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La sonrisa de un Templo

La sonrisa de un Templo ✏️ Blogs de Tailandia Tailandia

Todos sabemos o creemos saber muchas cosas sobre Thailandia, y cuando llegamos a ella, nos damos cuenta de que es infinitamente mejor de lo que nos hubiéramos imaginado. El bullicio de sus calles, la sonrisa siempre presente en la cara de sus gentes, el contraste de sus creencias milenarias al abrigo de la modernidad imperante, sus imponentes templos, su comida, sus mercadillos, pero sobre todo, su sonrisa… Thailandia es mucho más que un destino turístico, es mucho más que unas vacaciones. Thailandia es el nombre que nos transmite miles de sensaciones. Pero hasta que no se visita, nadie puede saber lo que es el antiguo reino de Siam. Thailandia es una sonrisa, es un templo.
Autor: Lwrence  Fecha creación:  Puntos: 4.9 (14 Votos)
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Bangkok...Mas que una ciudad

Bangkok...Mas que una ciudad


Localización: Tailandia Tailandia Fecha creación: 29/10/2007 18:48 Puntos: 5 (1 Votos)
LUNES 2 DE AGOSTO. DIA 1º. BARCELONA-HELSINKI-BANGKOK

EL VIAJE

¿Cuándo empezó nuestro viaje? Lógicamente este empezó en el momento de tomar el avión, o quizás cuando llegamos, al aeropuerto, o porque no, quizás en el momento en que la agencia nos facilito la documentación…o cuando decidimos visitar el Sudeste Asiático…
Al año anterior nos quedamos con las ganas de visitar Thailandia, y este año decidimos que ya no podíamos esperar mas para visitar al antiguo reino de Siam.

Siempre que tengo que emprender un viaje, la noche anterior me cuesta dormirme, y la excitación por marcharme hace que no necesite ningún despertador para levantarme de la cama. Y esta vez no iba a ser diferente.
Carmen, nuestro “chofer” particular, fue más puntual de lo acordado y unos minutos después de las 8 de la mañana ya nos dirigíamos hacia el aeropuerto.
Barcelona amanecía de lunes, de lunes de agosto, pero para nosotros era como un inmenso día festivo que nos iba a durar mas de 400 horas.

Al llegar a la terminal tuvimos que buscar el mostrador de Finnair, y nos recorrimos todos los mostradores de facturación para al final no encontrarlo. Preguntamos en la casilla de información y nos dijeron que era en los mostradores 11 y 12, al principio. O sea que vuelta para atrás. Al llegar a ellos reconocí a una de las parejas que iba a realizar el viaje con nosotros. Eran Enric y Angels, una pareja que ya conocimos la semana anterior en la agencia de viajes cuando nos dieron la documentación. Intercambiamos algunas palabras y poco a poco, detrás de nosotros la cola empezó a crecer. También vimos al resto del grupo esperando para facturar y a Jossel, que buscando la ventanilla, nos saludo y como iba algo perdido le dijimos que esperara en esa fila.

Facturamos las maletas y primer pequeño contratiempo. No teníamos asientos contiguos. En el vuelo a Helsinki sí, pero en el de Bangkok no. La chica nos comento que estaba reservado como grupo y estabamos separados…siempre nos quedaba la opción de cambiarnos con alguien del grupo, si es que fuera posible. Tomamos un café con Carmen y despues de despedirnos de ella, nos fuimos ya hacia la sala de embarque.

Nuestro vuelo número AY-906 destino Helsinki, tenia su hora de salida a las 11.35 y mientras hacíamos de nuevo cola para embarcar, empezamos a hablar con Enric y Angels. Lo primero fueron las preguntas típicas, ¿ cómo os llamáis? ¿ De donde sois? Etc.

Nuestro vuelo que salió puntual y en el cual teníamos asiento de ventanilla, concretamente los asientos 17 E y 17 F, los dos juntos, debía de aterrizar en Helsinki a las 16.25( hora local, una mas que en Barcelona), y dentro del avión habían una pantallas en las que se veía todo lo que ocurría bajo el aparato. Una cámara nos mostraba el suelo de la pista, y más tarde unas tomas muy originales del momento de despegar, y de Barcelona a nuestros pies.
Era curioso ver desde la pantalla como el avión despegaba y como poco a poco las cosas se iban empequeñeciendo hasta desaparecer de nuestros ojos y tan solo observar los distintos colores de los suelos.

Nos dieron de comer y las 4 horas de viaje, pasaron bastante rápidas. El periódico, las revistas que llevábamos, las que había en el avión, etc. hicieron bastante soportable el viaje y antes de que el aburrimiento empezara a llegarnos, vimos las primeras imágenes de Helsinki desde el aire. Desde arriba se veía una ciudad muy verde, con numerosas islitas pequeñas alrededor de lo que suponíamos seria la capital de Finlandia.

Aterrizamos puntuales y como teníamos 7 horas antes de volver a embarcar, nos dispusimos a ir hacia el centro de Helsinki.
Helsinki es una ciudad de mas de 550.000 hab. Y que fue fundada en el año 1550.

En la agencia nos facilitaron un pequeño plano de lo que podíamos ver y como llegar a ello. El plan era tomar los autobuses que salen del aeropuerto cada 20 minutos y que en unos 30 minutos mas nos dejaban en el centro de Helsinki, con el tiempo suficiente para ver “alguna cosilla” y tomar una cerveza.
A la salida del aeropuerto fue la primera vez, en que coincidimos ya todo el grupo, y lógicamente lo primero fue el interrogatorio de los nombres.

Eramos 12 personas. Todas muy diferentes, pero todas muy iguales. Jordi y Pilar, eran una pareja que venían con dos amigas suyas, Marta y Marta…Marta Diez y Marta Prados, aunque más tarde las bautizamos de otra manera. Ellos ya se conocían de un viaje anterior. Luego estaba Pilar y Mª Carmen, dos chicas que venían solas las dos. Enric y Angels, Jossel y Silvia y Encarna y yo.

Antes de salir del aeropuerto, en la taquilla de información del mismo, pedimos los horarios de los autobuses y un plano de Helsinki. Encarna y Marta Prados que eran las que más dominaban el ingles, nos hicieron las primeras gestiones y más tarde nos fuimos a tomar el bus. Habían 2 posibilidades para ir hacia el centro. Uno de los buses salía ya, pero era algo mas caro, puesto que no hacia paradas y el otro( el que al final cogimos) tardo unos 10 minutos en venir y nos costo 3.40 euros por personas, haciendo algunas paradas.

De camino al centro de la ciudad íbamos comprobando como era Helsinki, con muchas zonas verdes, numerosos tranvías e inmensos carriles bici.
El bus nos dejo en una plaza que era el punto final del trayecto y empezamos a andar por la ciudad. 12 personas en que la mayoría no se conocían empezaban a formar un grupo, a hablar entre sí, a conocerse, a preguntar…que tímidos empezamos y que desinhibidos terminamos.
Por el trayecto algunos compraron helados y yo una enorme bandeja de moras rojas que un puesto ambulante vendía.
Caminando por calle Pohjoisesplanadi, nos detuvimos en una travesía para dirigirnos hacia la plaza del Senado, donde un edificio imponente, blanco inmaculado presidía la plaza. De frente la Catedral, y a su lado el edificio del Senado; en el otro extremo de la plaza, estaba el Consejo de Estado. En la calle un restaurante bautizado con el nombre de Dali, exponía sus menús con algunos nombres en Castellano.

Tras las primeras fotos nos dirigimos hacia el mar, nos apetecía tomar una cerveza mirando al Báltico, pero no pudo ser. Tras cruzar lo que parecía el fin de un mercado, llegamos al final del paseo y como la vista no era demasiado buena, volvimos hacia atrás, subiendo por el mismo paseo de antes, con música en directo y muchas zonas ajardinadas. Nos sentamos los 12 en un bar a tomar una cerveza que valía su precio en oro. 6 euros cada una. A nuestro lado algunas personas bebían la bebida típica del país, la sidra. En aquella tertulia cervecera ya empezamos a preguntarnos algo mas a todos, sobre todo de donde éramos y a hacer ya alguna broma. El grupo pintaba bien, nadie daba ninguna nota discordante y eso lo comprobamos ciertamente cada día.

Terminada la tertulia regresamos hacia la estación de autobuses pero como aun faltaba tiempo nos dedicamos a pasear por las calles de Helsinki. Edificios enormes, grises, de influencia soviética, poca vida en las calles. Parecía que los comercios también estaban de vacaciones, y caminando llegamos a otra zona del puerto, donde una chica nos pidió fuego. y nadie de los 12 fumaba…alguna foto mas y ya si de vuelta para coger el bus…Carmen se detuvo en un baño publico, y en el que tan solo se podía acceder previo pago de 50 cts.

Regresamos al aeropuerto para coger el vuelo AY 091 que debía partir a las 23.35 hacia Bangkok. Algunos compraron cena en un puesto de hamburguesas y otros no. El aeropuerto estaba casi desierto, con las tiendas cerradas y en los paneles de información vimos que nuestro vuelo era el penúltimo en salir y que despues de las 23.50 horas y hasta las 6 del día siguiente, no había ninguno más.

Sala de espera, nuevo embarque y ya por fin, dentro de un aparato enorme en el que debíamos de pasar mas de 9 horas. Tal como nos dijeron estabamos mezclados y como al menos estaba el grupo junto, pues entre nosotros nos apañamos para que todas las parejas pudieran estar juntas. Jossel y Silvia, estaban juntos pero bastantes filas mas atrás, cosa que no entendimos.
Yo estaba al lado del pasillo, Encarna a mi derecha y mi izquierda Marta Diez..
-No te preocupes( le dije a Marta) , ya te daré conversación para que no te duermas…je..y me pase casi toda la noche durmiendo..

En el avión nos dieron de cenar, nos pusieron 2 películas. “50 primeras citas” y “Scooby 2”…pero 9 horas y media en un avión dan para mucho..O sea que como era de noche, lo mejor que podía hacerse era dormir... y eso hicimos la mayoría…

Antes de cerrar los ojos, nos facilitaron unos papeles que debíamos de rellenar para poder entrar en Thailandia. Un visado de turista.

Nuestra primera noche juntos la pasamos a 10.000 metros de altura, sobrevolando Europa y Asia..La aventura había empezado.
MARTES 3 DE AGOSTO. 2º DIA. BANGKOK

LLEGADA A LA CIUDAD DE LOS CIRUELOS

Dormir en un avión es lo mejor que se puede hacer cuando se tienen que soportar mas de 9 horas de vuelo, y aunque algunos nos cueste mas que a otros, todos terminamos haciendo alguna que otra cabezada.

Con los primeros rayos de sol ( las 7 de la mañana en nuestros relojes pero las 11 sobre Bangkok) nos sirvieron el desayuno y casi sin darnos cuenta nuestro inmenso avión se poso sobre suelo Thai. Eran las 13 45, hora local. El aeropuerto de Bangkok está rodeado de campos de golf; enormes campos de golf.

Thailandia tiene 62 millones de habitantes, y casi la tercera parte vive en zonas urbanas. Tiene una esperanza de vida de 70 años ( la mayor de todo el sudeste asiático). El 75% de la población es de la etnia Thai, que a la vez se subdivide en varios grupos. Un 11% son chinos, y el resto se reparte entre varias etnias más como malayos, vietnamitas, mon, y varias tribus de montaña,

Creo que todos teníamos una cara mitad soñolienta mitad satisfacción pues ya habiamos alcanzado el primer objetivo y tan solo esperábamos que nuestras maletas también hubieran viajado con nosotros. Entregamos un primer papel rellenado sobre nuestros datos y enfilamos un largo pasillo para efectuar el control de pasaportes y entrada al país.
Habían varias colas para los tramites y como iban bastante lentos decidí ir a cambiar algo de moneda local, para tener dinero fresco para las primeras compras.

En el aeropuerto había una oficina del Thai Military Bank en el que hice cola, y más tarde Pilar Visper se quedo conmigo, pero como tenia su documentación con Carmen, me dejo un billete de 500 euros para que se lo cambiara yo. Mientras tanto el resto del grupo se fue acercando para cambiar y lo que era una sola persona, se convirtió en 4 mas, mientras el asiático de detrás de mí nos miraba con cara de desespero y de que se le estaba colando todo el mundo.
El cambio estaba en 49.88 Baths por un Euro, y no era mal cambio, pues generalmente en todo nuestro viaje lo cambiamos sobre los 50 Baths por Euro.

Volviendo a la cola de inmigración, Marta Diez, se dio cuenta de que le faltaban 1000 Baths, y aunque fue a protestar la chica no les hizo demasiado caso, recontó los billetes que tenia y despues de decirles que porque no lo habían repasado antes, ella se escudo diciendo que sus cuentas le salían bien…todos teníamos bastante claro donde estaba ese billete de 1000 baths que faltaba.

Pasamos los tramites de inmigración y bajamos al piso inferior a buscar las maletas. Ya estaban allí y el personal del aeropuerto se encargó de sacarlas de la cinta transportadora y apilarlas todas juntas. Recogimos las nuestras y esperamos a que el resto del grupo bajase, y tardaron un poco aun, y eso que les llamaron la atención por las risas que hacían…el reír es lo que más hemos practicado en este viaje.

El aeropuerto de Bangkok esta situado al norte de la ciudad, en el barrio de Don Muang, a unos 20 minutos del “centro de la capital” y esta previsto que en el año próximo otro aeropuerto más grande sustituya a este, que parece ser que sé esta quedando pequeño. De todas formas el de Bangkok ocupa el puesto 18 en la escala mundial de aeropuertos por número de pasajeros.

Recogidas las maletas por todo el grupo, salimos de la terminal, para localizar a nuestro enlace de Flecher. Había un gentío enorme de personas con carteles de diferentes agencias, nombres de personas, etc., pero casi al final de todo, a mi izquierda aviste a un señor con el cartel de Fletcher. Era Martín, nuestro enlace/guía, el cual llevaba una camisa estampada de tonos rosas y que hablaba un curioso castellano que más de una vez nos provocaba risa. En Thailandia nuestra agencia era E.T.C.: Education Travel Center. Salimos de aquel caos de personas para esperar al transporte que nos llevara al hotel.

Bangkok es una ciudad de 560 Km cuadrados y de más de 7.5 millones de personas, aunque si se incluye su área metropolitana la cifra no oficial se eleva hasta los 13. Una inmensa mole urbanística llena de autopistas que la surcan por arriba y por abajo. Calor asfixiante, humedad altísima y lluvia, mucha lluvia. Todas las tardes ( aunque a veces también por la mañana) suele llover unos 20-30 minutos, a veces con alguna cierta intensidad y ello es debido a su clima y a la época en la que estabamos.
Bangkok, que está al sur del país, padece las lluvias durante todo el verano, y los monzones hacen que en Agosto y Septiembre sean los meses de más precipitaciones. Y cuando nosotros llegamos, como no, estaba lloviendo.

Los guardias de tráfico del aeropuerto llevaban puesta una máscara, para mitigar los efectos de la contaminación, y en todo Bangkok mas de una vez vimos a conductores de Tuk-Tuk, taxistas y simples viandantes con las máscaras puestas.

Se conduce por la izquierda y la densidad del tráfico era parecida a Barcelona en hora punta. Inmediatamente cogimos una autopista con su correspondiente peaje mientras Martín nos iba contando cosas sobre Bangkok con su peculiar castellano. Inmensos edificios alternados con templos, casas humildes de una sola planta con estructuras de madera y todo ello “adornado” por los carriles de la autopista que se adentraban en la ciudad.

Muy pronto llegamos a nuestro hotel, el hotel Narai situado en 222 de la Silom Road, en el distrito de Thanom Silom. Narai fue un rey Thai que reinó a finales del siglo XVII.

Nos sentamos en la recepción del hotel, mientras Martín nos iba dando documentación sobre el viaje, billetes de tren para el viaje a Chang-mai, los papeles para el siguiente hotel, etc. Marta Prados, fue “por votación popular” la encargada de guardar todo ese papeleo. Y lo hizo más que bien.

Nos dieron las habitaciones y quedamos al cabo de hora y media ( sobre las 6 de la tarde) en recepción para dar un paseo por los alrededores del hotel y empezar por nuestra cuenta a descubrir la ciudad.

La habitación era bastante correcta con una amplia cama de matrimonio, Tv, mueble bar y 2 botellas de agua gratis por día, que te facilitaba el hotel. Cierto es que en todos los hoteles siempre tuvimos las dos botellas de agua diaria gratis.

Bangkok fue erigida capital de Thailandia en 1782, por el fundador de la dinastía Chakri, ( la que aun gobierna) Rama I y su nombre deriva de Bang Makok, que significa lugar de ciruelos, que era el antiguo emplazamiento de la ciudad, un campo de ciruelos, aunque otras versiones más modernas la hayan rebautizado como ciudad de ángeles. Orientarse en esta urbe es difícil, y las distancias que un plano parecen pequeñas, en la realidad son de mas de 2 horas a pie.

Preguntamos en recepción para ir a Chinatown y nos dijeron que se tardaba mas de una hora y media en llegar por lo cual decidimos salir del hotel e ir paseando tranquilamente y despues ya decidiríamos. Tan solo nos fuimos Enric y Angels, Jossel y Silvia y Encarna y yo, pues el resto del grupo dijeron que bajarían mas tarde y que ya nos encontraríamos. En ese momento pense que esta seria la tónica habitual del grupo: las parejas por un lado, y el resto por otro. Me equivoque.

Andando por la calle, nos detuvimos en un puesto callejero de comida. Un chico con un hornillo con brasas, ofrecía sus pinchos, hechos al momento. Quizás como una muestra de curiosidad y de algo de hambre, nos animamos a probarlos y los 6 decidimos comprar uno cada uno, al precio de 10 baths el pincho. ( Unas 33 pts). Había pinchos de bolitas de carne, pollo, otros de pequeñas salchichas, de bolitas caramelizadas y unos de pescado. Al final de cocinarlos el chico te añadía si querías salsas que tenia a su lado. Como éramos 6 y creo que con el idioma teníamos algún problema, se le acerco para ayudarle o para vigilarle un señor que quizás fuera su padre, o familiar. Estaba bueno el pincho y seguíamos cumpliendo las advertencias sanitarias que nos dijeron. No comer nada en la calle, a no ser que este cocinado, pelado o lavado.

Seguimos andando unos cuantos metros mas, luego torcimos a la derecha y más tarde por otra calle paralela a nuestro hotel. Los carteles de los comercios estaban casi todos escritos en Thai, por lo cual, no nos enterábamos de nada; tan solo en los que aparecía el ingles, podíamos intuir que sé ofrecía. Las calles de Bangkok eran las de cualquier gran ciudad, llenas de tráfico, ruido, calor, y olores…unos olores a especies y otras veces a alcantarilla. En algunas esquinas, pequeñas y diminutas construcciones parecidas a un templo en miniatura, le daban un toque exótico a lo que íbamos viendo.

En otros lugares de Thailandia vimos numerosos pequeños templos como los que estábamos viendo en ese momento, y estos son “casas de los espíritus”.
Muchos hogares y edificios de Thailandia poseen una casa de los espíritus, que son los lugares donde viven las almas. Si no hubiera esta estructura, los espíritus convivirían con los inquilinos, y ello ocasionaría varios inconvenientes. Su forma habitual es parecida a una jaula de pájaros, colocado sobre un pedestal. Además se debe procurar que los espíritus vivan en estas casas y no en la casa familiar. Para ello, y para que los espíritus estén “cómodos” en su residencia, se les debe hacer diariamente una ofrenda de alimentos, flores, velas e incienso. Tienen que estar decorados y no deben quedar ocultos por ninguna forma ni ensombrecidos por el hogar principal. Algunas casas de espíritus tienen también figuras y adornos…toda una costumbre que en Occidente costaría de entender. Pero esto era Thailandia.

Decidimos dirigirnos hacia Chinatown, pero había antes que negociar el precio de los Tuk-Tuk, y para ello siempre hay que regatear. Siempre. Nos dividimos en 2 Tuk-Tuk y nos fuimos hacia el barrio chino de Bangkok. Estaba anocheciendo y el espectáculo de neones luminosos en Chino, junto con unos pocos en ingles, el tráfico incesante, el calor, el gentío, y nuestra capacidad de asimilación y asombro hicieron los primeros instantes deliciosos. Las tiendas iban cerrado y sus aceras eran ocupadas por vendedores ambulantes de todo tipo, aun que los que más prodigaban eran los de comida y restaurantes a pie de calle. Patos caramelizados colgados de unos ganchos, pinchos de diferentes formas y colores, frutas, bebidas. Las tiendas dejaban su espacio a las comidas y bebidas.

