23/08/2010
Tras desayunar toca preparar las maletas. Finalmente se nos va el tiempo en esta tarea y nos da el medio día cuando terminamos de realizar la tarea.
Comemos y toca la parte triste del viaje.
Las despedidas.
No sé que decir.
No tengo palabras.
Han sido solo 4 días juntos, pero hemos estado tan a gusto… como en casa.
El colectivo comienza a moverse y agitamos las manos despidiéndonos de nuestra familia… tan lejos… tan cerca.
Una lágrima rueda por mi mejilla. Veo que mis primos están también emocionados… y como decía aquella preciosa canción de los Antinieblas
“Son duras las despedidas,
hay que ser fuertes para vivirlas,
y no caer en el pozo
del solitario o del loco…”
Esto no es un adiós… es un hasta pronto.
Bueno, por fin estamos dentro de uno de los afamados colectivos de Argentina. Mucho he leído acerca de ellos, y he querido probar si todo ello es cierto o no.
Finalmente la mejor conexión es San Juan – Rosario (184AR$). Son 15 horas de viaje en las que recorremos cerca de 1000 kilómetros. Cruzamos Córdoba… Villa María… y algunos pueblos más que no recuerdo.
En estos ómnibus de larga distancia, hay dos tipos de asientos, los cama y los semicama. En los primeros, el asiento se reclina completamente y hay más espacio entre asientos. En algunas compañías tienen incluso pantallas individuales. En los segundos, se reclina hasta 145º, tiene reposa pies.
Como la reserva la hicimos de un día para otro, todas las plazas de cama están reservadas. Así que no tenemos otra opción que ir en semicama.
La verdad que la experiencia es… bueno, quizás alguna de las integrantes de la expedición no dirían que ha sido buena… pero ha sido toda una experiencia.
En cuanto nos ponemos en marcha, nos dan un paquete de galletas de chocolate a cada uno y un café (o jugo). Además de esto, hay unos termos donde puedes elegir entre café, jugo y agua. De estos, puedes beber cuanto quieras.
Al rato, pasan otra vez ofreciendo agua, jugo o café, para aquellos que no se han levantado a visitar el termo. Luego pasan con la cena… esta es parecida a la que te puedan ofrecer en los aviones. Y bueno, poco más que decir.
Nuestro viaje, estuvo amenizado por Avatar y por Esposados… ambas en argentino, por lo que ganaban bastante, jejeje.
En mi opinión es una forma muy económica de moverse. Los largas distancias, suelen viajar por la noche, así que además hay que añadir que te ahorras una noche de hotel.
Pero ojo, esto no te quita las 15 horas que te tiras ahí metido.
24/08/2010
Tras toda la noche de viaje, en la que hemos dormido a “salto mata”, llegamos a Rosario a las 7 de la mañana.
Hoy buscamos un lugar especial. Si bien Santa Fe es la ciudad capital de provincia, Rosario es la capital económica de la provincia de Santa Fe. Claro, que ojito con hacer este comentario a un santafesino, que no se lo suelen tomar a bien, jejeje.
Bueno, acá estamos, en Rosario. Pero no tenemos intención de visitar la ciudad. Nuestro destino no está muy lejos, pero no está dentro de la ciudad.
Hay un pueblecito de Argentina que se llama como mi pueblo, Funes. Así que nos las hemos arreglado para visitarlo en nuestro viaje.
En la terminal de ómnibus nos dan un mapa de la ciudad y nos indican el lugar, a un par de cuadras, donde tenemos que agarrar el colectivo.
Salimos de Rosario… bueno, salir por decir algo, ya que nuestro destino está prácticamente unido a la ciudad.
Llegamos al pueblo… que de pueblo más bien poco. En tiempo normal viven unas 50000 personas, pero en fines de semana y vacaciones esta cifra crece hasta los 200000. Parecidico a los 2500 habitantes que tiene mi pueblo.
No tenemos ni idea de que podemos ver o visitar aquí. Así que nuestro primer destino es la municipalidad.
Nuestra entrada despierta la curiosidad en la sala. Nosotros allá, con una mochila a la espalda, la bolsa con la cámara de fotos… vamos en ese momento éramos el show del día.
Nos acercamos a un mostrador.
‘Hola, buenos días. Verá, somos de Funes en España y estamos de viaje por Argentina. Y al enterarnos de la existencia de un pueblo con el mismo nombre al nuestro acá, hemos querido acercarnos a conocerlo.’ ‘ Pero que sorpresa. ¿Y tienen algún interés en particular?’ ‘Pues para serle sincero, no tenemos ni idea de que se puede visitar acá. Si no es mucha molestia y nos podrían dejar un mapa del pueblo, nos las arreglaremos para visitar los más destacado.’ ‘Bueno, esperen un momento que voy a ver si hay alguien en la casa de cultura que les pueda ayudar.’
