![]() ![]() Fernando de Noronha y Porto de Galinhas (Pernambuco, Brasil) ✏️ Blogs de Brasil
Viaje de 10 días al Estado de Pernambuco, en el noreste de Brasil, en este mes de febrero de 2.025, con estancia de 5 días en Fernando de Noronha y 3 días en Porto de Galinhas y alrededoresAutor: Manurguez Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (10 Votos) Índice del Diario: Fernando de Noronha y Porto de Galinhas (Pernambuco, Brasil)
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Etapas 7 a 9, total 9
![]() En las playas del Mar de Fora y fin de estancia en NoronhaRecorrido por las playas do Leao y Sueste, en la parte sur de la isla y fin de la estancia y vuelta a Recife
En la parte occidental del litoral del Mar de Fora se encuentra la Praia do Leao, en la que culminó nuestra caminata por el sendero de Capim Açu y a la que vinimos con anterioridad en el tour general por la isla.
Se encuentra dentro del parque nacional, por lo que es necesario el ticket para visitarla. Por carretera, se accede desde el Centro de Información junto al que hay un mirador con vista a la playa y a los dos islotes que están frente a su costa: Ilha do Morro do Leao e Ilha do Morro da Viúva. ![]() La Praia do Leao es una de las más extensas de todo Noronha y de enorme interés para su ecosistema porque a ella van cientos de tortugas a desovar. Habíamos visto algunos nidos en Praia do Sancho, pero aquí hay numerosas estacas clavadas por el personal del parque en la arena indicando los puntos de desove. En muchos se veían los cráteres abiertos por las tortugas para enterrarlos y sus huellas dejadas en la arena al arrastrarse, que aún no habían sido borrados por el oleaje. Las estacas tienen unas tablillas explicativas de los hábitos reproductores de las tortugas ![]() La Ilha do Morro do Leao da nombre a la playa, está deshabitada y su nombre viene de que semeja la silueta de un león marino, pero no a que estos mamíferos anduvieran alguna vez por aquí. La Ilha do Morro da Viúva es más pequeña y está más cerca de la costa y es una barrera de protección ccntra las corrientes, de tal manera que, frente a ella, es el úmico lugar seguro para el baño. ![]() Esta playa, al igual de todas las que se encuentran dentro del parque nacional no dispone de instalaciones ni restaurantes, lo que hace que esté bastante solitaria. Algunos pocos bajan con su sombrilla y nevera para echar unas horas de baño. Nuestro recorrido por el parque nacional termina en la Praia do Sueste, a la que se puede llegar por carretera asfaltada y, por tanto, con parada de autobús. Nosotros estuvimos sólo una vez en ella, recorriéndola a pie en un día en que no lucía el sol. Tiene una bahía estrecha y bien protegida en su entrada por dos islotes, lo que hace que sea de las playas con menos oleaje y corrientes de toda Noronha. ![]() Estas características la hacían una de las favoritas para el baño. Sinembargo, desde un ataque en su misma orilla de un tiburón tigre a una niña en el año 2.022, está cerrada al baño, ya que al tiburón se le ha seguido viendo desde entonces por la bahía. Al igual que en las demás playas de la isla, hay paneles de advertencia sobre el riesgo de presencia de tiburones peligrosos. En esta playa se pueden ver tiburones limón que se dejan arrastrar por la corriente sobre la arena. Como el tiburón tigre es su depredador, llega también hasta la orilla para su captura. ![]() Hasta aquí llegó nuestro recorrido por el parque nacional ya que, más hacia el este se encuentra Praia Atalaia, la cual precisaba de permiso para su visita que no pudimos conseguir. El sexto día de estancia en la isla teníamos el vuelo de regreso a Recife. Como en el aeropuerto no se precisa con mucha más antelación que en una estación de autobuses, aún tuvimos tiempo de irnos al puerto a hacer las compras de rigor. Antes de marcharnos, Apoli nos dió algunas recomendaciones para nuestra estancia en el continente, tanto por los sitios a visitar cerca de Porto de Galinhas, como por las precauciones a tomar por motivos de seguridad: especialmente, evitar los núcleos urbanos, no hacer ostentación y sólo llevar con nosotros lo imprescindible. El turismo en Noronha es masivamente brasileño. Nos encontramos con muy pocos extranjeros. En la excursión en catamarán fuimos los únicos y también en el vuelo de vuelta. Una azafata tuvo la deferencia de dar las normas de seguridad, además de en portugués e inglés, en español y después pasó a saludarnos, charlas un rato y a ofrecernos para tomar lo que quisiéramos. Una amabilidad de la tripulación. Etapas 7 a 9, total 9
![]() En Maragogi y Praia dos CarneirosDe vuelta al continente, nuestro itinerario por los alrededores de Porto de Galinhas: excursión a Maragogi y Praia dos Carneiros
Llegamos a Recife con buen tiempo, después de unos días de lluvias torrenciales que habían provocado importantes inundaciones.
