Para la visita, nos facilitaron una audio-guía en castellano bastante eficiente, pues solo había que acercarla al código QR de cada sala para que contase el correspondiente relato.
![]() Debido a la naturaleza kárstica del terreno, sus arquitectos aprovecharon una enorme cueva para construirlo, por lo cual su interior está sembrado de corredores, escaleras, pasadizos, puentes y salas de todo tipo, ambientadas con más o menos fortuna, pues algunas son bastante… rústicas, diría yo, pero que cumplen bien su función en cuanto a dar una idea de cómo se desarrollaba la vida medieval en el lugar. ![]() Pese a lo insalubre que semejante entorno debía resultar para sus habitantes, las dificultades de acceso les otorgaba mucha seguridad frente sus posibles atacantes, incluso por la retaguardia, de la que no se tenían que preocupar al encontrarse casi embebidos en la propia montaña y, por tanto, protegidos por ella.
![]() ![]() Entre las numerosas leyendas que existen en torno al castillo, la más famosa es la del barón Erasmo de Predjama, que se posicionó a favor del rey húngaro Matías Corvinos en su lucha contra el emperador austriaco Federico III, a finales del siglo XV. El austriaco mandó decapitar a un amigo de Erasmo, que en venganza mató a un pariente de Federico, quien juró vengarse. Erasmo huyó a Predjama y empezó a acosar a las caravanas de comerciantes afines a Austria y el Emperador ordenó matarle a cualquier precio. Siguiendo sus huellas en la nieve, los soldados austriacos llegaron al castillo y lo sitiaron durante un año y un día sin resultado. Estaban perplejos ante la resistencia de sus defensores, supuestamente aislados y sin posibilidad de recibir suministros. Lo que no sabían era que el castillo tenía una salida secreta al exterior a través de una galería abierta en la roca, por la parte posterior, y así Erasmo conseguía frutas del bosque para que sus maltrechos partidarios pudieran sobrevivir. Finalmente, un criado delató a Erasmo, que fue apresado por los austriacos mientras estaba en la letrina, gracias a una luz encendida por el sirviente traidor.
![]() ![]() ![]() Sin duda, lo más interesante del interior del castillo es su ubicación, pues hay momentos en que no sabes si estás en una residencia medieval o en una cueva. Además, desde algunas ventanas se contemplan unas vistas fantásticas de la verde y boscosa montaña que lo rodea.
![]() Con todo, lo más sorprendente es lo que aguarda al final, pues, aún sabiéndolo, no lo esperas ni así ni de ese modo. Como no quiero romper la sorpresa, he ido poniendo fotos del interior del castillo al azar, sin ningún orden para no desvelar aquí lo que comento ahora. En cualquier caso, este sitio es opcional y puede verse o saltarse si alguien tiene dificultades por los escalones, que son bastantes y pueden estar resbaladizos. ![]() Aunque haya mucha gente, el itinerario está muy bien planteado y se sigue sin problemas contando, además, con la audioguía. Eso sí, se debe tener en cuenta que hay que subir y bajar muchas escaleras, algunas con escalones altos e irregulares, tallados en la roca, si bien suele haber barandillas o cuerdas para ayudarse, con lo que pasito a pasito se puede llegar a todos lados.
![]() ![]() ![]() Como resumen, me gustó mucho la visita de este castillo y, personalmente, me lo pasé en grande moviéndome a mis anchas allí dentro. Sin embargo, entiendo que la entrada es bastante cara y que no a todo el mundo le compensaría pagarla. También hay que pensar en los numerosos escalones que hay que salvar. En fin, que se trata de una decisión muy particular, ya que en gustos y prioridades no hay autos de fe ni recomendaciones que valgan.
![]() Muy cerca de los aparcamientos, se encuentra la pequeña pero encantadora Iglesia de María de los Siete Dolores, construida por Erasmo de Predjama y consagrada por el Papa de Trieste Pio II en 1449. En su interior, se conservan una serie de valiosos frescos de estilo gótico tardío, recientemente restaurados.
