El templo de Hatshepsut
Despues de subir al bus tardamos como 6 o 7 minutos en llegar al Templo de Deir El Bahari, construido por el arquitecto, ingeniero y mil cosas más llamado Sen-en-Mut para su faraona, la Reina y Diosa Hatshepsut.
Al llegar y tras pasar el tipico pasillo de comerciantes y niños vendedores llegamos a la taquilla. Hassan compro de nuevo los tickets y nos fuimos hacia el tren para desplazarnos hasta el templo.
Puestos a la entrada del templo
La distancia hasta el templo es corta, pero con estas temperaturas.... se agradece y mucho no tener que caminar al sol, aunque nos quememos el culo al sentarnos en el tren.
El templo esta enclavado al pie de una montaña impresionante, de lejos hasta parece que esta metido en ella. La pena es que esta reconstruido demasiado para mi gusto, parece casi nuevo debido a la "restauracion" llevada a cabo.
Vista aerea
Vista aérea del templo con sus terrazas.
1. Primera terraza; 2. Segunda terraza; 3. Pórtico Norte; 4. Pórtico Oeste; 5. Capilla de Anubis; 6. Capilla de Hator; 7. Tercera terraza; 8. Capilla de Ra-Horajty; 9. Capilla funeraria de Tutmosis I; 10. Cámara de ofrendas de Hatshepsut; 11. Santuario.
En este punto nuestro guia debia de tener mucho calor por que sin mas ni mas nos dijo que fuesemos nosotros a ver el templo que teniamos 30 minutos y el se fue tan tranquilo para el bar, con lo que nos perdimos toda la explicacion del lugar.
Vista desde el aparcadero de lado del bar donde nos deja el trenecito
Caminando hacia el templo te das cuenta de lo grande que es, de lo restaurado de mas que está, del calor que hace.... y de lo lejos que queda!!!!
Subimos la primera rampa y con el calor que hacia casi quedamos alli pegados a la piedra!! Es muy recomendable bajar agua del bus para que no nos pegue un golpe de calor.
Ya que fuimos un poco a ciegas , completo lo que nos enseñaron y vimos con algo de informacion sacada de internet...
Hatshepsut
Hatshepsut, reina-faraón de la dinastía XVIII de Egipto. Quinta gobernante de dicha dinastía, reinó de 1490–1468 a.C. Gobernó con el nombre de Maatkara Hatshepsut y llegó a ser la mujer que más tiempo estuvo en el trono de las "Dos Tierras".
El nombre de Hatshepsut con el que se la reconoce hoy en día en principio era un título con el significado de "La primera de las nobles damas" o "la principal dama de la nobleza'', que también se presentaba en su forma completa de Hatshepsut Jenemetamón, esto es, "La primera de las nobles damas, unida a Amón".
Famosa escultura de Hatshepsut situada en el Museo Arqueológico de El Cairo. Más abajo, el cartucho de la reina con su significado, “La Primera de las Nobles Damas”
HAT - SHEPESUT
El padre de Hatshepsut, Tutmosis I, había logrado expandir el Imperio egipcio de manera nunca antes vista en tan sólo trece años de reinado. Este prodigioso monarca pasaría a la historia por llevar a sus tropas al curso de un río enorme que, al contrario que el Nilo, no discurría de sur a norte, sino a la inversa: el Éufrates.
A la muerte, algo temprana, de Tutmosis I, Hatshepsut era la mejor situada para sucederle en el trono, pues sus hermanos varones ya habían muerto. Es posible que incluso el propio Tutmosis I tratase en vida de asociar a su hija al trono, como así lo demuestra que la nombrase Heredera. Sin embargo, sus deseos fueron incumplidos, pues al parecer una conjura palaciega encabezada por el chaty y arquitecto real, el poderoso Ineni consiguió sentar en el trono a Tutmosis II, nacido de una esposa secundaria. Hatshepsut tuvo que soportar convertirse en la Gran Esposa Real de su hermanastro, y se cree que este fue un duro golpe a su orgullo.
La joven reina era descendiente directa de los grandes faraones libertadores de los hicsos y además ostentaba el importantísimo título de Esposa del dios, lo que la hacía portadora de la sangre sagrada de la reina Ahmose-Nefertari. Es lógico que su orgullo fuera inmenso, y que no soportase muy bien la idea de supeditarse a su marido. Así, no es de extrañar que mientras su débil y blando esposo ceñía la doble corona, Hatshepsut comenzara a rodearse de un círculo de adeptos que no dejaron de crecer en poder e influencias: entre ellos destacamos sobre todo a Hapuseneb y a Senenmut. La gran esposa real se había convertido, para temor del visir Ineni, en un peligroso oponente.