No es que nos desilusionara lo que veíamos, pero tampoco estaba dejándonos muy maravillados, y al final de una calle, cuando la luz empezaba a escasear, decidimos volver por nuestros pasos y buscar algún lugar para cenar, quizás en los innumerables puestos de comida rápida que habiamos visto antes. Y no fue tarea fácil. Nada nos convencía y el que se ganaba algún punto, lo perdía por falta de espacio.

Cruzando la calle avistamos unos puestos muy concurridos, llenos de turistas y casi todos ellos de pescado. Cangrejos, Langostas, Gambas, Peces de varias formas y…olores…Enric dijo que el último día en Bangkok, no se iría sin probar unas gambas a la brasa…Y las probó, aunque no el último día.

Caminamos un poco más por esa calle llena de restaurantes de pescado y al final entramos en uno, que parecía muy nuevo y con aires más occidentales. Mesas amplias, con mucha luz, carta en la puerta, y sobre todo mucha gente en el interior. De cortesía nos ofrecieron una especie de té helado, pero con hielo. Y como acabábamos de llegar, no convenía tentar a la suerte. Lo rechazamos por el tema del hielo, y pedimos cervezas y coca colas. Encarna pidió una soda con limón y como se la trajeron llena de hielo picado, también la devolvimos.
Empezamos a probar la cocina Thai, rica en platos y también en picantes. Siempre debíamos advertir que no queríamos picantes en los platos, e incluso nos aventuramos a comer con los palillos. A nuestra derecha había una mesa de comensales en la que estaban preparando un plato típico del país y ante nuestras miradas de curiosidad, “ nuestros vecinos” nos miraban y nos sonreían. Iban echando dentro de una especie de gran olla, con agua o caldo, varias verduras, carnes, etc., y todo ello se iba cociendo en esa olla familiar.

Despues de comer, volver a negociar los Tuks-Tuks y de vuelta al hotel. Vaya velocidades que cogen estos cacharros. Provistos de una batería que suele ir a los pies del conductor, su temeridad al volante es digna de elogio…o de imprudencia…pueden ir cómodamente dos personas sentadas atrás, aunque tres personas tampoco es difícil de ver a veces Como era pronto quisimos dar una vuelta por los alrededores del hotel, donde habían ya instaladas algunas tiendas de artesanía, pero no muchas, al menos por el lado que fuimos ese día. El cansancio estaba venciendo a la excitación de estar en Thailandia, y nos enfilamos más rápido de lo normal hacia el hotel. Antes Encarna y yo, nos despedimos del grupo por que entramos en una sala de Internet, para poner un email a nuestras familias diciendo que estábamos bien, etc.

También aproveché para comprarme unos pantalones de Treking, que había esperado para comprármelos en Thailandia. Me los tuve que probar en medio de la calle, en una especie de vestidor al aire libre. ¿ Lo hubiera hecho en Barcelona?

Habiamos empezado a explorar, tímidamente la capital del reino de Siam. Mañana nos esperaba la visita guiada al Bangkok inédito…e inédito fue…

MIERCOLES 4 DE AGOSTO 3º DIA BANGKOK

TEMPLOS, SONRISAS Y PASEOS POR LA CIUDAD

“Gran ciudad de los ángeles, repositorio de gemas divinas, gran tierra inconquistable, grande y prominente reino, deliciosa capital de las nueve gemas, la morada real más elevada, divino refugio y residencia de espíritus reencarnados”. Todo ello es lo que significa el nombre de la ciudad. Krung Thep o Ciudad de los Angeles como se la conoce más cotidianamente. Pero para nosotros era Bangkok, la inmensa capital del antiguo reino de Siam.

Habíamos avisado la noche anterior en recepción que nos despertaran a las 8 de la mañana, y cuando faltaban unos minutos para las 7, nuestro teléfono sonó. Y también el de los demás compañeros de viaje. Alguien pensó que debía de despertar a todo el grupo y más pronto de lo que habíamos pedido. Eficiencia Thailandesa.

Bangkok amaneció, como amanecen la mayoría de las enormes ciudades: Gris, ruidosa, caótica a veces, y con un aire de impaciencia por parte de todos nosotros.

Desayunamos con parte del grupo en un abundante buffet libre. Si se era previsor se podía comer casi para todo el día.

Martín fue puntual. Y a las 9 en punto nos vino a buscar para realizar lo que en el programa del viaje se llamaba “Visita al Bangkok inédito”. Salimos del hotel y andando unos 5 minutos llegamos a nuestra primera visita: El Templo Sri Mariamman.
Para entrar en un templo hay que descalzarse, y éste no iba a ser menos. El templo hindú fue construido en 1860 por emigrantes indios y desde fuera muestra una fachada de unos 6 metros llena de colores, rematada en el centro por una cúpula de varios colores. Está prohibido hacer fotos dentro, por lo cual tan solo pudimos reflejar la visita en fotos desde la calle. Esta abierto a todas las personas sea cual sea su religión, pero, los musulmanes y los judíos asiáticos, no está bien visto que entren en él.

El suelo estaba mojado, pero nos descalzamos y entramos. Una especie de guardián de la entrada, comprobaba a uno por uno, que nos hubiéramos quitado los zapatos. Dentro del recinto el suelo estaba más caliente. Había un sacerdote Hindú, vestido con una especie de túnica verde y el pecho descubierto, que era el guardián del templo y la persona encargada de darte paso o no, a la capilla principal. En esta capilla están las tres divinidades principales. Shaki, el esposo de la diosa Shiva; Subramanian, hijo de ellos y Ganesh, otro hijo de Shiva con cabeza de elefante. También hay algunos pequeños Budas. Las imágenes de Budas, y divinidades Hindúes, se entremezclan con figuras que recuerdan a la iconografía china; dragones y seres deformes, grandes serpientes y todo ello ornamentado por piedras de distintos colores y formas…en el exterior una imagen de Buda con sus cuatro hijos…cada hijo dio origen a una de las grandes religiones mundiales.

Me acerqué al sacerdote y le pregunté por el ritual que celebraba a todas las personas que se le acercaban. En medio ingles, medio Thai y con la ayuda de Encarna me contó que era una bendición de la Diosa Shiva, para todo el que la pidiera. Te rociaba las manos con una agua bendita, y esa agua había que bebérsela, acto seguido mojaba sus dedos en unos cuencos con distintos polvos de colores. Uno gris, parecido a las cenizas, otro ocre, y un tercero granatoso que era el que te ponía en la frente. Supongo que al ver mi curiosidad me ofreció “su bendición” y más por no ofender si la rechazaba, y como una bendición no hace daño, pues salí del templo con una bien visible marca en mi frente.

Salimos del templo y andando nos dirigimos a la estación de Chong Nonsi, para coger el Sky Train, o tren elevado. Caminar por la Silom Road, podía ser frenético. Puestos de comida, de bebida, de flores, cabinas telefónicas que aparecían a cada paso, tiendas que sacaban sus productos a la calle, gente andando a correprisa, turistas despistados, y humedad, mucha humedad. Parecía que estuviéramos dentro de una gran pecera.

El Sky Train de Bangkok, consta de dos líneas y está prevista una prolongación que llegue hasta al aeropuerto, y otra que salga de la ciudad hacia el área metropolitana. Aunque de momento el proyecto está aparcado por falta de dinero, y aunque en algunos lugares de la ciudad se ven las torres que sujetan las vías, ya enderezadas, Martín me comentó que había un gran déficit económico en la ciudad y no creía que en un futuro próximo se pudiera llegar a terminar la construcción. También hay un metro subterráneo, que no vimos, y Martín me comentó que no funciona todavía, pues está detenido por las mismas necesidades económicas. Subir al Sky Train, es además de cómodo y rápido para desplazarse, una manera de observar Bangkok desde otra perspectiva. En todas las estaciones hay planos de la ciudad. Si no se compra billete, no se puede salir, pues para abandonar el Sky Train, se debe introducir el billete que se ha comprado en las maquinas de salida, sino estas no se abren. Además un guardia controla a todas las personas que salen…

El aire acondicionado del Sky Train, estaba muy fuerte y aunque solo fueron 3 paradas, la diferencia de temperatura fue acuciante.

Salimos del tren elevado y nos dirigimos a la estación del Ferry para coger un barco que nos llevara hacia Chinatown. El río de aspecto sucio y marronoso, está repleto de embarcaciones con quillas pintadas de colores, transbordadores, diminutos remolcadores arrastrando pesados e interminables buques de carga, lanchas fueraborda, restaurantes flotantes y muchos turistas, muchos. El río Chao Praya debe su nombre al primer rey de la actual dinastía. Chao Phraya Chakri o Rama I, el mismo que estableció la capital en Bangkok, allá por el 1782. El Chao Phraya cruza todo Bangkok y es muy utilizado para desplazarse por la ciudad. Los taxis fluviales son económicos y suelen ir atiborrados de personas. El barco apenas se detiene; unos silbatos anuncian su llegada, se para unos segundos tan solo para que suban y bajen los que lo deseen y vuelve a surcar las sucias y atestadas aguas para volver a parar unos metros mas adelante. Martín nos había indicado ayer que en Bangkok, se multa a las personas por ensuciar la calle, o por verter basura al río…viendo el aspecto del río, creo que ese dato no debe cumplirse nunca.

El viaje en el barco fue curioso, por que había unos monjes con sus túnicas azafranes, apoyados en un lateral del barco, como ausentes, con la mirada fija en el horizonte, sin moverse y casi todos nos las ingeniamos para poder realizarnos una foto a su lado.

El barco se paro en “el apeadero” de Tha Ratchawong y ello significaba que ya estábamos en el barrio chino de Bangkok, en Chinatown. La visita a Chinatown creo que a todos nos desilusionó un poco. Esperábamos otra cosa, o más tiempo para pasear por aquellas callejuelas, estrechas, llenas de personas y productos, llenas de calor y humedad asfixiante, de olores, de malos olores, de colores, de curiosidad…Nos introducimos por unas calles que a Enric y a mí, nos sonaban de la noche anterior, pero ciertamente, no afirmaría que fueran las mismas, ¿o quizás si?. Si un producto era la estrella de las tiendas este era, los enormes rollos de cuerda de distintos colores y también las bolsas de asas de plástico, en distintos tamaños y colores. Se veían en todos los puestos, a la vista, como el mayor reclamo de unas tiendas oscuras, y atiborradas de mercancía. Martín nos dejó tiempo libre para que pudiéramos ir a nuestro aire, y al torcer por una de las callejuelas nos adentramos en una especie de barrio dentro de otro barrio donde el producto estrella eran enormes y rebosantes sacos de gambas secas, desecadas, de distintos colores y tamaños; Gambas secas, cortezas de cerdo fritas o similares, sacos con frutos secos, y unas chiquillas preciosas que nos miraban con cara de extrañeza y curiosidad.

Seguimos visitando Chinatown, y ahora le tocaba el turno a la zona de las telas, de las ropas, de los Hindúes, que eran los acaparadores del comercio textil. Visitamos las callejuelas repletas de tiendas de oro y joyas, los regalos, la artesanía, las loterías, las flores…todo tenía su lugar en Chinatown, barrio fundado al mismo tiempo que la ciudad por una colonia de Chinos que estaban dispersados por otras zonas de Bangkok. Unos se integraron fácilmente, otros no tanto pues la sociedad china siempre se ha caracterizado por ser muy poco abierta. El gobierno thailandes, aprobó una ley por la cual, todos los ciudadanos de Chinatown, debian de poseer un nombre Thai.

Despues de la orfebrería, frutos y adornos le toco el turno al mercado de las verduras, enormes puestos de todo tipo de verduras, calles mojadas por la lluvia o por el riego, chicos con pesados remolques llenos de viandas, que te atropellaban a su paso y alguna dependienta durmiendo encima de sus mercancías…Seguía siendo Chinatown.

Martín entonces nos detuvo varios Tuks-tuks para que nos llevaran a un lugar que él había acordado antes con los conductores. Nosotros tan solo sabíamos que era frente a la estación de policía. Pero como unos salimos antes que otros, y además Martín se detuvo antes y nos fue parando a todos, Jossel y Silvia que si fueron al lugar acordado se perdieron y tardamos un buen rato en encontrarlos.

Paseamos por el mercado de las flores, calles estrechas y que a ambos lados de la acera estaban los puestos de flores y adornos. Si un adorno sobresale por encima de todos este es el Malai. El Malai es una especie de collar con distintas flores entrelazadas en un trabajo muy laborioso. Este collar debe llevar siempre un capullo de jazmín, o de rosa para darle aroma. Es el símbolo de la fugacidad de la vida para los budistas. Todo lo bello y elaborado, perece y es muy habitual encontrarlo en altares, y sobre todo en los salpicaderos de los taxis o de los Tuks-Tuks. Los Malais de color blanco eran la flor estrella de estos puestos y de otros muchos que encontramos en todo nuestro viaje.

Reencontrados de nuevo todos juntos, se puso a llover y mientras esperábamos a que vinieran los buses a buscarnos, nos detuvimos en una equina donde un lugareño ofrecía agua para limpiarse las manos, a cambio de una limosna…

Según nuestro plan de viaje, nos deberíamos dirigir a la isla de Rattanakosin, y aunque hubo bastante cachondeo sobre la visita a la “isla” si hemos de ser realistas, estabamos en una isla; Quizás no en el concepto que todos pudiéramos tener de una isla, pero una isla era. Rattanakosin es un pedazo de tierra de Bangkok, separado de “la península” por el río Chao Praya y el canal o Khlong, Phadung Krungkasem.

Después Martín nos llevo a la turistada del día y quizás también del viaje. A una fábrica y tienda de joyas.
La Gems Gallery, con varias tiendas en todo el país.
Thailandia es el mayor exportador de piedras preciosas del mundo y aunque la mayoría de las fuentes naturales de piedras han disminuido considerablemente, en la actualidad muchas de ellas se exportan de Australia y Sri Lanka, aunque se cortan y se comercializan en Thailandia. El 40% de todas las piedras preciosas que se exportan son diamantes.
Atravesando grandes avenidas y contorneando el Palacio del Rey, enorme recinto con unos impresionantes e inmensos jardines, llegamos a la joyería. Nos dieron una bebida de cortesía y nos pusieron un vídeo en castellano sobre la extracción de las esmeraldas y de las piedras preciosas, y sobre la riqueza de Thailandia en esta joya. Acto seguido nos llevaron a la tienda, enorme, en la que al entrar un vendedor te seguía a todas partes que fuera, y siempre el mismo. Cada uno de nosotros tenia a su “vendedor particular”.

Encarna y yo miramos las joyas más con curiosidad que no con ganas de comprar, y aunque había algunas cosas realmente preciosas, nada nos interesó lo suficiente como para decidirnos. Pilar Visper, si que se compro unos preciosos pendientes redondos con una llamativa piedra verde en el centro.

Martín nos había comentado una anécdota que durante todo el viaje la recordábamos y nos reíamos con ella. Mientras pasábamos por el exterior de la residencia del Rey, nos comentó que el soberano gozaba de gran popularidad y cariño en todo el país y mucho más desde que el monarca empezó a construir pantanos por todo el país, puesto que los que se construían antes, los realizaban obreros algo “chapucillas” y que Martín bautizó como “Xilipollas”. “- y ahora ya no haber Xilipollas en Thailandia, porque las obras las hace el Rey”. La palabra Xilipollas, pronunciada en labios de Martín, contenía una gran dosis de cachondeo por nuestra parte.

La visita programada tocaba a su fin, y entonces debíamos decidir a donde nos dirigíamos. Sí al hotel o a otro lugar. Decidimos que los buses nos dejaran en el Gran Palace, y así proseguir la visita a la ciudad por nuestra cuenta. Y ello hicimos.

EL Gran Palace. Enorme recinto lleno de templos, chedis, murales, museos, y gente, mucha gente. Primer contratiempo. Algunos de nosotros no llevábamos la vestimenta adecuada para entrar. Camisetas de tirantes, pantalones excesivamente cortos, sandalias sin la cinta de atrás…ropas no apropiadas para los vigilantes del templo, que en la entrada del mismo te vetaban el paso o no. Como solución de emergencia también se podía alquilar ropas en la entrada, dejando un depósito que se retornaba al salir. Otros optaron por taparse con pareos, chubasqueros, etc.

Segundo contratiempo: la capilla del Buda Esmeralda, estaba cerrada. Decisión, volver otro día al templo y volver a planificar el resto del día. Tras un breve intercambio de opiniones nos decidimos a ir al Wat Pho, que estaba a unos 10 minutos del Gran Palace. Caminamos por un paseo donde parte de su acera estaba en construcción y sin ningún problema todas las personas que íbamos por ahí, pisábamos la arena en la que los operarios arreglaban el suelo. Dirigiéndonos al Wat Pho, pasamos por una terraza de un bar, donde muchas personas ofrecían sus servicios de numerologia, lectura de manos y ciencias adivinatorias. Muy pocos ( yo tan solo vi a 2) tenían las cartas del Tarot. Un pequeño bazar de esoterismo. Al otro lado de la calzada los puestos de comida rápida, los pinchos, los puestos de bebidas y tan solo unos pocos de prendas o artesanía, competían por ganarse un espacio en la calzada. En uno de los puestos de pinchos, hicimos un “vermut”. Un pequeño tentempié hasta la hora de comer.

Llegando al Wat Pho, había un puesto de insectos fritos: gusanos, saltamontes y otras especies varias que un chico vendía a peso en pequeñas bolsitas transparentes. Nadie se atrevió a probarlos.

La entrada al templo nos costó 20 Baths por persona y lo primero que vimos fue una imagen gigantesca del Buda reclinado más grande que hay en toda Thailandia. Mide 46 metros de largo y 15 de altura y está recubierto de pan de oro. Circulamos alrededor del Buda, observando que en los espacios que dejan libres las columnas, se ubican como unas especies de altares con Budas más pequeños, y velas encendidas a modo de ofrenda. En algunas de ellas hay también incienso y flores, los malais típicos. Al final del Buda, en sus pies es donde mejor se ve toda la amplitud y grandiosidad de la imagen.

Por la espalda del Buda, hay una mesa donde donando 20 baths, le dan a uno una bandeja con 100 monedas que deben depositarse en los ciento de ollas que hay preparadas. Una ofrenda que según nos contaron representa una tradición budista, de repartir limosna pidiendo la gracia del Buda en cuestión.

Marta Prados, realizó la ofrenda. Marta, tal como fui descubriendo a través de los días, era una chica de una sensibilidad especial. En todo el viaje, ella fue la primera en hacerme una broma; Sagitario, de noble corazón, de carácter alegre, moderna y vanguardista era de aquella clase de personas que inspiran confianza nada mas verla. A lo largo de nuestra ruta, nos fuimos haciendo confidencias mutuas, abriendo nuestros corazones y contándonos cosas bastante particulares de cada uno. Trabajaba de Adjunta de Dirección para una empresa de suministros informáticos y junto con la otra Marta, formaban un dúo en el cual siempre encontrabas una sonrisa.

Saliendo del Buda reclinado nos adentramos por el recinto del Wat Pho, que es el templo más grande y antiguo de todo Bangkok. Posee la colección de imágenes de Buda más numerosa de toda Thailandia y alberga también el centro para la conservación y enseñanza de la medicina Thai tradicional, que incluye el masaje. Un curso completo dura de 1 a 3 años.

Pasamos por un arco con 2 guerreros adornados con sombreros de copa y entramos en un gran patio lleno de Chedis, torres, y edificios singulares. En ese momento y como siempre nos deteníamos para hacer fotos, el grupo se disperso y solo hacia el final, nos volvimos a encontrar.
En uno de los Chedis, ( que son los edificios donde se albergan las imágenes de Buda) había uno grandioso sentado sobre una gran serpiente, una cobra que enrollada en los pies de Buda, alzaba su cabeza por detrás de la de Buda. No se podían hacer fotos dentro, pero me las ingenie para hacer una sin que lo notaran. Unos monjes se acercaron para recoger las limosnas que habían depositadas en los cajones de la entrada, y otros se turnaban para hacerse fotos entre ellos en la puerta de dicho Chedi.