![]() ![]() ![]() ![]() A su muerte, en 1484, Erasmo fue enterrado junto a esta iglesia, y su prometida plantó al lado de su tumba un lilo en señal de vida eterna. Tras cinco siglos manteniéndose casi indeleble, el árbol resultó muy dañado en 2001 a causa de un incendio, pero logró salvarse gracias a la intervención de expertos botánicos. El entorno natural es bellísimo.
![]() ![]() Etapas 13 a 15, total 16
![]() Las Cuevas de Postojna.Recorrido de cinco kilómetros por las Cuevas de Postojna. Se hace un tramo en tren eléctrico y el resto a pie. Hay mucha gente, pero las cuevas son espectaculares. Circulando por una carretera entre verdes campos y bosques eslovenos, seguimos (en realidad, regresamos) hasta la localidad de Postojna, concretamente a las cuevas que llevan su nombre. Este si es un sitio tremendamente turístico y concurrido, y hay que tenerlo muy en cuenta, ya que puede haber unas colas importantes para el acceso. Por ello, conviene llevar las entradas reservadas, sobre todo en verano.
![]() ![]() ![]() Teníamos pase a las tres menos cuarto, así que comimos antes de entrar (llevábamos el almuerzo incluido) en el Hotel Jama, que se encuentra junto a las taquillas. Luego, estuvimos haciendo un poco de tiempo paseando por el parque natural y la zona recreativa que hay en los alrededores, con un río y pasarelas: un entorno idílico, excepto por la gran cantidad de gente allí congregada.
![]() ![]() Las cuevas son enormes, algo que ya se intuye incluso antes de entrar. Cuentan con 24 kilómetros de galerías de los que solo cinco están abiertos al público. Formadas a lo largo de millones de años en terreno kárstico por el río Pivka, por inscripciones encontradas en su interior, se sabe que fueron descubiertas en el siglo XIII, aunque la caverna no fue descrita hasta el siglo XVIII, ni explorada hasta principios del siglo XIX. A partir de 1819, tras ser visitadas por Fernando I de Austria, se convirtieron en una atracción turística de primer orden, y ya en 1872 se añadieron railes y trenes para los visitantes, impulsados por los propios guías hasta que en 1914 se instaló una locomotora de gas. Para comprender el alcance de su popularidad, simplemente hay que señalar que tuvo luz eléctrica en su interior desde 1884, incluso antes que Liubliana. Actualmente, es una de las cuevas más visitadas del mundo.
![]() La primera parte del recorrido, que cuenta con 3,7 kilómetros, se hace en un tren, el único del mundo en una cueva que cuenta con dos vías. Bueno, parece que te vas a montar en el metro. Circula a bastante velocidad, por lo que no es nada fácil hacer vídeos o fotos, de hecho me salieron horribles. Sin embargo, desde el mismo arranque del tren, el entorno no deja indiferente, ni mucho menos. En concreto, la Sala del Baile, con sus lámparas de cristal de murano resulta espectacular, lo mismo que la enorme la sala de conciertos, de la que se asegura que tiene una acústica excepcional.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() La segunda parte del recorrido se realiza a pie. En teoría, cada grupo tiene que ir obligatoriamente con su guía, sin separarse ni mezclarse con otros grupos. Al principio, se pusieron muy pesados con ese tema, insistiendo incluso en que serían expulsadas las personas que no lo acatasen. Luego, la realidad no fue tan estricta, sobre todo porque era prácticamente imposible tanto la vigilancia como el cumplimiento debido a la gran cantidad de gente que se juntaba al inicio, sobre todo en los miradores, y a la escasa luz alrededor que te obligaba a ir con mil ojos para no tropezar, con lo cual, aunque tratabas de mantenerte con tu grupo, terminabas mezclándote con el siguiente o el anterior.
