Hoy me despierto mucho mejor. Parece que las pastillas para el dolor de barriga que me tomé ayer han hecho efecto.
Una vez que recogemos todo, nos vamos a desayunar a un salón enorme en el que sólo hay otra mesa ocupada por una familia de españoles (se nota que es temporada baja).
El desayuno no está mal, pero tal y como tengo el estómago prefiero no comer mucho, no vaya a ser que me ponga peor...
Nos damos una vuelta por el hotel haciéndole fotos a todo lo que nos llama la atención mientras esperamos a que venga Kalú a recogernos.
Cuando llega le pedimos que nos lleve al Jehangir Palace para visitarlo por dentro, ya que ayer no nos dio tiempo a verlo.
Sacamos la entrada, hacemos una visita rápida y nos marchamos en dirección a Khajuraho, nuestro próximo destino.
El trayecto hacia Khajuraho es una maravilla, todo lo contrario que el día anterior. Los paisajes son preciosos, es todo muy verde...no me imaginaba que la India fuese así.
Después de unas 2h de camino escuchando una música de bollywood chulísima, llegamos a Khajuraho, uno de los lugares mas tranquilos y limpios que hemos visitado en la India.
Antes de nada, Kalú nos lleva al hotel (Radisson Jass) para que podamos dejar nuestras maletas y prepararnos para la visita a los famosos templos del Kamasutra.
Cuando llegamos nos dicen que debe haber un error por que no les aparece nuestra reserva , pero con una simple llamada a Prakash ya está todo solucionado. Menos mal que este hombre lo tiene todo controlado.
Subimos a la habitación, nos aseamos un poco y bajamos a la puerta del hotel donde nos está esperando Kalú para llevarnos a comer.
Dejamos el coche en el parking y nos vamos dando un paseo por Khajuraho acompañados de Kalú y de un millón de vendedores que casi se moñean entre ellos con tal de captar nuestra atención para que les comprásemos algo, jeje!! Conseguimos quitárnoslos de encima y Kalú nos deja justo en frente de los Templos, en un restaurante-hotel (Temple View Restaurant) que al principio no nos hace mucha gracia la pinta, pero que una vez que nos ponen la comida nos damos cuenta de que está todo buenísimo.
Cuando pedimos la cuenta nos llevamos la sorpresa de que dos súper platos de arroz con pollo, verduras y huevo y dos súper cocacolas nos cuestan menos de 4€. Increíble, y encima justo en frente de los monumentos...
Nos despedimos del camarero (que como todos los indios, es muy amable) hasta esta noche. El sitio nos ha gustado tanto que queremos volver.
Cruzamos la calle y compramos la entrada para los templos.
Una vez dentro nos ponemos a recorrer todo el recinto. A pesar de que hay bastante gente visitando los templos, se respira una tranquilidad y una paz que hacía días que no teníamos, así que nos tomamos la visita con calma haciendo muchas fotos y buscando qué postura nos hacía mas gracia, jeje!!!
Cuando terminamos, vamos a buscar a Kalú, que nos lleva a otros templos que forman parte de los que ya hemos visitado, pero vamos, nada del otro mundo. Lo bueno es que aprovechamos para comprar algunos regalillos en las tiendas que había fuera.
Una vez que nos cansamos de tanto regateo decidimos irnos al hotel al descansar un poco y a darnos una duchita para ir a cenar al mismo sitio que antes, así que a la hora prevista nos vienen a recoger para llevarnos al Temple View.
Pedimos sandwich de pollo con "patatas fritas"!!! jajaja!! Casi lloramos cuando las vemos en la carta... y mientras cenamos, un indio que cenaba en la mesa de al lado se da la vuelta y nos dice que qué hacemos, que eso no es una cena, que eso el la India es un desayuno, jajajjajaja!!! Vaya, vaya... estos indios tienen el estómago a prueba de bombas.
Y de allí, regreso al hotel, que estamos que nos caemos... así que en cuanto concretamos la hora a la que nos va a recoger mañana el chófer para llevarnos al aeropuerto, nos vamos a la habitación a dormir.
Mañana estaremos en el Ganges!!!!!!! Que nervios!!!
Nos despertamos y terminamos de preparar nuestras maletas, ya que hoy ponemos rumbo a Varanasi.
Bajamos a desayunar y cuando terminamos nos dirigimos a la puerta del hotel, donde, como todos los días, ya nos esperan. Como tenemos tiempo hasta la hora que salga nuestro vuelo, hemos quedado con el chofer para que nos lleve a hacer algunas compras por Khajuraho.
Subimos al coche y llegamos en un momento, pues el hotel está bastante cerca del centro.
Nuestra intención es dar un paseo relajado y aprovechar la paz que se respira en Khajuraho, pero, como es normal en la India, en cuanto los vendedores ven a los turistas acercarse a sus tiendas, la paz se convierte en acoso, jajaja!!
Al final, después de comprar varias cosas: incienso, imanes, libro del Kama Sutra, collares…tenemos que salir casi corriendo, porque se nos ha ido el santo al cielo y tenemos que volver al hotel a recoger las maletas antes de irnos al aeropuerto.
