Nos despertamos tranquilamente a las 9.00 y bajamos a desayunar al restaurante del hotel. Estaba nublado pero nos daba igual porque en hora y media saldríamos en un barco de popa larga, reservado con antelación, hasta tierra firme donde un taxi nos trasladaría al aeropuerto de Krabi. Algunos de los trabajadores del hotel salieron a despedirnos y a ayudarnos a subir el equipaje –este hotel es absolutamente gayfriendly-. Llegamos con antelación para coger el vuelo de las 14.30 con destino KOH SAMUI (BANGKOK AIRWAYS, 60 e/p). Antes de embarcar, la compañía Bangkok airways recibía a sus clientes con un bufet libre antes de subir a sus coloridos y enanos aviones. El vuelo duró 35 min aproximadamente y a pesar del corto tiempo de viaje repartían una especie de happy meal a base de bocadillo, fruta pelada, agua y zumo. Una maravilla de compañía en todos sus sentidos. Aterrizamos en el peculiar aeropuerto de Koh Samui media hora más tarde bajo un sol de justicia. Digo peculiar porque este aeropuerto está construido a base de bungalows rodeados de selva tropical, sin paredes ni puertas donde se accede a los diferentes departamentos por un sendero al aire libre jejeje. Contratamos el servicio de taxi que proporciona el aeropuerto con destino al que sería nuestro último hotel en Tailandia durante los próximos 6 días, THE SUNDAYS SANCTUARY RESORT AND SPA (12.5 euros p/n). El hotel fue sin duda el mejor del viaje, bungalows enormes, situados en torno a la piscina, conectados entre sí por caminos de madera y rodeados de vegetación. Además del trato impecable de la dueña, estaba situado a 5 min en moto de FISHERMAN VILLAGE, en la cercana playa de BO PUT, parada imprescindible si visitáis Koh Samui. Hicimos el check in y alquilamos en el propio hotel una moto para los 5 días siguientes (200 b/día). Acto seguido, emprendimos el viaje en busca de los templos construidos en el noreste de la isla. Tomamos la carretera de la costa y llegamos sin problema al BIG BUDA o WAT PHRA YAI, donde se levanta una gran estatua dorada de 12 m asentada sobre una pequeña isla llamada KO FAN. Tras aporrear los 25 gongs, o campanas budistas, arrancamos dirección WAT LAEM, templo absolutamente colorido que presenta varias figuras imponentes de dioses en el interior del recinto, que a lo lejos parece un parque de atracciones. Al atardecer volvimos a Fisherman Village, a pasear por sus calles entre casas de pescadores hechas de madera, mercadillos de comida y ropa y cenar en un restaurante a pie de mar, donde nos ofrecieron repelente de insectos mientras degustábamos un par de noodles con pollo y una pizza para dos. A las 0.00 volvimos al hotel, reparando en el mercadillo de comida que había al pie de la carretera cerca de nuestro complejo, sitio exclusivamente tailandés donde cenamos y comimos a lo largo de toda la semana a precio popular (casi regalado). Nos acostamos en la inmensa cama de 2x2 m y nos quedamos dormidos con el croar de las ranas arbóreas que habitaban alrededor de nuestro bungalow.


Al día siguiente nos levantamos a las 8.00 y salimos a tomar el frugal desayuno que ofrecía el hotel. Tras acabar, fuimos en moto a pasar parte de la mañana en unos de los extremos de playa kilométrica de BO PUT, prácticamente vacía y con vistas a la isla de KOH PHANGAN, donde se celebra la popular “full moon party”. Tras pasear junto a los cocoteros, bañarnos y tomar el sol, decidimos ir a pasar la tarde en la playa de CHAWENG, con el propósito de cenar allí y conocer la ciudad abarrotada de mercadillos, puestos, restaurantes, masajes y bares. Llegamos a Chaweng poco después de las 15.00 nos metimos en la playa y nadamos hasta la pequeña isla deshabitada que hay en el extremo norte donde acababan los hoteles. Buceamos y nos hicimos fotos en las embarcaciones de pescaderos que se mecían con la marea. Nos quedamos dormidos al sol y al atardecer, nos metimos en la piscina de un hotel para quitarnos el salitre. Paramos en un puesto de la carretera a tomar unos batidos de fruta y comenzamos nuestro habitual paseo de mercadillos a lo largo de la calle principal. Entre compra y compra, entramos en una agencia para contratar la excursión al PARQUE NACIONAL MARINO DE ANG THONG para el último día, a modo de despedida. Cenamos en un pequeño restaurante a pie de calle y volvimos por la carretera de la costa hasta Fisherman Village. Último batido de fruta a la entrada del pueblo y directos al bungalow a descansar cerca de medianoche.

