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INDOCHINA 2010: DEL CIELO AL INFIERNO

INDOCHINA 2010: DEL CIELO AL INFIERNO ✏️ Blogs de Asia Sudeste Asia Sudeste

Nuestro periplo de 33 días pasando por KL, Camboya y Vietnam.
Autor: Scorpi  Fecha creación:  Puntos: 4.8 (9 Votos)
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Capítulo 4º: Siem Reap, el triste impacto del turismo de masas

Capítulo 4º: Siem Reap, el triste impacto del turismo de masas


Localización: Asia Sudeste Asia Sudeste Fecha creación: 29/11/2010 14:16 Puntos: 0 (0 Votos)
Salimos hacia Siem Reap en un vuelo operado por la compañía malaya de bajo coste Air Asia. La terminal desde la que opera es la LCCT situada a unos 20 km de la Terminal Principal y desde la que vuelan las compañías low cost.


Es la primera vez que volamos con Air Asia y estamos expectantes. El vuelo sale puntual y los asientos son cómodos. En 2 horas llegamos a Siem Reap.


Cuando las nubes dejan de obstruir la visión, distingo una gran masa de agua que lo cubre todo. Miles de árboles surgen desafiantes reclamando la tierra que les pertenece y que ahora, tras la temporada de lluvias, se ha visto arrollada por las indomables aguas del Tonle Sap.


A la salida de la terminal hay un puesto de taxis de prepago. Hasta nuestro hotel, 7 dólares. El taxista parece agradable y el taxi está en condiciones. Como se nos ofrece para el resto de días al precio standard según internet (30 $) lo contratamos.


Los "problemas" comienzan cuando le digo que nos lleve a Kampong Khleang (uno de los pueblos flotantes del Tonle Sap) ya que empieza a vendernos la moto con Kampong Phluk: que si también es muy interesante, que es muy bonito, que tiene árboles, que si el otro al estar más lejos la tarifa tiene un incremento de 10$. Incluso nos enseña una grabación en su móvil. Como tampoco somos unos estudiosos de los pueblos flotantes de Camboya y por no tener que ir más kms por carreteras polovirentas aceptamos ir a Kampong Phluk. Inocente de mi no se me ocurre preguntar cuánto cuesta la barca porque imagino que a precios camboyanos tampoco puede ser una fortuna. Cual es nuestra sorpresa cuando al llegar, hay incluso oficina de tickets! Chocado Chocado . Nos dirigimos a comprar los billetes y nos piden 55$ los 2. Me quedo tan alucinada que casi ni me salen las palabras. En segundos recupero la cordura y le digo que eso es muy caro. Uno de los que está por allí apoyado a la pared me responde, muy descaradamente, que todos los turistas decimos lo mismo. Por lo que tampoco me corto y le respondo que somos turistas, no millonarios. El de la oficina me dice que es una barca para nosotros 2 solos, que son 2 horas, el gasoil, etc, etc. Le contesto que estamos rellenitos pero que no necesitamos una barca para nosotros, que la podemos compartir con más gente (hay un grupo subiendo en una). Me replica que eso no es posible, que son un grupo cerrado. Bueno, pues esperaremos a que vengan 2 más sueltos como nosotros. QUE NO, QUE NO Y QUE NO! me responde. Bueno, pues yo eso no lo pago. Ni que fuera un paseo por el Sena con Bateau Mouche y cena incluida! Doblemente malvado


Le decimos al del taxi que espere que nos vamos a dar una vuelta. Alterado nos responde que no podemos llegar al lago andando. Le digo que tranquilo, que no lo pretendo. Solo vamos a hacer unas fotos y estirar las piernas. Cuando regresamos del paseo, acude a nuestro encuentro con una revista en inglés donde hay un artículo sobre el precio del paseo, aduciendo que no nos está engañando. Le respondo que me parece perfecto, como si quiere poner 100$ y alguien los paga; pero yo no! Cuando tengo un pie en el taxi, el de la oficina me reduce el precio a 35$. Le digo que 25$ (pues es un precio que me parece más que razonable). Baja a 30$. Sigo con 25$. Sigue con 30$. Le pregunto a JOse si quiere ir para no seguir discutiendo por 5$. Aceptamos a 30$ y le pido 2 aguas para el camino. Sale corriendo como alma que lleva el diablo a por el líquido elemento.



Moraleja: esa excursión mejor contratarla por cualquiera de las múltiples agencias que hay en Siem Reap y que vimos los días siguientes mientras paseábamos.


Resulta curioso ver las casas dentro del agua y más ahora que el nivel está realmente alto. Ver su disposición, los enseres que cuelgan por las paredes, el ganado, a la gente con sus barcas... aunque me da un poco la impresión de estar asistiendo a una especie de representación programada: "el abuelo Paco" debe ir con su barca a las X horas hasta la casa del "abuelo Antón"; la "abuela Catalina" debe asomarse a la puerta de su casa con sus nietos alrededor a las Y horas. Y así los diferentes actores que nos vamos encontrando y que todos los de las barcas fotografiamos cmoo si de monos de feria se tratara.


Regresamos a Siem Reap y nos hace una panorámica por la ciudad: palacio del rey, los diferentes Wats, los mercados, etc. Nos despedimos hasta el día siguiente a las 7 de la mañana para comenzar la visita a los templos de Angkor.


No me había parado a pensar en la oferta de restauración de Siem Reap pero nos quedamos sorprendidos de la cantidad de restaurantes que se disponen a lo largo de las calles principales. De día están más tranquilas, pero por la noche no tienen nada que envidiar a Salou, Benidorm o cualquiera de nuestras ciudades turísticas convertidas en guirilandia. La cerveza a medio dólar y cantidad de juventud anglófona con ganas de diversión (incluso asistimos a la celebración de Halloween Chocado ). Ah, bueno! y cientos de japoneses, por supuesto! Aunque estos con otro estilo.


Descubrimos un restaurante indio (Bengal Tiger) al que seremos fieles a la hora de la comida los 4 días que pasamos en Siem Reap. Para cenar, un camboyano que hay casi enfrente.


Nuestro hotel es el Tara Palace, situado entre los templos y la ciudad. Excelente relación calidad-precio. Por un dólar, cualquier tuk tuk te lleva al centro. Hay ocasiones que cuesta un poco más que lo acepten, pero hay tanta oferta de tuk-tuks que incluso entre ellos se quitan clientela.