En el aeropuerto tomamos un coche de alquiler y nos pusimos en dirección sur por la Rodovia Tronco hasta Porto de Galinhas, donde teníamos reservado para dos noches en una Pousada en Praia de Maracaipe. El trayecto fue de algo más de una hora, pasando un peaje que nos costó 11 reales y con un tráfico bastante aceptable. Pasamos varios radares para el control de velocidad que, a juzgar por cómo eran respetados, debían de funcionar. Lo poco que vimos de Recife al igual que Porto de Galinhas, nos dio la sensación de un nivel de vida bastante más bajo de la idea que teníamos de Brasil, que considerábamos con un crecimiento económico en los últimos años para haber aumentado la calidad de vida de la población en general. Llegados a nuestro alojamiento, que estaba en primera línea de playa, decidimos echar lo que quedaba del día en la Pousada, que tenía una piscina muy agradable dando al mar. ![]() Al empleado de la Pousada, un simpático argentino, le comentamos nuestros planes para el día siguiente de ir a Maragogi y nos dijo que, aunque en el mapa parecía cercano, la carretera no era nada buena y que contáramos con más de dos horas de viaje. Como la idea era ir para ver las piscinas naturales y esto tiene que ser con la marea baja, tendríamos que estar allí antes de las 10 de la mañana. Nos pusimos en marcha a las siete por una carretera secundaria en pésimas condiciones. A los grandes socavones que debían de haberse formado después de años de abandono se unía el efecto de las inundaciones, con una capa de lodo que cubría el poco asfalto y los muchos baches. La carretera principal, Rodovia Arminio Guilherme, que une con Recife, estaba en mejores condiciones, pero soportaba más tráfico e hicimos las travesías de varias poblaciones donde la circulación era más lenta. En este itinerario ya vimos que no todo el mundo conducía con la aparente prudencia del día anterior y tuvimos a menudo que favorecer el adelantamiento a conductores demasiado impetuosos. Llegamos a Maragogi, donde había mucha gente de vacaciones, con el tiempo de seguir a una de las muchas personas que hay al borde de la carretera con publicidad de los tours a las piscinas naturales. Nos condujo al aparcamiento y marchamos a la playa donde nos subimos sobre la marcha en una embarcación con cinco brasileños para irnos hacia la barra del arrecife donde están las piscinas. Maragogi tiene un lagoon de agua celeste y muy somera, con varias playas muy concurridas, como Praia de Antunes, que fue desde donde nosotros partimos con la barca turística. Primero nos llevó al Caminho de Moisés que es una barra de arena que, en mareas muy bajas queda por encima del nivel del mar, y se puede caminar hasta el arrecife. ![]() Ese día, la marea más baja no dejaba la barra al descubierto. Allí estuvimos un rato con el agua hasta las rodillas viendo como circulaban bares flotantes con música a todo volúmen que vendían bebidas a la mucha gente que allí se acumulaba. Después nos volvimos a montar en la barquita y el marinero, que hablaba un portugués incomprensible hasta para los brasileños, dijo de llevarnos a otra playa. Los brasileños tomaron la iniciativa y le hicieron saber que la excursión era a las piscinas naturales y que era allí a donde queríamos ir. De bastante mal humor, puso rumbo hacia el arrecife, pero paró antes de llegar a ellos, en unos bajos fondos donde nos dijo que podíamos hacer snorkel. Atraídos por la comida que echaba el marinero, se arremolinaban multitud de peces Pintano, de rayas blancas negras y amarillas, que al poco se dispersaban y volvían a regresar en tropel. ![]() El snorkel apenas duró quince minutos y después nos fuimos a otra barra de arena similar al Caminho de Moisés, donde estuvimos nadando un rato y el marinero dio por terminada la excursión un tanto decepcionante, por la que habíamos pagado 200 reales por los dos (algo más de 30 euros). El lagoon de Maragogi es un lugar bonito, pero, en mi opinión, hay una sobreexplotación turística que está provocando la polución de su agua y el deterioro del arrecife. Cuando te estás bañando tienes que estar pendiente de los fuera borda y las motos acuáticas que pasan por medio de los bañistas sin mayor precaución. ![]() Como Praia de Antunes, donde nos dejó el marinero, estaba bastante abarrotada, decidimos coger el coche y poner rumbo a Praia dos Carneiros que estaba a mitad de camino de retorno a Porto de Galinhas. El chico de la Pousada nos había recomendado que allí fuéramos a uno de los hoteles o complejos turísticos en primera línea de playa, donde, previo pago, podías hacer uso del parking vigilado y acceder a la zona de playa que tienen como privada. En concreto, nos recomendó el Bora Bora donde, por 30 reales, pagabas una entrada que te permitía aparcar, usar los vestuarios y duchas, así como el acceso a sus restaurante y bares de copas. En su exuberante entrada fuimos recibidos por una familia de simpáticos monos tití, que son endémicos de esta región de Brasil y atravesamos todo el complejo, abarrotado de gente comiendo, bebiendo y escuchando música y nos fuimos a la playa. ![]() Alejándonos un poco hasta llegar a un sitio algo más tranquilo a la sombra de las palmeras, que en todas estas playas están dentro de las propiedades privadas que tienen sus límites a muy pocos metros del agua. Allí echamos la tarde bañándonos hasta llegada la hora de volver con tiempo de que no oscureciera, ya que teníamos por delante los 10 kilómetros de ralley que preceden a Porto de Galinhas. ![]() Antes de dejar el complejo, nos tomamos un refresco, nos duchamos y cambiamos de ropa, de tal forma que no tenías que volver con la arena y la sal en el cuerpo. En el trayecto de vuelta, ya cerca de Porto de Galinhas recogimos a una señora que hacía autostop al borde de la carretera. En el corto trayecto, nos enseñó una cadena, supuestamente de oro, que tenía una necesidad apremiante por venderla. No nos dimos por enterados si su pretensión era que nosotros fuéramos los compradores. Etapas 7 a 9, total 9
![]() Las piscinas naturales del Pontal de Maracaipe y retorno a RecifeÚltimo día de estancia en Porto de Galinhas con excursión al Pontal de Maracaipe y retorno a Recife para tomar el vuelo a Lisboa
Nuestro vuelo de Recife a Lisboa era a medianoche así que teníamos todo el día para hacer algunas actividades en Porto de Galinhas antes de regresar al aeropuerto.