La chica llama a un par de números en los que no contesta nadie. Pero no se da por vencida y nos pide que la acompañemos.
Llama a un compañero y tras explicarle brevemente nuestra situación, viene con un mapa catastral del pueblo. Nos indica brevemente los lugares que podrían ser interesantes para visitar.
Nuestra primera interlocutora ha tenido que regresar a su puesto.
Pero si bien, ha habido momentos del viaje en los que no hemos tenido suerte (aviones principalmente), hoy parecía que era nuestro día de suerte.
Apareció por allí Soraya, la jefa del departamento de cultura del pueblo. Tras unos días de vacaciones, se reincorporaba al trabajo. Y antes de ir a su oficina, se había acercado a la municipalidad para saber si había alguna factura o recibo para el departamento de cultura. Poco se podía imaginar en ese momento de la papeleta que le iba a tocar.
‘Buenas Pame, ¿qué tal? ¿Hay algo para mí?’ ‘Sí. Tengo aquí a tres personas…’ ‘¿Tres personas? ¿pero para qué quiero yo a tres personas?’ ‘No, mujer, déjame que te explique. Han venido unas personas de Funes a visitarnos…’ ‘Que, hoy estamos de guasa, ¿no?’ ‘… de Funes… España.’ ‘¿No me digas?’
Y así, de esta peculiar forma conocemos a Soraya.
Tras las presentaciones, nos pide que la acompañemos. Como no tenemos información de qué hay allí para visitar, comienza ella a llevarnos por los lugares más característicos del pueblo.
Nosotros, tampoco queremos ser una carga para nadie. Y menos, cuando tienen que trabajar. Pero al contrario, ella se empeña en acompañarnos por todo el pueblo, y comenta entre risas, que a fin de cuentas, esto se puede interpretar como un intercambio cultural, así que entra dentro de su cometido hacernos de guía turística.
Finalizamos nuestro recorrido en su oficina. Allí conocemos a todo el personal del departamento de cultura. Charlamos acerca de nuestro viaje, de las diferencias entre Argentina y España, de la vida…
En fin. Que sin comerlo ni beberlo, hemos pasado uno de los mejores días de todo el viaje.
Nuestra llegada ha revolucionado el pueblo, y a estas horas, la mitad de sus habitantes ya saben que hay unas personas de España visitando el lugar.
Estando en las oficinas de cultura, se presenta el intendente para saludarnos. Bueno, me siento hasta importante y todo, oiga.
Pero todo lo que tiene un principio, tiene un final.
Nuestro bus para Santa Fe sale a las 16. Así que la única conexión que tenemos para llegar allí es agarrar el colectivo de las 11:30. De forma, que tenemos que rechazar la invitación para comer que nos ofreció con sumo gusto nuestra guía particular.
Nos acompaña hasta la parada del colectivo. Y como a nuestra llegada a Rosario, todavía tendremos algo de tiempo, nos aconseja el lugar en el que tenemos que bajarnos y la zona que podemos visitar.
Y con esto, finaliza nuestra visita a Funes. Han sido sólo 4 horas. Pero han estado llenas de entusiasmo, cordialidad y amistad. Nos vamos de allá tremendamente agradecidos a este grupo de personas que han querido hacer un pequeño alto en sus vidas cotidianas, para pasarlo con nosotros.
De verdad, muchísimas gracias por todo.
No conocemos nada de Rosario. Pero todo el mundo nos ha aconsejado lo mismo. El Monumento a la Bandera. Así que vamos para allá.
Llegamos a la terminal de colectivos en Plaza Sarmiento. Aquí paran los colectivos de urbanos y los de cercanías. Callejeamos un poco, hasta que localizamos la calle peatonal Córdoba. La vamos siguiendo con tranquilidad. Y desemboca en la Plaza de 25 de Mayo.
El Palacio de los Leones y la Catedral presiden esta plaza.
Y por un pequeño callejón entre estos dos edificios, cruzamos hasta la joya de la ciudad.
El inmenso, bonito e impactante Monumento a la Bandera.
Este tiene a sus pies la Costanera.
Y como ya va siendo hora de comer, buscamos un lugar por allí donde comer.
En la terraza de un bar, frente a la Costanera y con el Monumento a nuestra izquierda, tomamos nuestro almuerzo. El servicio un poco lento, pero todo estaba muy bueno (107AR$).
Tras esto, agarramos un taxi que nos lleva hasta la terminal de ómnibus junto al Parque Presidente Perón.
A las 16:00, con una puntualidad que ya quisieran para ellos las aéreas, sale nuestro bus rumbo a Santa Fe.
Hoy ha sido un día completo como pocos de este viaje.