Tutmosis II tuvo un reinado muy breve, y murió en plena juventud cuando sus dos únicos hijos conocidos aún estaban en la primera infancia. Como había pasado en la generación anterior, la gran esposa real Hatshepsut no había traído al mundo un varón, sino una niña, por lo que volvió a abrirse una crisis sucesoria. Una vez más, Ineni consiguió que la nobleza aceptara como único candidato factible a un hijo de Tutmosis II y de una simple concubina, que sería nombrado rey como Tutmosis III. No obstante, la reina viuda Hatshepsut no quería que la historia se repitiera por segunda vez, y lo cierto es que la modificó considerablemente.
Dado que Tutmosis III era demasiado pequeño para gobernar, la gran esposa real de Tutmosis II asumió la regencia y pospuso indefinidamente el matrimonio entre el nuevo rey y su hija, la princesa real Neferura, única persona que podría legitimar su ascenso al poder absoluto. La situación no era rara: hubo muchos casos de regencia a lo largo de la historia egipcia, aunque nunca de una mujer que no fuera madre del rey.
Durante los primeros años de reinado de Tutmosis III, Hatshepsut estuvo preparando minuciosamente un "golpe de Estado" que revolucionaría a la tradicional sociedad egipcia. Alejó para siempre de la escena política a Ineni, y elevó a sus fieles Hapuseneb y Senenmut a los más altos cargos. Parece ser que la figura política más importante de la época fue Hapuseneb, quien unió para sí los cargos de chaty y de sumo sacerdote de Amón. Con unos aliados tan poderosos, Hatshepsut tenía ahora los medios y el apoyo suficientes para sorprender al mundo.Cuando se vio lo suficientemente fuerte, la hasta entonces gran esposa real y esposa del dios, Hatshepsut, en presencia del faraón Tutmosis III, se autoproclamó también faraón de las Dos Tierras y primogénita de Amón, con el beneplácito de los sacerdotes, encabezados por Hapuseneb. El golpe de efecto fue magistral, y el inexperto Tutmosis III no pudo hacer otra cosa más que admitir la superioridad de su tía y madrastra. Hatshepsut se había convertido en la tercera reina-faraón conocida en la historia egipcia.
Asumió todos los atributos masculinos de su cargo excepto el título de "Toro poderoso" haciéndose representar a partir de entonces como un hombre y tocándose de barba postiza. Estableció una insólita corregencia con su sobrino, aunque hubo un clarísimo predominio de la primera sobre el segundo, hasta tal extremo de colocarlo en un segundo plano impropio del papel futuro que tendría Tutmosis III en la historia. Tal era el carisma y la personalidad de esta mujer.
Aun así, no se puede ver de ninguna forma a Hatshepsut como una usurpadora, visión que han trasladado a nuestra época algunos autores. Al menos no se vio así en su tiempo, pues de haber sido el caso, Hatshepsut habría eliminado con total facilidad a sus adversarios o se habría producido una guerra civil. Tutmosis III no estuvo encerrado en palacio, como se ha llegado a pensar, ni tampoco Hatshepsut evitó hacer mención alguna a su existencia. La sociedad de entonces asumió sin problemas la nueva situación, y Hatshepsut gozó de uno de los reinados más prósperos de toda la historia egipcia, gracias también al apoyo recibido por Hapuseneb y Senenmut, auténticos gobernantes en la sombra.
La Expedición al País de Punt
Camino del templo vemos este hueco donde se encuentra una raíz con mas de 3000 años, de uno de los arboles que traia la reina de los muchos viajes que hacia o a los que mandaba a sus tropas y amigos.
Como decía el cartel junto al árbol, la paredes del templo muestran escenas que representan la expedición enviada por la reina al lejano país de Punt, de donde trajeron numerosos productos.Punt es el país legendario de donde procedían los mejores árboles de incienso y mirra, probablemente situado en la actual Somalia. La expedición tuvo lugar aproximadamente en el año 15º de su reinado.