![]() ![]() En fin, un poco de lío; incluso perdí de vista a mi amiga, con la que no me volví a reunir hasta el final. De modo que decidí ir a mi paso, sin detenerme pero sin angustiarme ni apresurarme demasiado.Después de todo, tampoco había nadie controlando y allí dentro no me iban a dejar. Y eso hizo todo el mundo, excepto algunos orientales maleducados que me pegaron más de un empujón.
![]() ![]() ![]() Me encantan las cuevas y he visto muchas, sobre todo en España y Francia. Sin embargo, esta me pareció diferente por la variedad de colores y muy especial por sus enormes proporciones. ¡Qué cueva, madre mía! Caminabas, subías, bajabas a través de pasillos interminables, salas gigantescas, pasarelas a distinto nivel, miradores… Tremendo.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Según fui avanzado, la gente se dispersaba, con lo cual había menos aglomeraciones y se disfrutaba del recorrido con más tranquilidad, sin los agobios iniciales. Entonces, me resultó más fácil sumergirme en esa trama aventurera de los libros de juventud, intentando convencer durante unos minutos de que me movía por el centro de la tierra. Por lo demás, la iluminación me pareció acertada, ya que no era nada estridente y resaltaba los tonos naturales.
![]() ![]() Pasaba de una zona a otra, con la impresión de que aquello no se acababa nunca; claro que tampoco tenía ganas de que se terminara porque me estaba gustando mucho.
![]() ![]() Aunque no era cuestión de rezagarse demasiado en los detalles por el tema de los turnos, tampoco me resigné a correr. Así que terminé yendo a mi ritmo y todavía llegué con mucho margen de tiempo para unirme al resto de mi grupo -cuyos componentes aparecieron también totalmente desperdigados- en la sala donde todo el mundo aguarda para tomar el tren, que conduce de nuevo al acceso de la cueva.
![]() ![]() ![]() ![]() No voy a describir figuras, ni estalactitas, ni estalagmitas, ni columnas, ni excéntricas, ni… Ni nada, porque hay de todo, de todos los tamaños, formas, figuras y colores, y en cantidades industriales. A lo bestia, vamos.
![]() ![]() ![]() Así que solo mencionaré dos de los principales símbolos de estas cuevas. El primero es el “brillante”, una estalactita de cinco metros de altura de un inusitado color blanco resplandeciente, que se halla al lado de una gran columna calcárea de aspecto barroco. Está casi al final del itinerario a pie.
![]() ![]() El segundo concierne a la fauna, pues son 83 las especies que viven en las cuevas, principalmente arañas, langostas, mariposas, caracoles de agua, murciélagos, ratones… Sin embargo, la más destacada es el proteus anguinus, que fue descrito por primera vez hace más de tres siglos por el historiógrafo Janez Vajkard Valvasor; y también lo mencionó Charles Darwin en su obra “El origen de las especies”. Según la leyenda, los habitantes de Postjana, tras grandes crecidas de agua, al ver aparecer en la superficie a estos peces extraños, de cuatro patas, cuerpo alargado y tono rosado, pensaban que en el interior de la cueva vivía un dragón y que esas eran sus crías. En realidad, se trata de una especie endémica del karst dinárico, siendo esta cueva uno de sus reducidos refugios. Se puede contemplar a estos animalitos en el interior de unas urnas climatizadas, aunque no se les puede fotografiar para no molestarles.
![]() ![]() En resumen, una barbaridad de cueva, en la que resulta difícil asimilar todo lo que se ve o se intuye. Sin tanta gente, sería una auténtica maravilla; aun así, lo es. Poco más puedo añadir.
Etapas 13 a 15, total 16
![]() Final del viaje en la ciudad italiana de Trieste.Paseo de unas cuatro horas (más el almuerzo) por Trieste de camino hacia Venecia para tomar el avión de regreso a España El último día de nuestro viaje incluía una parada con almuerzo en Trieste de camino hacia el aeropuerto Marco Polo de Venecia, desde el que saldría nuestro avión hacia Madrid cerca de las ocho de la tarde.