Un tuktukero con el que lo pasamos muy bien y es además buena gente es Borei. Tienen un tuk-tuk karaoke y la llegada a Angkor Wat cantando tras llevar 3 Tigers en el cuerpo a la vez que lo hacía la comitiva que escoltaba a Hilary Clinton es una experiencia que jamás olvidaré. Yo no sé cómo nos dejaron pasar! Avergonzado

Para el complejo de Angkor hay 3 tipos de entradas:

- 1 día (20$)
- 3 días (40$)
- 7 días (60$)

que pueden ser consecutivos o no.

No tenemos que hacer cola y nos hacen las tarjetas en un momento. Cuando te das cuenta ya te han hecho la foto. Había leido que si sales del recinto y vuelves a entrar te tican de nuevo la entrada. No es cierto. Puedes entrar y salir sin problema.

El recorrido planificado es el siguiente:

-Dia 1

Mañana:

1) Entrada por la puerta Sur de Angkor Thom y visita del recinto (Bayon, Baphuon, Phimneanakas, Terraza Elefantes, la del Rey Leproso)

2) Angkor Wat

Tarde:

3) Puesta de sol en Phnom Bakeng



- Día 2

Mañana:

1) Banteay Srey
2) Banteay Samre
3) East Mebon

Tarde:

4) Prasat Kravan
5) Banteay Kdei
6) Srah Srang
7) Puesta de sol en Angkor Wat


- Día 3

1) Victory Gate
2) Thommanon
3) Ta Keo
4) Ta Prohm
5) Baksei Chamnkrong
6) Prâsat Bei
7) Preah Kahn
8) Neak Pean
9)Ta Som
10) Pre Rup


El primer día lo cumplimos a la perfección. Realmente Angkor es impresionante. Vamos a ver la puesta de sol aunque Ann (el taxista) quería escaquearse y terminar la visita a las 14 horas. No me imaginaba que hubiera tanta gente en el templo para ver la puesta de sol. Aquello parece una romería subiendo la colina hacia el templo en cuestión. Es conveniente llevar linternas para la bajada ya que no hay alumbrado público :wink:.


El segundo día vienen los problemas con el taxista. Cuando al subir al coche a las 7 de la mañana le digo que quiero ir a Banteay Srei todo son excusas alegando que ha pensado que es mejor para hoy hacer los templos del East Baray y Banteay Srei para el día siguiente. Como realmente me da igual el orden de los factores le digo que de acuerdo. La disputa llega cuando al terminar los templos que tengo anotados le digo que nos lleve a Banteay Srei (porque aún es buena hora). Sigue empeñado en ir al día siguiente y que ahora nos aconseja ir a otros. Me dice el nombre, no los conozco (lo que no quiere decir que no tengan que ser interesantes). Le repito que no soy arqueóloga ni especialista en templos jemer, por lo que quiero que me lleve al que le estoy diciendo, que los otros me dan igual. Vuelve a insistir. Comienzo a cabrearme. Al final cuando se ve ya sin argumentos dice que Banteay Srei está muy lejos (le aumenta 15 km a la distancia real) y que si queremos ir tenemos que pagarle 10$ más por la gasolina. Ahí sí que me cabreo del todo. Puedo entender que no es lo mismo (ni hay igual consumo de gasolina) si se ven templos que están en un radio de 10 km que si te vas a otro que está a 27 km, pero lo que no admito es que me vayan disfrazando la verdad e intentando tomar el pelo con excusas (sin decirme que para ir allí tengo que pagar más) a la espera de decirlo cuando no se pueda dar marcha atrás.


Me descaro del todo con lo de la gasolina y le digo que la que gaste de más ahora vale por la que no gastó ayer, ya que estuvimos todo el día entre Angkor Thom y Angkor Wat y el coche menos 4 minutos de trayecto estuvo todo el día parado. Me dice que pregunte a cualquiera, que todos me dirán lo mismo. No te preocupes que lo haré.


Llegamos a East Mebon y se terminan las baterías de las cámaras. Es la hora de comer. Preguntamos en un chiringuito que hay por allí. Nos dan la carta. Los precios son el doble que en la ciudad y no creo que las condiciones higiénicas de la cocina sean las mismas. Le decimos que no. Automáticamente rebaja el precio y pregunta cuánto queremos pagar. Le respondemos que perdió su oportunidad. Nos vamos al hotel a cargar las cámaras para la puesta de sol. Vamos a comer a nuestro indio. Mientras estamos allí se nubla y caen unas pocas gotas. Consideramos que no merece la pena ir porque no habrá puesta de sol. Así que cuando Ann viene a buscarnos, le libramos de sus obligaciones y le decimos que al día siguiente no habrá visita templaria.


APRENDIDO: Si volviera ahora a Siem Reap no contrataría taxi para hacer el recorrido por los templos, lo haría en tuk tuk. No sé como será en la época de calor, pero a finales de octubre la temperatura no es extrema y se anda muy bien. Los trayectos no son muy largos porque todos los templos de los recorridos menores distan muy poco entre sí. Diferente será, supongo, en caso de ir a los que quedan más lejos. Esto también lo tendría en cuenta a la hora de llegar a un acuerdo con alguien.

Por curiosidad lo preguntamos más tarde en una agencia de taxis de Siem Reap y no nos pidieron tanto. Supongo que pillamos al caradura de turno. Al principio todo sonrisas e incluso me habría la puerta del coche cada vez que yo subía, cosa totalmente innecesaria pues tengo la sana costumbre de abrirla siempre yo. Desde la discusión por el desplazamiento, me libré de tales protocolos.


No me considero una tirana, ni una explotadora; es más, suelo empatizar con la realidad que afecta a la gente que me rodea. Sin embargo, repito que tampoco me gusta que me tomen el pelo y considero que los precios solicitados por algunos servicios en Siem Reap exceden bastante de la realidad económica del país. Más si se tiene en cuenta que ese mismo día compramos el desplazamiento en furgoneta VIP a Phnom Penh por 6$.


A la mañana siguiente, al no ir a los templos nos damos una interesante vuelta por la verdadera Siem Reap (la que queda al margen de las grandes avenidas). En una pagoda conocemos a un australiano que lleva 3 meses de monje allí. Hablamos un buen rato con él antes de volver al hotel y disfrutar un poco de la piscina.


Tras comer en nuestro indio favorito y conocer a Borei el tuktukero rockero, regresamos al complejo de Angkor para despedirnos y ver la puesta de sol por última vez. Cuál es nuestra sorpresa cuando a nuestro lado, rodeada de seguridad, vemos a Hilary Clinton.