Pasamos pos patios preciosos, adornados por decenas de Budas, fuentes y figuras que parecían de todo menos humanas. Leones, dragones con formas semihumanas, estatuas con grandes bigotes y de aspecto aterrador, los tejados recargados de piedras de colores, predominando el color dorado en las cúpulas y con tonos rojizos y verdes en los laterales, paredes de recintos todas cubiertas de mosaicos de colores, una explosión de formas y colores que daban al lugar un aspecto más que precioso, increíble. Patios y más patios, y al fin dentro de otro templo donde había una gran imagen dorada de un Buda, nos reencontramos con el resto del grupo.

Muchos fieles ofrecían sus ofrendas y sus rezos ante una imagen de un Buda sentado, meditando. Para el Budismo, cuando alguien hace una ofrenda no lo hace como un acto de devoción divina, sino que es un medio de ganarse méritos para poder llegar a ser lo más parecido a un Buda y alcanzar la iluminación, el Nirvana.

Salimos del templo y proseguimos la visita al Wat Pho, pasando aun por otros lugares. Subimos a lo alto de unas escaleras para contemplar la panorámica de todo el recinto, mientras por la parte de atrás, unos niños, vestidos con los trajes típicos de los monjes, nos observaban, mientras hablaban con su móvil.

En uno de los patios estaban desmontando lo que parecía ser el rodaje de una película o de un anuncio.
Salimos del templo y había que buscar un lugar para comer. Volvimos por donde habíamos venido y preguntamos en un par de sitios, pero ninguno nos atrajo, hasta que al final cerca del Gran Palace, entramos en un bar bastante occidental para comer. Eramos 12 y hacíamos bastante escándalo, aunque las camareras nos miraban y nos sonreían. En esa comida Enric tuvo la ocurrencia de pedirnos que para el día 12, día del cumpleaños de la Reina, y como estabamos en el barco, podíamos preparar alguna especie de fiesta, los chicos por un lado y las chicas por otro. Todos aceptamos aunque en ese momento nadie se puso a pensar en que hacer y como hacerlo. Aun quedaba tiempo.

El comer con los palillos era un placer, y el ver que era capaz de dominarlos yo a ellos, aún me hacia sentir mejor. La lluvia de la tarde hizo su presencia, y se prolongo por algo mas de los 20 minutos de costumbre. Mª Carmen, que estaba a mi lado, me contó a que se dedicaba; un trabajo muy vocacional.

Saliendo del restaurante, quisimos buscar una embarcación para dar un paseo por los canales de Bangkok, por los Khlong, y aunque tuvimos que negociar bastante el precio, al final nos subimos en una pequeña embarcación en la que tan solo nos podíamos sentar de dos en dos, y nos fuimos de paseo por las aguas del Chao Praya y canales adyacentes.

Nuestra primera parada fue en un templo con una gran torre de color oscuro, y donde en la sala contigua, se estaba oficiando una ceremonia. Como se puso a llover y tampoco pudimos acceder al templo, la visita se hizo rápida y despues de ello nos adentramos por los canales de Bangkok.
Casas de madera en la rivera del río, casas humildes pero muchas de ellas con aparatos de aire acondicionado, se alternaban con otras de gran belleza y esplendor. Gente muy humilde bañándose en aguas de color marrón, llenas de cualquier cosa…el recorrer aquellos canales, adentrándose en el corazón mismo de Bangkok, era una experiencia increíble, educativa si cabe…
Algunos templos con sus primeras luces encendidas, nos invitaban a entrar, pero la barca no se detuvo hasta el final del recorrido, ya de noche, y con las luces de la ciudad encendidas.

Cogimos unos Taxis y despues de enseñarles la dirección del hotel, nos llevaron en 3 de ellos. Los taxis de Bangkok son de color amarillo y verde, o rojo y azul y generalmente suelen ser más económicos que los Tuk-Tuk, al menos si se va en grupo. Son más fiables pues siempre obedecen al taxímetro, aunque no hay que fiarse, pues también tuvimos alguna mala experiencia con ellos.

Llegamos al hotel, y tiempo libre; algunos descansamos y otros se fueron a ver las tiendas del mercadillo nocturno que ya se estaba montando. A la hora indicada nos encontramos en el hall del hotel para ir a cenar.

Cenamos en el restaurante Mango Tree, uno que también tenía delegaciones en Londres y Tokyo, y al ser un poco tarde, el dueño o encargado casi se alegro de que tan solo quisiéramos un plato y no dos. En la cena nos fuimos preguntando por las edades de todos. Pilar Visper era la mayor y Silvia la benjamina del grupo, pero la media de edad era de unos 32 años. También nos enteramos de las ocupaciones de cada uno. Él mas espontaneo y gracioso fue Jordi. Las comidas o cenas siempre nos venían a costar entre los 200 a 300 baths por cabeza.( unos 4 o 6 euros)
Despues de cenar, y muy bien por cierto, nos fuimos hacia las calles de atrás del restaurante, donde había algunos bares de alterne, de prostitucion, aunque en ese momento, no fue donde más vimos, y sí en otros días y otros lugares.
Llegamos al hotel y a dormir. Jossel y Silvia y Encarna y yo teníamos que madrugar al día siguiente para irnos a Mae Hong Son. A las 6 nos venían a recoger, con todo el equipaje preparado, puesto que despues de la visita a las mujeres jirafas, nos reencontrabamos con el resto del grupo en Chiang Mai.

Se hizo tarde, muy tarde, pero una pequeña aventura nos esperaba. Y valía la pena el esfuerzo.
Preparar ropa, maletas…dormir…o no…Mañana sería otro gran día.

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Treking por el norte de Thailandia

Treking por el norte de Thailandia


Localización: Tailandia Tailandia Fecha creación: 29/10/2007 18:52 Puntos: 0 (0 Votos)
JUEVES 5 DE AGOSTO 4º DIA - MAE HONG SON

LAS MUJERES JIRAFA

Hay imágenes que todos tenemos en la retina, sin haberlas visto al natural: El Machu-Pichu, el Taj Mahal, las cumbres del Himalaya, las mujeres jirafa…Tan solo unas fotos de cualquier revista o imágenes de televisión nos han permitido tener conocimiento de semejantes maravillas. Y hoy íbamos a conocer a una de ellas.

A las 5 de la mañana…Arriba. Ducha rápida, desayuno y a las 6 en punto Martín nos recogió a los 4 en el hotel. De camino al aeropuerto fui interrogando a nuestro guía, sobre un montón de cosas de la sociedad Thailandesa. Bangkok, sé depertaba con un ritmo ya frenético y las calles estaban completamente abarrotadas de tráfico. Nuestro vuelo salía a las 8.15 de la mañana hacia Chiang Mai, para enlazar con otro a las 9.25 y que nos llevaría ya a Mae Hong Son.

El trayecto se hizo corto y además nos dieron de desayunar y todo. Llegamos a Chiang Mai, puntuales y nos subimos a otro avión muy pequeño. Un avión de dos hélices y en el que la mayoría éramos españoles.

Desde el aire, a poco de aterrizar, el paisaje era abundantemente verde, ríos que surcaban los bosques y mucha humedad que lentamente se despegaba de los arboles para alcanzar el cielo en forma de nubes.

El aeropuerto de Mae Hong Son, era pequeño, como pequeña es la ciudad con tan solo 7500 habitantes. Es una ciudad que vive lisa y llanamente del turismo, con un par de calles que la atraviesan y que están llenas de tiendecitas, bares y restaurantes. Hay también una abundante presencia de tiendas que organizan Trekkings, caminatas por los bosques próximos, y visitas a las aldeas cercanas de las mujeres jirafas.

Al salir del aeropuerto estaba nuestra guía, Pranee se llamaba y ella nos acompaño hasta el hotel. Nuestro hotel era el Rooks Holiday Hotel Resort y estaba casi a las afueras del pueblo, pero a tan solo 10 minutos andando del centro del mismo. Despues de inscribirnos y de darnos una bebida de cortesía, Pranee, nos cito en la pequeña oficina que tenia en el hall del hotel. La excursión la haríamos con otra empresa que era la que nuestra agencia había contratado, y ella era la encargada de “llenarnos” opcionalmente el tiempo libre con otras actividades en la zona: paseo con elefantes, visitas a una cuevas, trekking, etc. Rose Garden Tour, era la responsable de conducirnos hasta las mujeres jirafa.

A las 12 nos recogieron en el hotel y con una furgoneta nos llevaron hasta una especie de embarcadero donde con una barca rápida, acercarnos a la aldea de las mujeres Padong.

Jossel y Silvia, formaban una más que encantadora pareja. Él era ecuatoriano y llevaba ya mas de 10 años en España, dando clases de informática y en una de las cuales conoció a Silvia, la que hoy es su esposa. Jossel tenia el aspecto de serio, a veces como ausente del momento, sin embargo nada mas lejos de la realidad. Su aspecto serio se transformaba en risueño y bromista a la menor ocasión, y su aparente despiste no era si no la manera de pensar que broma poder gastar. Ya nos advirtió Silvia…cuando coge confianza!!!!!…
Silvia, siempre estaba sonriendo y haciendo broma de cualquier momento, además tenía una sonrisa contagiosa. Trabajaba en la administración de urgencias de un centro médico y era una fan de los regateos con los comerciantes. Formaban los dos una muy buena pareja, y en todo el tiempo que estuvimos juntos los 4, en esta excursión, tuvimos la oportunidad de conocerlos más a fondo e intimar incluso más de lo planeado, como pasó después. Si algo me encantaba de Jossel era su forma de hablar, mezclando graciosamente palabras o dichos, en acento ecuatoriano…”un poquito no más”.

Nuestro guía para la excursión era un chico joven con unos dientes al estilo Ronaldo, llamado Cattoon. Muy bromista y que con su inglés y su risa nos hicieron la excursión más agradable.
Nos pusieron unos chalecos salvavidas de un naranja fluorescente y una especie de alfombra en la barca para que no nos ensuciáramos. Teníamos un conductor delante, nuestro guía, nosotros cuatro y detrás manejando el motor un chico con una pierna ortopédica.

Navegamos por así decirlo por el río Pai, con aguas del ya familiar color marrón, vegetación abundante que a veces parecía que se echara encima de nosotros; el paisaje recordaba a las películas rodadas sobre la guerra del Vietnam, con estrechos ríos y frondosa vegetación. Los lugares estaban habitados por monos, serpientes, pájaros y escandalosos insectos. No era el mejor lugar para perderse, pues a buen seguro que no sabríamos salir de aquellos bosques.

Al cabo de unos 20 minutos llegamos a nuestra primera parada. Creíamos que era el poblado de las mujeres, pero no. Estabamos literalmente en la frontera con Birmania. Al bajar de la barca, caminamos unos metros, hasta llegar a una especie de cobertizo al aire libre, donde tuvimos que dejar nuestros datos en un libro; Cattoon nos aclaró que era para la policía fronteriza. A escasos metros se veía una casa muy bien cuidada, elegante, con un suelo cuidado, con cesped, que desentonaba con el contorno y que Cattoon nos dijo que era la oficina de frontera de Birmania. Cattoon nos enseñó los restos de una barca que era con la cual, la reina actual viajó a aquel lugar y se guardaba como recuerdo. Caminando por aquel inicio de bosque, Cattoon se detuvo en una fruta que estaba en el suelo devorada por las hormigas. Cogió una de ellas y se la comió, ante nuestro estupor. Viendo la cara de sorpresa de nosotros cogió otra y se la puso en la boca a Jossel, que se la tragó. –“tiene gusto a limón”, dijo Jossel. Nadie más tomo aperitivo.

De fondo se oía un ruido que a mí me sonaba familiar. Era el parecido a una maquina de alijar madera, una rebanadora y me extrañó que en ese lugar tan apartado hubiera fábricas de madera, pero por que no…al fin y al cabo había muchos arboles, y de algún sitio se tenían que talar…. Cattoon nos explico el ruido. Era el de unos insectos, parecidos a los saltamontes pero el triple de grandes, que vivían en las copas de los árboles y que emitían estos ruidos como defensa. El ruido era ensordecedor y si tan grande era el estruendo…¿cómo seria el bicho?.

Cattoon nos enseñó también varias hierbas y hojas que se comían y el mismo nos hizo la demostración práctica. Lo más curioso, fue ver a una anciana mujer, que nos estaba esperando en su cabaña para vendernos bebidas, frutas o hierbas. No se la cantidad de personas que se acercaran a aquel lugar, pero no creo que fueran muchas. Aquella mujer, sin dientes, tan solo sonreía y nos mostraba sus productos, uno tras otro…con nosotros no se ganó el jornal.

Volvimos a la barca para dirigirnos ahora sí a la aldea de las mujeres jirafa.
Existen territorios en nuestro planeta donde las culturas tradicionales luchan por conservar su espacio y sus tradiciones. Algunas veces esta lucha deriva hacia un acercamiento al turismo, como fuente de ingresos. Y las mujeres jirafas, eran uno de estos casos.
Son refugiadas de Birmania que huyeron a Thailandia tras la guerra con este país. Thailandia y Birmania son unos vecinos que disfrutan de una calma tensa, alternados con periodos como el actual de buena amistad, y otros de disputas fronterizas.
Lo primero que vimos de la aldea Ban Nam, fue un niño de unos 5 años con las piernas llenas de hematomas de color morado, producidos por las picadas de los mosquitos de la malaria. Sinceramente nos aterró el ver aquel chico, rodeado por sus padres, en una choza de madera, al lado del río, y que corría con mas bien dificultad. Estábamos en Long Neck tribe. La tribu del cuello largo.

La aldea es una gran calle de arena, donde a ambos lados se ubican diferentes casas de madera, de una sola planta, con techos mitad de paja, mitad de hojas secas mezcladas con madera. Parecía una aldea desierta, apenas se veía vida en su calle, tan solo al acercarte una a una a sus casas, veías en la entrada la figura de una mujer, ataviada con un traje típico de color blanco, pantalones morados en algunos casos…y los collares, los collares de cuello de jirafa.

Hay varias versiones sobre el porque de estos atuendos. Una dice que era para protegerse de los ataques de los tigres, que siempre mordían en el cuello; otra versión es que era para resaltar la clase social a la que se pertenecía, y otra que tan solo era como símbolo de belleza. Cartoon nos contó una cuarta y que era por que al ser diferentes no eran codiciadas por los miembros de otras tribus.
No todas las mujeres ostentan el “honor” de llevar los collares, tan solo las niñas que nacen los miércoles de luna nueva, pueden llevar los adornos. Lo que en tiempos fue una tradición, ahora lo sigue siendo pero ya mas enfocada al turismo. En la aldea vimos a niñas saliendo del colegio, de 6, 8 o quizás 10 años llevando el collar.

Nos acercamos a la primera mujer que llevaba los aros y casi con temor, nos acercamos a ella. Ella nos invita a sentarnos a su lado, y a hacernos fotos con ella. Y no nos pidió nada a cambio. Nos enseñó un aro solo e incluso nos animó a que nos lo pusiéramos. Debía de pesar un kilo más o menos, y ella llevaba unos 15 en su cuello. Tenía varias figuras de artesanía y de pañuelos de colores que vendían como recuerdo. El guía nos aclara que antes la artesanía la hacían en otros sitios y ellas solo las vendían con lo que tan solo recibían una parte de la venta, y que ahora la mayoría la hacen ellas, y así se ganan algo mas de dinero. En una de las viviendas, vendían postales de las mujeres jirafa y en una de ellas, estaba fotografiada la mujer que vimos en la entrada.

A su lado otra mujer estaba sentada pero sin nada que vender, tan solo posando, con los ojos sin mirada fija, esperando a que nosotros nos acercáramos para hacernos una foto con ella.

Siguiendo camino arriba, recorriendo el poblado, nos enteramos que los maridos trabajan en el campo, en arrozales básicamente y que ellas utilizan su cuello como otra forma de ganarse la vida. Creíamos que la aldea estaría llena de gente, como una turistada mas, y no; nos equivocamos; estabamos tan solo nosotros 4 y el guía.
Había otras mujeres que también llevaban aros en las rodillas o en los codos, y también vimos a otra mujer, diferente de todas, con un aro más pequeño, de unos 7 u 8 centímetros de diámetro, colocado en el lóbulo de la oreja, deformándolo y como si la parte final de la oreja, fuera una cinta que rodeaba el aro. Increíble.

Algunas mujeres tenían marcas en la cara, como de un maquillaje mal puesto, y además su cara expresaba una mezcla de tristeza o quizás de enfermedad. Pero ellas nos seguían invitando a que nos sentáramos a su lado y nos hiciéramos fotos con ellas, o con sus niños.

En medio de la calle, con las gallinas, pollitos, perros y arañas cruzándola un chiquillo de unos 2 años jugaba con una especie de azadón, a arreglar la calle. Su madre, estaba quitando los pedruscos que había en mitad del camino, y el pequeño ayudaba con sus pequeñas manos. Otro bebe de meses dormitaba en una cuna, balanceándose con unas cuerdas atadas al techo, y completamente tapado, manos y pies incluidos. ¿ Serian para evitar picaduras?

Estaba disfrutando enormemente del lugar, del caminar tranquilo por la aldea, deteniéndome tan solo a observar a las mujeres que deseaban ser observadas, hablando con nuestro guía, comentando lo que veíamos con Jossel…por un momento me parecía que el tiempo no existía, y la calma y tranquilidad que se respiraba en lo que a priori era una atracción turística me envolvió.

Casi al final de la aldea, en la parte mas alta, una chica joven y muy hermosa me llamo para que me acercara a hacerme una foto con ella. Chica de grandes ojos negros, mirada tranquila y unos gruesos labios, de tez fina y sonrisa, mucha sonrisa. Me contó que tenia 17 años y como todas las mujeres que había visto antes eran ya mayores, la juventud de esta chica, atrajo mi atención. Ella se reía de oírme a mí, intentando pronunciar correctamente, gracias en Thailandes, que Cattoon, me acababa de enseñar.

Al final de todo estaba la escuela; una escuela para niños de todas las edades y que al llegar a ellas, vimos algo que no cambia en ningún lugar del mundo. La salida impetuosa de los chicos de la escuela, cuando suena el silbato de fin de las clases. Entramos en la escuela, mientras Cattoon, le comentaba al profesor de donde éramos.

En la aldea había también una iglesia cristiana, una pequeña iglesia en la que Cattoon nos dijo que él era Católico, y nos pregunto por nuestra religión. Nos enseño luego una especie de granja, con un enorme cerdo.

La visita se terminaba pero antes nos llevamos una sorpresa. La aldea no tenia luz, ni agua corriente, pero si había una cabina de teléfono…Y es que una pequeña antena con una parabólica, y alimentada con placas solares, llevaba la comunicación a una pequeña aldea Thailandesa fronteriza con Birmania.

Creo que jamás en la vida, encontrare una visita turística con tanta paz, con tanta tranquilidad como se respiraba en la aldea de las mujeres jirafa.
Regresamos a la barca y con ella de nuevo a Mae Hong Son.

Cattoon nos dejo en el hotel y a petición nuestra nos recomendó un lugar para comer. Le dimos una buena propina, que creo que a el hasta le sorprendió y despues de cambiarnos rápidamente nos fuimos caminando hasta el lugar que nos había dicho Cattoon.

Y lo agradable que fue, el encontrar la carta del restaurante en castellano. Despues de tanto ingles y Thai, apetecía leer y entender lo que uno se iba a comer. Comimos mas que bien y por un precio total de 225 baths entre los cuatro, o sea que a un euro y poco más por cabeza, y todo ello con postre y café.
Salíamos de comer cuando la gente ya entraba para cenar, pues eran casi las 6 de la tarde y se nos ocurrió ir al hotel para disfrutar de la piscina del mismo. De camino al hotel, había unos chicos que tenían un puesto ambulante de venta de zapatos y deportivas, todas ellas a 200 baths ( unos 4 euros); Había cientos de pares alineados en el suelo, unos al lado del otro, y creo que algunos de ellos eran de segunda mano, pues se veían algo usados, aunque hubieran intentado limpiarlos.

La piscina del hotel estaba casi vacía. La poca gente que había se marchaba cuando nosotros estabamos llegando y disfrutamos como críos del agua, sobre todo haciéndonos fotos con el automático de la cámara y salir y entrar continuamente del agua para prepararlo.