En la Pousada nos dieron todas las facilidades para dejar nuestro equipaje y utilizar sus instalaciones hasta la hora en que decidiéramos marcharnos. Ellos mismos nos recomendaron que, después de desayunar, nos fuéramos playa adelante, hasta el Pontal de Maracaipe, donde nos ofrecerían llevarnos en barco de vela (paseo de jangada) hasta las piscinas naturales del arrecife, aprovechando la marea baja. El Pontal de Maracaipe es la desembocadura de un pequeño río que forma una amplia extensión de arena y donde se juntan el agua dulce y la salada, siendo la mejor zona de la playa para el baño, pues es donde hay menos oleaje. Caminando por la playa ya veíamos a lo lejos las jangadas (balsas), con sus velas de colores y, nada más acercarnos, efectivamente, un jangadeiro nos ofreció acercarnos a las piscinas naturales y pasar allí una hora por 150 reales los dos. ![]() Allí había unas cuantas jangadas y muy pocos bañistas, a diferencia del día anterior en Maragogi. El jangadeiro nos explicó que las piscinas de Maracaipe eran muy poco conocidas y tenían la ventaja con respecto a otras en que, en todas las mareas bajas siempre quedaba el arrecife por encima del nivel del mar. ![]() Estas piscinas naturales son sencillamente espectaculares. Con el agua completamente cristalina y en calma, algunas comunicadas entre sí y otras aisladas, algunas albergan cientos de peces multicolres que quedan atrapados en ellas al bajar la marea y vuelven a quedar en libertad al subir. Estuvimos una hora haciendo snorkel en ellas. Como éramos muy pocos los visitantes, nos las apañábamos para estar a solas o cambiar a las que quedaban desocupadas. En este video dejo un pequeño resumen de lo que en ellas grabamos. ![]() De vuelta a la playa, nos ofrecieron hacer otro paseo de jangada, esta vez por el río que desemboca en el Pontal, para ver caballitos de mar en los manglares de sus orillas. Fuimos a pie hasta uno de los meandros del río y allí embarcamos en una balsa que el jagandeiro movía con una pértiga, empujando en el fondo del río. ![]() No nos hacíamos una idea exacta de cómo ibamos a ver los caballitos de mar, pues el río tenía unas aguas oscuras, con poca visibilidad. El jagandeiro se dirigió hacia una de las orillas del río donde las raices de manglar estaban sumergidas, cogió sus gafas de bucear y un gran bote de vidrio y, después de decirnos que esperaramos en la balsa, se lanzó al agua. Así estuvo haciendo varias inmersiones hasta que en una de ellas apareció con el bote lleno de agua y con un caballito de mar dentro de él. Nos dijo que era una hembra y nos explicó algo acerca de cómo vivían en el río. Rápidamente volvió al sitio donde lo capturó, se sumergió y lo devolvió al río. Algo que también, por nuestra parte, le pedimos que hiciera. ![]() Realmente, pensábamos que íbamos a ir a un lugar donde íbamos a ver los caballitos en libertad, aunque estaba claro que en esas aguas hay que tener muy buen ojo para verlos enredados en las raices de los manglares. El paseo en la jangada nos llevó después hasta la desembocadura del río y con esto terminó nuestra última excursión en este viaje. De vuelta al hotel, esperamos allí hasta la hora de poner rumbo a Recife. Antes de marcharnos, nos invitaron a la merienda que todas las tardes servían gratis. Otro buen detalle de la Pousada. Sin más incidencias que un retorno al aeropuerto algo más complicado, por los grandes atascos y la forma de conducir poco ortodoxa de algunos brasileños en estas situaciones, tomamos el vuelo para Lisboa y acabamos esta escapada que nos ha resultado muy interesante. Más sobre este y otros de nuestros viajes podéis ver y leer en mi blog, yendo al siguiente enlace: misespaciosnaturales.blogspot.com/ ...rte-1.html Etapas 7 a 9, total 9
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