Ah, se me olvidaba! Al otro lado del puente caminando un poco por la calle de la izquierda pegada a la rotonda, hay una casa de lavado de ropa (1$ por kg). La dejan realmente bien. No es la primera que hay frente a la rotonda, hay que seguir la curva de la calle un poco más. El mostrador está a la derecha casi pegado a la acera. Fuimos porque había cola de extranjeros recogiendo bolsas.


Disfrutamos de la última cena en Siem Reap en un thailandés que hay frente al Red Piano en el que todas las noches hay actuación musical. Nos deleitamos con las vistas de la ciudad desde el piso superior mientras un grupo de japoneses se arranca a cantar acompañando al grupo. Para hacer feliz a un japonés: una cámara de fotos y un micro Guiño .







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Capítulo 5º: Phnom Penh, donde perdimos la inmunidad

Capítulo 5º: Phnom Penh, donde perdimos la inmunidad


Localización: Asia Sudeste Asia Sudeste Fecha creación: 30/11/2010 20:31 Puntos: 4.5 (2 Votos)
Sobre las 7 de la mañana sale nuestra VAN hacia Phnom Penh. Hay cantidad de agencias en Siem Reap que ofrecen desplazamientos a la capital, es cuestión de comparar precios, comodidad del autobús/furgoneta y la duración del viaje (hasta un máximo de 8$ por trayectos de 4 a 6 horas).

El trayecto no se hace muy pesado. Paramos a mitad camino unos 20 minutos para estirar las piernas y tomar algo. Al parar en Phnom Penh un ejército de tuk tuks ya nos está esperando. Le damos a uno la dirección de nuestro hotel: The Villa Paradiso. Se pierde y le toca llamar por teléfono y preguntar a gente de la calle (desde luego nos estamos luciendo con los transportistas!). Al final lo encontramos entre todos (Jose y yo cooperamos porque si llega a ser por él pasa por delante y se lo salta).

El hotel es precioso. Una casa colonial impresionante. Los propietarios son un matrimonio occidental: Phillipe y Sandra.

Decidimos ir a dar una vuelta y recoger información sobre las excursiones para el día siguiente y el desplazamiento hasta el Delta del Mekong ya que nuestro plan es cruzar la frontera por Chau Doc.

En el boulevard que hay frente al río Tonle Sap (antes de que se una al Mekong) hay cantidad de agencias y restaurantes. Comemos en uno mientras decidimos qué hacer. Al final optamos por visitar al día siguiente por la mañana el Palacio Real y la Pagoda de Plata y por la tarde contratar una excursión al S21 y los campos de la muerte. Tras mucho pensar y ver que el precio es realmente competitivo reservamos un tour de 3 días/2 noches saliendo de Phnom Penh en barco y durmiendo en Chau Doc y Can Tho (por unos 40$).

Por la tarde, tras ir al Wat Phnom, nos acercamos al Mercado ruso y a un outlet que hay justo enfrente. Jose recopila unas cuantas camisas más para la colección.

El Palacio Real nos decepciona un poco, más si lo compramos con el de Bangkok. La mayor parte del recinto no se puede visitar ya que es la residencia del monarca y lo visible pues tampoco es una maravilla (posiblemente lo mejor, se lo guarda para su intimidad). La Pagoda de Plata nos resulta curiosa por el hecho de que todo el suelo del interior está formado por pequeñas baldosas de plata. De ahí su nombre! Chocado .

Comemos en un camboyano cercano al río mientras esperamos que se haga la hora del comienzo de la excursión. Puntual llega la furgoneta que nos transportará a los campos de la muerte de Choeung Ek. Solo vamos otra pareja y nosotros.

No es una visita agradable la que vamos a hacer pero es una realidad que no se puede ignorar tras visitar el país. Y es la de una historia reciente cargada de sufrimiento, crímenes y silencios. Antes de comenzar a buscar información sobre Camboya nunca había oido hablar del genocidio camboyano; ahora lo hemos podido comprobar con nuestros propios ojos. La historia, desgraciadamente, más o menos la misma de siempre: potencias enfrentadas que no dudan en utilizar a su antojo al país pobre que se encuentra geográficamente a su lado. Eso fue Camboya para vietnamitas y americanos: un estratégico paso al que destruir impunemente. Y cuando la guerrilla comunista financiada por China tomó el poder aislando completamente al país, cerrando las fronteras y asesinando en 3 años a 1/3 de la población... todos cerraron los ojos y miraron hacia otro lado. No solo eso, incluso EEUU (el gran defensor de los Derechos Humanos, o eso nos venden continuamente) usó su derecho a veto en las Naciones Unidas para impedir una intervención.

Una solitaria estupa de un blanco cegador recibe a los visitantes en el campo de Choeung Ek, uno de los principales campos de exterminio que los jemeres rojos utilizaron durante su periodo de terror. En su interior, 5.000 calaveras clasificadas por sexos y edades tras unos cristales muestran la realidad que allí se vivió. La rodean las distintas fosas comunes que han sido excavadas. Distribuidos por el recinto hay varios textos que narran las atrocidades que allí se cometieron.

Después nos dirigimos al S21, el instituto utilizado por los jemeres rojos como centro de interrogación, tortura y ejecución. Simplemente con tener un título universitario, hablar un idioma extranjero o usar gafas era suficiente para ser considerado enemigo del Estado de la Kampuchea Democrática. Paneles con fotografías de los prisioneros muestran las torturas a las que se les sometió para hacerles confesar. Tras esto eran ejecutados con toda su familia.

Incluso viendo las imágenes, leyendo las declaraciones de torturadores, pisando ese mismo suelo por el que pasaron más de 14.000 personas cuesta creer que pueda haber tanta perversidad en el interior de un ser humano.

Regresamos al hotel y cenamos en un restaurante indio cercano.

Y ahora viene la explicación del por qué del título: Phnom Penh, donde perdimos nuestra inmunidad.

Incluyo fragmento de la "nota de prensa" enviada a familiares y amigos desde Phnom Penh la misma tarde del día de autos:


TANTO VA EL CÁNTARO A LA FUENTE...


QUE AL FINAL SE ROMPEEEEEE!


tanto viajar, tanto viajar sin problemas y buen karma no podia durar toda la vida.


Hoy 3 de noviembre de 2010 desde la ciudad de Phnom Penh, Noemitours informa a todos sus amigos, conocidos, familiares, seguidores incondicionales, fans ocultos, envidiosos sanos y compañía...



QUE NOS LO HAN ROBADO

TODO

TODO

Y

TODOOOOOO!


Bueno, los calzoncillos de Jose Calvin Klein falsificados de Thailadia y las gafas de sol de PRADA (falsificadas en Malasia) nos las han dejado, gentileza camboyana!


