Nos despertamos temprano porque la luz entra a raudales por el ventanal. Las persianas son un elemento desconocido en Perú, así que si os molesta la claridad, como es mi caso, no os olvidéis del antifaz. Algo debió de hacerle daño a Samuel el día anterior porque amanece con los ojos tan hinchados que casi no es capaz de abrirlos. Debajo del hotel hay una farmacia pero no abre hasta 3 horas más tarde (teóricamente, porque nos fuimos de Paracas y aún no había abierto), así que recurro a un remedio casero: pido en la cafetería una manzanilla, empapo un paño con ella y se lo pongo en los ojos. No sé si esto sirvió para algo, pero por suerte la hinchazón empieza a disminuir, aunque muy lentamente. Desayunamos y sobre las 8 vamos hacia el embarcadero para tomar la lancha que nos llevará hasta las islas Ballestas.
La excursión la contratamos en el hotel el día anterior (60 soles+ 12 soles de tasas). Nos ponemos los chalecos salvavidas y la lancha arranca a toda velocidad, pregunto al capitán y me dice que vamos a unos 50km/h pero la sensación es de ir muchísimo más rápido. De camino a las Islas avistamos “el candelabro”, una figura grabada en la arena sobre cuyo origen y significado hay muchas hipótesis, pero ninguna certeza.
A medida que nos aproximamos a las islas ya se empieza a escuchar la algarabía de los miles de aves que habitan allí. El guía nos va dando explicaciones sobre las diferentes especies de aves, también vemos muchos leones marinos y algún pingüino. El olor que desprende el guano es bastante fuerte. Según nos cuentan, éste se recoge cada 8 años y es una fuente de riqueza importante para esta zona ya que es muy rico en fosfatos que luego se transformará como fertilizantes, siendo Inglaterra el importador principal. También las algas de la Bahía de Paracas se aprovechan convertidas en pienso para caballos. Debido a la brisa del mar y los recados de los pájaros, para esta excursión es aconsejable llevar chubasquero, gorro, gafas de sol y protector solar.
Una vez finalizada la excursión tenemos que esperar a que llegue nuestra “movilidad” para llevarnos a Huacahina (50 soles). Cuando por fin aparece, vemos que es una furgoneta diminuta en la que nos vamos a meter 12 personas con sus correspondientes equipajes. Al final cabe todo, aunque algunas maletas tienen que ir con los pasajeros. A nosotros nos toca ventanilla y vamos bastante frescos dentro de lo que cabe, ya que el calor allí adentro con tanta gente es insufrible. Llegamos a Huacachina sobre las 13h y la furgo nos deja justo delante de nuestro hotel, El Huacachinero, valorado muy positivamente por muchos viajeros de este blog a cuyas recomendaciones me sumo, es sin duda el mejor hotel del viaje (124 soles). Además por haber viajado con Cruz del Sur nos hacen un 10% de descuento. Recorremos el oasis, que está muy explotado turísticamente, rodeado de hoteles, bares, restaurantes y agencias turísticas.
Hace un calor de morirse así que nos ponemos los bañadores y bajamos a la piscina del hotel a tomar el sol en las hamacas.
Después de comer nos damos una vuelta por las agencias de los alrededores para comparar precios del sobrevuelo de las líneas de Nazca para el día siguiente, tras el regateo contratamos un pack que incluye: traslado Huacachina-Ica, bus Ica- Nazca, traslado Nasca- aeródromo y sobrevuelo con Aeroparacas por 520 soles. También sacamos dinero en un cajero que se encuentra adosado a la fachada del Huacachinero. Cuál sería mi sorpresa cuando un mes más tarde, ya en España, constato que en este cajero me habían clonado la tarjeta de crédito y me empiezan a aparecer cargos de compras realizadas desde EEUU. Afortunadamente, y tras poner la poner la correspondiente denuncia, el banco me hizo rápidamente la devolución del dinero.
En la recepción del hotel contratamos la excursión que queremos realizar esta tarde: buggies y sandboard (8 soles tasas + 73 soles). A las 4 nos recoge el buggie en el hotel y comienza la aventura!! Llegamos al desierto y aquel trasto empieza a acelerar y acelerar todo lo que dan sus 360 caballos, curvas, desniveles, loopings…subidón de adrenalina. Imprescidibles las gafas de sol. Tras un rato arriba y abajo por las dunas comenzamos con el sandboarding.
