Nos levantamos temprano y reorganizamos las maletas ya que por la tarde nos marchábamos de vuelta a Kuala Lumpur. Después del desayuno recogimos todo y dejamos las mochilas en recepción (el ckeck-out se hace a las 11 de la mañana).
Seguimos las indicaciones del trecking de la selva y tras 15 minutos caminando entre árboles gigantes, raíces, mucha humedad y algún varano, aparecimos en la playa del hotel Mama’s. La playa estaba bien, menos bonita que la nuestra, pero mucho más amplia, con más oferta hotelera y menos coral, por lo que el baño era más agradable.
Lo agradable fue comprobar que un poco más adelante estaba el Perhentian Island Resort y su espectacular playa de arena blanca y agua transparente.
Daba igual la profundidad, siempre se veía el fondo y los peces nadar. El lugar era precioso y de lo más tranquilo. No estaba nada masificado. Disfrutamos del lugar hasta las 14h más o menos en que regresamos por el mismo camino de selva hasta el Cocohut.
Para no hacer el viaje con el estómago vacío nos tomamos dos ensaladas de fruta, agua y un zumo (RM 21). Íbamos a coger el ferry de las 16h que es el último que sale de la isla. Cargamos nuestras mochilas en él y con la amenaza de una buena tormenta a lo lejos, dejamos las Perhentian.
El viaje se hizo ameno, más todavía porque vimos una tortuga gigante nadando cerca de nuestra barca. Ya cerca del puerto el mar comenzó a encresparse y no paramos de dar botes.
A la llegada al puerto los taxistas esperan como buitres a los turistas. No había nadie con el que poder compartir el trayecto de vuelta a Kota Bharu, así que regateamos con uno de ellos y conseguimos que nos dejara el trayecto en 55 RM.
Eran cerca de las 18h y nuestro vuelo no salía hasta las 23h ya que lo habían retrasado. Cuando acudimos al mostrador de facturación, llevábamos impresos los billetes con el horario anterior. El azafato se hizo un lío y finalmente nos propuso meternos en el avión que salía inmediatamente, a las 18.20h. ¡¡Genial!!
El avión despegó con sólo unos minutos y en menos de una hora estábamos de nuevo en el LCCT de Kuala Lumpur.
Desde la misma terminal se veía el Tune Hotel que habíamos reservado. Se puede ir perfectamente andando, sólo es cuestión de unos 6-8 minutos. Sin embargo, en ese momento había un minibús del hotel y nos montamos en él. Pensábamos que era gratuito, pero cuesta 1 RM por persona. El viaje no duró ni dos minutos. Bajamos deprisa del bus ya que nos acompañaban un grupo de chinos…y esperar a que ellos hicieran el check-in antes habría sido un infierno.
La habitación es una caja de cerillas, pero para una noche es suficiente ya que está limpio y no hace falta darse un madrugón para llegar al aeropuerto. Pero ojo, todo se paga: el aire acondicionado 14,90 RM por 12h), la toalla con un kit de aseo (15,90 y sólo te dan una toalla con un sobrecito de champú y otro de gel. No lo pediríamos de nuevo). En total, con los extras, pagamos 188,74 RM por la habitación.
La única pega es que el wifi es de pago y aunque en su web anuncian que disponen de internet gratuito en recepción, sólo se pueden utilizar sus ordenadores y durante un máximo de 30 minutos. No facilitan claves para que se puedan utilizar otros dispositivos.
Dejamos las mochilas en la habitación y volvimos andando a la terminal para comer algo pero sobre todo para aprovechar el wifi del propio aeropuerto (con un máximo de 3 horas de conexión) o de Starbucks (sin límite).
Cenamos algo por 31,70 RM y nos fuimos a dormir.
Seguimos las indicaciones del trecking de la selva y tras 15 minutos caminando entre árboles gigantes, raíces, mucha humedad y algún varano, aparecimos en la playa del hotel Mama’s. La playa estaba bien, menos bonita que la nuestra, pero mucho más amplia, con más oferta hotelera y menos coral, por lo que el baño era más agradable.
Lo agradable fue comprobar que un poco más adelante estaba el Perhentian Island Resort y su espectacular playa de arena blanca y agua transparente.
Daba igual la profundidad, siempre se veía el fondo y los peces nadar. El lugar era precioso y de lo más tranquilo. No estaba nada masificado. Disfrutamos del lugar hasta las 14h más o menos en que regresamos por el mismo camino de selva hasta el Cocohut.
Para no hacer el viaje con el estómago vacío nos tomamos dos ensaladas de fruta, agua y un zumo (RM 21). Íbamos a coger el ferry de las 16h que es el último que sale de la isla. Cargamos nuestras mochilas en él y con la amenaza de una buena tormenta a lo lejos, dejamos las Perhentian.
El viaje se hizo ameno, más todavía porque vimos una tortuga gigante nadando cerca de nuestra barca. Ya cerca del puerto el mar comenzó a encresparse y no paramos de dar botes.
A la llegada al puerto los taxistas esperan como buitres a los turistas. No había nadie con el que poder compartir el trayecto de vuelta a Kota Bharu, así que regateamos con uno de ellos y conseguimos que nos dejara el trayecto en 55 RM.
Eran cerca de las 18h y nuestro vuelo no salía hasta las 23h ya que lo habían retrasado. Cuando acudimos al mostrador de facturación, llevábamos impresos los billetes con el horario anterior. El azafato se hizo un lío y finalmente nos propuso meternos en el avión que salía inmediatamente, a las 18.20h. ¡¡Genial!!
El avión despegó con sólo unos minutos y en menos de una hora estábamos de nuevo en el LCCT de Kuala Lumpur.
Desde la misma terminal se veía el Tune Hotel que habíamos reservado. Se puede ir perfectamente andando, sólo es cuestión de unos 6-8 minutos. Sin embargo, en ese momento había un minibús del hotel y nos montamos en él. Pensábamos que era gratuito, pero cuesta 1 RM por persona. El viaje no duró ni dos minutos. Bajamos deprisa del bus ya que nos acompañaban un grupo de chinos…y esperar a que ellos hicieran el check-in antes habría sido un infierno.
La habitación es una caja de cerillas, pero para una noche es suficiente ya que está limpio y no hace falta darse un madrugón para llegar al aeropuerto. Pero ojo, todo se paga: el aire acondicionado 14,90 RM por 12h), la toalla con un kit de aseo (15,90 y sólo te dan una toalla con un sobrecito de champú y otro de gel. No lo pediríamos de nuevo). En total, con los extras, pagamos 188,74 RM por la habitación.
La única pega es que el wifi es de pago y aunque en su web anuncian que disponen de internet gratuito en recepción, sólo se pueden utilizar sus ordenadores y durante un máximo de 30 minutos. No facilitan claves para que se puedan utilizar otros dispositivos.
Dejamos las mochilas en la habitación y volvimos andando a la terminal para comer algo pero sobre todo para aprovechar el wifi del propio aeropuerto (con un máximo de 3 horas de conexión) o de Starbucks (sin límite).
Cenamos algo por 31,70 RM y nos fuimos a dormir.