AHÍ VA LA HISTORIA:

Ultima noche en la casa colonial mas maravillosa que alguien pueda soñar jamás.

Después de que Jose se fumara un buen puro (no cubano, pero con sabor a manzana que tambien tiene su gracia) en el magnífico balcon con vistas mientras la noche caía sobre la ciudad de Phnom Penh los dos españolitos de a pie se fueron a dormir. A la mañana siguente abandonábamos Camboya para pasar a Vietnam. llegaba el ansiado cruce de frontera por el Mekong. Tras poner el despertador del telefono a las 6,30 y del reloj! los dos españolitos cierran las luces y Noemi hasta se pone la red para los mosquitos porque da mas glamour.

La noche transcurre apacible, los 2 duermen, nada interrumpe su sueño.

A las 6,30 suena el reloj. Jose espera la dulce melodia del VIVA LA VIDA de Coldplay, pero no suena. Nada interrumpe el silencio. Espera un poco más. NADA.

Se levanta y lo busca entre las luces de la mañana. NADA. Piensa que lo ha dejado en otro lugar. Lo busca. NADA.

Despierta a Noemi y comienzan a buscarlo los 2. De repente Jose piensa que junto al teléfono descansaba también plácidamente la carterita viajera. Y la carterita no está. NADA.

Noemi, medio dormida, le dice a Jose que cómo puede ser que el teléfono no esté. Ve la funda sobre la mesa y dice, lo tienes ahí. Jose contesta que dentro no hay nada. NADA de nuevo.

Entonces Jose ve que la camara de video no está cargando. NADA. Solo el cable cuelga triste de un lado de la mesa. NADA.

Noemi pregunta por la camara de fotos y las tarjetas. De nuevo NADA (para los que no lo sabíais, en Angkor nos encontramos con Hilary Clinton y teníamos unas fotos con ella de portada!). NADA. Nuestro affair con Hilary quedará en eso, un recuerdo. Vosotros lo tendreis que creer. NADA.

Caemos en la cuenta que las cosas, solas no desaparecen. Alguien nos ha robado mientras dormíamos porque por la noche tras el purito TODO estaba. Entonces Noemi (que por aquel entonces ya esta con los 7 sentidos) ve la ventana. ABIERTA.

Por ahí entró el ladrón de sueños mientras descansábamos. Se llevó nuestro dinero, se llevó nuestras cámaras, se llevó nuestras tarjetas, se llevó todo lo que merecía ser cogido. Pero de nuevo nuestro buen karma nos ayudo (UN POQUITO) y nos dejó los pasaportes (supongo que para que no pudiéramos buscarlo o darle de .... a todo camboyano que se nos acercara durante el larrrrrrgoooooo PERÍODO de tramitacion de los nuevos).

Así fue. Ese día ha sido, hasta el momento, el peor de nuestras vidas y espero no tener que pasar nunca más por una experiencia así. Cuando friamente reflexionas y piensas que estuvo a escasos centímetros de tu cabeza y no te enteraste vale más que no sigas pensando porque las conclusiones a las que llegas son aterradoras.

Afortunadamente no vimos ni oimos nada y no tuvimos que lamentar mayores pérdidas que las económicas (que joroban bastante pero que son accesorias o al menos te tienes que contentar de algún modo).

Pasas por diferentes fases: estupor, incredulidad, irritación, confirmación, disgusto, pesadumbre, tristeza, enojo, impotencia, rabia, desamparo, animadversión, odio, resentimiento, ganas de asesinar a alguien (¿lo he escrito? Avergonzado ). Hay que ser muy bueno de corazón para que en ese momento no aflore lo peor de ti.

Intentas autoconvencerte que posiblemente el que lo hizo lo necesitaba más que tu y que con eso podrá vivir él y su familia una buena temporada. Luego sigues pensando (porque os aseguro que la cabeza no para de dar vueltas como si de un molino de viento se tratara), sigues pensando y llegas a la conclusión que quien hace eso no tiene por qué ser una buena persona, que posiblemente hace eso porque le resulta más provechoso que trabajar (por supuesto, en una noche se llevó lo que yo gano en 30! Doblemente malvado ).

Más tarde intentas dejar de pensar porque ya estás cansado, porque duele, porque necesitas tiempo. Lo consigues un segundo, pero luego una imagen aparece fugazmente en tu mente y vuelves a pensar todo de nuevo. Desde que te acostaste feliz, hasta que te despertaste y hubieses preferido haber seguido durmiendo.

Mientras todas estas fases se van sucediendo, vamos elaborando la lista de los objetos que faltan, de las tarjetas que hay que bloquear y de los pasos que hay que seguir. Los propietarios del hotel, que llegan en estado de shock, ponen a nuestra disposición el teléfono para llamar a bancos, familia o a quien haga falta. Nos indican que debemos ir a la policía a poner la denuncia, no porque se tenga la esperanza de que hagan algo (ya que son realmente corruptos) sino porque la necesitaremos para demostrarlo una vez lleguemos a España.

Ponen también a nuestra disposición a su tuk tuk personal para que nos lleve a los sitios que necesitemos y nos haga de intérprete ante la policía ya que habla jemer e inglés.

El relato que sigue es una verdadera odisea.

Decidimos ir primero a la agencia donde contratamos el tour por el Mekong para intentar cancelarlo y que nos devuelvan el dinero. Seguimos nerviosos y alterados, confío en que las labores de interpretación del tuktukero comenzarán ya con la agencia (y así no tendré que recordar todo de nuevo). Le digo que explique la istuación. Pero el chico no hace nada. Simplemente está. Como es la chica que me atendió el día anterior, como puedo y los nervios y el llanto me dejan, cuento lo sucedido. La chica llama por teléfono al "mayorista" y tras hablar un buen rato nos comenta que se tienen que quedar 5$ por la cancelación. Nos devuelve el resto. Le damos las gracias y salimos pitando hacia la policía.

El tuktuk nos lleva a un bajo roñoso por el que pululan 6 hombres vestidos de uniforme. Confío de nuevo en sus labores de interpretación, pero una vez más no hace nada. Bueno, pues tendré que volver a contarlo yo! Recupero un poco mi sentido jocoso de la vida y le digo al primer uniformado con el que me encuentro: Usted conoce la frase de "Houston, Houston, we have a problem"? Pues, eso, tenemos un problema.

