VIAJE A SUIZA (OBERLAND BERNES) CON NIÑO MENOR DE 3 AÑOS (AGOSTO 2013) ✏️ Blogs de Suiza

Hoy nos dedicamos a recorrer la zona del lago de Thun. La primera paradita del día la hacemos para ver las cuevas de San Beato. No entramos en ellas, pero sabemos que el camino de subida hasta ellas merece la pena, así que eso es lo que hacemos. Además a medio camino, hay una especie de cueva con un dragón para los niños. Se tarde en subir hasta la entrada de la cueva unos 10-15 minutos. Es una subida muy agradable, entre cascadas y con vistas al lago de Thun. Merece la pena.

Nuestro siguiente destino de hoy es el castillo de Oberhofen, al borde del lago de Thun. Al lado hay un parque infantil con juguetes para los niños, así que mientras uno se queda con el pequeño, el otro se va hacer fotos y a visitar el castillo. Después cambiamos.

Ya casi es hora de comer. Tenemos pensado hacerlo en Thun. Es una ciudad con un casco antiguo muy bonito. La Obere Haupgasse, con sus aceras elevadas y sus soportales, en las que las tiendas y los restaurantes se encuentran dispuestos en dos pisos, es una preciosidad. Al llegar a la Rathausplatz, un amable chico de la oficina de turismo, nos regala una tableta de chocolate solo por rellenar una encuesta acerca de nuestras vacaciones en Suiza. La orilla de rio Aare, está llena de cafés y restaurantes. Comimos de maravilla en el restaurante del hotel Kronen, al lado del rio y, como no, de un parque infantil, por lo que cuando nuestro hijo terminó de comer, se fue a jugar a los columpios y nosotros seguimos comiendo y viéndole. De maravilla.

Después de comer, damos un paseo por Thun, vemos los dos puentes de madera que tiene y vemos algo curioso, al menos para nosotros. La gente (joven) se tira de los puentes para bañarse en el rio y además hacen surf en el rio, agarrándose a una cuerda amarrada a un puente. Subimos a visitar el castillo, pero ¡oh sorpresa! Está en obras y no vemos ningún parque infantil.

Después nos vamos al Schadau Park, en el que se encuentra en Schadau Schloss y, como no, un parque infantil. El parque ofrece una atracción especial para los peques: un mini-tren con máquina de vapor, para que subieran los más pequeños y algún acompañante, que daba la vuelta por todo el recinto. Aquí, en los jardines la gente estaba tomando el sol y bañándose en el lago, lleno de barquitos………. No se podía visitar el cuadro panorámico de Wocher, estaban haciendo obras.

A la vuelta a Brienz, teníamos pensado parar en Spiez. Como nuestro niño estaba dormido, ya no paramos. Llegamos con el coche hasta el castillo y sin ni siquiera bajarnos del coche, le hicimos unas fotos.

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Hoy es el único día que amanece lloviendo. Las previsiones son malas para todo el día por la zona, así que seguimos con nuestro plan inicial de dirigimos a Berna. Todo el camino llueve hasta llegar allí. Sin embargo, deja de llover cuando llegamos. Aparcamos el coche en un P+R, en Guisantplatz. Aquí se paga el parking por horas (estima lo que vas a estar) y después se paga el tranvía hasta el centro de la ciudad (caro, 2,3CHF cada billete).

La ciudad de Berna es Patrimonio mundial de la UNESCO, está bordeada por el río Aar y cuenta con 6 km de galerías con arcadas, siendo una de las zonas comerciales cubiertas más largas de Europa. Además, multitud de fuentes con figuras renacentistas y fachadas bien conservadas salpican las calles y plazas.

Cuando llegamos al centro, nos encontramos con que toda la calle principal, Spitalgasse (con sus famosos centros comerciales), Marktgasse, Kramgasse y Gerechtigkeitsgasse, están en obras.

Vemos la Bundesplatz, en la que se encuentra el Palacio Federal, donde se encuentra el Parlamento suizo. Esta plaza tiene de especial el juego acuático ubicado frente al palacio, con 26 chorros de agua que representan a los cantones suizos.