Tumbados sobre la tabla nos deslizamos por las pendientes más pronunciadas gritando como posesos, divertidísimo. Eso sí, se te mete arena hasta en los empastes. Terminamos el día con una imagen preciosa, la puesta de sol sobre las dunas. Después de una ducha reparadora, cenamos junto al oasis, en el Sand & Lake, lomito saltado y arroz chaufa, muy abundante y rico (30soles). Damos otro paseo por el oasis, pero no hay demasiada animación en esta época y volvemos al hotel a dormir.
La excursión la contratamos en el hotel el día anterior (60 soles+ 12 soles de tasas). Nos ponemos los chalecos salvavidas y la lancha arranca a toda velocidad, pregunto al capitán y me dice que vamos a unos 50km/h pero la sensación es de ir muchísimo más rápido. De camino a las Islas avistamos “el candelabro”, una figura grabada en la arena sobre cuyo origen y significado hay muchas hipótesis, pero ninguna certeza.
A medida que nos aproximamos a las islas ya se empieza a escuchar la algarabía de los miles de aves que habitan allí. El guía nos va dando explicaciones sobre las diferentes especies de aves, también vemos muchos leones marinos y algún pingüino. El olor que desprende el guano es bastante fuerte. Según nos cuentan, éste se recoge cada 8 años y es una fuente de riqueza importante para esta zona ya que es muy rico en fosfatos que luego se transformará como fertilizantes, siendo Inglaterra el importador principal. También las algas de la Bahía de Paracas se aprovechan convertidas en pienso para caballos. Debido a la brisa del mar y los recados de los pájaros, para esta excursión es aconsejable llevar chubasquero, gorro, gafas de sol y protector solar.
Una vez finalizada la excursión tenemos que esperar a que llegue nuestra “movilidad” para llevarnos a Huacahina (50 soles). Cuando por fin aparece, vemos que es una furgoneta diminuta en la que nos vamos a meter 12 personas con sus correspondientes equipajes. Al final cabe todo, aunque algunas maletas tienen que ir con los pasajeros. A nosotros nos toca ventanilla y vamos bastante frescos dentro de lo que cabe, ya que el calor allí adentro con tanta gente es insufrible. Llegamos a Huacachina sobre las 13h y la furgo nos deja justo delante de nuestro hotel, El Huacachinero, valorado muy positivamente por muchos viajeros de este blog a cuyas recomendaciones me sumo, es sin duda el mejor hotel del viaje (124 soles). Además por haber viajado con Cruz del Sur nos hacen un 10% de descuento. Recorremos el oasis, que está muy explotado turísticamente, rodeado de hoteles, bares, restaurantes y agencias turísticas.
Hace un calor de morirse así que nos ponemos los bañadores y bajamos a la piscina del hotel a tomar el sol en las hamacas.
Después de comer nos damos una vuelta por las agencias de los alrededores para comparar precios del sobrevuelo de las líneas de Nazca para el día siguiente, tras el regateo contratamos un pack que incluye: traslado Huacachina-Ica, bus Ica- Nazca, traslado Nasca- aeródromo y sobrevuelo con Aeroparacas por 520 soles. También sacamos dinero en un cajero que se encuentra adosado a la fachada del Huacachinero. Cuál sería mi sorpresa cuando un mes más tarde, ya en España, constato que en este cajero me habían clonado la tarjeta de crédito y me empiezan a aparecer cargos de compras realizadas desde EEUU. Afortunadamente, y tras poner la poner la correspondiente denuncia, el banco me hizo rápidamente la devolución del dinero.
En la recepción del hotel contratamos la excursión que queremos realizar esta tarde: buggies y sandboard (8 soles tasas + 73 soles). A las 4 nos recoge el buggie en el hotel y comienza la aventura!! Llegamos al desierto y aquel trasto empieza a acelerar y acelerar todo lo que dan sus 360 caballos, curvas, desniveles, loopings…subidón de adrenalina. Imprescidibles las gafas de sol. Tras un rato arriba y abajo por las dunas comenzamos con el sandboarding.
Tumbados sobre la tabla nos deslizamos por las pendientes más pronunciadas gritando como posesos, divertidísimo. Eso sí, se te mete arena hasta en los empastes. Terminamos el día con una imagen preciosa, la puesta de sol sobre las dunas. Después de una ducha reparadora, cenamos junto al oasis, en el Sand & Lake, lomito saltado y arroz chaufa, muy abundante y rico (30soles). Damos otro paseo por el oasis, pero no hay demasiada animación en esta época y volvemos al hotel a dormir.