Nos hacen pasar a la oficina y comienzo la historia otra vez. Resultado: uno de los hombres señala la mesa con un dedo. Veo que hay una hoja escrita. Comienzo a leer. Detalla en inglés los pasos a seguir en caso de ser un turista robado (úsease nosotros). Sigo leyendo. Cuando termino me dice que tengo que ir a la policía. Ah! que esto no es la policía? No, esto es inmigración. Ah! pues por favor dígale al conductor a dónde tenemos que ir. No sé si se lo llega a decir. Salimos disparados.

Pasamos por calles y más calles de Phnom Penh, pero no las vemos. A nuestro alrededor todo fluye, la ciudad sigue su ritmo de siempre; pero nosotros no somos los mismos. No hablamos, no oimos, no sentimos, casi ni nos miramos. El abatimiento nos obceca.

El tuktuk ha parado. ¿Ya hemos llegado? Reconozco el lugar, estamos en el parque que hay bajo el Wat Phnom, ayer estuvimos aquí. ¿Aquí está la policía? No entiendo. El chico nos señala a unos cuantos hombres vestidos con uniforme. De nuevo ahí termina su labor de intérprete. Ale Noemí! vuelve a contar la historia! Trist . En el uniforme de algunos pone TOURISM POLICE. ah! la policía turística. Bueno, al menos no nos ha llevado al Ministerio de Hacienda!. Parece que vamos bien encaminados.

Al momento me rodean 8 policías mientras sigo con los detalles. Creo que me entienden o yo me explico. Se ponen a hablar con los walkies y por el móvil. Me preguntan la nacionalidad. Y eso qué --- importa! me pregunto, pero se lo digo. Hablan un rato más. Cuando terminan nos dicen que esperemos. Mi vocecita interior vuelve a preguntar: para qué? pero nos sometemos dócilmente. Esperaremos. Nos dicen que nos sentemos. ¿Señal que pinta largo? Tiran a una mujer del banco más cercano para que nos sentemos. No tengo fuerzas para decir que no es necesario. Mi cerebro no actúa, sólo obedece.

De nuevo el mutismo nos acompaña en aquel banco. A nuestro alrededor la vida sigue ajena a nuestra pena. Pero no oigo, no escucho, no siento. SILENCIO, SILENCIO.

De repente uno de los polis me pasa su móvil. Contesto en inglés. Dígame? con quién hablo? Al otro lado una voz cacofónica me responde en español. Por un momento pienso que estoy hablando con algún tipo de representante del estado español o similares. Resulta ser un poli turístico que habla nuestro idioma. Bueno, pues no deja de ser de agradecer que hayan encontrado un intérprete. Vuelvo a contar lahistoria otra vez (ya no sé cuántas llevo!). Pregunta dónde estamos. Le paso el móvil al otro. Me lo vuelve a pasar. Dice que esperemos. Volvemos a obeder.

Silencio otra vez.

Al rato llega el poli lingüista. Le vuelvo a contar lo sucedido. Dice que antes de ir a la policía debemos volver al hotel porque nos hace falta un escrito de los propietarios en el que diga que el robo ha sucedido allí. Nos ponemos en marcha: en el tuktuk, Jose, el poli lingüista y yo. Al momento me doy cuenta que el poli del móvil nos sigue. Pues vámonos todos "pallá"!

Llegamos al hotel. Cuando Sandra ve a los polis les pide su acreditación y hace fotocopias. Nos vuelve a repetir que son muy corruptos y que no te puedes fiar de nada!. Pues vamos bien! Le comentamos lo del escrito y dice que no hay problema. Cuando me doy cuenta estoy de nuevo en el tuk tuk. El lingüista ahora va en la moto con el otro.

Nos paramos frente a otro bajo cochambroso donde nos esperan otros 6 de uniforme. Repito la declaración de tirón, como una oración. Con las veces que lo he contados en las útlimas horas ya me la sé de memoria.

Los uniformados se van disponiendo a nuestro alrededor. Mi voz interior dice: mira qué bien hoy les vamos a servir de entretenimiento a todos estos que no sabían qué hacer. Me lanzan miradas apáticas, indolentes. La desidia, la desgana, el desinterés, la holgazanería rezuman por la estancia al igual que el oxígeno que todos respiramos. Resulta humillante tener que estar allí contando la misma historia por enésima vez sabiendo que por dentro todos se rien a nuestra costa, que no van a hacer nada; puede que incluso conozcan su identidad y se repartan juntos el botín. Hasta ponen en duda y cuestionan aspectos de mi declaración. Estoicamente le contesto que como se puede imaginar, tenía cosas más interesantes que hacer hoy que venir a declarar un robo. Lo creerán o no, pero ha ocurrido así.

El lingüista mueve lentamente la cabeza; el poli veterano sigue impasible, indiferente, impertérrito. Me dan ganas de levantarme de la silla bruscamente y zarandearlos a ver si tienen sangre en las venas. Pero qué conseguiría? NADA. Me dicen que anote todo en la declaración. Voy redactando como puedo.

El corro sigue a nuestro alrededor, opresivo, como soga al cuello.

Nadie hace nada, sin embargo el lingüista insiste en que denunciemos al hotel. Para qué le pregunto yo. Mi vocecita me dice que por ahora son los únicos que han hecho algo por ayudarnos. Para que esto no vuelva a pasar nunca más, me responde. Por primera vez en todo el día tengo ganas de reir; no, más y mejor, tengo ganas de troncharme y desternillarme allí mismo, pero una vez más reprimo mis instintos.

Cuando termino la denuncia la leen: el del móvil y el lingüista. Hablan algo entre ellos. El poli veterano mueve un dedo, sella mi declaración con la misma desgana con la que ha permanecido sentado todo el rato. Aparece una copia por algún lado. Me la dan. La cojo. ¿Ya está? Me levanto a la vez que el lingüista me pide que le de un regalo al veterano.

Mantengo la calma, respiro y cuento hasta un millón a la velocidad de la luz. ¿Un regalo? Ah, sí. Por supuesto! No faltaría más. Abro el bolsillo de mi pantalón (el mismo que abrió quien entró por la ventana y me quitó mi pequeña carterita viajera) y saco el boli bic que siempre me acompaña. Lo único que me han dejado es esto. Si lo quiere, suyo es! Malvado o muy loco Por segunda vez el mismo día, mi boli bic es ninguneado por un camboyano.

Cuando salimos de la oficina, el lingüista me dice que ahora tenemos que ir a la policía turística. Pero usted no era de la turística? Sí, pero ahora necesitáis un papel de la turística porque esto es la local. Ah, bueno! Aunque hasta las 14 horas está cerrada! Ah, vale! Usted también vendrá no? Nos mira y distingo un asomo de sonrisa en sus labios. Podéis ir solos, contesta. Click! entendido, tampoco te ha gustado mi bic azul (pienso para mis adentros). Gracias por los servicios prestados.