![]() La distancia desde Izola a Trieste es solo de 26 kilómetros, así que en una media hora estábamos en la ciudad italiana tras recorrer parte de la costa eslovena y cruzar la frontera. Aquí no teníamos visita guiada de ningún tipo, con lo cual cada uno iría a su aire. Nuestro guía español nos dio algunas indicaciones prácticas para aprovechar mejor las cuatro horas largas de que disponíamos antes de quedar para el almuerzo en la Plaza de la Bolsa. La mañana era espléndida, soleada y con una temperatura agradable, sin excesivo calor y, afortunadamente, no apareció “bora”, el viento seco y poderoso, típico de Trieste, que sopla desde la meseta al golfo y que, según nos contaron, es capaz de hacerte volar con sus rachas que superan los 160 kilómetros por hora.
![]() Trieste es una ciudad grande, que cuenta actualmente con más de 200.000 habitantes. De origen ilírico, la antigua Tergeste fue conquistada por los romanos en el 177 a.C. y Julio Cesar le concedió la condición de colonia. En esa época floreció gracias a su proximidad a ciudades importantes como Aquilea e Istria: Augusto la dotó de murallas y Trajano de un teatro. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el 476, se transformó en una fortificación bizantina que fue asolada por los lombardos en 576. Tras formar parte del Reino de los francos y del Patriarcado de Aquilea, se convirtió en municipio medieval independiente a partir del siglo XII. A finales del siglo XIV, pidió la protección del duque de Austria para defenderse de los ataques de la República de Venecia. En 1719, se convirtió en puerto franco, donde los austriacos realizaron fuertes inversiones debido a que era su única salida al mar Adriático. No obstante, debido a su proximidad geográfica, a lo largo de los siglos Trieste mantuvo un estrecho contacto con las ciudades italianas, especialmente con Venecia.
![]() Después de la I Guerra Mundial, con el Tratado de Rapallo de 1920, se integró en el Reino de Italia. Posteriormente, tuvo lugar un fuerte proceso de italianización que ocasionó la expulsión y persecución de varias etnias, en especial de los judíos a partir de las leyes de razas de 1938. Hoy en día se la considera una localidad cosmopolita y la ciudad menos italiana de Italia.
![]() Para perder el menor tiempo posible, llevaba un mapita y unos cuantos apuntes preparados sobre los lugares imprescindibles de Trieste en una visita relámpago. En las calles, también vimos planos turísticos e indicadores de los sitios destacados con un itinerario numerado, así como paneles informativos con explicaciones al menos en italiano e inglés (en castellano, no). Después de comentarlo, mi amiga y yo decidimos dirigirnos primero al lugar más alejado entre los que íbamos a visitar, la colina donde se hallan el castillo y la catedral de San Justo.
![]() Empezamos en la Piazza Unità di Italia, una de las más grandes de Europa, situada frente al mar Adriático. Rodeada de imponentes edificios como el Palazzo del Municipio, el Palazzo del Lloyd Triestino o el Palazzo Pitteri, se abre al puerto, que simboliza la gloria económica de la ciudad. Me impactó la panorámica de los barcos allí atracados, enormes ferris y cruceros, incluso más altos que las propias casas. Enfrente del ayuntamiento, se halla la imponente Fontana de los Cuatro Continentes, de mediados del siglo XVIII, en la cual figuran representados Europa con un caballo, África con un león, Asia con un camello y América con un cocodrilo.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Nos metimos por animadas calles, repletas de cafeterías y terrazas, aún poco concurridas por la hora, y subimos por callejuelas tremendamente empinadas, siguiendo las instrucciones del navegador del móvil hasta los Jardines de la Vía de San Miguel que cuenta con varias esculturas y en cuya parte superior se anuncia un mirador panorámico que luego nos pareció poco interesante.