Anochecía y los mosquitos hacían acto de presencia, o sea que tocaba retirada. Siesta, relax y despues salir a cenar. Con tanto tiempo de estar los 4 juntos, aprendimos muchas cosas de cada uno, y cada vez nos sentíamos mas a gusto con ellos. Cenamos en otro lugar diferente del mediodía y despues dimos una vuelta por las escasas tiendas que quedaban abiertas. Entramos en una tienda de deportes, donde había un montón de camisetas del R. Madrid, tanto de las viejas como de las nuevas, y pósters de sus jugadores. El Madrid, está más introducido que el Barça. De puestos callejeros tampoco había muchos y ni siquiera el único pub con música más occidental que estaba abierto, tenia animación suficiente.
O sea que lo mejor que podíamos hacer era irnos a dormir, pues el día había sido largo e intenso.
En el hotel preguntamos el precio de los masajes en el local que había dentro de el, y también nos acercamos hasta el karaoke que estaba en la planta baja del mismo y donde unos españoles monopolizaban las canciones, con poca gracia por cierto.

Nos fuimos a dormir y a descansar; el madrugón había valido la pena, y ahora tocaba disfrutarlo en la memoria de cada uno. Mañana veríamos la ciudad y regresaríamos con el resto del grupo.
VIERNES 6 DE AGOSTO 5º DIA MAE HONG SON-CHIANG MAI

UN MASAJE ANTES DEL TREKKING

A las 9 de la mañana, golpearon en la puerta. Era Silvia que nos avisaba y nos despertaba, puesto que en el hotel se olvidaron de hacerlo. Otra vez a la carrera, ducha super rápida, recoger maletas, desayunar y todo ello sabiendo que Cattoon, ya nos estaba esperando para visitar la ciudad y sus templos. Le dijimos a Cattoon, lo que había pasado y con su sonrisa particular, nos dijo que no había problema: “Mai Pelai”, y nos fuimos corriendo a desayunar.

Aunque no estaba mal, comparado con los de Bangkok, este parecía más pobre. Había bastante menos donde elegir. Con el café aún en los labios, nos subimos a la furgoneta para ver la ciudad.

Enseguida nos fuimos a ver el primer templo. El Wat Phra That Doi Kong Mu…Este templo está ubicado en lo alto de una pequeña colina, desde la cual se podían ver una vistas de la ciudad, su aeropuerto, los campos de arroz, el lago…Primero entramos en el recinto principal, cuyo exterior estaba todo hecho de madera. Había un Buda alto, en posición erguida y bastantes ofrendas de incienso y velas. Al otro lado de la colina, pero enfrente del recinto principal, dos grandes torres donde estaban las cenizas de los monjes del estado vecino de Birmania, ocupaban casi la totalidad de la plaza del templo. Una enorme hilera de campanas, que los cuatro nos empeñamos en tocar, le daban el toque de distinción del lugar.

Un Wat, siempre es un templo, pero un Wat es también el recinto budista donde se ordenan monjes y monjas. El termino Wat deriva del lenguaje sánscrito “morada para pupilos”. En todas las ciudades hay al menos uno. En Bangkok hay más de 300 y en todo Thailandia mas de 32000.
En los Wats, están las zonas de culto, las zonas abiertas de reunión comunitaria, bibliotecas, salas de estudio, a veces algún museo dedicado a alguna personalidad que haya tenido algo que ver con el templo, residencias de los monjes y Budas… muchos Budas en distintas poses y formas.

Después paramos en un paisaje precioso, en el lago Nong Jong Kham, un pequeño y pintoresco lago, con sus casas alrededor y lleno de jardines, cuidados y verdes jardines que sumados al chorro de agua que emergía en el centro del lago, completaban una estampa casi bucólica.

Unas 5 ó 6 mujeres de etnia Lisu, que según nos comentó Cattoon, venían directamente del Tíbet, a vender artesanía, nos intentaron vender bolsos y monederos hechos de tela, parecidos a los que habíamos visto en los mercadillos de Bangkok. Al lado de las vendedoras, había algo parecido a un camino que desembocaba dentro del lago, en una especie de estancia, cubierta por un techo de madera, donde unos aldeanos charlaban de sus cosas. Cattoon se acercó a uno de ellos, que tenía un tablero de ajedrez, de cartón y unas chapas de bebidas, a modo de fichas de damas. Jugaron una rápida partida; rápida porque Cattoon en un tris tras, ganó a su contrincante. De aspecto pequeño, delgado, con un gran bigote, y envejecido por mil razones, su ropa rota y estriada, sucia, y su cara de melancolía perpetua, ojos profundos y tristes…tan solo esperaba a jugar una partida de damas…Vendía unas bolsas de comidas para peces, parecidas a las migas de pan, que cuando se lanzaban al agua, acudían al lugar, decenas, casi cientos de peces, que saltaban los unos sobre los otros, a veces incluso fuera del agua, para coger las bolitas de comida. Cuanto más se tiraba al agua, más peces acudían. Eran peces enormes, que saltaban con mucho estruendo. Fue una visión más que curiosa de aquel lago.

Cerca del lago estaban los dos templos que íbamos a ver ahora. Eran los dos de estilo birmano y estaban uno al lado del otro. El primero que vimos era el Wat Jong Kham. Al entrar un joven monje estaba escribiendo en una mesa en el exterior. Al acercarnos recogió sus cosas y se fue a la parte de adentro, esperando a que nosotros hubiéramos entrado. Dentro del templo, había muchos chiquillos, pequeños monjes que salían de un lado con un plato, y se iban por el extremo opuesto del templo, hacia la zona donde estaba el comedor.

Se espera que todo hombre se haga monje durante algún periodo de su vida, sobre todo entre que termina los estudios y se pone a trabajar. La familia adquiere gran prestigio, cuando alguno de sus hijos, toma el hábito. Por tradición el periodo de estancia voluntaria y casi obligatorio en un templo es de tres meses, preferentemente entre la pascua budista que empieza en julio.
Muchos de ellos, se quedan en los templos estudiando y siguiendo vida monástica.
Los monjes están divididos en dos sectas, o clases. Unos son los llamados “mahanikai” (gran sociedad) y los otros “thammayut” (seguidores). Estos últimos tienen una disciplina más estricta: comen una sola vez al día, y tan solo lo que encuentran en sus cuencos de limosna. Los otros comen dos veces al día y pueden aceptar platos adicionales. Él echo de pertenecer a una u otra clase es decisión del monje, puesto que a parte de varios preceptos budistas que son muy numerosos, unos se especializan más en la meditación y otros más en el estudio. Normalmente los que viven en las grandes ciudades se especializan más en los estudios. Los que viven en los pueblos o bosques se dedican más a la meditación.

Dentro del templo, había una especie de carrusel dentro de una gran urna de cristal, con diferentes ollas. Cada una era el de un día de la semana, y se debía de subir a un peldaño frente al carrusel y desde la tarima se debía de introducir una moneda en una ranura y que esta moneda cayera justo en la olla del día de la semana en que uno nació. Si así sé hacia se consideraba que sé tenia suerte. Primero había que saber en que día nació cada uno, y después atinar en el intento, pues el carrusel se movía, cuando alguien se subía encima del peldaño..

El Buda que presidía el templo era de influencia Birmana, de un color blanco brillante y de rasgos distintos a los que vimos normalmente. Estaba construido de hace 200 años por los Shan, tribu que alcanza el 50% de la población de Mae Hong Son.
Podía ser un Buda de procedencia distinta para la posición era la misma en todos. La mayoría de los Budas que vimos estaban en la posición de meditación con las piernas cruzadas en posición de loto.

Despues nos fuimos al de al lado que era el Wat Jong Klang. En este templo había una sala que era un pequeño museo de figuras, de libros en Thai y de imágenes de algún monje que tenía alguna relación con el lugar. Dentro del templo, había una imagen de un Buda, al cual no podían acceder las mujeres. Por el exterior del templo, paseando vimos muchos perros, y Cattoon nos dijo que los perros se acercan sin problemas por el templo, pero no entran en él, sin embargo los gatos si que se atreven a entrar.

Jossel iba filmando todo lo que le apetecía y a veces, oíamos su voz como la de un narrador de radio retransmitiendo lo que estaba viendo con todo lujo de detalles. Alguna vez intercambiaba sus frases descriptivas con comentarios sobre nosotros o sobre su Silvia. Estaba completamente convencido que al llegar a Cataluña, me moriría de ganas de ver este vídeo…con todos sus comentarios.

Después de las visitas Cattoon, nos condujo al hotel. Debíamos de dejar las habitaciones a las 12, pero como nuestro vuelo salía a las 5 y nos recogían a las 4, pedimos si nos dejaban la habitación más rato, pues teníamos planes. Le pedimos a Cattoon que nos llevara a un lugar para hacernos un masaje, y nos llevó a un sitio, donde tan solo estaba la dueña. Tuvimos que esperar que la dueña llamara a sus “masajistas” y en unos 10 minutos, ya estaba la plantilla al completo.

Eran 3 chicas y un chico para nosotros cuatro y después de hablar algo entre ellos, nos subieron al piso de arriba, donde había 4 colchonetas en el suelo, y dos más apartadas con una cortina. Creíamos que Encarna y Silvia se irían al interior…pero no…la que era la jefa, y que le dio el masaje a Jossel nos dijo que los cuatro allí mismo…Nos quedamos literalmente en bragas y calzoncillos …
Tumbados boca abajo, Encarna a mi izquierda, a la cual le dio el masaje una chica muy joven, a mí me lo realizó el chico, a mi derecha Jossel y a su lado Silvia, que también le tocó una chica…
Estabamos intimando mucho…
Un masaje de 2 horas, con aceite, por la espalda primero, siguiendo por las piernas, los brazos, el pecho, la cabeza…una delicia…más que una delicia…se queda uno como flotando, como si de pronto el mundo se hubiera detenido y tan solo la fuerte presión que me hacía mi masajista, me devolvía al lugar en el que estaba…2 horas de autentico relax por 400 baths…(8 euros)…Esto era realmente un masaje y no la percepción errónea de que los masajes son suaves. Un buen masaje debe doler, no mucho, pero si que te enteres lo suficiente de lo que te están haciendo.

El masaje thailandes es una terapia medicinal antiquísima, cuyos beneficios han sido reconocidos internacionalmente. Su enseñanza constituye uno de los pilares de la ciencia curativa Thai, basada en las plantas, la armonización de las energías corporales y el entender la medicina como una ciencia basada mas en la prevención que no en el remedio. La técnica del masaje Thai, esta documentada desde finales del siglo XVII. Según los thais los masajistas deben equilibrar los cuatro elementos que componen el cuerpo: Tierra, agua, fuego y aire…”din”, “nam”, “fai” y “lom”…. Esqueleto y músculos, sangre y arterias, digestión y metabolismo y respiración.

Después del masaje, Cattoon nos estaba esperando en el centro, para llevarnos a comer a un lugar que él nos recomendó. Estaba al lado, y se llamaba Lucky Bakery Kitchen, y su dueño que todo el rato nos hablaba en italiano, era un aprendiz de masajista…a la que podía te estaba agarrando por el cuello. Comimos bien, aunque un poco sobados, pero el dueño se esforzaba en ser simpático con nosotros. Cattoon, se tomó una cerveza a la que le invitamos y más tarde regresó con 4 bolsitas con un liquido parecido en color y sabor a la horchata, que él decía que era “tofu”. Era un regalo, y no había que desaprovecharlo.

Caminamos hasta el hotel con Cattoon, viendo algunas calles de la ciudad que no conocíamos, mientras Cattoon, nos contaba cosas sobre él; que no estaba casado, pero que vivía “ en pecado, que tenía 27 años, etc.
Quisimos tener más tiempo las habitaciones para poder darnos una ducha, pero no hubo tiempo y enseguida nos llevaron al aeropuerto.

Vuelo a Chiang Mai, y al hotel: el Empress Chiang Mai. El hotel parecía por fuera de gran lujo, con una gran entrada, con arboles y muchos conserjes que enseguida le cogen a uno la maleta. Nada más descender del bus, nos encontramos ya con parte del grupo. Carmen primero, Pilar Visper, Marta Prados, Enric…primeros saludos y explicaciones de lo que habíamos hecho cada uno, y rápidamente a dejar bolsas y maletas, pues a las 6 teníamos reunión con el que iba ser nuestro guía en el Trekking.
Sukan…Eddy para nosotros…Eddy…menudo personaje.!!!!

Nos sentamos los 13 alrededor de una mesa, mientras Eddy nos iba explicando lo que haríamos en los 3 días del trekking. La mayoría de las cosas ya las sabíamos por nuestro programa, pero aún así preguntamos bastantes cosas. Eddy no paraba de reír; a cada frase que decía o exclamación nuestra ya se estaba riendo. Y su risa no era precisamente discreta.

Buenos días u hola en Thailandes se pronuncia literalmente Saban di krap si es un chico, o Saban di haa, si es una chica. Hablando con el resto del grupo de las palabras o frases que habiamos aprendido estos días, yo me equivoqué con el saludo y lo dije con terminación femenina…. Menuda hice…ello le basto a Eddy para llamarme todo el rato y hasta la saciedad Lady boy ( travestí)…y al principio me lo tome como una broma…lo único que quizás duró demasiado.

Le tuvimos que dar a Eddy una fotocopia cada uno de nuestro pasaporte y el uno por uno, los fue mirando e intentando identificarnos a cada uno por la foto. Jordi, Carmen, Enric, Angels, Jossel, Silvia, Encarna, Llorenç, Pilar…y Pilar…a partir de entonces Pilar Visper fue Pilar One, y Pilar Lajara fue Pilar Two. Y lo mismo pasó con las Martas…Marta Prados fue Marta One y Marta Diez, Marta Two…Y para todo el resto del viaje, así las nombramos, y así las recordamos en muchos momentos…

Eddy también nos pidió que le diéramos 2000 baths por persona que él los guardaría por si hubiera algún problema, y que despues al final nos los devolvería. Pero lo cierto es que no nos lo pidió en ningún momento mas.

Despues de la reunión que fue larga pero divertida, nos fuimos todos a cenar y a pasear por el mercado nocturno de Chiang Mai.

Chiang Mai está situada a unos 700 Km al noroeste de Bangkok. Posee más de 100 templos y está considerada como la rosa del sur, la capital del norte. Tierra fértil, montañosa, con valles y ríos, donde las gentes de los países vecinos China, Laos, Birmania, se encontraban es este lugar para comerciar. Tiene unos 170000 habitantes y es un lugar de partida y de regreso de los numerosos grupos de trekking que andan por esta zona. Chiang Mai era un estado independiente, centro religioso y cultural muy importante, y que a mediados del siglo XVI, fue ocupado durante 200 años por Birmania. En 1775 fue reconquistado por los Thai, pero no fue hasta 1933 cuando la ciudad se convirtió de forma oficial en provincia del reino de Siam.

En el norte del país y como no en Chiang Mai, hay grandes plantaciones de orquídeas, pues esta flor es el símbolo floral del país. También el bambú podría considerarse como otro de los grandes pilares de flora en Thailandia, pues hay más variedades de que en ningún otro país, exceptuando China.

Cenamos en una especie de restaurante al aire libre, en el cual, lo único malo eran los mosquitos que se acercaban hasta nosotros. Durante la cena, los dos “subgrupos” nos explicamos nuestras aventuras. Ellos habían ido por la mañana de ayer a ver el Gran Palace y por la tarde habían cogido un tren desde Bangkok hasta aquí, y en cual nos contaron las anécdotas que les pasaron. Hoy por la mañana habían ido a ver el templo de Doi Suthep, el cual veríamos nosotros más adelante.

Casi siempre en todas las comidas, la bebida que más pedíamos era la cerveza. La servían en botellas de 355 cl o en unas mayores de 630 cl. La cerveza numero uno en Thailandia y la que más nos gustó era la Singha. En un bar, vi la Singha Gold, que es una versión más suave, de un 4.5% de alcohol, frente al 6% de la normal.
La otra marca más popular era la Chang, (elefante en Thailandes) que está fabricada por la Carlsberg y posee un 7% de alcohol. Las dos marcas rivalizan entre sí para dominar el mercado Thai. Singha, ataca a su rival, por el echo de que al ser la Chang de capital danés, no se la considera Thailandesa. Aunque a nosotros no nos lo pareció, Chang se vende más por que es más barata, por eso Singha lanzó al mercado la marca Leo, más barata. Otra marca que también vimos pero algo menos es la Kloster, que también es propiedad de Singha. La Heineken, también está muy presente en todos los lugares.

Despues de cenar, paseamos por el inmenso mercado nocturno de la ciudad. El mercado nocturno se extiende por ambos sentidos de una gran avenida, la Thanon Bamrungburi. La calle está llena de tiendas y en las aceras se ubican las paradítas del mercado, a ambos lados de la acera, y con alguna dificultad de paso cuando alguien se para a comprar.
Se puede encontrar de todo lo que se desee traer de Thailandia: Ropa de imitación de todo tipo, polos, camisetas, pareos, pañuelos de seda, objetos de artesanía, bolsos, relojes, Dvds, Cds, algún solitario puesto de bebidas, objetos de cristal, de madera, etc.etc…Se pueden pasar horas y horas regateando y comprando…la mayoría de los comerciantes suelen tener los precios puestos a mas del doble de lo que al final acabamos pagando, y uno a veces, no sabe si ha hecho una buena compra o no, puesto que siempre se tiene la impresión de que ellos, te han tomado el pelo. Pero bueno, cuando uno compra algo a gusto y lo paga por mucho menos de lo que le costaría en Cataluña, lo compra ha sido buena.

Caminamos y regateamos, compramos, nos dividimos en varios grupitos, nos reencontramos, nos volvimos a perder, e incluso descubrimos un restaurante español: Casa Antonio, donde una camarera desde la puerta del local nos invitaba a entrar al reclamo de “Guay del Paraguay”.

Con una furgoneta regresamos al hotel. Eran ya casi las 12 de la noche, y algunos puestos empezaban ya a cerrar.

El hotel, nuestro hotel era inmenso; de quince plantas, con zapatillas en las habitaciones, y una Biblia además de un libro sobre budismo, en los cajones de la mesa principal de la habitación. Al irnos antes a cenar, habíamos dejado los pasaportes, dólares, euros y moneda local, todo encima de la mesa, pues ya nadie debía de entrar en nuestra habitación. Sin embargo al llegar por la noche, vimos que la cama estaba delicadamente abierta, y con una flor de buenas noches, encima de la almohada. El servicio del hotel, había entrado en la habitación…pero ni un solo bath, faltaba de encima de la mesa…

Encendimos la televisión tan solo para curiosear lo que se emitía. Era curioso ver películas conocidas o series familiares en inglés, traducidas al Thai, o al revés…también vimos un noticiario del país en el que tan solo las imágenes nos daban una idea de lo que decían.
En Thailandia hay cinco canales públicos de Tv. y varios de privados. Existe una “discreta” censura gubernamental. De las más de 400 emisoras de radio del país, la mayoría son del gobierno.

Teníamos que preparar las maletas y llevarnos con nosotros tan solo lo que creyéramos que iba a ser imprescindible en el Trekking, por lo que había que pensarlo bien. Mañana Sábado empezaba la parte más aventurera e interesante de todo el viaje. Y las expectativas de cada uno, se superaron con creces…
SABADO 7 DE AGOSTO 6º DIA TREKKING

QUE NOCHE LA DE AQUEL DIA!!!!!!!

Despues de desayunar en el hotel, en un abundantísimo buffet, dejamos las maletas en consigna y con las mochilas preparadas, nos subimos a las rancheras que nos llevarían al inicio del trekking. El restaurante del hotel, era un perfecto Forum de culturas. Había mayoría de españoles, muchos japoneses, anglosajones, y árabes, con sus mujeres enfundadas en un chador negro, con sus parejas vistiendo a la manera occidental. Completamente tapadas en un traje negro, mientras algunos de nosotros vestíamos camisetas de tirantes y pantalón corto…

Si hasta ahora la convivencia mutua de los 12, había sido normal, ahora iba a empezar la convivencia total. Ibamos a estar durante casi 3 días todo el rato juntos: caminando, comiendo, durmiendo, apoyándonos uno al otro… no había posibilidad de escape. Era nuestra prueba de fuego… y creo que a todos nos apetecía.

Nos dividimos en dos coches y nosotros fuimos en uno con Angels, Enric, Jordi y Pilar. Saliendo de Chiang Mai, atravesamos largas avenidas adornadas por arcos con la foto de la Reina. A priori el paisaje era más agradable que el de Bangkok, pero como íbamos hablando de miles de cosas, la mayoría de curiosidades del entorno, nos pasaron inadvertidas. Como por ejemplo la gran mayoría de coches de tamaño mediano y grande. Pocos utilitarios, y si muchos cuatro por cuatro y rancheras, o pick-up, como también se las conoce. Quizás no todo el mundo pueda poseer un coche, pero los que lo tienen optan por los grandes modelos y marcas japonesas; Honda y Toyota eran las más habituales y muy pocos eran los vehículos europeos o americanos. La gasolina en Thailandia era bastante más barata que aquí. Un litro de super venia a costar 21 baths; Unos 45 cmts de euro.