Comandada por Nehesi, portador del sello real, la expedición fue tanto por tierra como por mar, y durante ella no sólo se dedicó la delegación egipcia a comerciar, sino que también hizo un minucioso estudio de la fauna y la flora de Punt, así como de la organización política y social del lugar. No sólo fue un éxito al conseguir importar la preciosa mirra a Egipto, sino que trajo extrañas especies animales antes nunca vistas y generosos cargamentos de oro, marfil, ébano y otras maderas preciosas que enriquecieron considerablemente las arcas reales y las de los templos.
Representación del árbol de la mirra, una de las riquezas traídas desde Punt.
El hombre de confianza
El arquitecto real se convirtió en el hombre de confianza de la famosa reina de Egipto. Los perfiles de la historia del antiguo Egipto muestran una galería de personajes fascinantes que asoman sus rostros entre las brumas del pasado. Uno de ellos es, sin duda, Sen-en-Mut. En Egipto no existió un rey famoso sin un personaje en la sombra que controlase los resortes del poder. Alguien que conocía perfectamente los secretos recovecos de los templos. Uno que hablaba cuando todas las bocas guardaban silencio. Un espíritu superior que controlaba el país, tanto a los altos cortesanos como a los humildes excavadores de canales, a los que observan el cielo y a los que guardaban los rebaños del dios. En suma, un hombre sabio que conocía perfectamente los secretos de las divinidades y los temores de los hombres. Sen-en-Mut fue uno de estos contados elegidos. Controló Egipto junto a Hatshepsut (1479-1457 a.C) durante los veintidós años que duró el reinado de esta célebre soberana.
Esta de aquí arriba es la entrada a la tumba de Sen-en-Mut, y se puede ver desde el camino hacia el templo. Su pared final termina casualmente donde lo hace la tumba de Hatshepsut, cuya entrada se realiza por la otra ladera del monte, en el Valle de los Reyes. ¿Una pensada forma de estar juntos en el Más Allá?
Otro dato que hace pensar en que había tomate es que Sen-en-Mut había sido nombrado preceptor de la princesa Neferure, hija de Hatshepsut. Son numerosas las estatuas que muestran al Mayordomo de Amón Sen-en-Mut en una actitud muy paternal con la joven princesa princesa (oficialmente hija de Hatshepsut y del difunto Tutmosis II), por lo que la hipótesis de que fuese hija de ambos entra dentro de lo verosímil.
La Capilla de Hathor
En el lateral izquierdo del templo de Hatshepsut se encuentra uno de los rincones más significativos del lugar…La Capilla de Hathor.
En la capilla de Hathor se ven, quizás por primera vez en la historia, columnas de base poligonal en lugar de las típicas redondeadas. Una de las muchas ocurrencias del gran arquitecto Sen-en-Mut. La pequeña “sala hipóstila” se completa con otro estilo de columnas, las denominadas columnas Hathóricas, cuyo capitel es la representación de la Diosa, o tal vez de la propia Hatshepsut asimilando las características de Hathor.
Hathor era una diosa celestial, La Maestra de los Cielos. Una diosa del amor, la belleza y la alegría, la música y la danza. Se la conocía como la Madre de las Madres y de la fertilidad, los niños y el parto. Sin embargo, también era una diosa oscura, la Dama de la embriaguez, y una diosa de los muertos como Dama de Occidente. Y como Dama del Sur, relacionada con el Sicómoro, el árbol destinado a repartir cosas buenas a los fallecidos en el más allá. Varios siglos o incluso milenios después de su “nacimiento” llegaría a ser conocida como…”Afrodita”.
El interior del santuario guardaba la estatua de Hathor, representada como Vaca con el disco solar entre sus cuernos. Tanto la decoración interior como la figura fueron trasladados al Museo Arqueológico de El Cairo, donde pudimos verla días después. Un carril labrado a medida permitía la salida de la Diosa para el culto. Otra curiosidad: En un lateral vemos cómo la Reina se alimenta de la leche de la Diosa. Al fin y al cabo, Hatshepsut fue considerada como descendiente directa de la Diosa…
La destrucción de la memoria
A la muerte de Hatshepsut, Tutmosis III fue por fin rey único de Egipto, sin ninguna atadura. Podría pensarse que fue él quien libero su cólera sobre la figura de la difunta reina, aniquilando su memoria y usurpando sus numerosos monumentos. Pero esta primera teoría esta siendo rebatida por los egiptólogos.
Nos fuimos al bar a tomar una cola, que nos cobraron por cierto 3€... por la cara de disecados que teniamos, y volvimos para el bus esquivando a los vendedores una vez mas.
Nuestro destino estaba a menos de 5 minutos en bus , los Colosos de Memnon