![]() ![]() ![]() Continuamos por la empedrada y sinuosa Vía do Castelo hasta que poco a poco fue apareciendo frente a nosotras la Catedral-Basílica de San Justo, cuyas primeras noticias documentadas se remontan al siglo XIV, cuando se decidió construir una catedral dedicada al mártir San Justo mediante la unificación de dos iglesias anteriores. La torre-campanario data igualmente del siglo XIV.
![]() ![]() ![]() Su fachada es de estilo románico y cuenta con piedra y elementos de restos romanos. En el interior, quedan indicios de los frescos de los siglos XIII y XIV, si bien en su mayor parte fueron sustituidos y restaurados en el siglo XX. Entre los pocos frescos originales, destaca el Ciclo de San Justo, en una capilla lateral.
![]() ![]() ![]() ![]() Pero el mayor tesoro son, sin duda, los magníficos mosaicos bizantinos de los ábsides laterales. En el de Santa María, se contemplan dos ejemplos maravillosos de principios del siglo XII, el superior, de estilo constantinopoliano, con María sentada en un trono, sobre fondo de oro, con el Niño en brazos y flanqueada por dos arcángeles; el inferior, de estilo veneciano, muestra a varios apóstoles sobre un césped idílico, enmarcado en dorado.
![]() ![]() ![]() ![]() También son muy interesantes un sarcófago del siglo XI, una pila bautismal del siglo IX (Capilla de San Giovanni), las jambas de una puerta procedentes de una lápida del siglo I y otros muchos tesoros. Merece mucho la pena entrar a ver su interior si está abierto. El acceso es gratuito.
![]() ![]() ![]() Muy cerca, se encuentra la Iglesia de Saint Michel de Carnale, cuyo origen se remonta a 1338 y que fue utilizada como capilla del cementerio católico de Trieste hasta 1920. Frente a una de las fachadas de la Catedral, se encuentran los restos del foro romano del siglo I y las columnas de una basílica paleocristiana civil que forman un conjunto muy fotogénico unido a los muros del Castillo de San Justo, que se encuentra a sus espaldas. Su construcción se inició en el siglo XV con los Habsburgo y prosiguió durante varios siglos, dando lugar a una mezcla de estilos arquitectónicos con elementos góticos, renacentistas y barrocos.
![]() ![]() Se utilizó para defender la ciudad de los ataques enemigos. Por falta de tiempo, no entramos a visitarlo. Desde el exterior, se tienen vistas panorámicas de Trieste, aunque me decepcionaron bastante porque aparecen calles con coches; la perspectiva queda mejor desde el cercano monumento dedicado a los caídos durante la I Guerra Mundial. Además de lo ya mencionado, también hay varios museos en los alrededores. Aunque se disponga de poco tiempo para visitar Trieste, creo que merece la pena subir hasta aquí, sobre todo si está abierta la Catedral.
![]() ![]() Emprendimos el descenso hasta la Piazza del Barbacan, donde se encuentra el Arco di Riccardo, del siglo I, la única parte que se conserva de las murallas romanas construidas entre los años 32 y 33 a.C., pues se cree que estaba integrada en ellas como puerta de acceso. Está en plena calle, adosada a una casa.
![]() ![]() Caminando unos pocos metros, llegamos hasta la Basílica de San Silvestro, la más antigua de Trieste, pues su origen se remonta al siglo XII. Es un bonito ejemplo de arquitectura románica y en su interior conserva, aunque bastante deteriorados, algunos frescos del siglo XIV. Estaba abierta y entré, pero no tengo fotos del interior. No recuerdo por qué no hice.