En las casi 3 horas de viaje en coche tuvimos tiempo de saber más de cosas sobre nuestros compañeros de viaje. Angels y Enric, eran una pareja que trabajaba en el Ayuntamiento de Sant Cugat, pero en departamentos distintos. Y allí se conocieron. Con Enric nos unía una historia bastante parecida. Los dos veníamos de historias pasadas y al finalizar estas, conocimos a nuestra pareja actual, que nos introdujo en los viajes de semi aventura como este. Enric era como un niño grande. Bromista, con un aspecto a veces de seriedad, pero que escondía a un pequeño crío en su interior. Muchas veces Angels, asentía de que Enric, pues si, era como un niño. De constitución fuerte, cuando sonreía, su cara reflejaba al chiquillo que todos llevamos dentro. Siempre le gustaba ser el primero en todo. Angels más tímida que él, era una gran amante de los viajes, y tenia anécdotas que nos iba contando. Creo que los dos se complementaban en bastantes aspectos.

Al cabo de una hora de viaje más o menos, nos detuvimos en el pueblo de Mae Malai, donde visitamos su mercado. El mercado era una especie de Boqueria pero más autóctona. Pescados que saltaban de las cestas, verduras de tamaño gigante, olores de especies que flotaban por el ambiente, y sobre todo puestos de venta de carne y pescado que utilizaban un método muy peculiar de refrigeración. Dos ramilletes parecidos a los plumeros, iban volteando a modo de ahuyentamoscas y a la vez de ventilación. Las carnes eran de infinidad de tonos rojizos y granatosos, los pescados puestos en unas cubos con agua y unas rejillas en la parte superior para que no saltaran…por que saltaban…y algún susto nos dieron. En el exterior un chico con una pick-up, repartía pescado fresco a los vendedores del mercado, que antes lo pesaban en una pequeña y simple bascula de cocina en medio de la calle. En medido de todo ello, nosotros, los turistas, curioseando los puestos de comida, y pensando que los controles de sanidad en ese lugar no debian de existir…¿ y para que los necesitaban? …Si nos quedáramos largo tiempo en aquel lugar, acabaríamos sintetizándonos entre sus gentes.

Una chiquilla de poco más de 8 años vendía unas bolsas de tela para llevar la botella del agua sujeta colgada del cuello. Decir que era preciosa, seria quedarse corto, y casi todos terminamos comprándole la bolsita…fuera del mercado, su madre reía orgullosa…pero mientras la niña vendía, no iba a la escuela…

Nos montamos de nuevo en el coche, y seguimos hablando de nosotros seis, y sobre todo de cómo nos habiamos conocido. Jordi y Pilar, trabajaban en la misma empresa, en unos laboratorios. Jordi de informático y Pilar en el laboratorio. Y a raíz de allí se conocieron.
Todos podemos decir que estamos enamorados de nuestras parejas, pero si hubiera que dar un premio a la pareja más enamorada, o que más muestras de cariño se daban, este premio seria para Pilar y Jordi. Pilar siempre tenia sus manos entre las de su chico; continuamente se daban muestras de cariño el uno al otro; un beso, una caricia, una mirada, una palabra…Ciertamente era precioso verlos así, y espero que les dure mucho tiempo. Los ojos de Pilar, radiaban amor aunque estuvieran cerrados. Y Jordi, estaba muy pendiente de Pilar.

Dejamos la carretera principal y despues nos metimos en otra menos transitada, hasta que en un momento dado, nos separamos; el otro coche se fue por otro lado y nosotros seguimos por otro camino. Paramos en una especie de puesto de control, en el cual Eddy, fue a entregar nuestros pasaportes y la hoja de control. Empezaba a llover, pero un par de críos que andaban por el lugar, caminaban descalzos por el terreno.

Arrancamos de nuevo y después de encontrarnos con el otro coche, seguimos ya por caminos de tierra, hasta una especie de merendero al aire libre, donde paramos para comer. Nuestros guías nos dieron la comida que llevaban preparada en unos recipientes de corcho blanco y allí, en medio de la nada, o de la casi nada, comimos la primera comida del trekking; Risas, bromas, fotos, y suciedad… al lado de donde comíamos, en una pequeña ladera, había los restos de otros grupos, que quisieron dejar su recuerdo en forma de papeles y botellas de plástico.

De nuevo a los coches, para parar ya por ultima vez en el lugar que seria el inicio del trekking. Ya no volveríamos a ver el coche, hasta 2 días despues. Compramos agua en aquella especie de puesto final de avituallamiento, ( el agua era el bien más preciado), fuimos todos al baño, y… empezamos a caminar…

Como que “donde fueres, haz lo que vieres” nuestros guías se pusieron los bajos de los pantalones por dentro de los calcetines, y todos nosotros hicimos lo mismo. Eddy iba acompañado de otro chico, Pum Ham, pero nosotros lo bautizamos cariñosamente como Tom Hanks. De aspecto más joven que Eddy, pero muy eficiente, y sobre todo también muy bromista.

Los primeros minutos de caminata nos los cogimos todos con muchas ganas, con fuerza, estabamos frescos y nos sobraban las energías. El cielo amenazaba lluvia y en las copas de los arboles se oían los mismos bichos que había antes oído en Mae Hong Son. Escandalosos. El camino empezó a empinarse, casi en el mismo momento que las primeras gotas de lluvia, empezaban a caer. Las capelinas y los chubasqueros fueron los primeros objetos que todos bendecimos haber traído, pero yo como llevaba un chubasquero cerrado, si me lo ponía, se mojaba la mochila, y si tapaba la mochila, me mojaba yo…
Solución intermedia…la mochila media tapada y yo medio mojado…

Una hilera de diversos coloridos, destacaba sobre las diversas tonalidades del verde del entorno. ¿Tendríamos que haber llevado capelinas de tonos verdes?

La lluvia empezó a ser más fuerte y creo que entonces Eddy, tomo la decisión de coger un atajo; saltamos una cerca de madera, y campo a través, caminando entre campos de arroz, nos dirigimos hacia el poblado. La lluvia se paraba por unos instantes, pero volvía al cabo de unos pocos minutos…si empezamos el trekking, evitando el mancharnos, limpiándonos cualquier resto de suciedad en las botas, ahora íbamos ya bastante “guarrillos”, y tan solo estabamos empezando. Aun así, con la lluvia cayendo y los pies llenos de barro, teníamos tiempo de hacer fotos, de hacernos bromas, y sobre todo de esperarnos los unos a los otros, o de avisarnos de cualquier peligro. A lo lejos veíamos ya el poblado Lisu.

Los Lisu, son una tribu originaria del Tíbet. Está compuesto por unos 30.000 habitantes repartidos por Thailandia y parte de la China. Cultivan arroz, maíz y hasta hace poco, algo de opio. Son animistas, y guardan un gran respeto por sus antepasados, incluso los adoran. En todas las aldeas suele haber un chaman o brujo y hoy en día aún es frecuente que los matrimonios sean pactados entre las familias.

Nos mojábamos, si, pero más se mojaban los agricultores que a nuestra derecha, seguían trabajando en los arrozales, y a nuestro paso levantaban las manos para saludarnos. Thailandia vende casi todo el arroz que cultiva al extranjero y con un 36% de cuota, domina el mercado del arroz, sobre todo de la variedad jazmín, que es el que se cultiva en el país por más de 5 millones de thailandeses.

Después de subir por una pequeña pendiente llena de barro, donde casi todos dejamos nuestras manos en la tierra, llegamos al poblado, al poblado Lisu de Baan Huay Din Dam Din Daeng.
El pueblo Lisu, suele vivir mas en las zonas montañosas; La mayoría de sus poblados suelen estar a más de 1000 metros de altura, (aunque él nuestro no lo estaba) y siempre alejados de los cauces de los ríos. Y ello es, aparte de para evitar inundaciones, también por motivos religiosos. Hay una leyenda al respecto. Según una antigua leyenda Lisu, en el pasado un gran diluvio aniquila a la humanidad, con la excepción de una pareja, un joven y su hermana menor. El espíritu fundador del mundo, les sometió a una serie de pruebas para poder ver si podían casarse y ser los padres de la nueva civilización. Las superaron y tuvieron un montón de hijos, que se fueron a vivir a las montañas, siendo estos los antepasados de los Lisu. Los Lisu también han sido unos grandes cultivadores de opio, aunque actualmente y debido a la presión del gobierno, esta practica esta desapareciendo.

La llegada al poblado fue una pequeña recompensa, no por la caminata, sino por la lluvia que nos había dejado bastante humedecidos. Enseguida nos enseñaron nuestro “hotel”. Una casa de madera, levantada del suelo, paredes de bambú y techo de cañas y bambú. Una escalera de madera nos introducía en nuestra suite, donde íbamos a dormir todos juntos. A cada lado, habían unos 5 o 6 colchones que nosotros teníamos que distribuir, aunque lo que mandaba eran las mosquiteras, que hubiera para todos y que fueran amplias para los colchones. Las mosquiteras colgaban de unos palos atados a los pilares de la cabaña, aunque las cuerdas no se distinguían precisamente por ser fuertes. Teníamos mantas de un gris oscuro, que hubiera jurado que llevaban días sin usarse, sabanas y hasta una almohada por persona. No nos podíamos quejar. Nos costo decidir el cómo nos poníamos. Parecía que nadie quería ser el primero en tomar posesión de su “habitación”, pero al final nos organizamos y nos ubicamos.
Encarna y yo, al fondo a la izquierda, al lado de la pared de bambú, y con una pequeña abertura inferior, por donde entraba cualquier animal. La mosquitera nos iba justa pero nos apañamos. A nuestro lado Enric y Angels y después, al lado de la puerta de entrada, Jordi y Pilar.
Enfrente de mi, Jossel y Silvia; a su lado Carmen y Pilar one y despues las Martas.

Decididas las habitaciones, nos fuimos a la sala principal del poblado. Una gran mesa, con dos bancos a ambos lados de la misma, y cubierta por cañas y bambú, era nuestro punto de reunión. Quisimos hacer fotos a algunos niños del lugar, pero se escondían, huían de nosotros, o mejor dicho de nuestras cámaras. Un chiquillo correteaba sin pantalón y sin zapatos, mojándose…sin problemas.

Creo que a todos el lugar nos parecía increíble, no por las comodidades que lógicamente ya sabíamos que no existirían, sino por la magia del lugar. Los gallos o gallinas o especie parecida, campaba a sus anchas, con sus poyuelos detrás. Dos cerditos de pocos días de edad, jugaban entre ellos. Seguía lloviendo pero con menos intensidad, y de pronto descubrimos la cascada…la water pipe…según nuestro programa debíamos de visitar una cascada, pero Eddy, nos dijo que las lluvias y unas obras que se estaban realizando en el lugar, hacían la visita peligrosa…pero teníamos nuestra cascada…que era una manguera de la cual salía agua accionada a través de una bomba, y en la cual nos lavamos las botas…y mas tarde también en ella, se lavaron los platos con los que íbamos a comer despues…y para dejarlos despues de lavar, nada mejor que el suelo lleno de barro. Otra versión que comprobamos días más tarde, es que la cascada estaba en otra ruta, cerca de otro poblado, pues las rutas y los pueblos no eran siempre los mismos.

Eddy nos llevo a dar una vuelta por los alrededores, mientras nos decía que en aquel lugar, vivían mas de 100 personas, pero como era fin de semana, la mayoría estaban fuera…la segunda residencia no era aquella…volvió a llover mas fuerte, mientras nos refugiábamos debajo del techo de una barraca…en aquel lugar también había escuela…
Volvimos a la “sala principal”, y esperamos la hora de cenar. La cocina estaba al lado y curioseamos un poco como nos cocinaban nuestros chefs…
La cena, preparada al momento, tenía arroz como gran plato. Siempre comíamos arroz. Verduras, noodels, carnes, todo troceado, muy bien troceado, y muy bien cocinado. Había un arcón a modo de nevera con bebidas, donde cada uno cogía la que quería, y despues la apuntaba en una hoja, con el precio, que ya estaba indicado en la hojita…

Cenamos, reímos…pero la oferta de ocio no era muy abundante, y además el sol se ponía pronto, o sea que decidimos irnos al hotel y allí hablar o inventarnos algún juego…

Intentar reflejar aquí lo que pasó en esa noche, es poco menos que imposible, aunque si puedo decir, que llevaba meses, quizás algún año sin reírme tanto en tan poco tiempo. Empezamos a hablar y a contar chorraditas, y al final se nos ocurrió hacer un desfile de pijamas…Sensacional…la imaginación que todos le echamos en semejantes circunstancias, era fabulosa…siguiendo con la noche, vino mas tarde Eddy, para explicarnos lo que haríamos el día de mañana, y supongo que a su modo de ver, intentar ser simpático con nosotros… al principio casi nos “molestó” un poco el que viniera, pero luego terminamos jugando con el al one. Two…un nombre y otro nombre…el que se equivocaba tenia que cantar una canción…todos nos equivocamos, y cada error era una explosión de carcajadas de los demás…luego vino el Left…Right…y más risas…Pero Eddy, sin proponerlo empezó a ponerse pesado y de buenas maneras, con un good bye Eddy, le hicimos entender que queríamos dormir…. je…je…je… entonces empezó lo mejor…las risas por cualquier cosa, las frases de doble sentido, las espadas luminosas, los intentos de intercambio cultural de Carmen, los silencios de alguna pareja que eran utilizados maliciosamente por los demás, las idas al baño…etc.…etc.… a veces cuando sé hacia el silencio, alguien lo rompía con una frase, y todo volvía a estallar…no se el rato que estuvimos así, pero creo que se hizo tarde, muy tarde, y además oíamos a los niños de la aldea llorar…creo que con nuestras risas los despertamos…Tan solo tuve que lamentar un percance…y es que entre la oscuridad y el cachondeo, no me di cuenta de donde había dejado mis gafas, y en un manotazo, las mandé a tomar viento…vidrio roto y la montura deformada…fue mi peaje del viaje.
Al final, el sueño nos venció…pero…QUE NOCHE LA DE ESTE DIA…

DOMINGO 8 DE AGOSTO 7º DIA TREKKING-RAFTING

EL RAFTING DE LOS ELEFANTES

Dormir, claro que dormimos, aunque nos costó él ponernos a ello. De fondo a veces se oían las conversaciones de los “aldeanos” y la sonoridad de algún ronquido se mezclaba con el sonido de las aves y los cerdos.

Tuve que levantarme al baño en mitad de la noche. Vaya palo!!!!. No es lo mismo que estar en casa, o en el hotel: vestirse, ponerse las chanclas, coger la linterna y sobre todo ver donde uno pisa, pues el suelo completamente enfangado y la oscuridad del lugar, no invitaban precisamente a pasear por el lugar. Ir al baño, era más una cuestión de emergencia que no de capricho.

No sé que hora sería, pero creo que cerca de las 4 de la mañana, que los gallos del lugar se despertaban. Quizás nadie les advirtió que en Cataluña se despierta uno más tarde, y más aún en vacaciones. Pero los benditos animalitos, empezaron su concierto de cacareos.
Después una hora más tarde se añadieron a la fiesta los cerdos…y para completar la orquesta cerca de las 6 de la mañana los pájaros…cuanto ruido hacen estos deliciosos aprendices de despertador…
Había que ser solidarios y las gentes del lugar, cerca de las 7 ya estaban despertándonos con sus conversaciones. Una docena de mujeres, se habían sentado alrededor de la plaza principal de la aldea, esquina con nuestro hotel, a esperar que nos levantáramos para vendernos su artesanía. Y claro sus conversaciones no eran precisamente silenciosas. Eddy, a las 8 en punto, por si alguien no estaba despierto ya, nos vino a terminar de despertar.

Pero como éramos chicos educados, no íbamos a comprar en ayunas, o sin asearnos… o sea que primero aseo, por llamarlo de alguna manera, y despues vestirse, recoger mochilas y a desayunar. Todo ello en una rapidez increíble, por la cantidad de gente que éramos. Teníamos tostadas y mantequilla, como el mejor de los hoteles, y café ( en polvo), y leche ( en las mismas condiciones) y fruta…de fruta nunca nos faltaba…

Las mujeres, unas 12, acuclilladas, alguna de ellas con su hijo colgado en la espalda, formaban una amplia redonda, con sus objetos de artesanía expuestos para nosotros… nos miraban, se reían y en ese momento hubiera dado lo que fuera para poder entenderlas. Como un uniforme, todas vestían con una camisa de color fucsia fuerte, el pelo largo, moreno y recogido con una pinza. La coquetería no es patrimonio del mundo occidental.

Lentamente todos nos acercamos hasta ellas para mirar su mercancía, y claro, todas querían que les comprásemos. No sé por qué, pero la primera de todas me llamo la atención; quizás fue su sonrisa, sus ojos tristes…aun no lo sé…y a pesar que cada mujer tenia más o menos lo mismo, tuve bastante claro que si alguna cosa compraba seria a ella. Miramos, remiramos y al final compramos…

Tocaba partir del poblado, pero antes, nos quisieron obsequiar con un baile. Un aldeano empezó a tocar una especie de flauta, y a través de Eddy, nos invitó a que bailáramos con él, una especie de corro de la patata. El tocando, y nosotros detrás de el, haciendo círculos y moviendo los pies en una especie de simple coreografía que el danzarín nos iba enseñando. A las 3 o 4 vueltas, un niño de unos 3 años, se incorporó al baile, cogiéndome de la mano. Tan solo por ver la sonrisa del chiquillo, no hubiera parado de girar. Pero bueno, todas las cosas tienen su final, y despues del baile, el pequeñín vino donde estabamos Marta One y yo, y nos cogió de las manos. Sin mediar palabra entre nosotros, empezamos a balancearle…cada vez mas alto…parábamos y el no se quería desenganchar de nosotros…nos pedía más y más…y sonreía…su cara era toda ella una gran sonrisa, y cada vez que parábamos, nos volvía a pedir mas y más…….Me emocioné……..Los ojos se me humedecieron…..¿ Tan feliz le estabamos haciendo, con solo balancearlo? …Al final lo cogí por sus brazos y lo levantaba al aire, una y otra vez, mientras sus carcajadas inundaban mis oídos…no oía nada más…tan solo la sonrisa de un chiquillo en un poblado Lisu de Thailandia…

Al recoger las mochilas para empezar la caminata, otro niño pero con los ojos bizcos, se acercó a mí…quería que lo balanceara también a él…pero nos teníamos que ir…

Empezamos a caminar, alejándonos del poblado Lisu. Según Eddy íbamos a caminar un par de horas para luego coger las balsas de bambú para el Rafting. A los pocos minutos de salir, primer contratiempo del día. Había que cruzar un pequeño río, pero el puente ya no estaba. Las aguas se lo llevaron, y Eddy y Tom Hanks, improvisaron un paso con piedras y la ayuda de unos palos. El primero en cruzar fue Enric, y una vez pasado, no parecía tan peligroso…era más el miedo de mojarnos que no la profundidad del agua.
Poco a poco todos cruzamos el río, y al empezar a caminar de nuevo entre los arrozales, vimos las primeras sanguijuelas en el agua, pequeñas, pero ahí estaban, esperando su trozo de carne para chuparnos la sangre. El verde del paisaje era precioso. Enormes plantaciones de arroz.

En algunas zonas campesinas, cuando una persona fallece su cuerpo se entierra en el arrozal para que su espíritu impregne las futuras cosechas y se una a Mae Posop, la Madre del arroz. Para los campesinos thais, resulta esencial preservar el alma, así que cuando venden la cosecha, el comprador les devuelve un puñado de granos. Si no lo hicieran el alma se perdería para siempre, y con ellas el linaje familiar. Las parcelas son cada vez menores a causa de la modernización. Hasta ahora la hija pequeña de la familia tenia la obligación de cuidar a sus padres hasta la muerte, recibiendo en pago, la mayor parte de la propiedad. Las nuevas leyes reconocen iguales derechos a todos los hijos, pero en las zonas más remotas del país, siguen imperando las antiguas costumbres. La sociedad Thai es matriarcal: tras el matrimonio el hombre vive con sus suegros hasta que demuestra su capacidad para trabajar la tierra, momento en que recibe su propio lote de terreno.