De nuevo tuktuk y hacia el hotel. No hemos comido nada en todo el día pero tampoco tenemos hambre. Al llegar Sandra nos obliga a tomar algo. Seguimos con nuestra actitud sumisa. OBEDECEMOS.

Sandra nos dice que nos relajemos un rato en la piscina y el jacuzzi mientras esperamos que se haga la hora de ir a la turística. Volvemos a obedecer. El mutismo más absoluto nos sigue acompañando. De vez en cuando nos miramos y nos damos una pequeña palmada.

Mi cabeza sigue pensando todo lo que calla mi boca. Imagino la misma escena, como un bucle, pero esta vez ante la policía turística: otro bajo mugriento, otras caras... pero igual resultado. Me niego a pasar por lo mismo, me niego a ser de nuevo pasatiempo de unos zopencos. Se lo comento a Jose. Le parece bien. Lo hablamos con Sandra. Inmediatamente se pone a buscar qué Embajada representa a los europeos cuyo país no tiene representación diplomática en Phnom Penh. Resultado: la francesa. Llaman a preguntar el horario. Cerrada hasta las 15 horas. Bueno, pues esperaremos hasta esa hora!

Y para la tarde... excursión optativa: VISITA A LA EMBAJADA FRANCESAAAAAAAAA! Aplausos Normalmente no viene incluida en los folletos turísticos.

Una amiga de Jose que trabaja en un banco está investigando la forma más rápida y cómoda de enviarnos dinero. En un primer momento los propietarios se ofrecieron a prestarnos lo que necesitáramos; fue a Sandra, más tarde, a quien se le ocurrió la posibilidad de Western Union. Así lo haremos. Descartamos el envío de nuevas tarjetas. Y qué hago yo ahora sin mi VISAAAAAAAAA??????? Trist Trist Trist

El tuktukero impasible llega puntualmente a buscarnos. A la Embajada de Francia! Nunca hemos estado en una Embajada, nos darán Ferrero Rocher en la entrada? Llegamos y me animo solo con ver el edificio. Tras la puerta varios camboyanos nos reciben en francés. Con mi "gabachín" de oidas: Bonsoir, monsieur! Excusez-moi, je ne parle pas francais; je suis espagnole. Y sigo con el inglés explicando la situación. Se abre la puerta de al lado. Entramos pensando que es para nosotros. Le digo a Jose: estamos en territorio francés OH LÀLÀ! :aplauso:. El camboyano me dice que salgamos de nuevo a Camboya. Oh! Entonces veo al coche! jajajajaj, el permiso era para el motorizado Avergonzado Avergonzado

Al momento nos abren la puerta de peatones. Nos piden los pasaportes y nos dan una acreditación. Nos dicen que preguntemos por X en el edificio del fondo. A lo lejos, una manita se mueve.

Vamos hacia allí! Ahora sí que estamos en Francia, mon chéri! Muy feliz Muy feliz Muy feliz

Nos recibe otro camboyano en francés. Me hace rellenar una hoja. Lo hago. Sin haber acabado me la coge y se va hacia un pasillo. Le medio seguimos. Llega hasta el final y da la vuelta. Nos dice que el cónsul está ocupado y que volvamos mañana. Y UNA MIERRRRRRRR...! dice mi vocecita. Lo exteriorizo con un, más políticamente correcto, mañana no podemos volver. Tiene que ser hoy! "si vu ple"!. Nos lanza una mirada displicente pero regresa al pasillo.

Al momento sale un joven occidental. Francés, por supuesto. Vuelvo a repetir que lamentablemente no hablamos francés. Contesta que él inglés un poquito. Bueno! pues de alguna forma nos entenderemos. Le comentamos lo sucedido. Respira aliviado cuando comprueba que tenemos los pasaportes. Menos mal! Nos dice que esperemos un momento que en breve nos atenderá el cónsul.

Esperamos en unas sillas junto al despacho. Tras escasos minutos se abre la puerta y sale el cónsul. Nos ponemos en pie. Nos hace pasar. De nuevo disculpa por no conocer la lengua gala. Volvemos a repetir la historia. le pregunto si con la denuncia de la local es suficiente, si necesitamos algo más o si ellos pueden redactar algún otro documento. Nos confirma que con lo que tenemos es suficiente. Que a los franceses les dan un papel en francés pero que para el resto no es necesario. Hace fotocopias de la denuncia y nos dice que en caso de tener algún problema en España, digamos a la autoridad competente que se ponga en contacto con ellos ya que tienen constancia de la incidencia. Nos quedamos más tranquilos.

Nos comenta que justo al día siguiente está de visita la cónsul de España en Bangkok, que si queremos ir a la recepción y hablar con ella. Se lo agradecemos pero hay que continuar la ruta.

Mi vocecita interior salta de alegría por haber tenido la idea de ir a la Embajada. Al menos nos han tratado como personas. Nos pide el e-mail o una dirección por si se encontrara nuestra documentación o algo (improbable, está claro pero... al menos el señor tiene buena inteción Guiño ). Nos despedimos y le damos las gracias.

Salimos y al pasar junto al camboyano-conserje me dan ganas de estrangularlo Doblemente malvado Doblemente malvado . Sin embargo, lo traduzco por un diplomático "OF VUA MESIÉ! MERCI BOCÚ!". Hay que ver! Incluso los de las Embajadas son un atajo de miserables!.

Regresamos al hotel. Ya tenemos confirmación del envío de dinero. Vamos a la oficina de Western Union más cercana a recogerlo. El procedimiento es sencillo: quien manda el dinero tiene que ir a correos y decir la cantidad, el destinatario y el país de destino; luego convierten la cantidad a dólares (por supuesto la conversión favorece a la banca, SIEMPRE!); adjudican un código numérico y el que espera el dinero debe identificarse con el pasaporte, decir la cantidad exacta y el código. Tras todo esto y rellenar un formulario... el dinero es tuyo. Ya volvemos a estar metidos en el dólar! Aplausos Aplausos

Estamos tan temerosos que en la misma oficina nos descalzamos y nos metemos el sobre en el zapato. Ahora no vayamos a ningún templo, eh! jajajajajja. Antes de regresar al hotel, pasamos por la agencia a contratar de nuevo el tour. Cogemos el de solo una noche ya que teníamos contratado el hotel de Ho Chi Minh con antelación y ya no lo podemos anular. Me quedaré sin ver el mercado flotante de Can Tho! Trist Trist qué se le va a hacer!