![]() ![]() A unos pasos, tras salvar una resultona escalinata, llegamos a la Iglesia di Santa Maria Maggiore, construida en 1627 junto con el anexo Colegio Mayor de los jesuitas y dedicada a la Virgen de la Salud. La fachada es de estilo barroco y el interior, de tres naves, transepto y ábside, contiene pinturas y frescos de artistas locales, así como un bello Altar Mayor de mármol. El acceso es gratuito.
![]() ![]() Seguimos hacia el Teatro Romano, que fue construido en el siglo I en la parte exterior de las murallas y podía albergar hasta seis mil espectadores. Durante el Medievo permaneció escondido bajo las casas que se edificaron encima. Excavado en 1938, ahora acoge funciones y espectáculos artísticos. Se puede contemplar desde unos miradores de forma gratuita.
![]() ![]() Después, nos tomamos la visita con más calma, paseando tranquilamente por las calles del centro, ya muy cerca del mar. Llegamos al Gran Canal desde la Piazza del Ponte Rosso, el lugar donde antiguamente se instalaba el mercado de frutas y verduras. Cuenta con una hermosa fuente y el monumento en forma de moneda dedicado al tallero de la Emperatriz María Teresa frente al Palacio Genel.
![]() ![]() En el Ponte Rosso, es imposible no ceder a la tentación de hacerse una foto con la fachada de la Iglesia neoclásica de San Antonio Nuovo de fondo y con la escultura de James Joyce –que residió un tiempo en esta ciudad- de testigo. Esta zona es muy elegante, con edificios magníficos de clara influencia austriaca.
![]() ![]() ![]() Caminando junto al canal, llegamos al espectacular Templo Ortodoxo de la Santísima Trinidad y San Spiridione, construido en 1869 en el mismo lugar que ocupó la iglesia anterior, demolida siete años antes. El interior, al que se puede acceder de forma gratuita, está ostentosamente pintado y decorado.
![]() ![]() ![]() ![]() Continuamos hacia la Piazza della Borsa, grande y hermosa, donde destaca un edificio de 1806, en forma de templo griego, donde solía estar la Bolsa, pero que hoy en día alberga la Cámara de Comercio. La Fuente de Neptuno sin remedio me recordó a su homónima madrileña, aunque -salvo el personaje- tampoco es que se parezcan demasiado y la de Trieste es más pequeñita.
![]() ![]() Al lado, el Palacio Tergesteo, en cuyo interior hay una Galería Comercial con techo acristalado, en uno de cuyos restaurantes fuimos a almorzar, pasta y salmón, como está mandado.
![]() ![]() Después, todavía tuvimos tiempo para comprar unos helados de pistacho en una conocida gelateria que nos fuimos tomando mientras caminábamos por la Piazza de Giuseppe Verdi, donde se encuentra el Teatro que lleva su nombre.
![]() Y también nos acercamos al Molo Audace, un muelle emblemático que ofrece bonitas vistas de la ciudad y del mar. Su historia se remonta al siglo XVIII, cuando Trieste pertenecía al Imperio Austrohúngaro y se llamaba Molo San Carlo en honor al emperador Carlos VI. Destruido por una tormenta en 1819, se reconstruyó en piedra. Después de la I Guerra Mundial, pasó a llamarse Molo Audace en honor del destructor italiano Audace, el primer barco en atracar en Trieste tras la disolución del Imperio Austrohúngaro.
![]() ![]() Ya en el autobús, mientras nos dirigíamos al aeropuerto, pudimos ver el rodaje de una película, en la que se utilizaban los edificios de Trieste para simular la ciudad de Nueva York en los años cuarenta o cincuenta del pasado siglo, con muchos figurantes vestidos en consonancia y coches de la época. Fue curioso.
![]() ![]() Y así nuestro recorrido por Trieste, cuyo centro histórico nos gustó mucho pese a no disponer de demasiado tiempo para conocerlo y disfrutarlo. De todas formas, creo que nos cundió bastante, aunque no nos alcanzó para asomarnos al famoso Castillo de Miramar. Etapas 13 a 15, total 16
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