Subimos a la habitación, recogemos todo y antes de irnos paso muy rápido por una tienda del hotel para comprar un anillo que me había gustado, ya que si no lo compraba, sabía que me iba a estar acordando del anillo durante todo el viaje.
En un momento llegamos al aeropuerto, menos mal que está super cerca del hotel. Allí nos bajamos, nos despedimos de nuestro chofer y nos adentramos en un recinto que era digno de ver, jeje…
Facturamos nuestras maletas y nos dan la noticia de que nuestro vuelo se ha adelantado casi 1 hora y que salimos YA!!
Rápidamente pasamos los controles y nos ponemos a esperar en una sala de espera que era una chabola. Nosotros estábamos flipando.
Y flipamos más todavía cuando de repente se pone a diluviar y nos dan una sombrilla a cada uno para que nos cubriésemos hasta el avión. Las sombrillas eran para verlas, oxidadas, sucias, con alambres saliendo…pero eso si, con el nombre de la compañía aérea muy bien puesto, que se viera bien, jajaja…
El vuelo dura una hora o algo más, pero se pasa muy rápido. De aperitivo nos dan un sándwich que pica una cosa mala, unas patatas y una botellita de agua.
Llegando a Varanasi, desde el aire, ya se puede ver el Ganges y ahí es cuándo te das cuenta de que la fama de que es uno de los ríos mas contaminado del planeta es cierta, el agua parecía chocolate.
El aeropuerto de Varanasi nos sorprende tanto como el de Delhi. La verdad es que está bastante bien.
Recogemos el equipaje y salimos, nerviosos de nuevo por quién será nuestro próximo chofer.
Anand nos espera en la puerta. Nos lleva al coche y nos damos cuenta de que hay un chofer y que él es el guía. Le decimos que no hemos contratado guía, pero nos dice que no nos preocupemos, que los dos son de la misma empresa, pero el que conduce no habla inglés, así que lo han mandado a él también.
Antes de empezar con la excursión nos llevan al hotel (Radisson Hotel Varanasi) para que dejemos todas nuestras cosas. A dos minutos hay un centro comercial, así que aprovechamos para comer en un Pizza Hut. La comida está buenísima, por lo que decidimos que tenemos que volver en otro momento.
Salimos del centro comercial y ponemos rumbo a Sarnath, ciudad ubicada en el distrito de Benarés donde Buda predicó el budismo por primera vez.
La visita no dura mucho, pero la verdad es que, a pesar del calor tan horrible que hace, es un sitio que nos gusta y del que no tenemos ganas de irnos. Es muy espiritual.
Anand se porta muy bien con nosotros, nos va explicando cosas, pero también nos deja a nuestro aire, que es lo que nos gusta a nosotros. Incluso nos presta dinero para comprar la entrada, ya que no tenían cambio y nos hace todas las fotos que le pedimos. La verdad es que ha sido una suerte que venga con nosotros.
Dejamos Sarnath y como tenemos tiempo, Anand nos lleva a ver como hacen la seda. Nos mete por unos callejones y en unas casas que dan ganas de salir corriendo, vamos, que si hubieran querido robarnos o secuestrarnos, ese momento hubiera sido bueno, jeje… Yo estaba ya con la mosca detrás de la oreja. Pero luego te das cuenta de que somos nosotros los que, con nuestros malos pensamientos, nos provocamos ese miedo, pues el pobre Anand lo hizo con su mejor intención.
Y ya por fin nos vamos a la ceremonia en el Río Ganges que, según nos contó Anand, se celebra todos los días a las 7 de la tarde.
Bajamos del coche. Hay tantísima gente en la calle que es casi imposible pasar. Anand nos dice que no nos paremos y empezamos a andar entre coches, rickshaws, gente, vacas…siguiéndolo.
Justo cuando llegamos al Ghat Dasaswamedh, el ghat mas importante de Varanasi, empieza a diluviar súper fuerte. Esperamos que la lluvia dure poco, ya que si no van a tener que suspender la ceremonia. Por suerte, tras un largo rato, deja de llover y comienza todo.
La verdad es que nos quedamos con la boca abierta, y es que, no es para menos. Su cultura es tan diferente a la nuestra que todo nos llama la atención. La solemnidad de ese momento hay que vivirla, es imposible describirla. Además, compartir ese momento con tantos hindúes y sentir como viven ellos ese momento es toda una experiencia.
Media hora después regresamos al coche para que nos lleven al hotel. El día ha dado bastante de si y estamos muy cansados. Además, mañana tenemos que madrugar muchísimo para hacer el paseo en barca por el Ganges, así que cenamos en el hotel de las provisiones que habíamos llevado, nos damos una ducha y a la cama.
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, pero con una simple llamada a Prakash ya está todo solucionado. Menos mal que este hombre lo tiene todo controlado. 
y mientras cenamos, un indio que cenaba en la mesa de al lado se da la vuelta y nos dice que qué hacemos, que eso no es una cena, que eso el la India es un desayuno, jajajjajaja!!! Vaya, vaya... estos indios tienen el estómago a prueba de bombas.