Y en el hotel de la desdicha de nuevo! Intentamos relajarnos en la piscina, pero viendo al resto de clientes tan felices a nuestro alrededor, tan despreocupados, la herida duele, pesa, hiere.

Sandra nos dice que cenemos algo, pero no tenemos hambre. Nos han dado otra habitación (sin ventanas) pero el hecho de pasar otra noche en el mismo hotel donde lo perdimos todo me angustia. Dudo que pueda dormir tranquila. Para mi sorpresa y desconcierto Jose cae bajo el embrujo de Morfeo al instante, incluso desprende ligeros ronquidos. Yo, sin embargo, me noto ansiosa, descompuesta, alterada pensando que si me duermo volveré a estar indefensa, desprotegida. Decido tomarme 2 pastillitas de las que siempre llevamos en el botiquín.

Sigo alerta, los ruidos de la noche me desvelan. Poco a poco, sin embargo, el sueño y el cansancio se apoderan de mi vigilia.

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Capítulo 6º: El Delta, donde los milagros se llaman Karin

Capítulo 6º: El Delta, donde los milagros se llaman Karin


Localización: Asia Sudeste Asia Sudeste Fecha creación: 02/12/2010 20:47 Puntos: 0 (0 Votos)
Tras el desayuno viene a buscarnos la furgoneta con la que iniciaremos una nueva etapa. Una mezcla de tristeza y alivio nos invade cuando miramos la casa por última vez.

En la siguiente parada suben un par de amigos españoles. Charlar con ellos nos sirve de terapia. Recogemos a unos cuantos más pero no llegamos a 12. El trayecto hasta el lugar en el que tomaremos el barco dura alrededor de una hora. Imaginamos que hay cambio de planes pues nos hacen subir a una lancha rápida (la nuestra era la semirápida). Bueno, así llegaremos antes (se supone). Durante el "crucero" hablamos con los españoles y con una señora suiza que viaja sola. Nos sentamos en la parte de atrás un rato para contemplar mejor el paisaje que se extiende a lado y lado del río y ver el rastro que dejamos sobre él.

Hacemos una parada rápida en la frontera camboyana para que sellen los pasaportes y seguimos. El señor que nos hace de guía ofrece cambio a dongs. Nadie le hace mucho caso; se ve que no confiamos mucho en su honradez. Al llegar a la frontera vietnamita volvemos a bajar del barco. Esta vez no tenemos ni que ir nosotros a la ventanilla; lo hace todo el guía.

La señora suiza cambia unos dólares ayudada por uno de los españoles. Suerte del español porque le dan mal el cambio (a favor de ellos, por supuesto Malvado o muy loco ). Nos habían avisado ya en España de la, llamémosle, facilidad Mr. Green con la que los vietnamitas se equivocan al devolver. Siempre a su favor, claro! Y es que en esta vida hay que saber equivocarse! Ojos que se mueven Ojos que se mueven Ojos que se mueven

Tras unas 3 horas el viaje finaliza. Nos despedimos de los españoles, pues ellos solo han contratado el transporte. Hoy dormimos en un hotel flotante. Dudamos bastante de la fiabilidad del establecimiento, pero por el precio que hemos pagado no podemos esperar mucho. 29$ que incluyen: desplazamiento de Phnom Penh a Chau Doc, una noche de hotel con desayuno, visita a poblados pesqueros del Delta y traslado hasta Ho Chi Minh. Tendría que enviarle el recorrido a mi taxista angkoriano, el de "gasto mucha gasolina".

Antes del robo teníamos pensado ver la habitación y si no nos gustaba irnos a otro mejor. Ahora toca reducir los gastos y capear el temporal como se pueda.

De todos los de la lancha solo nos quedamos en la recepción del hotel flotnate, Karin (que así se llama la señora suiza) y nosotros. Nos pregunta si se nos puede acoplar durante el día de hoy y el día de mañana. Le respondemos que por supuesto.

Nos dan las llaves de la habitación y resulta estar mucho mejor de lo que imaginábamos. El baño ya es otro cantar pero por estar una noche sin ducharnos tampoco nos moriremos. Para eso tenemos a las toallitas refrescantes, no es lo mismo pero aromatiza.

La habitación tiene un balconcito que da al agua. En otro momento nos hubiese hecho gracia; ahora solo le vemos los inconvenientes. Para más inri la puerta no cierra. Como Katrin está delante le preguntamos si podemos dejar las mochilas en su habitación mientras paseamos por Chau Doc.

No es que haya mucho que ver, pero es la primera ciudad vietnamita que pisamos y nuestro primer contacton con las motos. Todo por las calles está escrito en vietnamita e incluso resulta difícil entenderse con la gente; aunque, como siempre, el lenguaje de los signos es internacional. Cambiamos dinero, compramos agua y hasta unos bollos. Los niños nos miran curiosos y algunos nos saludan tímidamente.

Seguimos practicando el arte de cruzar una calle en Vietnam un poco más. Pronto se hace de noche y regresamos al hotel.

Junto al Floating Hotel hay un restaurante (flotante también). Decenas de luces de colores dibujan su contorno en la noche. A pesar de todo, resulta muy relajante estar allí ahora. Durante la cena charlamos animadamente con Katrin. Lamento haber olvidado mi alemán y no poder practicarlo un poco.

Terminada la cena, recogemos las mochilas de la habitación de Karin y nos disponemos a pasar la noche como se pueda. Al poco de cerrar la puerta, unos suaves golpes rompen el silencio. Abro. Es Katrin. Me dice que viaja con su cámara de fotos y de video y otra cámara sin estrenar que le regalaron sus hijos antes del viaje. Ha venido a decirnos que nos la presta, que confía en que cuando regresemos a España se la mandaremos por correo. No sé qué decir, no puedo creer que esté ocurriendo realmente. Mi sentido de la responsabilidad me recuerda que pueden volver a robarme o romper la cámara. Le doy las gracias pero le digo que no. Ella insiste. Dice que no sabe cómo funciona, que lo averigüemos nosotros y la probemos tranquilamente. Vuelvo a decir que muchas gracias pero que no lo podemos aceptar. Insiste de nuevo diciendo que la probemos y decidamos, sin compromiso. Acepto pero le digo que prefiero que esta noche la cámara duerma con ella.