Nos despertamos pronto y mientras desayunamos planificamos el orden del día, conocer el centro-sur de la isla, sus templos, cascadas y playas. Arrancamos a las 9.00 de la mañana con destino a Chaweng para bajar por la carretera de la costa, pasando por LAMAI hasta llegar a la playa de roca lisa donde están las piedras del ABUELO Y LA ABUELA (HIN TA y HIN YAI). Curioso pero no nos mató en absoluto. Dejamos la carreta de la costa y nos encontramos por casualidad con el Wat Khunaram donde se exhibe una momia (con gafas de sol) del maestro Loung Por Daeng, reverenciado como un santo. Se muestra sentado, en la misma posición de meditación en la que murió. Justo a su vera, un monje budista nos puso, previo pago de la voluntad, una pulsera a cada uno, mientras pronunciaba palabras rituales que a día de hoy todavía lucen en nuestras muñecas. Paseamos por las inmediaciones hasta un bonito cementerio típico tailandés absolutamente ornamentado y seguimos el camino con destino a la CASCADA DE NAMUANG, bastante difícil de llegar y donde se encuentra un campamento de elefantes. Dejamos la moto y caminamos por la selva hasta la cascada tropical, escalamos a pelo hasta un remanso de agua a media altura donde nos bañamos para refrescar hasta que decidimos bajar de nuevo al campamento. Compramos un racimo de plátanos para alimentar a las crías de elefante que pedían comida desde su recinto custodiados por sus madres. Continuamos el viaje por caminos secundarios hasta el cabo sur de la isla donde se encuentra la playa de PANGKA, rodeada de cocoteros y toneladas de cocos apilados al pie de la carretera. Baño de rigor y seguimos la ruta por la costa en dirección sureste hasta que llegamos a la pagoda de LAEM SO, un chedi situado en lo alto de un promontorio con excelentes vistas a toda la bahía del sur de Samui. Retornamos por la carretera principal que sigue la costa hasta que, cerca de Lamai, paramos en unos puestos de comida al pie de la carretera donde vendían todo tipo de comida, arroz, noodles, pad thai y carnes estofadas. Tranquilamente comimos en una mesa apañada al borde de la calzada, observando el tráfico y las locuras de los lugareños como ir 4 tipos en la misma moto. Proseguimos por la costa hasta Chaweng, donde aparcamos y paseamos durante horas entre el barullo de la urbe hasta que decidimos cenar en un chiringuito de comida thai. Tras la cena, seguimos paseando por la calle principal atestada de mercados, tiendas y restaurantes de comida occidental, así como cabarés de ladyboys que reservábamos para el último día como colofón final al viaje. Cerca de la 1.00 pusimos rumbo al hotel, circulando por las penumbrosas carreteras de la isla dirección la cama.


A la mañana siguiente nos levantamos a las 8.00 y fuimos a desayunar. Decidimos que el último día de playa lo pasaríamos en la paradisiaca playa de MAE NAM. Dicho y hecho, nos montamos en la moto y rodamos hasta la playa. Extendimos las toallas y paseamos por sus kilómetros de arena blanca, alternando baños en el mar de tanto en tanto. Las playas del golfo de Tailandia son ligeramente distintas a las de Phuket, Phi Phi y Railay, son más profundas, no tienen olas y son kilométricas. Además, debido a su longitud, sobre todo las del norte, están casi vacías y cuando digo vacías me refiero a que ni siquiera hay chiringuitos, únicamente palmeras, cocoteros y unas magníficas vistas a Koh Phangan. Aquí pasamos el día, disfrutando de la playa, tomando el sol y haciéndonos fotos en el mar azul. Bien entrada la tarde nos dirigimos al mercado que está enfrente del hotel, situado en la carretera general camino de Chaweng. Fascinante, los precios tanto la comida como los batidos, como las frutas para nosotros de lo más exótico. Aquí no hablaban ni papa de inglés, pero nos entendimos para pedir un par de noodles con pollo y marisco y dos batidos de fruta (100 b todo!!!!). En cuanto terminamos, nos dijimos a Chaweng para pasar la tarde noche. Aparcamos la moto en la calle principal, pasemos por sus mercadillos y nos dimos un masaje tailandés hasta que poco antes de las 22.00, nos aventuramos a comprar entradas para un cabaret de ladyboys (400 b/p) que con tanta efusividad nos convencieron los relaciones publicas que estaban apostados en la calle y te avasallaban hasta el infinito. He de decir, para que nadie se llame a error, que estos espectáculos son muy populares y cotizados a lo largo y ancho del país, no son eróticos, ni sexuales, son puramente musicales de espectáculo y baile. Además para acudir, has de comulgar con la cultura tailandesa de libertad y respeto. Entramos acompañados de una relaciones públicas que nos dirigió a uno de los mejores sitios del local. El reparto de vedettes interpretó numerosos bailes de salsa, música pop, dance y pases de cabaret al más puro estilo Moulin Rouge. Especialmente increíble el último show, donde un ladyboy se iba transformando, bajo la canción de MY WAY (Sinatra) de mujer a hombre. Al terminar, podías hacerte fotos, previo pago de la correspondiente tip (propina) que bien se encargan de pedírtela jejeje. Volvimos al hotel por las oscuras carreteras del norte y directamente nos metimos en la cama a eso de la 1.00. Al día siguiente nos venían a buscar entorno a las 8.00 para llevarnos al PARQUE NACIONAL MARINO DE ANG THONG.