Eddy, muchas veces se preparaba unos cigarros/puros, con hojas de plátano, según él, y que más de una ocasión, nos dio la sospecha de que aquellos puros, llevaban algo más que tabaco…sus ojos rojos, su cara como de “colgado” y sus risas, nos hacían pensar alguna vez en unos cigarros con complemento.

A veces un nos sorprendía gritando: PIPI-PUPU…..

Al menos no llovía, y solo nos mojábamos las botas y los pies. De barro, cogimos un poquitin y poco a poco, el camino empezó a ser de cuesta arriba. Yo me sentía pletórico, lleno de fuerza, podía incluso ponerme a correr, silbaba, cantaba, hacía bromas…me encontraba eufórico, mientras Encarna, empezaba a pasarlo mal. Pilar One, se puso a la cabeza del grupo, era nuestra capitana. Pilar, era una mujer extraordinaria; higienista dental, había decidido viajar sola, pues ninguna de sus amigas la querían acompañar, y con su esposo no coincidían las vacaciones. Cuando se proponía algo, lo conseguía. Tenía esa coquetería que suelen tener las mujeres que se cuidan pero sin caer en la exageración. Su particular sonrisa, adornada, y su manera de ser, valiente, decidida, divertida, hicieron de ella una gran compañera de viaje, y más de una vez, junto con Marta One, intercambiamos vivencias e historias personales. Pilar muchas veces escuchaba en silencio, observaba, y después opinaba. De todas las personas del grupo, aprendí algo, y de Pilar One, su manera de enfrentarse a la vida.

Personalmente hubiera querido seguir ahí, en la cabeza del pelotón; el primero, “tirando” del grupo, pero Encarna tenía problemas. Estaba roja como un tomate, y le pesaba demasiado la mochila; no por el peso de ella, sino por el esfuerzo que hacía. A regañadientes le quité su bolsa y durante un rato, yo lleve las dos. Y pensaba que me cansaría más de la cuenta, pero no. Las fuerzas no me abandonaron en ningún momento. Al llegar a una especie de claro, Tom Hanks, me hizo un sombrero con una hoja, que cuando me lo ponía en la cabeza, parecía un Robin de los bosques. Y para no estar solo en el “disfraz”, hizo algún gorro más para Enric, Jossel y Pilar One. Despues de la parada y de las fotos, seguimos bosque a través pero ahora tocaba una bajada, en la cual había que vigilar que los pies no se enredaran en la gran cantidad de raíces y troncos que había por el suelo. En algunos claros, disfrutábamos de las vistas de las montañas vecinas, y de la frondosidad del paisaje. Sudábamos como nunca. La mochila se me pegaba a la camiseta, que ya iba pegada a mi espalda. Los brazos parecía que estuvieran dentro del agua constantemente. A veces tenia la impresión de estar en una sauna andante, y ni siquiera el agua fresca, me aliviaba el calor. Por mucho que bebía, la sudoracion era más aguda.

De nuevo una bajada, espesa, apartando a veces las ramas con las manos, y oyendo los ruidos de los insectos, los cánticos de algún pájaro y nuestras voces adornando el lugar. En un agujero del tronco de un árbol, nos detuvimos para ver una araña…un pedazo de araña, de grandes patas y una mancha blanca en su torso….Tom Hanks, nos dijo que era la hija…que la madre era más grande….Hormigas de distintos colores y de variados tamaños corrían por el árbol, y algún repugnante insecto se dejaba ver cuando levantabas algunas hojas del suelo.

Despues de una bajada algo más complicada…el rió…llegábamos al punto de partida del Rafting…El río Ma Tang.
Había dos balsas de bambú, una mas grande que otra, y unos sacos con los chalecos salvavidas, que todos nos tuvimos que poner. Durante el día de ayer y todo lo que llevábamos de hoy, Eddy, en cualquier ocasión que tenía, siempre me llamaba Lady boy…y como toda broma gusta, pero esta estaba empezando ya a cansarme, le gaste yo una broma a el. Me puse serio, muy serio y con un tono casi agresivo y enfadado le dije que ya bastaba de Lady boy. Que no más Lady boy….Algún compañero de grupo incluso penso que iba en serio y se sorprendió de mi voz…y surtió efecto; a pesar de que más tarde le dije a Eddy que había sido una broma, lo cierto es que ya no me volvió a llamar mas Lady boy, y me cambio el nombre por el de Rambo…había salido ganando con el cambio.

Tuvimos que esperar a que nos dieran el resto de palos, para ayudar en la navegación, pues aún los estaban cortando y en una de las barcas nos pusimos Marta Two, Pilar one y Jordi, y Encarna y yo. Eddy me reservo el papel de “remero”, pues me dio una larga caña de bambú, para que ayudara en el control de la balsa. El resto del grupo fueron en otra balsa que era más grande que la nuestra, y por eso iban mas personas que en la nuestra. Tuvimos que proteger las mochilas, la ropa, las cámaras, y todo ello con bolsas del plástico para que no se mojaran, y cuando estuvimos todos listos…o casi…nuestra balsa empezó a moverse…Llevábamos un “conductor” delante, que iba llevando el control de la balsa, luego el grupo, y yo detrás, intentando ayudar y Eddy detrás de mí, gritando, ayudando y en algunos ratos haciendo el loco. En la otra balsa Enric, era el copiloto. “!Oh my Buda!!!!”. Era el constante grito de guerra de Eddy.

Lentamente primero, la balsa empezó a surcar las aguas, corriente abajo, y en plan tranquilo por el momento. Pasamos algún rápido pero pequeño y alguna aproximación demasiado peligrosa a la orilla. Mi misión era con la caña, alejarme de la orilla si nos acercábamos demasiado, o ayudar al piloto a girar la balsa, si esta se descontrolaba. Mi “remo” tenia mas de 4 metros de largo, y en algunos ratos no tocaba el suelo del río…Nosotros íbamos todos de pie, y detrás de nosotros, la otra balsa iban casi todas sentadas.
Sin ser excesivamente peligroso, si que fue el momento de mas peligro de todo el viaje, y aun más, cuando la fuerza de la corriente, nos llevaba hacia la orilla, que estaba llena de rocas, si es que antes no nos habríamos abierto la cabeza con cualquier rama que los arboles se empeñaban en poner en nuestro camino. Y así nos ocurrió. Una rama de uno de los muchos arboles que robaban terreno al río, se engancho con las mochilas que iban agarradas a una especie de trípode en la parte delantera de la barca. Al desengancharse, Marta, Pilar y Encarna tuvieron que evitarla rápidamente, aunque a Marta algo le toco; Jordi se agacho y la esquivo y yo me la tragué entera. Me dio un fuerte golpe en la frente que me tiro al suelo de la balsa, y aparte del golpe, me moje todo lo que me quedaba seco del pantalón.

Pasamos por algún momento mas de peligro, como una vez que chocamos con una roca en la orilla y tuvimos que dar la vuelta entera a la balsa, y despues de unos minutos de calma y mientras Eddy, se tiraba al agua e iba agarrado a la balsa, hicimos una parada técnica…Llevamos la balsa a la orilla, desembarcamos e hicimos unos metros a pie, por la orilla, pues en la zona habían unos rápidos muy peligrosos y los guías nos dijeron que lo bajarían ellos solos. Subimos de nuevo y unos minutos mas tarde, y con una travesía más tranquila, llegamos al punto final del Rafting. Pero al bajar, como no estabamos literalmente en la orilla, sino un par de metros río adentro, mas de uno, sobre todo Enric, se hundió en el agua, hasta casi la cintura.

El puesto de descanso, era una cabaña de bambú para cambiarnos, una mesa con dos banquetas para comer, la cocina donde los guías nos harían la comida, y unos pocos metros mas alejados, nuestros medios de transporte. Desde aquí cogeríamos los elefantes para hacer una travesía con ellos.
Lo primero era secarse, cambiarse algo de ropa, si se podía y ponerse mas o menos cómodo para comer. A pesar de comer en medio del bosque, todos los días que estuvimos de aventura, comimos mas que bien, y sobre todo nadie se quedo con hambre. Tuvimos que terminar la comida rápida pues otro grupo dejaba los elefantes y venía a comer.

Había un pequeño contratiempo. Faltaba un elefante. Por lo cual habría personas que irían mas apretadas. Eddy nos fue repartiendo en los mastodontes, supongo que por el peso. A Encarna y a mí, nos pusieron en uno juntos, y además nos sentamos los primeros. Para subir al elefante, debíamos de pisarle la cabeza, y a mí me daba algo de “yu-yu”, no sea que aquel bicho se cabreara y me tirara al suelo. Pero no. Una vez sentados encima del elefante, tuvimos que esperar a que el resto del grupo “embarcara” y a pesar de que salimos los primeros, luego como los demás nos pasaron, íbamos los últimos. Abriendo el grupo iban Jordi, Pilar Two y Carmen; luego Jossel y Silvia; despues Enric y Angels, y delante de nosotros las dos Martas y Pilar one, que más que sentadas, iban encajadas. El asiento era estrecho para ellas tres y Pilar iba sentada casi sobre las piernas de Marta. Una cría
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Ayutthaya...historia bajo el agua

Ayutthaya...historia bajo el agua


Localización: Tailandia Tailandia Fecha creación: 29/10/2007 18:55 Puntos: 5 (1 Votos)
LUNES 9 DE AGOSTO 8º DIA TREKKING-CHIANG MAI

EL AUTO LOCO

Casi sin darnos cuenta, ya llevábamos una semana de viaje…una semana de aventura. Y seguía lloviendo; más bien creo que no paró de llover en toda la noche. Ir al baño era una nueva prueba de fe. Intentar no caerse por la escalera, no mancharse demasiado en el camino al baño, evitar los charcos, la puerta que no abría bien, la linterna que no había donde sujetarla…y alguna araña que pululaba por el aseo…una prueba de fe.

Nuestra mosquitera, resistió todas las aperturas de la puerta, y la paciencia de Marta Two, también resistió toda una noche de ronquidos. Nos tenía a todos identificados. Y como siempre, después de la tormenta llega la calma, y el día amaneció soleado, muy soleado.

Mientras desayunábamos en nuestra particular mesa a ras de suelo, tuvimos que tomar una decisión. El planing del viaje nos indicaba más rafting, pero Eddy nos explicó que el río estaba muy crecido por la lluvia de toda la noche, y podía ser algo peligroso el rafting; Si queríamos hacerlo le debíamos firmar un papel, conforme se nos había avisado del peligro, pero nosotros queríamos continuar con él. La otra opción era regresar en coche hasta Chiang Mai, dando por concluido nuestra experiencia. Si aceptábamos esta opción también debíamos firmarle un papel, indicando que nosotros lo habiamos decidido.

Lo hablamos entre nosotros, y decidimos no tentar a la suerte; hasta ahora el trekking estaba siendo precioso, y no convenía el estropearlo por un exceso de aventura. Recogimos las cosas, y le pedimos a Eddy que nos dejara ver el pueblo, pues a priori parecía más grande que el otro. Y accedió. Además nos hizo de guía él, por el poblado.

Los Karen, tienen su origen también en Birmania. Su población total es de unas 300.000 personas, y practican el animismo y el budismo. De sociedad matriarcal y monógama, es el grupo tribal más grande de toda Thailandia

Con un día radiante, más limpios que como llegamos pero aún sin afeitar ( al menos los hombres, claro), empezamos a recorrer el camino que nos llevaba de nuevo al campo de fútbol, lugar de nuestra “brillante victoria”. Nos hicimos una foto los cuatro campeones, y luego nos fuimos a ver la escuela que había al lado del campo. Eddy nos comentó que muchos niños venían de otros lugares a pasar una especie de colonias en esa escuela, y que a menudo la Princesa de Thailandia, traía comida para el lugar en helicóptero.

Los niños son niños en cualquier lugar, y cuando nos veían con nuestras cámaras de fotos, poco a poco se acercaban y tímidamente, se prestaban a ser fotografiados, con una pizca de vergüenza pero con mucha curiosidad. Aquellos barracones, si que disponían de luz eléctrica, y las varias aulas que había estaban ocupadas por niños, separados de las niñas. Fotos de los Reyes de Thailandia y de Budas. Viejos pupitres de madera, recordando a las escuelas de Cataluña de los años 70. Las niñas eran algo más graciosas que sus compañeros y sin querer molestar mucho, mirábamos el interior de las aulas, mientras los profesores impartían sus lecciones. Uniformados de blanco, con pantalón corto, unos niños barrían la calle de la escuela con ramas de los arboles, atadas en forma de escoba.

En Thailandia la educación es gratuita y obligatoria durante los nueve primeros años. El sistema educativo esta repartido en un primer periodo de seis años, que equivaldría al nivel primario y que empieza a los 6 años de edad. Después viene el segundo nivel que dura entre tres y seis años. El de tres años es para los que quieren proseguir sus estudios en una escuela de comercio, mientras que el de seis años, es para los que desean ir a la universidad.

Despues de la escuela, nos fuimos por el interior del pueblo, lugar en el que según Eddy, vivían más de 400 personas…creo que eran excesivas, pero él nos lo aseguró. Casas humildes, la mayoría de dos plantas, la inferior a modo de granja o almacén y la superior de vivienda. Paredes de bambú y mantas colgando en sus ventanas. Techos de madera, de uralita en algunos casos; un niño asomado en lo alto de una repisa, nos miraba desafiando la altura, mientras su madre, con otro chiquillo a sus espaldas, nos miraba sonriente…en Thailandia siempre se sonríe…Las casas mezcladas con el verde del lugar, se alternaban en una simbiosis de contacto con la naturaleza.

Finalizando el paseo, un puente; un largo y precario puente de madera, que se balanceaba cuando se cruzaba. Sus maderas mal alineadas crujían al paso de uno, y el río de debajo nuestro era el colchón que nos hubiésemos encontrado si el puente hubiese cedido…pero no…tuvimos que ayudar a Marta One a cruzarlo…estaba venciendo a todos sus miedos, y demostró con creces ser una gran aventurera.

Cuando todos ya habíamos cruzado el puente sobre “nuestro río”, el auto loco de Eddy, nos esperaba. En una camioneta estilo ranchera, o Pick-up, nos subimos 19 personas!!!!!!…delante iba el conductor con Eddy y otro más; Nosotros 12, apelotonados en la parte de atrás; Tom Hanks y otros dos más de pie, pero dentro del habitáculo trasero, y 2 personas más del lugar, que iban colgados de la parte de atrás del auto, cada uno en una esquina.

El camino, por llamarlo de algún modo, era algo parecido a una carrera de obstáculos. Las lluvias lo habían dejado impracticable, y en algunos trozos los baches y las zanjas del camino, nos obligaban a bajar para seguir a pie. Varias veces tuvimos que oír la frase de, “Rambos….Rambos”, eso significaba que los cuatro chicos, teníamos que descender y hacer un trozo a pie. La primera vez que nos bajamos, el coche empezó a subir una empinada y enfangada cuesta con las chicas chillando y riendo. Nosotros fuimos montaña a través, subiendo por trozos llenos de árboles, de barro, de raíces, de bichos, de todo menos nada bueno. Al llegar arriba de la cuesta, como las chicas aún no habían llegado les organizamos una bienvenida, cantando y bailando la Macarena, además implicamos a Eddy y a Tom Hanks en el baile.

El auto loco siguió su camino, con una toma de contacto intensa entre Tom Hanks y las Martas. En otro trozo del camino, tuvimos que bajarnos todos para empujar y sacar el coche de una especie de zanja en que se había metido. Los desniveles del camino a veces alcanzaban los 50 cmts, y entrar en uno de aquellos agujeros era tener que detenernos por bastante rato. Seguimos andando, más paradas, Rambos abajo, las chicas haciéndonos un recibimiento ahora a nosotros, baches, golpes de culo, apretujados como sardinas, calor, sudor…una experiencia….¿ como denominarla?…Casi al llegar al final del camino más difícil y en una de las múltiples paradas que hicimos, los Rambos, les hicimos una demostración de Rambomania a nuestras Ladys…con el pecho al aire, y ramas en los dientes nos presentamos chillando ante ellas.

A partir de aquí, el camino se hizo algo más placido, y tan solo los baches propios de la carretera, nos hacían ser candidatos a algún moratón en el cuerpo. Por el camino, cantando y chillando, nos fuimos encontrando a otros caminantes, a los cuales vimos más tarde en el lugar que paramos a comer. Eran de Barcelona también y estaban haciendo el trekking con Tuareg.

Paramos en un poblado a comer donde habían dos mujeres de la tribu Ahka,( aunque según nuestro plan de viaje, aquel era un poblado Lahu) con sus trajes típicos y artesanía para vender. Los Ahka, son originarios del Tíbet, aunque actualmente están repartidos por Laos, Birmania, China y Thailandia. De costumbres animistas, las mujeres llevan un vistoso traje con múltiples adornos en la cabeza. Una especie de gorro con infinidad de abalorios colgando ( bolas, collares, trenzas), un cinturón del que le colgaban también una gran cantidad de cinturones, collares, bolsitos, y un estante anudado a su cintura, en el cual exponía pendientes, más collares…como si de una gran actriz se tratara, se dispuso a posar para que le hiciéramos fotos, con calma, con un rostro lleno de arrugas, pero con una particular sonrisa. Al terminar la sesión de fotos, se encendió una pipa y se puso a fumar, dejando pasar el tiempo, contemplándonos a nosotros mientras comíamos. Empezó de nuevo a llover, y en ese momento me acordé de los chicos de Tuareg, que siguieron caminando despues de saludarnos en el poblado. La lluvia era cada vez más fuerte, y caminar bajo aquella agua, no era muy agradable.

Despues de comer, subida a las furgonetas que hacía 3 días nos habían llevado al trekking, y a regresar a Chiang Mai. Aunque íbamos en coche, aún tuvimos tiempo de contemplar imágenes preciosas del paisaje…las nubes que se escapaban de las montañas, empezaban a elaborar sus caprichosas formas para fundirse en lo más alto, en una gran nube…el río, nuestro río se empeñaba en seguir acompañándonos serpenteando con la carretera, y el olor a hierba mojada, a lluvia, nos impregnaba en todo el coche…la melancolía del fin del trekking nos empezaba a inundar.

Si algo teníamos todos muy claro, es que la experiencia vivida, nos había unido más a todos, que la convivencia, el compartir todos los minutos del día, nos hizo un grupo más unido.

Antes de llegar a Chiang Mai, como paramos en una gasolinera, aprovechamos para dar las propinas a los guías, que antes ya habiamos acordado entre todos. Quisimos agradecer a todos su trabajo, y dar una propina según la importancia del trabajo realizado o de lo bien que se hubieran portado con nosotros. Y a cada uno, le dimos su parte. Eddy fue el último, y yo además de darle lo acordado, le abrazé y le di un sonoroso beso en la mejilla, el cual fue visto y reido por el personal de la estación. Incluso Eddy se quedó algo perplejo, pero fue una actitud cariñosa hacía nuestro guía. Pero algo no nos gustó. En un aparte, vimos como Eddy, reunió al resto de los guías y estos le mostraban el dinero que nosotros les habiamos dado. Sospechamos que Eddy se lo quedó y lo repartió a su manera. Era su manera de hacer, pero no nos gustó. Al menos nos quedamos con el buen sabor de boca, que sabíamos que los guías, habían visto que nosotros supimos agradecer y valorar su trabajo.

Llegada al hotel, recoger el resto del equipaje y tiempo libre. Algunas fueron a la piscina y otros nos quedamos en la habitación a descansar o a llevar la ropa a la lavandería ( aún que alguna ropa estaba para tirarla)…

Nos reunimos de nuevo por la noche para ir a cenar, y después COMPRAS….El mercado nocturno de Chiang Mai nos esperaba.

Y ese día si que compramos cosas…nos dividimos en grupos que casi siempre nos encontrábamos, nos perdíamos y nos volvíamos a encontrar de nuevo. Vimos de nuevo paradítas de todo tipo y hasta contemplamos unos instantes de un combate de Pelea thailandes. Un camarero LadyBoy auténtico se nos acercó para invitarnos a entrar y sentarnos. El hijo de Pilar One, practicaba este deporte y Pilar nos contaba que ella sufría muchisimo como Madre, al ver a su hijo como practicaba este deporte y por ello había decidido no ir más a verlos. Ir con Pilar de compras era una delicia…ella y Encarna a menudo compraban las mismas cosas y al comprar más cantidad, casi siempre sacábamos un mejor precio.