La Kornhausplatz es una plaza que está situada cerca de la famosa Torre del Reloj, está adornada con la fuente más popular de la ciudad, la Kindlifresserbrunnen, que representa al ogro devorador de niños. Es una plaza que está rodeada de terrazas y cafés. Teníamos intención de comer en el famoso Kornhauskeller, el antiguo granero del centro de la ciudad, pero terminando comiendo, y muy bien, con los lugareños, en un pequeño restaurante en la acera de enfrente. Mientras comemos, vuelve a llover, pero de nuevo tenemos suerte y, cuando terminamos y salimos a la calle, solo quedan los charcos.

Después de comer, llegamos a tiempo de ver, en la misma plaza, la que es hoy una de las principales curiosidades turísticas de Berna: la torre del Reloj o Zytgloggeturn. Fue una de las antiguas entradas a la ciudad. La singularidad de este reloj, es que 4 minutos antes de la horas punta, se ponen en movimiento unos muñecos que se encuentran justo al lado. Además hay un reloj astronómico en el que se puede ver la fase lunar, entre otras cosas. Suele encontrarse a todas horas turistas fotografiando y esperando a que empiece el espectáculo.

Continuamos nuestro paseo hasta la Catedral (Munster), que no visitamos y la Munsterplatz. Desde el parque que rodea a la catedral, las vistas son muy bonitas. Hay un pequeño parque infantil y un ascensor que une el parque con Matte, el antiguo barrio de los gremios, con sus caistas situadas a orillas del rio.

Seguimos nuestro paseo hasta el famoso Barenpark o Parque de los Osos, otra de las atracciones de Berna, sobre todo para los más pequeños. Los osos son el animal heráldico de Berna y allí están más o menos en libertad. Se puede ver a los osos, comiendo, jugando, bañándose o trepar. Cuando nosotros fuimos había tres.

Para llegar allí, hay que cruzar el Nydeggbrucke, desde donde se disfrutan también de una de las mejores vistas de la ciudad.

Deshicimos el camino, y volvimos de nuevo al parque que rodea la catedral, donde nuestro hijo se entretuvo un ratito en los columpios del parque infantil. En esta ocasión no había juguetes para los niños, aunque sí que habíamos leído sobre su existencia.

De ahí, vuelta a coger el tranvía hasta donde habíamos dejado el coche.

De vuelta y con nuestro niño dormido, antes de llegar a Brienz, hicimos una incursión para ubicar la Giessenbachfall, que visitaríamos el día siguiente. La carretera sube sobre el lago de Brienz con unas vistas maravillosas.

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Hoy es nuestro último día. Lo primero que hacemos es dirigirnos a ver la Giessenbachfall. Dejamos el coche en el parking y esta vez no pagamos los 4 CHF exigidos. Nos parecía que era desorbitado para el ratito que íbamos a estar. Afortunadamente, no pasó nada.

Estas cataratas están formadas por un una cascada con 14 escalones y más de 500 m de altura. El paseo hasta arriba de la cascada es muy bonito. Cuando llegas arriba, hay un puente por detrás de ella que puedes cruzar y estar detrás de la cortina de agua. ¡Precioso!. A los pies de las cascadas se encuentra el GrandHotel Giessbach, al que se puede acceder en coche, o en el funicular más antiguo de Europa.

Después de ver la cascada, nos vamos Interlaken, donde cogemos el funicular que nos lleva a Harder Kulm. Desde allí las vistas de las montañas y de los dos lagos (Brienz y Thun) son impresionantes. Eso sí, aquí el parque infantil decepciona. Solo hay un tren de madera y un gran tobogán que no desliza.

Volvemos a comer al apartamento y, ya desgraciadamente, a preparar las maletas. Después nos vamos a un parque infantil a un pueblecito cercano, donde había otro supertobogan gigante con curvas y muchas más atracciones para los niños. Terminamos el día cenando el restaurante Panorama de Brienz, donde comimos y nos trataron de maravilla.

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