El viernes 8 nos lo habíamos reservado también cómo día intermedio de descanso en el hotel. Levantarnos tarde, playa, piscina... y yo tenía un caprichito preparado para la tarde: el masaje “Renova” en el spa, más de una hora de una combinación de masaje sueco, shiatsu, masaje craneal y no sé cuantas técnicas más. Es caro, creo que fueron como 80€, pero después de los días de “machaque” acumulado a mi me sentó estupendamente
Por cierto, en la hoja que firmas a la entrada del masaje hay un mensaje bien grande de “Propina a la terapeuta no incluida”, pero yo tenía la manía todo el viaje de mientras estaba en el hotel no llevar nada más que las gafas de sol, la toalla, la crema solar y el repelente... (¿no era un todo incluido?) Así que cuando me despidió mi masajista con un vasito de té al limón no tenía un triste peso que darle. Lo digo porque os acordéis de llevar algo de dinero por si luego os apetece dejarle algo de propina.
Cuando salí, aprovechamos para pasar un rato en la piscina del spa, el circuito y la zona termal.
Cuando bajó el sol, fuimos a ponernos ropa de deporte e hicimos el intento de jugar un poco a baloncesto. No duramos mucho porque empezaron a venir de la nada unos nubarrones espantosos y tormenta que nos cayó. Duró poquito, pero ya aprovechamos para irnos a duchar y vestir para la cena. También habíamos preguntado por el mini-golf, pero el monitor nos desaconsejó intentarlo. Es una zona llena de mosquitos que por el día te comen, pero cuando ya no hay sol te pueden acribillar, así que le hicimos caso.
Os pongo una foto de las nubecitas que nos hicieron volvernos a la habitación:


Sábado 9:
La excursión a COBÁ nos había quedado colgada. No nos dio tiempo a hacerla los días de coche y con van no se puede llegar. Así que, aunque no nos hacía mucha gracia hacerla con grupo grande, el último día que fuimos a Playa del Carmen, decidimos contratarla con Infocenter (660 pesos), y así tendríamos todas las experiencias para comparar.
Nos recogió una van con 3 parejas más a las 8:30 en el lobby del Colonial, pero el conductor ya nos avisó que formábamos parte de un grupo de 28 en varias furgonetas, con los que nos encontraríamos en Tulum. Llevábamos una nevera dónde podíamos dejar nuestra bebida, pero como no lo sabíamos no habíamos cogido nada del mini-bar. En Tulum la parada es delante de un super, dónde aprovechamos para comprar agua y refrescos.
Sobre las 10 llegamos a Cobá. Es una zona enorme y primero hicimos un recorrido por los edificios de la entrada, pero luego, para seguir, el grupo debe decidir si se sigue andando o se cogen bicis y bici-taxis (unas bicis con un carrito delante dónde te sientas tú y te llevan). Por suerte hubo acuerdo, y cogimos la opción del pedaleo, unos por su cuenta y otros con "chófer", porque yo hubiera sido incapaz de hacer todo ese recorrido andando.
Durante el camino (visto desde nuestro bici-taxi):


Ruinas en el camino:


Con las bicis vas parando por los diferentes edificios que hay en el camino hasta llegar a la gran pirámide.
Juego de pelota:


La pirámide:


Luego volvimos a la salida y una vez reunido todo el grupo salimos hacia el cenote. Hay varios cerca de Cobá y nosotros ese día fuimos a MULTUM-HA. Llegamos, nos cambiamos en unos rústicos vestidores, y bajamos las escaleras de caracol (muchas) hasta el cenote.
Cuando llegamos abajo alucinamos porque la verdad es que era pequeñito pero muy bonito, totalmente cerrado, de agua clarita, oscuro (iluminado solo con unos pocos focos de luz eléctrica), muy especial. Empezamos a tirarnos al agua, a intentar sacar fotillos con tan poca luz... y yo de repente empiezo a marearme, me entra una sensación de ahogo, de que no puedo respirar que necesito salirme del agua y os juro que no tenía ni 10 metros a la escalera y creía que no llegaba
Y mientras estábamos recuperándonos tomando el aire en unos bancos arriba y oímos la conversación de los responsables del cenote con nuestro guía en la que le cuentan que unos días atrás les habían robado el generador principal con el que bajaban oxígeno al cenote, y que ahora necesitaban dinero para comprar uno nuevo ¡ainsssss!
Os pongo una foto, aunque como había tan poquita luz, se ve fatal:


Saliendo del baño accidentado volvimos dirección Cobá al restaurante donde teníamos la comida incluida (bebida aparte). Justo delante hay una laguna con un montón de cocodrilos. Los chavales del lugar aprovechan para pedir unas propinas y les tiran cebos para que salgan más y les puedas hacer fotos desde más cerca, pero por toda la orilla se ven algunos:

La comida estuvo bastante bien, puedes elegir dos o tres platos. Yo comí cochinita pibil (que se hace en un horno bajo tierra) y estaba muy buena.
Después de comer salimos para una aldea maya, el CAMPAMENTO HIDALGO. Allí nos recibió una familia maya que vende artesanía y te enseña la casa y los animales, aunque en realidad ya no viven allí. Allí ya solo reciben a los turistas y tienen su casa al lado, pero bueno, al menos te sirve para hablar un poco con ellos y ver algo de la agricultura y la forma de vida rural en la provincia. Un poco más por las explicaciones que por el intercambio cultural, la verdad.
El pequeño de la familia de Campamento Hidalgo:


No nos gusto que le pusieran a cantar cada vez que llegaba el grupito de turistas para que le dieran las propinas. Nosotros compramos algunas pulseras y luego le dimos cajitas de cereales a la madre, que es lo que nos habían recomendado en la charla del hotel.
Volvimos prontito al hotel y nos dio tiempo para pasar un buen rato en la piscina, ¡había que aprovechar que ya quedaba poquito!