Decidimos ir caminando al hotel, pues la distancia no era muy larga. Al llegar frente a la calle del hotel, había un bar de alterne con las chicas sentadas fuera, con un número colgado del pecho…
La prostitución en todo Thailandia era enorme…

Llegamos tarde al hotel, y después de volver a rehacer maletas y guardar los regalos, tocaba dormir…y como se agradece una cama como aquella, después del trekking. Con la satisfacción de haber vivido una experiencia increíble, única; con la sensación de que aquellos días en la montaña nos habían unido más como grupo y el que el echo de depender los unos de los otros y de estar todo el tiempo juntos, había sido una de las mejores experiencias que todos habiamos vivido…después de recordar todo ello, nuestros ojos se cerraron, como también se cerró la luz de la habitación…

MARTES 10 DE AGOSTO 9º DIA CHIANG MAI-AYUDHAYA

SECRETOS EN EL TREN

No había excesiva prisa en incorporarse por la mañana; la teníamos toda libre y habíamos quedado con Jossel y Silvia, para irnos a ver el Doi Suthep, puesto que el resto del grupo ya lo habían visto. O sea que tan solo con el tiempo justo para que no nos cerraran el almuerzo bajamos a desayunar, con todas las maletas a cuestas. El resto del grupo se iban de compras por los mercadillos artesanales de la ciudad.

Mientras esperábamos a que Jossel y Silvia terminaran de desayunar, oí a un grupo hablar en catalán y me pareció ver la carpeta de Flecher en una de ellas. Cómo buen curiosón que soy, me acerqué a preguntarles si eran de Flecher…SIIII!!!!!!..exclamaron dos de las chicas…
Enseguida nos pusimos a hablar, y ellos eran del grupo que había salido dos días después de nosotros, y casi sin dejarnos respirar nos acribillaron a preguntas sobre el Trekking, pues otro grupo que había salido antes que nosotros, les dijeron que lo habían pasado fatal…
Les animé y ellos nos contaron que venían de hacer la travesía con el barco, pues hacían la ruta al revés que nosotros, y nos contaron lo “maravilloso” que era el barco, con habitación individual y baño para cada uno…¿¿¿????..esto no era lo que nosotros creíamos que tendríamos….

El aspecto del grupo era de 6 parejas y a simple vista…primera impresión…parecían algo más “pijos”, sobre todo dos de las chicas; Pero bueno, la información siempre es interesante venga de donde venga, además pude contactar con su guía, la cual me indicó que a primera hora de la tarde, nos vendrían a buscar para llevarnos a la estación de trenes, para coger el tren hacia Ayutthaya…y ese dato no lo sabíamos, y ya habiamos previsto que nos tendríamos que ir solitos a la estación…pero no; Teníamos transporte.

Jossel y Silvia y Encarna y yo, volvíamos a compartir excursión juntos; Y lo primero que había de hacerse era buscar un transporte, pues el templo está a unos 16 Km. de Chiang Mai.

En la calle negociamos el precio con uno, pero luego este nos trasladó a otro, y este último a otro más…No sé que trapicheo se llevaban ellos, pero al final nos subimos a una especie de ranchera cubierta y algo más pequeña que las originales. El camino hasta el templo empezaba por unas amplias y adornadas avenidas, con infinidad de carteles con la foto de la Reina. El camino se hace corto, tan solo los últimos momentos son algo más “delicados”, pues hay que ascender por una carretera de curvas, hasta los 1700 metros de altitud, que es donde esta el Doi Suthep.

Este templo es uno de los más sagrados del norte de Thailandia, y fue fundado en el año 1383. Hay una leyenda sobre un ermitaño que vivió muchos años al pie de la montaña y a el se le debe el nombre del templo.

Al llegar al templo, nuestro “taxista” nos dijo que nos dejaba 45 minutos para ver el templo, aunque nosotros le convencimos hasta una hora, y luego el mismo nos volvía a bajar a la ciudad…¿realmente se fiaba de que volviéramos, puesto que no le habiamos pagado nada? …En Thailandia, muchas cosas son diferentes. Nos dio la matricula de su coche apuntada en una tarjeta y se fue.
Era el número 20-6352.
En Thailandia, las matriculas de los coches, llevan los números en grafía Thai y también en estilo occidental.

La entrada al templo estaba abarrotada de turistas, nativos, vendedores de dibujos, de flores, de cualquier cosa, y las primeras escaleras que llevaban hacía la entrada estaban llenas a los lados de tiendas de recuerdos y comida. Hay que subir unas 300 escaleras que en algunos momentos recordaban el aspecto gaudiniano del Parque Güell, pero si se prefiere evitar la subida, también se puede optar por coger el tranvía que evita las escaleras. En cada peldaño, y a ambos lados, hay unas lapidas con nombres, en las cuales reposan las cenizas de monjes que han pedido ser enterrados en el monasterio. Al llegar arriba, resoplando, pues Jossel y yo decidimos hacer la bravura del día y subir a paso rápido, se puede ver, si el tiempo lo permite, una fantástica vista de toda la ciudad. Pero por aquel momento, las nubes decidieron que Chiang Mai no se veía.

Pagamos la entrada de 30 Baths y entramos en el recinto. Y antes de entrar en el templo principal, nos dimos una vuelta por toda la esplanada y comprobamos que por el momento las vistas estaban ocultas. Y como no se podía ejercer la vista, optamos por ejercer los brazos y tocar casi todas las campanas que había en la plaza; más grandes, más pequeñas, pero todas con un sonido diferente…y al lado de ellas, un enorme Gong, en el que había que hacer cola para fotografiarse.

Nos descalzamos y entramos en el templo, donde lo más hermoso y diferente de todo lo que habíamos visto hasta ahora, era una gran imagen de Buda de cristal verde, brillante, reluciente con sus adornos dorados y flanqueado por otras imágenes de Budas dorados.

Podíamos ver infinidad de Budas y de recintos más o menos grandes…podíamos estar hartos de templos y Chedis…pero a cada estructura que veíamos, una exclamación de asombro, de belleza, siempre nos venia a la mente…era realmente bello contemplar toda la ornamentación de aquellos templos, con sus techos recargados…dorados..Serpenteantes…alegóricos…místicos…y todos ellos dedicados a Buda…a algún tipo de Buda de los varios que hay…si aquí tenemos santos, ellos tienen un solo “santo”, pero en diferentes posiciones que representan distintas cosas.
Hay un Buda para cada día de la semana…y sin embargo de Budas hay 9 distintos…¿por qué habían dos más?…tarde varios días en saber la respuesta. El miércoles tenía dos Budas. Influencias Chinas…

Buda…Buda…¿qué sabemos de Buda?… O mejor dicho ¿qué creemos saber de Buda?…El budismo como religión, no es uniforma, y no tiene nada que ver el budismo que se practica en Thailandia, que el que se practica en el Tíbet, o en Japón. Cada país ha adoptado una manera o forma de ver, enseñar y practicar el budismo…pero de Buda solo hay uno, y su origen es el mismo para todos.

Buda nació, aunque en ello no hay unanimidad sobre el año 623 a. C., y murió en el 543 a. C.…aunque otras fuentes datan su nacimiento en el 566 a. C. y su muerte en el 486 a. C. el dato no tendría mas valor si no fuera por que con estas fechas se establece el calendario anual en Thailandia. De lo que no hay dudas es sobre su nacimiento, y sobre la leyenda de este. Su madre la reina Mahamaya, soñó que un elefante blanco le entraba por el costado sin hacerle daño. Cuando dio a luz, el pequeño Buda, dio 7 pasos y le dijo a su madre: “He nacido para lograr el despertar por el bien de este mundo. Este es mi último nacimiento”.
Su padre Shuddhodana, pidió a los sabios que interpretaran esos hechos. Los sabios vieron ruedas en las palmas de las manos y en las plantas de los pies por lo que consideraron que el pequeño se convertiría en un “girador de ruedas”, un revolucionario, un gran rey o un gran maestro religioso.
Su nombre Siddhartha Gautama.
Las ruedas y sobre todo los elefantes blancos son un símbolo en algunos lugares de Thailandia. Su lugar de nacimiento Lumbini, en el sur del Nepal. Hijo de reyes, pasó gran parte de su infancia educado para ser rey. Se caso a los 16 años y tuvo un hijo. Pero siempre vivió dentro del palacio.

Un día, cuando cumplió los 30 años decidió salir del palacio, y presencio las tres visiones que le hicieron cambiar de vida, y darse cuenta del sufrimiento humano: una persona de edad avanzada, un hombre enfermo y un muerto.
En otra salida, vio a un asceta, un pensador y prometio seguir su ejemplo y liberar al mundo. Una leyenda cuenta que cuando quiso salir de palacio, los dioses hicieron dormir a toda la corte, y él renuncio a su vida principesca y emprendió una nueva vida como monje.
Hizo ayuno y penitencia muy severa, y aceptando tan solo la ayuda de una mujer, empezó a seguir la senda que se conoce como “la del camino medio”, evitando todos los extremos de ayuno y de placer.
Hay varias historia más sobre las tentaciones que tuvo, los intentos de hacerle fracasar por los dioses malignos, hasta que un día se sentó a la sombra de una higuera a meditar, a realizar un esfuerzo para liberarse de la muerte y del renacimiento. La noche final de la meditación alcanzo la iluminación, la verdad de la existencia, el “dharma”…a partir de aquí se convirtió en un autentico Buda…”el que ha despertado”…

Siguió meditando varias semanas mas hasta que comunica los resultados de su iluminación a un grupo de compañeros, y posteriormente paso los 45 años restantes a predicar y recorrer el sur de la India, hasta que un día llego a la ciudad de Kusinagra, pronuncio su ultimo discurso, dijo que iba a morir… y murió…a los 80 años…se acostó entre dos arboles y alcanzo el Nirvana final, para no volver a renacer nunca más. Sus cenizas fueron repartidas por varios templos y recintos sagrados por sus adeptos. El Budismo había empezado a andar.

En una de las múltiples salas, o estancias para ofrendas que tenia el templo, había una en la cual los cuatro participamos de alguna manera. En un pote de madera, habían una veintena de palitos, largos, con un numero grabado en la punta de cada uno de ellos y que iban del 1 al 20…Se tenia que arrodillarse, hacer una breve pregaria y sacudir el pote con los palos, hasta que uno de ellos cayera al suelo… si caían varios, solo valía el primero…el numero que salía, tenia una predicción escrita en un papel, y que estaba situado en un casillero a nuestra izquierda…Primero lo hice yo, y despues Encarna….con más curiosidad que no otra cosa, leímos lo que “el palito adivinatorio” nos decía… y despues Jossel y Silvia también hicieron el ritual
Quiso la casualidad, o no, que sacaran los mismos números que nosotros.

Con la predicción del día hecha, seguimos caminando por el recinto, que estaba lleno de turistas…y por encima de todo españoles. El tiempo apremiaba y salimos del templo, para dirigirnos al mirador y comprobar si las nubes habían emprendido el camino de retirada. Y si…aunque no mucho, algo mas de perspectiva de la ciudad pudimos comprobar desde arriba…abajo la ciudad; detrás nuestro torres doradas; y algunos monjes que se mezclaban entre los turistas…Thailandia seguía teniendo algo especial…

Bajando las escaleras que nos conducían a la salida del Doi Suthep, nos compramos unas mazorcas de maíz, calientes, saladas, y super apetitosas…alguien del grupo nos dijo que no nos fuéramos del templo sin comprar una mazorca. Y nuestro chofer allí estaba, esperándonos, charlando con otros conductores…y nos reconoció…

De vuelta al hotel teníamos tiempo libre para ir de compras, a descansar…o, como habiamos acordado antes, darnos un masaje…de nuevo los cuatro juntos, pero esta vez, algo más light.
Entramos en uno de los varios locales que al lado del hotel ofrecían masajes, y Jossel y Silvia optaron por uno Thailandes por lo cual se los llevaron a un piso superior. Encarna y yo decidimos probar el de pies, por una hora.

Oíamos a Jossel quejarse y a la vez reírse del masaje, mientras Enca y yo, estabamos más plácidamente sentados, con aquellas chicas masajeandonos los pies. Aunque también tuve que hacerme el valiente, pues antes de masajearte, te untaba los pies con alcohol y como yo tenia un trozo de pie al rojo vivo por culpa de las botas de Trekking, pues tuve que soportar el alcohol en toda la herida, mientras trataba de disimular el dolor que me producía.

Salimos del masaje, y como aun quedaba tiempo nos dimos una vuelta por los alrededores del hotel, y por las tiendas que estaban cerca, buscando algo para comer, y para el tren, puesto que una larga noche de travesía en tren nos esperaba.

Llegando de nuevo al hotel, el resto del grupo iba apareciendo poco a poco, con alguna bolsa de compra. Les contamos que antes de partir habiamos podido averiguar que teníamos transporte a la estación, y en ese momento, Eddy, apareció con 2 coches para llevarnos a la susodicha estación.

A mitad de camino, tuvimos que parar unos instantes, pues empezaba a llover, y nuestras maletas hubieron de ser de nuevo reubicadas entre nosotros.

La estación de tren, era como una estación cualquiera. Si no fuera por los rótulos, nada indicaba que estabamos en el norte de Thailandia. Compramos algo, fuimos a los baños y nos subimos al tren. A medida que íbamos entrando, nos fuimos instalando en las literas que teníamos reservadas. Literas con una cortina para dormir, pero que mientras la superior permanecía semi preparada, la inferior la utilizábamos para sentarnos y hacer corrillos entre nosotros. El vagón estaba casi todo lleno de catalanes y aparte de distraernos entre nosotros, nos causaba bastante risa el “acomodador” que con un cierto aire mariposón, iba paseando por el vagón.

Y como teníamos tareas pendientes, los chicos nos reunimos para decidir que show prepararíamos para el día de la fiesta en el barco…quedaba poco más de dos días, y aun no teníamos nada decidido ni preparado…y las chicas tampoco. Propusimos, descartamos, rectificamos, y sobre todo nos reímos, pero al final encontramos la canción, e inmediatamente le pusimos entre todos letra…teníamos ya el esbozo, lo que queríamos hacer, pero quedaba pulirlo, y lo más importante: ensayarlo.
Mientras tanto las chicas también estaban haciendo lo mismo que nosotros, además de intentar averiguar que hacíamos nosotros…
Secretos en el tren.
Terminados los deberes, relax…empezamos a sacar aperitivos varios, galletas, y nos reunimos en corrillos de nuevo, pues todos juntos no cabríamos en ningún sitio. Pilar Two y Jordi, y las Martas vinieron a donde estabamos Encarna y Yo porque querían saber como nos conocimos, pues alguien les había dicho que era algo original. Angels y Enric también se acercaron aunque ya sabían la historia. Angels a veces no hablaba; tan solo escuchaba y luego ofrecía una frase llena de ironía y de buen humor, y que muchas veces lo hacía para replicar a Enric. Enric soltaba una frase graciosa, la mayoría de las veces, sobre lo que la quería, o como la cuidaba, y Angels se encargaba de decir lo contrario… Hablamos de nosotros y también del resto; todos teníamos algo que contar…pero el traqueteo del tren, casi invitaba a dormir, o al menos amodorraba un poco y decidimos pedir a nuestro “acomodador” que nos preparara las camas. Silvia se había acostado ya, pues estaba super cansada, y poco a poco todos nos metimos en nuestras literas, no sin antes hacer algo de broma entre nosotros…

El tren nos llevaba a Ayutthaya y tenia prevista su llegada a las 4.35 horas de la madrugada, o sea que debíamos dormir lo que pudiéramos, darnos el madrugón, ir al hotel y volver a dormir….un poco raro.

El tiempo seguía pasando…estábamos ya en más de la mitad del viaje…en la noche del día 10 de Agosto del 2004…¿ o no? En Thailandia era el año 2547….A la muerte de Buda en el año 543 a.C., se estableció el origen de la era actual en Thailandia. Pero como el Budismo no es una religión unida, sino que tiene varias se rigen por el calendario lunar, y el año nuevo lunar thailandes tiene lugar a mediados de Abril, por lo cual muchos eventos cambian cada año de día. Tan solo algunas fiestas muy concretas se rigen por el calendario gregoriano ( el nuestro), como por ejemplo el 1 de enero, o el 1 de mayo. Pero hoy tan solo era 10 de Agosto: San Lorenzo.

Nunca había dormido en una litera de un tren, y pensaba que con el ruido me costaría más, pero no..debo reconocer que me dormí antes de lo esperado, aunque también me desperté varias veces…

Y sobre todo, que no nos pasáramos de estación…pues el tren seguía hasta Bangkok.

MIERCOLES 11 DE AGOSTO 10º DIA AYUTTHAYA-BARCA

AYUTTHAYA: HISTORIA BAJO EL AGUA


Los despertadores de cada uno, empezaron a sonar, pero juraría que alguno ya estaba despierto esperando el momento de levantarse…y poco a poco, nuestras cabecitas empezaron a asomar por entre las cortinas.

Levantarse a las 4 de la mañana no es muy gratificante pero todos sin excepción fuimos más que puntuales y con los ojos adormilados enseguida nos pusimos en marcha. El tren paró en medio de la oscuridad de una estación de tren, y nuestros equipajes y nosotros con ellos, nos bajamos del tren, donde Wandy, nuestro nuevo guía ya nos estaba esperando. Con ayuda de los conductores de los “transportes”, cargamos los equipajes y nos fuimos hacia el hotel. El Ayothaya hotel nos esperaba con unas camas que tan solo íbamos a disfrutar unas pocas horas. Según el plan previsto a mediodía nos vendrían a buscar para llevarnos a otra de las “aventuras del viaje”: 3 días de navegación en una barca para nosotros solos.

Ponerse a dormir sobre las 5 y poco de la mañana, teniendo que levantarse para desayunar antes de las 9, era una opción, quizás la más sensata, pero como no tenia excesivo sueño y si deberes pendientes, me puse a escribir un relato, o mejor dicho una pequeña lectura que Enric me había encargado para que la leyera antes del show de mañana. Y mientras Encarna se entregaba a los brazos de Morfeo, yo me entregue a las Musas de la inspiración.

Por la ventana de la habitación las primeras luces del día, indicaban que el sol sería caro de ver en el día de hoy…

Bajamos a desayunar en el hotel, y poco a poco el resto del grupo se fue uniendo a nosotros. Como teníamos la mañana libre, optamos por dirigirnos hacia las ruinas de la ciudad, de la antigua capital, hacia la historia de Thailandia. Primero pensamos en alquilar unas bicis, (y menos mal que no lo hicimos) y al final optamos por ir en Tuk-Tuk.

Ayutthaya, está a tan solo 86 Km de Bangkok y fue la capital del reino desde 1350 hasta 1760, llegó a tener más de un millón de habitantes, y durante los más de 4 siglos, en los cuales fue la capital del país, tuvo más de 33 reyes.
El rey llegó a ser divinizado. Ni los cortesanos podían mirarlo a los ojos, bajo pena de perderlos. Cuando salía a la calle, un ejército de 200 elefantes lo acompañaba. En 1767 tras más de 15 meses de asedio, las tropas birmanas entraron en la ciudad, saquearon templos y palacios y se llevaron todo el oro que encontraron a su paso, que fue mucho, además de decenas de miles de prisioneros.

La historia de Thailandia es curiosa, pues a pesar de haber sufrido múltiples invasiones, jamás fue conquistada plenamente, y ello es algo que sus habitantes, exhiben con orgullo pues al ser el único país del sudeste asiático que jamas fue colonizado, hizo de separador entre las posesiones francesas del norte y del este, y las de los británicos en el sur. Sus fronteras actuales son recientes, pues datan de finales del siglo XIX. Thailandia tampoco ha soportado guerras civiles, tan solo algunos movimientos separatistas en el sur del país, pero con escaso apoyo popular.

Mientras íbamos al parque histórico, empezó a llover; para empezar, una fina y molesta lluvia…y eso fue solo el principio.
Primero nos dirigimos al Wat Phra Si Sanphet, donde no había que comprar entrada. Desde la entrada al recinto, hasta la entrada del templo principal, nos íbamos resguardando en una especie de carpa, en la cual estaban un montón de turistas como nosotros, pensando que por que tenia que llover precisamente ahora. Este templo fue el más grande del lugar en su tiempo. Construido en el siglo XIV, tiene una gran estatua de Buda de 16 m. de alto, dorada, imponente… y frente a él, las ofrendas de los visitantes, los curiosos y los turistas…todos… en el templo se podía realizar el “ritual” que días atrás hicimos en el Doi Suthep, de mover unos bastones con un numero, hasta que uno de ellos cayera. Marta One, lo realizo pero la persona que atendía a los turistas, estaba muy atareada leyendo la prensa y no le hizo caso a Marta, cuando ella se acercó para que le diera el significado en ingles.