Tras levantarnos y desayunar, una minivan nos vino a recoger a las puertas del hotel, para llevarnos al muelle de LOMPRAYAH desde el que saldríamos en lancha rápida hacia el parque marino. En el muelle, nos pusieron una pulserita de un color específico para identificarnos con una compañía determinada y nos ofrecieron un bufet libre de desayuno…de segundo desayuno. Al acabar, nos asignaron un equipo de snorkeling y cruzamos en lancha rápida los 60 km que separa Koh Samui de Ang Thong. Este Parque Nacional Marino, está compuesto por 42 islas vírgenes esparcidas por aguas turquesa, absolutamente ideales para el buceo, que forman un paisaje de ensueño, al estar muy juntas unas a otras y completamente recubiertas de vegetación tropical y lagos internos. La primera parada fue la pequeña isla de KOH WAO, donde buceamos en impresionantes arrecifes de coral durante hora y media. Proseguimos a través de varias islas minúsculas para disfrutar de los espectaculares paisajes del parque. A las 12.00 arribamos a lo que podría ser la isla principal, donde nos dieron un kayak para que recorriésemos en canoa durante 1 hora las inmediaciones de la isla y sus acantilados. Tras dejar el kayak, nos ofrecieron un bufet a base de pollo, arroz y verduras hasta la saciedad. El chiringuito al aire libre estaba en medio de una explanada donde campaban a sus anchas los gibones, trepando a los árboles y chillando por la arena. La siguiente parada fue la isla de KOH MAE KOH, donde se encontraba el LAGO ESMERALDA. Para llegar, subimos unas empinadas escaleras de madera que permitían el acceso al mirador del lago. Espectacular el lago Esmeralda, talmente de postal, enclavado entre paredones de recubiertos selva tropical. Bajamos a la playa y nos dimos el último baño del viaje, en esas aguas cálidas y cristalinas, increíbles para el buceo y de fascinante vida marina. Con bastante pena subimos a la lancha rápida donde conocimos a una agradable pareja a la que fuimos relatando todo nuestro viaje desde que aterrizamos en Bangkok veintipico días atrás. Salimos del parque natural sobre las 16.30 con destino al muelle de Lomprayah donde amarramos 1 hora más tarde. Nos llevaron al hotel, dejamos las cosas, nos duchamos y cogimos la moto para dirigirnos a Fisherman Village. Recorrimos de nuevo el pueblo, haciendo las últimas compras de ropa mientras comíamos pinchos de pollo, gambas y postres típicos tailandeses. Tomamos te en un chiringuito en medio de la calle principal mientras veíamos la gente pasar, tailandeses haciendo sus negocios por doquier, vendedores de comida, de insectos, de ropa, de artesanía, de joyería…dijimos adiós a esa vida que fue nuestra vida durante 24 días y volvimos al hotel para hacer la maleta. Devolvimos la moto y pedimos que un taxi nos viniese a recoger a las 6.00 de la mañana para llevarnos al aeropuerto. Nos metimos con pena en la cama y dormimos hasta que sonó el despertador.

El día siguiente no tuvo mayor interés, bueno si, lo típico de un día de viaje pero multiplicado por un millón. Del hotel al aeropuerto, vuelo a Bangkok (Bangkok Airways 100 euros), escala de dos horas, vuelo BKK-Moscú, escala de 4 horas, vuelo Moscú-BCN y ganas de llorar jejeje.

IMPRESCINDIBLEDE TAILANDIA:
-Ayutthaya, Phi-Phi, trekking por la selva y perderte en las playas paradisiacas durante unos días.
- Pedir siempre taxímetro, comer en los puestos de la calle (comida excelente y muy barata), batidos de fruta natural, mercados nocturnos, templos, reservar las excursiones allí mismo, mezclarte con el pueblo tailandés y olvidarte de la vida occidental.
En nuestro caso, debido al mal tiempo que nos hizo en Railay tuvimos que anular la excursión prevista a la Bahía de Phang Nga que incluía James Bond Island y pueblo flotante de gitanos de mar y sobre todo pasar un par de días en KOH TAO, destino mundial de submarinismo...Por todo lo demás me enamoré de Tailandia.
Diario completo con datos actualizados y consejos prácticos en mi blog 25 días recorriendo Tailandia: diario de un viaje para mochileros