Jose pone una silla delante de la puerta que no se cierra y por supuesto nos acostamos con todo encima. Discutimos el tema de la cámara. Por un lado, es un consuelo tener una pequeña cámara, por sencilla que sea, pues sin ella parece que viajes desnudo; por otro, nos preocupa adquirir el compromiso y la responsabilidad que ello representa. Valorando todos los puntos y prácticamente inclinando la balanza hacia la parte del NO, nos quedamos dormidos.

Habíamos quedado con Karin para el desayuno. Antes de que yo la llame ya está ella en la puerta con la cámara. Tanta generosidad matutina me hace dibujar una leve sonrisa. ¿Cómo decirle que no?. Jose comienza a investigar su funcionamiento. Es sencillo y lo controla al momento.

Después del desayuno nos hacen subir a una pequeña lancha con las mochilas. Hay más gente. Se nos presenta la que será nuestra guía el día de hoy. La primera parada: una especie de piscifactoria-casaflotante. Nos explica todo el proceso de cría del pescado mientrs tira al agua comida para que veamos la cantidad y el tamaño de los peces que tenemos bajo nuestro pies. Centenares de gotas de agua salen disparadas en todas direcciones.



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Y con Katrin vuelve la luz a nuestro diario.

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Casas flotantes en el Delta


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Casas sobre pilotes


Al terminar la visita nos dirigimos también en barca hacia la zona en la que viven los musulmanes. En una única calle se disponen a lado y lado las casas. Pasamos junto a diferentes escenas cotidianas. Pasear por allí me produce una grata sensación. Nos cruzamos con vendedores ambulantes de pescado y carne. La gente sale de sus casas para hacer la compra. En una tiendecita nos dan a probar una especie de pasta. Aún está caliente. Qué rica! Riendo Riendo :lol:. Seguimos descubriendo la pequeña aldea isleña hasta llegar a la tienda de artesanía y recuerdos.



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Nos hacen esperar un poco hasta que finalmente subimos al barco. La guía nos dice que vamos a ir con ese barco varias horas y luego tomaremos un bus hasta Ho Chi Minh. La comida se hace a bordo. Perfecto, un poco más de crucero!.


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Seguimos practicando con la cámara de Karin. Éste es el tipo de barco con el que teníamos que hacer el recorrido ayer. No está mal. En la planta inferior hay 2 zonas: una con sofás y la otra con sillones tipo años 60; en la superior, una simpática terraza en la que tomar el sol y contemplar la grandeza del río.

Nos pasan la carta para que decidamos el menú. Una media hora antes de abandonar el barco nos sacan la comida. No está mal, pero a mi lo de comer con prisas no me va. Yo es que soy muy lentaaaaaaaaaaaaaa! Avergonzado Avergonzado Avergonzado


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Karin, nuestro angelito suizo


Y ahora, al autobús! Vamos contemplando el paisaje. Campos verdes de arroz nos saludan a lado y lado de carrete ra. Asoman en el terreno, de vez en cuando, tumbas de los familiares que se han ido. Se les entierra allí con la creencia de que traerán prosperidad y buena suerte. Cruzamos uno de los 9 brazos del Mekong en transbordador. Aprovechamos para estirar las piernas y hacer unas fotos.


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Hacemos un alto en un restaurante-tienda que recrea un pueblo del Delta.


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A medida que nos acercamos a Ho Chi Minh el tráfico va aumentando. Resulta curioso ver la cantidad de motos que circulan y la cantidad de personas que van en ellas. No es extraño ver a una familia entera arriba: los padres en el exterior y en el interior los niños, si hay un bebe es el que va justo enmedio como el queso en el sandwich.


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Finalmente llegamos a la ciudad. Nos dejan en la agencia. Nos despedimos de nuestro ángel benefactor. No sabemos ni qué decirle. Bueno, le doy las gracias un millón de veces más y la abrazo otras tantas, por no cogerla entre los dos y mantearla como hacen los futbolistas con el entrenador después de ganar un título importante. Nunca te olvidaremos y ojalá nos volvamos a ver. Ahora ya tenemos una razón más para ir a Suiza. Amistad Amistad

Preguntamos a las de la agencia si el hotel Sanouva está muy lejos. Nos dicen que para ir andando sí. Pedimos un taxi y el precio aproximado (estamos de un ahorrativo, jejje). Nos contestan que de 20.000 a 30.000 VND. El primero que nos para nos quiere tomar el pelo pidiéndonos 100.000, paramos a otro.

Por e-mail hemos quedado con un español amigo de una vecina de mis padres que vive en Ho Chi Minh y que se ofreció a ayudarnos en lo que fuera tras el robo. Le llamamos para decirle que ya estamos. Insiste en quedar para cenar y charlar un rato.

Mientras esperamos indagamos precios y excursiones para el día siguiente. Queremos ir a los túneles de Cuchi antes de salir hacia Dalat. Nos informamos de horarios y tras llamar al hotel de Dalat y asegurarnos que pese a llegar tarde por la noche nos esperarán, lo contratamos con la misma agencia con la que hicimos el tour por el Delta (Sihncafé).

Llegan a recogernos puntualmente y nos llevan a cenar a un restaurante japonés. Por supuesto, a condición de que les contemos con todo detalle nuestra aventura camboyana. Ahora, ya, incluso nos reimos al recordarlo todo.

Tras la cena, nos dan una vuelta panorámica por HCM. Es una pena no tener más tiempo para verla pues no me parece tan fea como había leido por internet.
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comment_icon  Últimos comentarios al diario INDOCHINA 2010: DEL CIELO AL INFIERNO
Total comentarios: 43  Visualizar todos los comentarios
Imagen: Oreto  oreto  29/04/2011 13:00   📚 Diarios de oreto
Scorpi: Me he leído entero tu relato y puedo decirte que me ha encantado. Las fotos son estupendas y tu descripcion de las cosas estraordina. Felicidades y gracias.
Antonio.
Imagen: Oreto  oreto  29/04/2011 17:58   📚 Diarios de oreto
Perdón Nomeí:
extraordinaria (no esa palabrota que escribí).
Antonio.
Imagen: Scorpi  scorpi  30/04/2011 15:59   📚 Diarios de scorpi
Antonio, muchas gracias por leerlo y por tus palabras (aunque algunas con algo de "dislexia", jejejjee).

Saludos
Imagen: Isia  isia  12/05/2011 22:37
Gracias por compartir de nuevo este viaje.
Cómo muy bien dices de todo se aprende y de un día pésimo puedeas sacar algo bueno.
Imagen: Scorpi  scorpi  13/05/2011 09:32   📚 Diarios de scorpi
isia, gracias por tu comentario y por leerlo.
Saludos
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