Teníamos que salir del templo para visitar bajo un pequeño aguacero, cada vez más molesto, todas las ruinas que estaban en el lugar…lo primero era intentar que no nos mojáramos demasiado, lo segundo ingeniárselas para poder hacer fotos sin que las cámaras se empaparan mucho…lo tercero, decidir a que ruina nos acercábamos, pues no era un buen día para recorrerlas todas…
Enormes Chedis, de color marrón oscuro, agrietadas algunas, sin rastro de la ornamentación que en algún momento de su historia llevaron, sin color dorado, sin brillo, pero con un sabor de pasado y destrucción, pues los Birmanos arrasaron todo lo que encontraron a su paso.

Nos movíamos con desgana, como si quisiéramos dejar pasar el tiempo y que los dioses se apiadaran de nosotros y nos detuvieran el agua que caía intermitente, pero molesta…caminamos por encima de las piedras, hicimos fotos, buscamos refugio bajo los arboles, y cada vez que nos reuníamos siempre maldecíamos la lluvia. El parque era inmenso y quien más, quien menos, ya se hacia la idea de que no lo veríamos todo…seguramente nos dejamos de ver cientos de cosas preciosas en cualquier lugar de Thailandia al que no fuimos, pero dejar de pasear por la historia en ruinas de Ayutthaya, era algo que no debíamos de hacer…pero la climatología, mandaba.

Le pedimos a nuestro chofer, que nos llevara a otro templo, concretamente al Wat Phra Mahathat, el cual es famoso por que en el se encuentra una cabeza de Buda apretada por las raíces de un árbol, y es una imagen que suele salir en bastantes fotos de catálogos de agencias de viajes, del antiguo reino de Siam.

La Thailandia antigua era un conjunto de reinos, individuales, en el cual cada uno tenia su territorio y monarca. Uno de los muchos reinos que rivalizaba con sus vecinos en el territorio Thai, era el reino Nan Chao, el cual tenia muchos tratos económicos con China. Los mongoles de Kublai Khan conquistaron este reino a mediados del siglo XIII. Este ejercito sé nutria de mercenarios de otros territorios, y eran conocidos por los ejércitos Khmer…estos soldados llamaban siameses a los pobladores de Thailandia, palabra que en el idioma sánscrito que se hablaba en aquellos tiempos, significaba dorado o moreno, quizás en referencia a su color de piel. Con el paso de los años, Thailandia se acabo conociendo con el nombre de Siam…país de los morenos…de los dorados…

Pagamos los 30 baths por persona y entramos en el templo, y lo primero y casi obligado era hacer la foto a la cabeza de Buda entre las raíces…y todo ello con la lluvia que no dejaba de caer. Despues nos adentramos por el interior del recinto, para intentar descubrir algo más de aquellas ruinas. Caminando nos acercamos a unas paredes con decenas de imágenes de Buda, sentado, pero todas sin cabeza…cortadas…Los birmanos dejaron su huella en forma de decapitación de estatuas…

La lluvia no dejaba de caer, y algunos empezaron a encontrarse mal, empapados y con síntomas de resfriado. Nos reunimos para decidir que hacíamos, y primero acordamos visitar un templo más, en el que no se tuviera que pagar, y despues dirigirnos ya hacia el hotel…las ruinas deberían de esperar otro día,, u otro año…o quizás nunca más. Pero antes de partir hacia él ultimo templo, las dos Martas y Jordi y Pilar, decidieron irse al hotel a ducharse y cambiarse…quizás era la opción más sensata y lógica de todas, pero la rabia de no poder disfrutar del lugar, hizo que el resto, haciendo acopio de valor, nos decidiéramos a mojarnos un poco más en otro templo.

Todo el parque histórico está rodeado de amplias avenidas ajardinadas, lo cual hace que para recorrer todo el parque, se necesite tiempo, mucho tiempo, o un transporte…y buen tiempo por supuesto.

Por ultimo nos fuimos al Wat Thammikarat, otras ruinas con su templo correspondiente que el chofer nos “recomendo”. En la entrada había un pequeño puente, y unas tarimas de madera, con techo, donde nos pudimos resguardar unos instantes…el aire traía unos sonidos parecidos a una plegaria budista, o mejor dicho, a una persona que hablaba y hablaba, con el mismo tono de voz, pausado, ininteligible para nosotros claro…en el interior del lugar, imágenes de Buda, con una túnica anaranjada cubriéndolo, empapada también, como todos nosotros, y velas; velas de color naranja puestas frente a la imagen, rodeada de piedras, vegetación y quizás también algún insecto de ocho patas. Lo mejor del lugar unas imágenes de leones, la mayoría de ellos rotos o con la cabeza destruida…unos leones que conservaban su aspecto feroz, blanco, pero que recordaban a los monstruos de la iconografía china.

Dejamos el templo y ahora ya si, que nos dirigimos hacia el hotel. Dejamos atrás ruinas de estilo Birmano, de influencia China. Dejamos atrás la historia del reino de Thailandia. Dejamos atrás un parque histórico patrimonio de la humanidad según la UNESCO…y dejamos atrás la maldita lluvia.

Hubiera querido saber algo más sobre la historia del país, sobre un país con más de 5000 años de antigüedad; desde sus primeros pobladores que se dedicaban al cultivo del arroz y el trabajo del bronce, siendo los Thai, uno de los primeros pueblos en trabajar el metal; hubiera querido saber como un conglomerado de pueblos, etnias e idiomas llegaron a unirse en un país; Hubiera querido saber porque en el siglo VI, d.c. el Budismo ya estaba completamente implantado en Thailandia; Porque los portugueses fueron los primeros europeos en llegar a Thailandia en el siglo XVI; las invasiones Birmanas entre los siglos XVI Y XVIII; Los orígenes de la dinastía Chakri, (la actual)…pero para ello debía de tomar otros caminos. Quizás no lo hubiera averiguado todo en estas ruinas, pero seguro que bastantes cosas sí.

Llegamos al hotel y lo más urgente era ducharse y ponerse ropa limpia, y de ropa no es que fuéramos sobrados precisamente. En la recepción del hotel, había unas botellas de vino, de un vino que según decía el cartel que lo acompañaba, había sido premiado en no sé cuantos certámenes vinícolas internacionales. Y eso que Thailandia no es un país productor de vino.

Bajamos a recepción con las maletas, y ya estaba nuestro guía esperándonos para llevarnos al barco, a nuestro barco particular. Con unos taxis nos fuimos al embarcadero, aunque para subir a él, había que pasar por una zona llena de agua y barro, y con las maletas, y la ropa super limpia que llevábamos todos, era algo difícil el no mancharse.

Decir que el barco era precioso, era quedarse corto…era PRECIOSO. Un antiguo barco arrocero, transformado en atracción turística, pero una atracción para nosotros solos. Debía medir unos 15 m. de largo. El suelo de madera brillante, parecida al parket, con unas colchonetas para tumbarse a no hacer nada, 4 sofás para sentarse a comer, o a no hacer nada, sus dos mesas, detrás las bicicletas que estaban perfectamente encajadas y guardadas, la barra de bar, o mejor dicho, una especie de barra o de lugar de comandamiento, un baño, cocina y en el piso inferior las camas. 4 literas de dos camas y otras 4 colchonetas puestas de 2 en dos, y otro baño…Y DUCHA…y en la habitación, aire acondicionado. Era un lujo. Todo el barco, era un lujo. El otro grupo de Flecher, nos dijo que en el barco ellos tuvieron habitaciones individuales...pero a nosotros nos apetecía mas hacer vida todos juntos, que no por separado.

El único contratiempo era el bajar las maletas, por la estrechez de la escalera y lo empinada que estaba para bajar con ellas. Una escalera subía a un solario en la parte de arriba del barco, con 4 tumbonas para tomar el sol…era idílico. Tumbarse en las colchonetas, con una cerveza fría en la mano, viendo el tiempo pasar, observando el paisaje que la travesía nos proporcionaba, era un lujo…un lujo asiático.

Y el barco zarpó. Los zapatos se quedaban en la entrada del navío y todos nos sentamos, o nos tumbamos en las colchonetas, contemplando las vistas que el río nos facilitaba. Primer contratiempo. No había comida ese mediodía. Por una falta de interpretación, creíamos que si, pero como llevábamos provisiones de todo tipo, enseguida improvisamos un picoteo de comida. Luego Enric, propuso que sorteáramos las literas, y que fuera la diosa fortuna la que indicara quien se ponía al lado de quien…y así lo hicimos. Bajando por la escalera, la primera litera que venia de frente les toco a Jossel y Silvia y encima de ellos a las dos Martas, pues también decidimos que las parejas se pusieran juntas una al lado de otra, y no encima o debajo. Frente a ellos, debajo Enric y Angels y encima Jordi y Pilar. En los colchones que estaban en la parte mas interior del super camarote nos pusimos el resto. Pilar One y Carmen al lado de Jossel y Silvia y nosotros dos frente a ellas. A nuestra derecha estaban todas las maletas de los 12, mas o menos bien apiladas…y alguna pequeña araña que se paseaba entre las maderas.

Al cabo de unos minutos de navegar, y despues de ubicar cada uno sus maletas en un cierto orden, y la bolsa lo más cerca de su cama, tuvimos la primera parada de la travesía. Teóricamente debíamos visitar un orfanato, paseando con las bicicletas que llevábamos, pero hubo un cambio de planes. Mas de una vez, tuvimos cambios de itinerario y los guías eran los que tenían la facultad para decidir a donde íbamos y a donde no. Quizás nos hubiera apetecido ver algo de lo que el programa nos proponía, pero casi siempre las rutas sustitutivas nos dejaron buen sabor de boca. Y en vez del orfanato, íbamos a ver un campo de entrenamiento de elefantes.

Al atracar, pudimos comprobar como bañaban a uno de estos bichos en el río. Su cuidador, se subía con él en su lomo, y le obligaba a entrar en el agua, mientras con una especie de escoba lo iba rascando. El agua seguía siendo de color marrón.

Caminamos hacia el campo de entrenamiento donde habían mas de 30 elefantes, repartidos por varias estancias. Primero fuimos a una cerca donde había un bebe elefante de tan solo 1 semana de vida, y que era permanentemente custodiado por una envejecida madre. Un elefante se encapricho del chubasquero, de color rojo vivo de Encarna, se lo agarró y Encarna tuvo que “luchar” con la trompa del elefante por la prenda.

El elefante es uno de los símbolos más poderosos del país, es más, hasta 1917 aparecía en la bandera del país, un elefante blanco. Se calcula que en toda Thailandia hay mas de 3000 elefantes, los cuales son mayoritariamente dedicados al turismo; anteriormente eran empleados en tareas de transporte.

Wandy nos iba contando cosas sobre el campamento y sobre el entrenamiento de estos. Un elefante puede tardar unos 5 años en ser enseñado. En el campo de elefantes estuvimos bastante rato contemplando los animalitos, preguntando a Wandy, y sobre todo haciendo fotos a aquellos inmensos ejemplares, que sin demasiados problemas se dejaban tocar y acariciar.

Regresamos al barco para proseguir nuestro crucero particular. Pero había que ensayar, o sea que nos fuimos al solarium y empezamos a ensayar…o a intentarlo, pues Enric, cada vez que pasaba un barco por nuestro lado, y nosotros estabamos haciendo la coreografía, le entraba un ataque de timidez, y se cortaba…no podía seguir…al final, despues de muchos intentos, y mientras intentábamos adivinar que hacían las chicas, al final nos salió…y además les dije a los chicos que creía saber lo que harían ellas, pues un par de pistas así me lo indicaron…y lo acerté. Después del ensayo…relax.

Como hacia un sol espectacular, algunos se subieron a la parte de arriba, al solarium, para tomar el sol. En una esquina, Marta One y Pilar One y yo, nos sentamos los tres, a hablar de trivialidades primero, y a desnudar nuestros corazones despues. Marta, tenia muchas cosas interesantes que contarnos, y Pilar, y si me empeño hasta yo. El tiempo se paso, rápido, muy rápido y 3 personas que tan solo llevaban unos días conociéndose, se habían abierto de par en par…quizás era la magia del Chao Praya.

Al final de nuestro viaje, cuando hubiésemos vuelto de Ko Samet, teníamos un día libre en Bangkok, y le preguntamos a Wandy, el importe de una excursión para visitar el rió Kwai… y el mercado flotante…
Encarna y yo, teníamos que decidir, entre irnos con el resto del grupo a ver el puente, que a mi me apetecía muchisimo, o quedarnos en Bangkok, para ver el Gran Palace, que el resto ya había visitado mientras nosotros estabamos en Mae Hong Son. La decisión era difícil.

Y despues de un rato de navegación, que se hizo corto, llegamos al pueblo de Aranjik. Pusimos pie en tierra en una especie de plaza rodeada de pequeños templos, y donde la gente del lugar, sobre todo los críos, se acercaban al barco, con curiosidad. Empezamos a caminar en dirección al mercado del pueblo, o mejor dicho, caminábamos hacia donde Wendy nos llevaba. Este pueblo es famoso por que en él, se fabrican cuchillos y hay varios talleres de acero inoxidable. Nos detuvimos en una tienda de cuchillos, navajas, espadas, etc., que observamos desde fuera…y luego…comprábamos que los peces también vuelan.

Al lado de la carretera, había una enorme figura de madera de un cuchillo, tan grande que todos nos pusimos con la cabeza debajo de él, simulando una divertida fotografía; y al lado del cuchillo, un recipiente de arcilla lleno de agua, atrajo nuestra mirada. Sobre el agua flotaban unas cuantas hojas…y de pronto, un pez salto, voló de dentro del agua, intentando morder el cuello del que estaba mas cerca del agua. Wandy, nos contó, que estaba buscando comida. Entre Jossel y Jordi, intentaron cogerlo para devolverlo al agua, pero tenía todo el cuerpo lleno de pinchos, y creo que algún pinchazo se llevaron. Fue todo tan rápido, tan increíble, que la mayoría nos perdimos el salto del pez volador….despues del susto, todo fueron risas, pero seguro que a Jordi y a Jossel no les hizo tanta gracia.

Siguiendo el camino, nos cruzábamos con gente del lugar, que nos veía y nos sonreía, siempre nos sonreían y mucho más si nosotros los saludábamos en su lengua. “Sabandikraaaa” o “Sabandihaaaa”.

Llegamos al mercado del pueblo, pequeño, pero curioso, lleno de vida, de colorido. Pudimos observar y probar las bolas de dragón, que no es si no, una enorme bola un poco más grande que un melocotón, de color rosa por fuera y que en su interior es de color blanco, con pepitas negras, de textura parecida a un kiwi, pero un poco insípida. Wandy compro varias cosas que nos dio a probar, aunque Encarna y yo, nos perdimos entre los puestos del mercado, curioseando y sobre todo sintiéndonos observados. Eramos nosotros la atracción del lugar. A pesar de ser un mercado mayoritariamente de comida, también había un puesto de ropa de bebe, bastante clásica, pero ropa al fin y al cabo. Y varios puestos de embalajes de plástico, parecidos a los Tuperware.

Curioseamos algo más y emprendimos regreso al barco. Encarna y yo nos detuvimos en una tienda que era una especie de bazar con infinidad de cosas, para comprar una bandera del país, para llevársela a un sobrino. La bandera Thailandesa consta de 5 franjas horizontales. Dos rojas en los extremos, dos blancas y una central azul, algo más grande que las otras. En aquella tienda, ya sabían que habiamos venido en el “barco grande”, como llamaban ellos a nuestro barquito. Nos reunimos con el resto del grupo, en un supermercado donde compramos helados, galletas, y sobre todo alimentos para ofrecer a los monjes que veríamos mañana por la mañana.

De llegada al barco, la noche empezaba a caer, y al estar en el río, había que protegerse con el Relec, pues los mosquitos hacían enseguida auto de presencia. La “tripulación” de nuestro barco nos preparó la cena, exquisita como siempre.

Nos quedamos un rato en la cubierta, pero como vimos que los cocineros y Wandy, tenían sueño, pues nos fuimos al camarote, a seguir la charla, o a empezar una nueva noche loca…
Y aunque nos reímos, no fue tan explosiva como aquella primera noche de Trekking. Aun así, volvíamos a dormir todos juntos, pero no revueltos, acordamos el orden de la ducha, pues había que hacerse por turnos, y seguimos riendo y recordando aventuras ya pasadas…ya teníamos recuerdos del viaje, y aun nos quedaban bastantes cosas por realizar.

Lentamente, fuimos apagando las luces, y la intensidad de las bromas fue bajando, tanto que todos poco a poco y con ayuda del aire acondicionado, fuimos abrazando a Morfeo…

Mañana había que madrugar para ver a los monjes…pero que importaba madrugar o trasnochar.
Estabamos de vacaciones.

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comment_icon  Últimos comentarios al diario La sonrisa de un Templo
Total comentarios: 2  Visualizar todos los comentarios
Imagen: Xingra  xingra  28/02/2011 00:28
Que bien escribes, me has emocionado en más de una ocasión.
Imagen: Shyra  Shyra  02/08/2011 14:00   📚 Diarios de Shyra
Enhorabueno por tu diario, en un principio al no tener fotos, iba a cambiar a otro, pero me ha enganchado tanto que me lo he leído enterito, llegando incluso a emocionarme en algunas de las anécdotas. Mi enhorabuena y mis estrellitas para ti, espero que el año que viene pueda cumplir mi sueño de ir a Thailandia.
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bichu
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18-08-2007
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Fecha: Mar Abr 01, 2025 10:29 am    Título: Re: Ayuda viaje a Tailandia

Buenos días a todos, hace 1000 años que no entraba por aquí. Quería pedir ayuda a los expertos en cuanto a un viaje que queremos hacer 6 personas , de ellas 4 adolescentes. La idea es salir desde MAD a Bangkok, estar allí unos días y subir al norte para acabar en zona playa (teniendo en cuenta que las fechas son del 12 al 24 de julio) ver que zona de playa tiene algo menos de lluvia, o eso me han comentado. Yo estuve hace mas de 20 años y me pareció un país muy seguro con lo que me veo capaz de organizar muchas cosas por mi cuenta, aviones, hoteles y mirar excursiones. La duda...  Leer más ...
malik
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Willy Fog
Willy Fog
15-09-2009
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Fecha: Mar Abr 01, 2025 02:53 pm    Título: Re: Ayuda viaje a Tailandia

La zona de playa donde menos probabilidades de lluvias y de Monzón hay, es la del Golfo. Koh Samui, Koh Phangan y Koh Tao.

llegas el 12 y vuelves el 24, o esos días son de avión y no los tienes en destino?
A ver si nos aclaras eso.

Bangkok, Sukhothai, Chiang Mai y playas puede ser un esbozo inicial.

Tailandia sigue siendo muy fácil de hacer por libre. En cuanto a hoteles, excursiones, guías..., en el foro hay hilos que tratan sobre esas dudas, te recomiendo que preguntes en cada uno.

Amistad
campanilla80
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Moderador America
Moderador America
20-03-2012
Mensajes: 16346

Fecha: Mar Abr 01, 2025 03:29 pm    Título: Re: Ayuda viaje a Tailandia

@bichu, puedes pasarte por los siguientes hilos y subforos y plantear tus dudas:
Tailandia: Agencias Locales y Guías Turísticos

Re: Ayuda viaje a Tailandia (1) Foro de Hoteles

Re: Ayuda viaje a Tailandia (2) Foro de Vuelos

Rutas de 14-16 días (2 semanas) por Tailandia - Itinerarios


Saludos
bichu
Imagen: Bichu
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18-08-2007
Mensajes: 43

Fecha: Mar Abr 01, 2025 03:35 pm    Título: Re: Ayuda viaje a Tailandia

Pues muchísimas gracias,nos hace falta mogollón de ayuda.
No se si estaré contestando bien , jejejeje
campanilla80
Imagen: Campanilla80
Moderador America
Moderador America
20-03-2012
Mensajes: 16346

Fecha: Mar Abr 01, 2025 03:37 pm    Título: Re: Ayuda viaje a Tailandia

Por aquí estaremos para ayudarte Amistad .
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