Sonó el despertador de nuestro ultimo día completo en USA y tocaba visitar el zoo de San Diego, que como ya dije en la etapa anterior está considerado el mejor del mundo.
Salimos del hotel y pusimos rumbo a la estación de tranvía que teníamos cerca. Sabíamos que línea debíamos coger y donde teníamos que parar para hacer el transbordo al autobús. Con lo que no contábamos era con que el autobús los fines de semana cambiaba de ruta y tras esperar 10 minutos, caminamos hasta la parada correcta. Cuando subimos al bus nos dimos cuenta de la cantidad de chalados que había dentro...Madre mía que gente más rara...
Bajamos del autobús y ya estábamos allí, delante del parking del zoo. Nos hicieron un descuento de 4$ en las entradas porque llevamos unos vouchers impresos desde aquí, pero aun así en el hotel teníamos panfletos para coger y que nos lo hiciesen.
Aquí comenzó nuestra visita. Nos encantan, casi siempre que visitamos una ciudad intentamos visitar su zoo.

El recinto es enorme y está muy bien organizado, tienes autobuses guía que te pasean por todo el zoo viendo los animales, autobuses por paradas y el skyfari, un teleférico que te lleva de un lado a otro del zoo. Todos los animales se ven bastante bien, no es el típico zoo que vas a una jaula y esta vacía. Lo que más ilusión nos hacía era ver a los pandas y a los koalas. Lamentablemente la zona de Australia estaba en obras porque iban a ampliar el zoo y los koalas y los kiwis neozelandeses no estaban, aunque si pudimos ver a los graciosísimos wallabys.



Llegó la hora de comer y fuimos a una hamburguesería del zoo, donde pudimos comprar una vaso que por unos 6 dólares te puedes llevar a casa y que además por 99Ç lo podías rellenar cuantas veces quisieras.









Entramos a primera hora del día, sobre las 9 y media de la mañana y no nos fuimos hasta las 5 de la tarde. Creo que lo vimos absolutamente todo. Fue decidir irnos y empezar a llover.
Cogimos el bus de vuelta y el tranvía después, para llegar hasta Galamp Quarters, llamado así por las farolas que adornan sus calles. Nos fuimos a mirar algunas tiendas y tomar un helado en la famosa heladería originaria de San Francisco, Ghirardellis. También pudimos ver los famosos edificios que antaño habían sido burdeles y bancos.



Dimos una vuelta por allí, admirando un poco la ciudad y cuando empezó a hacerse de noche y ya estábamos cansados decidimos volver a Little Italy a cenar de nuevo en el restaurante de la noche anterior.


Cuando llegamos al restaurante nos dimos cuenta de que estaba mucho menos concurrido que el día anterior, pero esta noche había música jazz en directo. Disfrutamos de la que sería nuestra ultima cena del viaje. Cansados tras un día agotador, volvimos al hotel a dormir y preparar bien las maletas ya que a las 17:00 teníamos el vuelo de vuelta en el aeropuerto de Los Angeles y teníamos que devolver el coche en dollar.
Gastos:
Transporte: 8€
Zoo: 58,50€
Comida: 19€
Recuerdos: 12€
Chocolates: 14€
Helado: 8€
Cena: 41€
Total:160,5€